Partida Rol por web

26 de noviembre de 2000 - 06:45

Tras las escasas horas de sueño que provocaba la ansiedad, Ashley indicó que era momento de mover el culo e ir a la ciudad para averiguar lo que necesitaban saber. Viviane había vigilado la zona y vuelto con las manos vacías; Trace había pasado en trance casi todo el tiempo, incapaz de comunicarse con el mundo exterior.

Fuera buena o mala señal, debían averiguarlo por sí mismos. Ashley estaba muy seria, como siempre que tenían que hacer algo en relación a un amigo o aliado humano. No le había dicho nada a Viviane, pero su expresión era gélida, peor aún que en el Clan de los Fenris. Además, la advertencia acerca de los planes de los Danzantes no había ayudado demasiado. Para una manada tan joven, aquello era como enfrentarse al Apocalípsis.

De vuelta al estudio de Trace, vieron una luz tenue saliendo por la ventana.

Sabía que tenía que mantener la cabeza fría y centrada en el objetivo, pero resultaba muy difícil encontrar el coraje necesario para hacerlo en una situación como aquella. Había buscado indicios durante toda la noche, oculta en los alrededores, que revelasen el buen estado de Trace, y la búsqueda había sido tan infructuosa como rastrear una liebre en medio de la ventisca. Eso sólo les dejaba una posibilidad: subir y llamar a la puerta.

Todavía en el portal, Viviane se volvió hacia su Alfa (aunque ahora mismo pesara más la sabiduría de Donny que la de ella).

-Sé que vamos a discutir porque no quiero que subáis conmigo, pero una cosa os dejo clara. A los dos -dijo apuntándoles de forma acusadora con el dedo-. Trace es mi amiga y si alguien le tiene que poner fin a todo esto seré yo. Y no hay discusión posible a eso.

Sueño estaba bastante serio, un poco por la falta de sueño y otro tanto por las noticias acaecidas. Nada bueno se avecinaba, de eso estaban seguros, pero si algo podía hacer él esta era la oportunidad, aunque eso pudiera suponer un duro golpe para Viviane.

- Viviane, si los espíritus la poseen será desde la Umbra, y no podré ver nada desde aquí. Tenemos que subir.

-Yo puedo olfatear el Wyrm desde este lado -replicó, tajante. La ofensiva de verdad la esperaba por parte de Ashley.

-Sé cómo te sientes, pero sé que no eres tonta. Si esto es una trampa, si al otro lado de esa puerta hay un montón de Danzantes esperando a que te acerques para matarte, ¿qué? -Ashley se cruzó de brazos-. ¿Qué es lo que esperas que hagamos, eh? ¿Crees que vamos a arrancarle la cabeza de cuajo si resulta que está manchada? Aunque no lo creas, soy más razonable que eso. No soy Donny.

La Fenrir torció el gesto.

-No tengo un buen presentimiento acerca de esto, por eso te pido que nos dejes acompañarte. No le haremos daño a tu amiga a no ser que sea imprescindible. Te lo prometo.

Ciertamente le sorprendió lo razonable que Ashley se había mostrado, pero tardó poco en recordar que ella había pasado por algo similar, y que de haber habido otra manera todos la habrían buscado. De modo que asintió tras una larga pausa.

-Entonces será mejor que nos demos prisa -añadió sin relajar el tono, aunque más tranquila sabiendo que tendría una oportunidad.

Ashley asintió y le cedió el paso antes de seguirla. Nadie contestó a la puerta. No escucharon nada al otro lado. Aquel silencio, al filo del amanecer, ponía los pelos de punta...

El Theurge acompañó a sus compañeras en último lugar hasta que llegaron a la puerta. Al no contestar y haber tanto silencio decidió mirar al otro lado.

- Voy a echar un vistazo. - Dijo en voz baja.

Cerró los ojos un segundo, concentrándose, y los abrió con las pupilas en blanco, contemplando la Umbra.

Mientras Sueño hacía de las suyas en el paraíso de los espíritus, Viviane se pegó a la puerta y olfateó el aire tratando de dar con el rastro del Wyrm.

Como cortinas, las paredes se mecieron con el viento umbral cuando Sueño las observó a través de la Celosía. Distinguió algunos espíritus volando por los alrededores, todos centrados en un punto como un banco de peces devorando a un hombre muerto...

Viviane no percibió el aroma del Wyrm a través de la puerta. No había rastro del olor pútrido del Corruptor o al menos no era capaz de notarlo.

-No huele a Wyrm -anunció, ceñuda-. Si hay un rastro está muy bien ocultado o es demasiado débil. ¿Sueño?

Y dicho aquello, por precaución, dejó que a su forma humana le creciera un exceso de pelo por todo el cuerpo y agrandase la musculatura, dejando entrever unas fuertes garras al final de la chaqueta.

- Los espíritus vuelan inquietos al rededor de algo que no logro distinguir. No veo perdiciones, pero hay muchos.

A Viviane no le hizo falta más para estamparse contra la puerta las veces que hizo falta hasta que esta cedió. Otra forma hubiese sido más sigilosa, pero no tenía ganas de perder el tiempo.

Viviane reventó la puerta y un olor acre y metálico le estalló en las narices. El suelo no había sido limpiado y los restos del ritual quedaban allí como fijados al suelo. Las velas se habían consumido casi del todo, pero no había ni rastro de Trace. O al menos no visible a simple vista.

La puerta del baño estaba entreabierta. Una perezosa gota roja fluía bajo la puerta, coagulándose lentamente.

Todavía en Glabro, Viviane olfateó el lugar arrugando la nariz. Todo seguía igual... excepto la sangre.

-¡Trace! -con las manos pro delante irrumpió en el baño, temiéndose ya lo peor.

Despatarrada entre el plato de ducha y el lavabo, Trace aún vivía. Podía saberse por su respiración, que salía rasgada de su garganta como el viento invernal ululaba en los bosques del boun. Tenía los ojos abiertos pero tintados de un gris opaco y se movían a derecha e izquierda como si soñara. Y esa era la menor de sus preocupaciones.

Sobre la maga había varias figuras vaporosas, jirones de humo con dientes afilados y ojos como carbones encendidos. Bebían su sangre de allá donde podían: las muñecas, los tobillos, la cara interna de los muslos, el pecho y el cuello. Su interior latía como lo haría una sanguijuela anclada a su huésped.

Sangre. Había sangre por el suelo y manaba a borbotones. Había más de la que Viviane podría haber sospechado que una humana del peso de Trace tuviera dentro.

La estampa le robó el aliento y la movilidad durante breves segundos, los que tardó en darse cuenta de que cuanto más tardasen en reaccionar menos probabilidades tendría Trace de salir viva. Había demasiada sangre, y también demasiadas cosas que no debían estar allí. ¿Qué diablos eran esas sanguijuelas? No quería saberlo, sólo que se alejasen del cuerpo de Trace. Y mientras se lanzaba con las garras en alto pensó en su padre. Iban a necesitar un médico.

El golpe impactó de lleno con tanta violencia que el bicho estalló soltando sangre a borbotones, duchándola a ella y a todo alrededor.

¿Esas cosas estaban materializadas en el mundo gris? Bueno, ya se haría esas preguntas o se las haría a los espíritus, ahora tenía que actuar. Pasó como un suspiro a Glabro para darle un punto más de fuerza, y algo más de resistencia por si acaso, para arrastrar a Trace fuera de allí.

- ¡Yo me encargo de la chica!

Se metió como pudo dentro del baño para sacar a Trace fuera de allí mientras sus compañeras de manada se encargaban de aquellas cosas. Rápidamente, cuando estaban todo lo fuera de peligro que pudiera, buscó sus heridas y colocó sus manos sobre ellas concentrando su espíritu y voluntad en salvar la vida que se le escapaba en cada aliento.

Ashley también pasó a Glabro y cargó contra otro de los espíritus, que trató de desgajar con las garras pero se quedó a medio camino. Los espíritus sisearon y se desmaterializaron dejando en el aire un aroma a sangre rancia y a aceite de motor.

-¡No caminéis de lado! A saber lo que hay al otro lado. ¿Y la chica?