Partida Rol por web

26 de noviembre de 2000 - 18:35

Hacia las diez de la mañana, Ashley, Sueño y Viviane habían regresado para dar parte de lo sucedido con la maga. La Philodox explicó a los Ancianos que, al parecer, Trace había hecho un pacto con unos espíritus de la profecía y que había recibido algún tipo de información que la había dejado medio loca. La maga estaba en el hospital y Ashley y Viviane juraron que no se encontraba manchada por el Wyrm. Al menos en ese aspecto Leda se relajó, pero los cinco Garou tuvieron que continuar patrullando el boun durante las siguientes seis horas.

Tuvieron permiso para una corta pausa en la que comer antes de seguir en ello. Los aullidos en la lejanía indicaron que los Protectores de Delfín regresaban victoriosos. Los encontraron de una pieza Donny, Ashley y Sueño; apestaban a humo y a café y tenían los ojos enrojecidos y llorosos, pero sonreían con aire orgulloso.

-El de Warrenville era un almacén entero con varias toneladas de productos -decía Alroy, el más excitado de los cuatro-. Se nos ocurrió usar la propia seguridad electrónica del sitio para cerrarlo y quemarlo sin que nadie sufriera daños. Eso se le ocurrió a Rompe-la-espiral, pero sin Río no habríamos conseguido que el guardia de seguridad nos hiciera caso. Al final lo prendimos todo, reventamos el sistema de detección de incendios y estoy seguro del todo de que conseguimos quemar la mayor parte, ¿verdad, Evey?

La alfa meneó la mano para quitarle importancia.

-Hicimos lo que teníamos que hacer. Todo está bien aquí, ¿verdad? Hemos vuelto lo más rápido que nos ha sido posible para poder proteger el Túmulo.

Alecto esperó a estar apartada del resto con Viviane para darle un toquecito en la mano con la suya, a medias como toque de animo y a medias para llamar su atención:

-Sé que este no es el mejor momento, pero necesito aprovechar mientras estemos solas -dijo en voz baja-. Tengo que hablar contigo de... -hizo un gesto con la cabeza-, ya sabes. Tú y yo. Y los demás.

Donny había dormido poco y mal, y tenía que luchar contra la necesidad de arrancarse la ropa para deshacerse de las agujas de pino que se le habían colado dentro. Cuando Alecto y Viviane se habían alejado el Ahroun las había observado con la cara desencajada de cansancio.

-Ni un alma en toda la noche -dijo, sacando un bote de ketchup de su bolsa de deportes y estrujándolo sobre un trozo de carne. Ofreció el ketchup a los demás, y al mirarles se dio cuenta de que no sabía quiénes eran-. A todo esto. Soy Donny.

Para Viviane aquello era peor que un mal día. Era como dos malos días juntos, dado que ni siquiera había podido dormir o tomar una olla de café para sostenerse. Empezaba a sentir en las extremidades y bajo los ojos un leve cosquilleo, así como la persistente sensación de que todo tenía cierto toque irreal. Dentro de lo malo, se consolaba, Trace seguía viva y el Clan todavía no había entrado en conflicto, así que de alguna manera podía sentirse afortunada. Quizá todo eso cambiase dentro de pocos días. De modo que cuando Alecto lanzó aquella nada sutil indirecta, le faltó enseñarle los dientes.

-¿Qué? -espetó. En su cabeza sonó mucho menos agresivo de lo que en realidad fue.

-Eh... yo no quería, es decir, esto no es cosa mía -dijo levantando las manos como intentando placarla y empezando a embalarse-. Si quieres lo podemos dejar para otro rato... es sólo que... bueno, Donny nos vio en tu casa y se ha olido lo nuestro y ahora dice que si nos pilla Ashley nos van a matar porque en algún momento seremos famosos y en la inauguración de la letrina con nuestro nombre alguien va a decir que nos vio en el bosque liándonos o lo que sea y Ashley nos matará a nosotras y lo matará a él por ser negro y se liará parda y no se le puede mentir a una Philodox así que deberíamos decírselo a alguien, es decir a ella, antes de que lo descubra por su cuenta y nos aniquile aunque yo no sé si estoy a favor de eso pero prometí que te lo propondría y como sólo puedo decirte estas cosas cuando estamos solas no es que haya tenido muchas oportunidades, estoy hablando mucho, ¿verdad? Lo siento, no quiero presionarte, podemos dejarlo para otro momento, ¿puedo darte un abrazo? ¿Un abrazo rápido? ¿Un abrazo heterosexual? -dijo empezando a ponerse roja y tomando aire.

Viviane parpadeó, atónita, levantando los brazos como hechizada por las palabras de Alecto y su infinito carisma. Había dicho muchas cosas, la mayoría sin sentido, y estaba roja y compungida, y parecía realmente desolada. ¿Cómo no iba a abrazarla?, se preguntó. Y cuando ya la estaba estrechando dándole unas torpes palmadas en la espalda las palabras empezaron a conexionarse en su cabeza.

-Espera. ¿Qué? ¡¿Qué?! –se separó bruscamente cogiéndola por los hombros con la cara descompuesta en una mueca de terror-. ¿Qué Ashley qué? ¿Por qué? No hay un tú y yo. Quiero decir... No es como si fuéramos a casarnos ni nada de eso. Nos hemos revolcado varias veces. Sí. ¿Y qué? No tengo por qué contarle a la Alfa con quién me voy a la cama los días libres. ¿No? No es mi jefa. -Su voz había ido perdiendo fuelle hasta que no le quedó mucho más que decir. Se separó guardando las manos en los bolsillos con expresión grave.

-Bueno, eso mismo dije yo... es decir, sin la parte de que no hay un... -se detuvo justo a tiempo y encogió las piernas para apoyar la barbilla sobre una rodilla-.  Yo sólo prometí darte el mensaje de Donny, que estaba muy nervioso con el tema... ya sabía lo que ibas a decir y se lo dije a él, sé que no quieres que nadie lo sepa -dijo encogiéndose de hombros intentando parecer casual, y añadió por lo bajo-, y supongo que a mi tampoco me apetecía mucho hablar con Ashley.

-Que se lo diga él si tanto le incomoda.

Se quedó callada, ceñuda, hundiéndose ligeramente en el sitio. Empezaba a sentirse agobiada con todo aquello y evitó mirar a Alecto para no sentirse como si estuviese haciendo algo incorrecto. ¿Por qué tenían que venir a meter el hocico en donde no les llamaba? Todo había ido estupendamente, sin preguntas ni interrogatorios ni... Bufó, sobrepasada. No tenía ganas de darle vueltas a aquello.

-Sí, ya le dije que dirías algo así -dijo volviendo a estirar las piernas-. Bueno, pues ya está dicho, si quiere seguir quejándose le diré que venga a hablar contigo él mismo.

Tiró de la guitarra para ponérsela sobre el estómgao y se dejó caer hacia atrás, tumbándose cual larga era.

Notó como Alecto se estiraba a su lado y sus zapatillas aparecieron en su línea de visión. Durante algunos segundos no hizo nada, siguió mirando al frente muy seria, entre enfadada y preocupada. Y de repente se levantó de un salto.

-Creo que... voy a echarme una cabezada a la cabaña. Avisadme cuando haya que patrullar otra vez -informó mirándola de reojo y echando a andar inmediatamente después.

Alecto se incorporó, a punto de decirle algo, pero al verla salir a la fuga resopló y se volvió a dejar caer sobre la hierba. Sopló hacia arriba para quitarse el pelo de la cara. Ahora Viviane estaba de morros. Y encima no podía ir a por Murray, que también estaba en la cabaña.

Ya hablaría ella con Donny...

A pesar de lo temprano que se habían puesto en acción esa mañana Sueño se encontraba fresco. Estaba bastante acostumbrado a largas caminatas y su forma Lupina ayudaba, pero eso no quería decir que no tuviera hambre. Cuando pararon a comer devoró sin pestañear su ración de comida, emitiendo un leve gruñido a modo de rechazo cuando Dony le ofreció el sobre. 

Acompañó la negación de Donny moviendo la cabeza de lado a lado.

Alroy hizo las presentaciones necesarias y él y su manada caminaron hacia el núcleo del Túmulo. Volvieron al cabo de un tiempo para relevar a los Colmillos, que pudieron optar al descanso que tanto necesitaban.

Los Colmillos de Jabalí obtuvieron permiso para descansar tras casi dieciséis horas de vigilancia continua. Los Ancianos apenas daban abasto coordinando manadas, pues ellos no eran los únicos reventados. Las Sirvientes habían sido llamadas para patrullar el Túmulo y sólo Ismene quedaba en la ciudad para cuidar de los intereses del Clan allí. Era necesario crear un plan de acción antes de enquistarse en el boun y no ser capaz de ir más allá, pero dejar la defensa del mismo no podía ser una opción.

Los Protectores de Delfín habían quemado toneladas del café infectado, pero ahí fuera continuaba habiendo de sobra como para manchar a muchas personas inocentes. Sin embargo, era evidente que no contaban con los efectivos suficientes para destruirlos. Los Ancianos iban a posponer eso hasta que tuviesen claro cómo capearían el temporal que se les venía encima.

Lysandra les puso al corriente a grandes rasgos de lo que se había decidido por el momento. Las manadas tenían obligación de cubrir el boun en turnos de ocho horas y siempre habría, al menos, una manada de reserva en el Túmulo. La manada urbana estaba incluida; tendrían que venir y cumplir con lo que ordenaban los Ancianos para cuidar de la zona. Ya no estaba permitido ir y venir sin pedir permiso; para alejarse del Clan había que explicar el motivo y el tiempo que se estaría fuera. Y, aunque aún no era el momento, pensaba pedir voluntarios para una avanzadilla de exploración que tantease los alrededores en busca de un rastro que los llevase a los Danzantes para poder vigilarlos.

Donny acababa de volver de una visita rápida a la ciudad, con el permiso de los Ancianos. Había dejado a su padre provisto de dos ollas llenas de gachas, había limpiado el baño y dejado pañales limpios a su alcance y también había dejado el teléfono del padre de Viviane en la nevera, con instrucciones sobre qué debía decirle para conseguir que le ayudara.

Estaba reventado, y no había sabido nada de Viviane ni de Alecto. Llevaba casi veinte horas evitando la mirada de Ashley. Y lo que era peor, se le había terminado el ketchup.

Se acurrucó junto a su hoguera en forma lupus. No sabía dónde estaba el resto de la manada, y no podía dejar de levantar la cabeza cada vez que alguien pasaba cerca para ver si era alguno de sus compañeros.

Tras la breve charla con Alecto, la ragabash se había encaminado a la cabaña que compartían con los Delfines y allí se había echado a dormir tras una larga y tediosa jornada con intención de no moverse hasta nuevo turno. Sólo se había acercado al grupo para decirle a Sueño que muchas gracias por la ayuda con Trace.

Alecto se acercó a la hoguera. Suponía que no había más remedio que hablar con Donny. El recado iba de vuelta, después de todo. No le apetecia demasiado, pero estaba decida a acabar con aquello. Al final iba a ser ella la única recadera del clan.

-Tengo que hablar contigo un momento. No tardaré mucho -dijo haciéndole un gesto con la cabeza para que se acercara a un sitio un poco más apartado.

Donny se levantó perezosamente y siguió a Alecto. No sabría decirlo con seguridad, pero le parecía que no debía de haber ido muy bien con Viviane. O no se lo había dicho.