Partida Rol por web

-¿En el Túmulo de Seattle? -preguntó Evey-. Sí, creo que alguien nos dijo que había una manada de Cliath cumpliendo una búsqueda para su Tótem.

-¿Te acuerdas de cuando hicimos nuestra búsqueda para Delfín? -comentó el Ragabash sonriendo-. Nunca me había reído tanto como cuando vi a Fred hundido en el crudo. Parecía una foca más que un lobo.

-Venimos de Nueva York -informó el Galliard-, del Clan del Prado. Pero estaba claro que no tenían sitio para nosotros, así que nos hicimos nómadas y viajamos por varios Túmulos hasta que nos llegó el mensaje y decidimos venir aquí. Parece que aquí sí tendremos oportunidades. ¿Qué hay de vosotros?

Al cabo de un rato, cuando hacía tiempo que Donny no oía los gritos de su madre, Mary salió al exterior y le buscó. Sus manos se habían regenerado del todo y no había ni rastro de dolor en su expresión, pero sí una grave preocupación y seriedad.

-Tu madre ya está tranquila, pero es mejor que no entres a verla. -La Furia Negra se cruzó de brazos, pensativa-. Despertó poco después de que te fueras. No tiene ninguna herida, pero su mente se ha quebrado. Lo que quiera que vio cuando fue secuestrada y después, durante el rescate, la ha dejado traumatizada. Ya no es la mujer que conocías. No sé si volverá a su antiguo ser, pero lo dudo. Quizá, con mucho esfuerzo, logre ser la mitad de lo que fue. Pero, por lo que parece, tu presencia no ayuda demasiado. Creo que lo mejor es que te alejes, al menos durante un tiempo. Mis hermanas y yo la protegeremos como hacemos con cualquier mujer, pero no podemos tener en el Túmulo a una mujer aterrorizada por los hombres lobo durante un tiempo indefinido. Vas a tener que pensar en lo que hacer. ¿Tienes padre?

La forma humana de Donny brotó de la bola de pelo sucio en la que estaba convertido en cuanto vio a Mary. La escuchó con los puños apretados mientras la Theurge le decía, según estaba entendiendo, que por su culpa su madre se había quedado tarada. Por supuesto se había esperado que las Sirvientas le echaran en cara lo que había pasado y le señalaran como culpable, pero no pudo defenderse de ninguna manera porque tenían razón.

No sabía en qué estaba pensando. Debería haber impedido que volviera a aquel sitio. Debería haberle metido miedo, quitado las llaves, amenazado, pero no lo había hecho porque lo unico que quería era quitarse aquel marrón de encima cuanto antes.

Comprendió, con mucho esfuerzo, que Mary le estaba preguntando sobre su padre. Pensaba que ya le había respondido, pero se dio cuenta de que sólo había imaginado su respuesta y tuvo que forzarse a decirla en voz alta, muy despacio.

-Sí. -Cambió de idea, alarmado ante la imagen de la combinación de la silla de ruedas de su padre y la mente ahora enferma de su madre, y se corrigió de inmediato-. No. No puede cuidarla. Está lisiado, necesita ayuda.

Alecto los miró, intentando mantener una expresión neutral. Admiraba a una manada que se mantenía junta y viajaba buscando su lugar. Era la clase de cosas que respetaba; habiendo sido parte de una manada disciplinada, entendía las dificultades que aquello comprendía. Quería pedirles que le contaran historias sobre su viaje y los túmulos que habían visto, pero algo la tenía distraída. Aquel Galliard... aquel Galliard no le gustaba nada.

-Toda la manada era ya del clan -dijo -, menos yo. Yo también vine de Nueva York, del clan de la Mano de Gaia, no hace mucho.

Sueño relajó el gesto cuando Viviane tomó la palabra y los nuevos dejaron sitio, por lo que ocupó su lugar tranquilamente esperando poder descansar. Lo malo es que Viviane y la nueva manada parecían animados a mantener una conversación y no dejarle tranquilo. Igualmente se acurrucó mirando al fuego, como siempre hacía, aparentando no prestar mucha atención.

Lanzó un leve gemido cuando Alecto mencionó que toda la manada ya pertenecía al clan y lo dejó en el aire, esperando que alguien respondiese por él. No tenía muchas ganas de hablar en aquel momento.

La Ragabash respondió al gimoteo de Sueño mirando a Alecto con las orejas arriba, y ante la falta de explicación tomó de nuevo la iniciativa para contestar.

-En realidad la única que pertenecía al Clan era yo -quiso aclarar, preguntándose dónde tenía la cabeza su Galliard para hacer tal afirmación-. Ashley y yo nos conocíamos del instituto Riverside, en Naperville. Es un proyecto bastante interesante de nuestro Clan para mantener a los nuevos cachorros vigilados. Donny es un cachorro perdido, y el padre de Ashley pertenece al Clan del Klaive Sangriento, pero ambos fueron aceptados enseguida aquí. Pasamos juntos nuestro Rito de Iniciación con otros cachorros, hace casi un año. La manada ha sufrido bastantes cambios desde entonces hasta que recientemente se incorporaron estos dos -dijo apuntando con el morro a Alecto y a Sueño-, y nos hemos establecido oficialmente. De hecho, Sueño vino respondiendo también a la llamada que nuestro Clan ha hecho.

Y Viviane decidió callarse preguntándose por qué no eran la Galliard o la Philodox quienes ofrecían las explicaciones pertinentes. Ambas, incluyendo a Sueño, parecían demasiado dispersos tras la misión para Jabalí, y no entendía por qué.

-Me temía algo así -contestó ella apretando los brazos contra su pecho. Pensó un instante antes de decir algo más-. Bueno, no te preocupes. Las Furias Negras tenemos la obligación de proteger a las mujeres y eso haremos. Ya se nos ocurrirá algo para el futuro; por el momento puede quedarse aquí.

Donny asintió y metió las manos en los bolsillos de la cazadora para no tener que preocuparse de qué hacer con ellas.

-Gracias. Gracias, Mary.

Mary asintió y miró hacia la cabaña con cierta angustia. Luego le dio una palmada en el hombro a falta de algo mejor que decirle y volvió adentro.

-Sois una manada joven, entonces -dijo el Ragabash-. Al menos no nos sentiremos tan novatos aquí, ¿eh, Al?

-¿Tú también tocas la guitarra? -preguntó el Galliard a Alecto-. No será un Fetiche... ¿Puedo verla?

-Hemos hablado con la Metis que patrulla el Boun -dijo Saluda-al-sol-. Bueno, Fred ha hablado con ella.

-Somos jóvenes, pero los Ancianos confían en nosotros -dijo Ashley frunciendo el ceño-. Hace poco nos enfrentamos a una manada de Danzantes y vencimos, ¿verdad, Flecha-de-Plomo?

Donny asintió y se quedó ahí plantado un rato más, sin saber que podía hacer a continuación. Cuando se quedó convencido de que no iba a salir nadie de la cabaña para darle noticias mejores volvió con su manada.

Donny se acercó a la hoguera con la cabeza gacha y más tenso que de costumbre. Se quedó mirando a sus compañeros como si se los hubiera encontrado por casualidad, pero enseguida se agachó para recoger la bolsa de deporte y recuperó a Dientegélido.

-Creo que me voy a casa.

Viviane, al ver a Donny, se levantó de inmediato.

-Yo tengo que hablar con Lysandra un momento. Si me esperas te acerco en moto.

-No, me voy solo. Gracias igual.

Le echó un vistazo a la nueva manada, aunque dudaba que fuera a recordar sus caras al día siguiente, y cambió a Lupus. Se marchó a la carrera y desapareció en dirección a la carretera.

Alecto, que había asentido ante la pregunta del Galliard y había tirado de la correa de Awen para mostrársela, se volvió hacia Donny y Viviane al oirles hablar:

-¡Ah! -dijo levantando un dedo, como si se acabara de acordar de algo y dirigiéndose a Viviane-. Yo tengo que ir a hablar con los ancianos. Voy contigo, si no te importa.

Estaba secretamente aliviada, porque si el Galliard le hubiese pedido que le dejara coger a Awen, tenía la sensación de que habría dicho que sí pero a la hora de soltarla los dedos no le habrían respondido.