Partida Rol por web

25 de noviembre de 2000 - 22:04

Las nubes apenas ocultaban el disco difuso que era la luna nueva en el cielo cuando los Ancianos accedieron a reunirse con los Colmillos de Jabalí. Viviane había llamado a sus compañeros, Donny incluido, a raíz de un encuentro turbio con un espíritu en casa de Trace.

En el Clan reinaba la quietud a falta de una amenaza de primer orden; los Protectores de Delfín cenaban y se preparaban para un asalto a una de las direcciones que les había facilitado Ashley. Las Sirvientes tomaban el relevo de los Sanadores en la vigilancia del boun mientras estos últimos se ocupaban de sus asuntos. No era una estampa especialmente feliz, pero era una estampa calmada. Sin embargo, la llegada de Viviane alteró la emoción reinante en el Túmulo de paz y curación y, aunque sólo ellos hablaron con los Ancianos, todo el Clan pareció despertar a su paso.

Los Ancianos aguardaban las noticias de Viviane. Lysandra, muy seria y cubierta con una piel para paliar el frio de la noche, esperó a que su hija relatase todo lo que recordaba.

Las noticias merecían la urgencia tanto como la atención de todo aquel que tuviese oídos para escucharlas y capacidad de entenderlas. Por ello Flecha-de-plomo no había esperado ni un minuto para regresar al Clan y convocar aquella reunión extraordinaria y bien necesaria. La Ragabash se negó a hablar antes de que todos estuviesen presentes, y no les hizo falta mas que un rápido vistazo para averiguar que eran malas noticias lo que traía. Cuando todos estuvieron presentes y dispuestos, Viviane abandonó su forma lupina para hablar. Sus ojos fueron pasando por todos aquellos rostros conocidos mientras su empezaba.

-Los espíritus me han hablado a través de una maga, amiga mía -anunció, dedicándole un segundo demás a Sueño-. Tal es su inquietud que han buscado cualquier forma posible para contactar y avisarnos. El peligro que nos acecha es mucho mayor de lo que habíamos imaginado -Hizo una breve pausa desdoblando un papel arrugado que sacó del bolsillo. Lo repasó brevemente antes de volver a mirarles-. En los alrededores se han establecido entre tres y cinco manadas de Danzantes, creo que bajo las órdenes de Garra-Pestilente. No están seguros, pues las Perdiciones no les dejan acercarse. Pero no es su presencia lo más amenazador, sino lo que buscan aquí. Están intentando levantar a un gran Espíritu, servidor del Corruptor, algo que fue derrotado antes de los tiempos de nuestros abuelos. Y si su llegada se cumpliese sería imparable. Los espíritus me dijeron dónde se encuentran, y apremian para que los busquemos y los matemos, antes de que sean invencibles. Eso es todo.

-La Madre nos guarde -dijo Canción con la voz atenazada-. Cinco manadas de Danzantes. Eso son al menos veinte. ¡Veinte! ¿Tenemos recursos para defendernos de esa amenaza?

-Contamos con treinta y un Garou, pero diría que sólo veinticinco son realmente aptos para la lucha -evaluó Lysandra-. La última vez intentaron cogernos desprevenidos y fallaron. No volverán a hacerlo de un modo tan impulsivo. Y Uñas-de-cristal... -La Furia Negra se mesó la barbilla-. Siempre me ha parecido que ella es el peor arma que tienen contra nosotros. Sabe demasiado y conoce demasiadas cosas. La próxima vez que ataquen, no será de frente.

-Antes de sacar conclusiones precipitadas -objetó el Ragabash-, permitidme que pregunte acerca de la naturaleza de esos espíritus que te han contactado con tanta prisa, Flecha-de-plomo. ¿Qué clase de espíritus eran? ¿Se identificaron con algún nombre? ¿Por qué te hablaron a ti a través de esa maga?

Viviane, que permanecía atenta a las reacciones de los demás, se centró en el Anciano frunciendo los labios. Finalmente negó con la cabeza.

-No lo sé. Yo también me lo he preguntado de camino al Clan, que quizá fuese una trampa. Pero cuando los tuve delante estaba demasiado conmocionada como para pensar en eso. No tiene mucho sentido que me busquen a mí en vez de a un Theurge -Meditó un momento-. Ella, mi amiga, está en contacto con la Umbra también. Antes de que Sueño nos alertase sobre los almacenes Trace se dio cuenta de que algo extraño le ocurría a su jefe. Trabaja en una tienda de té, por cierto. Me pidió que echase un vistazo y, efectivamente, tenía una perdición... -En ese momento los ojos de la Ragabash brillaron ante la aparición de una idea, recordando el té que Trace se había tomado. Quizá no estaba tan limpio como ella había asegurado, o la habían obligado a hacerlo de forma inconsciente-. Pero si eran servidores del Wyrm, dejarán un rastro, ¿no? Porque la poseyeron, eso no es algo fácil.

Empezaba a sentirse como una marioneta.

-Siempre he sido poco partidaria de comulgar con magos -dijo la Lupus-. Algunos de ellos pueden drenar los Túmulos como sanguijuelas y algunos son aliados del Wyrm.

-Necesitamos actuar con rapidez -sentenció la Philodox-. Sueño-de-arenas-rojas, Digna-hija y Flecha-de-plomo, dirigíos mañana a primera hora a encontraros con la maga y verificar si está o ha estado bajo control del Wyrm. Matadla si es así y aseguraos de destruir cualquier Perdición que la posea. Botón-del-pánico y Tres-Acordes: reforzaréis las labores de vigilancia del boun durante toda la mañana. Cuando regreséis los otros tres, buscadme y contadme lo que habéis averiguado. Os uniréis al resto de guardianes hasta que regresen los Protectores del Delfín.

Pensativa, la Lupus buscó la mirada de Lysandra antes de agregar algo más.

-Debemos investigar al respecto. Necesitamos buscar a esos Danzantes y saber más sobre sus fuerzas antes de pensar en atacar.

-Contamos con dos manadas jóvenes y frescas y una de guerreras que darán todo lo que esté a su alcance para acabar con los Danzantes, pero eso es todo -dijo Lysandra cada vez más tensa-. Las Sirvientes defienden también Riverside. No podemos dejar a nuestros hijos indefensos durante tanto tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que Uñas-de-cristal sabe todo sobre el instituto... Por más que me gustaría, no tenemos los medios de lanzar un ataque contra los Danzantes. Nos debilitaría y nos convertiría en una presa fácil. Por el momento, lo mejor que podemos hacer es investigar y fortificarnos. Y si alguna otra manada responde a nuestro llamamiento, quizá...

Alecto dirigió una mirada rápida hacia Viviane. No le hacía ninguna gracia que le hubiesen adjudicado un papel activo en el asesinato potencial de una persona que conocía y apreciaba. Aunque conociendo a Viviane supuso que preferiría estar allí para tener algún control sobre la situación. Tomando nota mental hablar con ella más tarde alargó la mano para palmear el hombro de Donny:

-Tú y yo contra el peligro -dijo en voz muy baja con aire confidencial-. Perimetros, vigilancia... creo que todos sabemos que ha llegado el momento de los nombres en clave.

Donny había estado callado, mirando gravemente a los Ancianos y a Viviane a medida que hablaban. Sin embargo, su preocupación quedaba ensombrecida por el alivio al saber que el Clan se iba a poner en marcha y por fin iba a haber movimiento. Incapaz de conectar del todo con el miedo que parecían sentir los Ancianos, desconectó y se dedicó a mirar distraídamente a su manada.

Se sintió vagamente dolido cuando los Ancianos asignaron a Sueño y a Ashley una tarea que requería estar en la ciudad mientras que a él le tenían en el Clan respirando aire puro. Él pasaba más tiempo en Naperville que Viviane, y hasta Alecto iba por allí más a menudo que Digna-hija y Sueño. Aunque lo cierto es que no recordaba haberla visto por allí, celebraciones de manada aparte, mas que una vez.

Unos instantes después, cuando Alecto le palmeó el hombro, puso una cara que hacía pensar que su bazo había estallado súbitamente y pareció contagiarse del miedo de los Ancianos. Dio media vuelta para mirar de frente a Alecto escondido de los ojos del resto de los presentes y decirle algo en voz baja.

Los labios de Donny se movían a toda velocidad, invitando a leerle los labios, pero no parecía estar diciendo nada coherente. Tenía los ojos abiertos como platos, y miraba alternativamente y de reojo a Viviane, Alecto y sus propias manos, con las que hacía un gesto que parecía imitar dos tijeras tratando de cortarse entre ellas.

Alecto lo miró un momento, hipnotizada por aquel lenguaje misteroso hasta que su mente conectó las pistas y puso una mano encima de las de Donny, tapando el gesto sin demasiada prisa. Le dedicó una enorme sonrisa, tan enorme que parecía más desequilibrada que amistosa:

-Delante de los Ancianos no -murmuró sin perder la sonrisa homicida, lo cual era una respuesta bastante clara a sus sospechas.

Sueño guardó silencio pero en el fondo las preocupaciones crecían. Muy pocos habían acudido a la llamada y 5 manadas eran demasiadas, no podíamos depender de que acudieran más. Y estuviera o no corrupta la amiga de Viviane habría problemas, o intentaban tenderles una trampa o realmente estaban despertando algo terrible.

Se dirigió hacia Ashley y lamió su mano sentándose a su lado, deseando que tuviera alguna idea.

La expresión de la Ragabash se volvió más grave y todos pudieron apreciar en cierta medida el latigazo de la ira. Nadie iba a tocarle un pelo a Trace sin su consentimiento, pensó, no al menos hasta que estuviese totalmente segura de que no era irremediable. Eso si de verdad se hallaba bajo la influencia del Wyrm. La aguja punzante de la culpabilidad empezaba a ser cada vez más dolorosa.

Se negó a apartar la vista de su madre y Leda, como si su manada no estuviese presente. Tenía cosas que decir favorables para el Clan, pero una pequeña vocecilla enfadada por la facilidad con la que mandaban matar se resistía a hacerlo.

-El Clan debería variar su rutina -dijo a regañadientes-. Uñas-de-cristal sabía cómo actuábamos, cómo pensábamos y qué tácticas se usaban para todo. 

Donny no parecía muy contento, pero Alecto sonreía como si le estuvieran tirando de las comisuras de los labios en direcciones opuestas así que todo debía de ir bien. Profundamente perturbado, decidió que lo mejor que podía hacer era evitar mirar a Alecto, así que clavó la mirada en Viviane y apretó mucho la mandíbula.

Después de su rápida conversación con Donny, Alecto se giró de nuevo hacia el resto de la manada evitando mirar a Viviane, aunque después de su comentario carraspeó y dijo:

-Parece lógico. Si conoce bien las estrategias del clan no tardará en dar con un punto débil y usarlo por mucho que nos fortifiquemos en defensa.

-Lo sé -admitió Lysandra mirando a su hija-. Pero las defensas no serán ni la mitad de efectivas teniendo en cuenta que la mitad de las manadas se han perdido. Flecha-de-escarcha, debemos redoblar las defensas espirituales para contrarrestar la falta de Garou.

-Podemos hacer una petición durante el próximo Consejo -dijo la Lupus-, pero no será sencillo.

- Me gustaría ayudar en ese sentido. Aún no he tenido ocasión de relacionarme mucho con las actividades de un Theurge dentro de un clan y creo que va siendo hora, aunque no sea en las mejores circunstancias.