Partida Rol por web

"Bien!. Claro, su situación estaba tan "bien" como la del Clan, o mejor, incluso. Pero supuso que no le hacía falta que nadie se lo recordase.

-Bueno, y sabes dónde vivo por lo que sea. A propósito, no sé qué tendrás en mente y no quiero que te pongas a ladrar, pero todos estamos de acuerdo en centrar nuestra primera búsqueda en algún fetiche de curación.

-Viviane -la cortó, inclinándose sobre la mesa y bajando la voz-. Uñas-de-cristal se cargó a Tommy. Ha dejado a mi madre como una regadera. Y por su culpa voy a tener que bañar a mi padre inválido con una esponja. Esa puta está muerta.

Se irguió y miró de reojo al resto de los ocupantes de la cafetería para asegurarse de que ninguno pudiera oírles.

-Pero sé lo que hay, ¿vale? No soy imbécil. Ahora tengo que tranquilizarme y ocuparme de mi padre. Y si mi madre no mejora también me voy a encargar de eso. Y a Uñas-de-cristal o Yigggjs o como sea ya le echaré el guante cuando toque -dijo, y resopló, como agotado por pronunciar tantas palabras seguidas.

Viviane asintió. Era raro escucharle pronunciar tantas palabras seguidas y con semejante autoridad.

-Bien. Eso es lo que quería oír -Hizo amago de sonreír pero reprimió el gesto en el último segundo haciendo una mueca extraña e indescifrable-. Y pillaremos a esa zorra; estamos trabajando en ello. Pero no quiero que te vuelvas a tirar a una trituradora de carne, por favor.

-No prometo nada.

Le dio un mordisco a uno de los bocadillos y metió el resto en su fetiche, envueltos en servilletas. Cerró la cremallera y dejó la bolsa de deportes debajo de la silla.

-¿Qué es eso de Alecto?

-Pues... -miró hacia el techo pensativa, no se le había ocurrido preguntarle los detalles en ningún momento-. No lo tengo muy claro, la verdad. Creo que abriría los Ritos y esas cosas, con aullidos especiales y eso. No tengo mucha idea, no es un ámbito que me interese especialmente. Pero espero que le salga bien. Por cierto, estamos pensando en hablar con la nueva manada para que nos ayuden con lo del té envenenado.

-¿La mana...? Ah, sí, esos. ¿Quiénes son?

Viviane esbozó una sonrisa divertida.

-Pues se llaman los Protectores del Delfín, o algo así. Vienen de Nueva York. El Alfa es el pelirrojo Galliard, Al-nosequé Beso-de-fuego. Luego tienen un Ahorun lupus, Río.que-fluye-en-calma. Igual te puede enseñar algo. Y de los otros dos no me acuerdo. Un Ragabash poco avispado y la Philodox. Han venido por la llamada.

Donny hizo una mueca, no demasiado convencido. No lograba recordar a ninguno de ellos, aunque sabía que les había tenido delante.

-No sé. ¿No es mejor que se queden en el Clan? Los Buscadores y los Sanadores están en números rojos, y la última vez que varias manadas salieron a la vez nos dieron bien por el culo.

-Sí, sí. No me refería a que nos fuésemos todos a la vez. Ni juntos. Es por organizar grupos separados para cubrir más campo en menor tiempo, y así poder centrarnos en investigar cuanto antes... Si es que encontramos algo útil que investigar -rezongó, cruzándose de brazos-. Eso también nos acercaría y nos permitiría tenerlos controlados. Ash y Alecto ya los ven como rivales de competición, y creo que no nos ganan en rango pero sí en experiencia.

Se encogió de hombros quitándole importancia antes de darle otro bocado generoso al bocadillo.

-No sé, creo que nos aliviaría presión saber que hay alguien más deshaciéndose del té contaminado -dijo tapándose la boca con la mano. No quería imaginarse cuánta gente más había acabado como el jefe de Trace pero sin final feliz.

-Qué más dará. No sabemos a dónde han ido los Danzantes.

Viviane frunció el ceño con la mirada clavada en Donny.

-Ya. Ya lo sé -gruñó-. Estoy intentando pensar en cosas que se nos han pasado. Se aceptan ideas.

-Podemos volver a asaltar supermercados. Fue divertido.

Todavía no había encontrado una olla en condiciones, y tenía la impresión de que las gachas que hacía en la que Ashley había abollado no sabían igual.

La improvisada letra de Delincuentes Lupinos resonó en su mente durante un instante.

-Sí. Ya contaba con ello.

Donny ya no sabía si tenían algo mas de qué hablar. Entonces se acordó de algo y recuperó la bolsa de deporte de debajo de la mesa.

-Hazme un favor, dale esto a Mary.

Rebuscó hasta encontrar una bolsa de plástico, que abrió y dejó encima de la mesa, y empezó a sacar de su fetiche una serie de artículos que claramente no le pertenecían: blusas, una chaqueta de mujer, unos vaqueros diseñados para alguien con el culo mucho más grande que Donny, guantes rosas, bragas y sujetadores (que se apresuró a guardar en la bolsa de plástico mientras esperaba estar lo bastante sucio para que no se le viera sonrojarse) y una foto de una pareja afroamericana vestidos de boda. Era evidente que no cabía todo en la bolsa de plástico, pero Donny no parecía darse cuenta, acostumbrado a las dimensiones expansivas de su bolsa de deportes, y empezó a apretujar toda la ropa dentro.

La idea de ir a hablar con Mary no le gustó nada. De hecho pensó que continuaría con la cadena de favores y se lo pediría a Kate, o al primero que se le cruzase por delante y estuviese dispuesto a hacerlo.

-Em... Valeeee. ¿Algún mensaje o ella sabrá qué hacer? -preguntó.

Donny levantó la vista y puso una cara muy extraña, que no dejaba muy claro si se sentía avergonzado o si pensaba que Viviane era lerda.

-Son cosas. Para mi madre. -Después de un instante pensó que lo más adecuado sería dejarlo todo muy claro, por lo que pudiera pasar-. Ropa y eso. Dáselo a Morro-ensangrentado o a Ismene o algo, si no.

-Sí, sí. Pensé que... -Entonces Viviane hiló la palabra inválido con la imposibilidad de cuidar de una loca, por lo que su madre debía seguir en el Clan aunque ella no la hubiese visto-. Es igual. Se lo daré, tranquilo. E imagino que esto significa que no vas a volver pronto, ¿no?

-Gracias -dijo, y deslizó la bolsa hacia el lado de la mesa de Viviane-. Hoy no. Tengo que pensar cómo me las voy a arreglar. Mañana.

Viviane miró la bolsa con apuro, pensando dónde iba a llevarla sin perder nada por el camino.

-Se lo diré al resto -Colocó la bolsa a la silla de al lado y mantuvo la mirada gacha, fija en el borde de la mesa que le correspondía al Ahroun-. Um. Yo... Todavía no se lo he dicho a nadie, pero voy a intentar estar en casa todas las noches posibles y eso. Para vigilar a mi padre. Por si quieres aprovechar el viaje.

Era consciente de que no podía pasar las veinticuatro horas del día pegada a su progenitor, así que sólo le quedaba rezar para que los Danzantes no acudiesen al hospital a montar escándalo.

Ya se estaba empezando a levantar, pero volvió a sentarse. Se quedó callado unos momentos.

-Le puedo echar un ojo si quieres. Cuando no estés.