Partida Rol por web

Miércoles, 29 de noviembre de 2000 - 10:15

Después de varios días de vigilancia en los que apenas tuvieron derecho a descansar, los Colmillos fueron enviados a Naperville para acabar con otro almacén. Éste, a diferencia del resto, había sido desmantelado por completo. No podían saber si antes o después de su encuentro en Bolingbrooke, pero al llegar allí y empezar a acecharlo desde la distancia no les costó percatarse de ello.

Con la sensación de irse con las manos vacías, emprendieron el viaje de regreso. Sin embargo, Sueño afirmó que debían encaminarse hacia Riverside. El Theurge fue tan críptico como podía ser. Ni él mismo sabía por qué, pero creía haber tenido una premonición mientras dormía aquella noche. Algo iba a ocurrir allí y era necesario que acudieran.

En el instituto no parecía haber ningún peligro. Unos cuantos chavales charlaban fuera, un profesor buscaba algo en su coche en el aparcamiento y poco más. La cosa estaba muy tranquila.

Donny se rascó el cuello, confundido. Después de la decepción del almacén había imaginado que iba a necesitar alguna manera de dejar salir la agresión y la energía que pretendía utilizar en aquella misión, pero lo cierto es que sólo con ver el instituto ya se le había ido al garete el subidón de adrenalina.

-Bueno, Sueño. Tú dirás. ¿Avisamos a la directora o...?

Sueño se mantenía ojo avizor, esperando encontrar algo que pudiera recordar de su visión, alguna señal o alguna coincidencia al respecto.

- Ya os lo he dicho, las premoniciones son difíciles de interpretar, pero estoy seguro de que algo pasa o va a pasar aquí. Además, no es la primera vez que he tenido esta visión, pero ahora se ha hecho mucho más fuerte.

-Bueno, da lo mismo. Vamos a hablar con Lovejoy para saber dónde está Ismene o alguna de las Sirvientes. Si va a pasar algo, será mejor que ellas lo sepan.

Ashley se cubrió para que un grupo de estudiantes que entraban en el instituto no la escuchasen.

-Nada de cambiar de forma ni de romper el Velo. Hay humanos aquí. Alecto, Donny, quedaos aquí fuera para vigilar. Viviane, Sueño y yo vamos a entrar y a husmear un poco.

La alfa subió las escaleras de la puerta principal e hizo un gesto a la Ragabash y al Theurge para que la acompañaran.

Alecto se cuadró y saludó con aire militar a la espalda de Ashley. Luego se volvió hacia Donny, apoyándose en la pieza de mobiliario urbano que le pillaba más cerca:

-Eso es. Sal de montar guardia en el clan y ponte a montar guardia aquí. A lo mejor luego podemos ir a montar guardia a algún bar. Pero vamos a lo que importa... Es la hora -dijo moviendo las cejas arriba y abajo-, de los nombres en clave. A menos que se te ocurra algo mejor, estoy abierta a toda clase de sugerencias que no incluyan la Umbra.

Donny imitó a Alecto y se apoyó en la pared. Se cruzó de brazos y miró hacia el suelo. Quiso hacer un esfuerzo por pensar en algún nombre en clave, pero no se le ocurrió nada.

-A ver qué tienes.

-Yo me llamaría... Furia1. Y tú... NoFuria1 -cerró los ojos, juntó las manos y alzando el rostro al cielo susurró-. Increíble.

Al Ahroun se le escapó una risa ronca. Empezaba a disfrutar de las tonterías de Alecto.

-Me parece bien. Oye. -Se rascó el cuello y carraspeó-. Hablé con Viviane. No sé si te lo ha dicho. Es decir después de que hablara con ella contigo delante.

Viviane asintió e imitando el gesto de Ashley, se echó la capucha por encima y la siguió procurando no fijarse en nadie para que ellos no hicieran lo mismo. No habría sido nada divertido que les reconocieran.

Sueño asintió al mismo tiempo que Viviane, pero no trató de ser tan discreto en lo que respectaba a echarse la capucha por encima, sino que siguió prestando atención a su alrededor por si encontraba algo que le resultase familiar.

Ashley no se molestó en cubrirse porque era poco probable que nadie la recordase ya. Aunque eso la hería en su amor propio, sus días de felicidad en el instituo habían quedado muy atrás. Probablemente, de encontrarse a sí misma el año anterior, se habría dado un guantazo para que aprendiera. Había invertido mucha energía en frivolidades. Demasiada.

La Philodox llegó al despacho de la directora y llamó a la puerta.

-¿Mmh? ¿Sí? ¿Con Viviane? -dijo con aire casual, pero su cabeza se giró un poco hacia él; si hubiera estado en forma lupina seguramente se le habrían erguido las orejas-. Eso está bien, espero que el roce del otro día ya esté arreglado.

-No he descartado lo de borrarla del mapa. Pero me ha dicho que, eh, que sí, que va a pensar si eres... o algo más. En cuanto termine lo de los Danzantes. O antes. Y yo le he dicho que hasta entonces me iba a encargar de que no te aburras.

-Hmm, hmm... -mumuró, asintiendo-. Lo entiendo, están pasando muchas cosas a la vez. Pero no pasa nada, siempre tiene que haber una parte triste y de tensión en medio de la historia romántica, si no a nadie le importa una mierda el final feliz. Hay que sufrir y ganárselo -dijo agitando el puño brevemente-. Pero estamos haciéndolo mal, estamos avergonzando a las leyes universales de la narrativa porque lo único bueno que sucede en esta parte es que yo salgo una noche y me emborracho como nunca nadie se ha emborrachado antes, ¿y eso está pasando? -levantó el dedo índice y lo meneó de un lado a otro-. No está pasando, NoFuria1. No está pasando.

Se le escapó otra risa, más bien un suspiro divertido, y se apartó de la pared para poder suplir su poca labia con su método preferido: gesticular enérgicamente.

-Bueno, ahora no podemos. Pero en cuanto termine esto te saco por ahí. Si quieres nos llevamos a Sueño y le emborrachamos también.

-Eso lo quiero por escrito y por triplicado -dijo señalándole mientras se alejaba unos pasos, mirando a su alrededor-. Y hablando del theurge... -murmuró por lo bajo cruzándose de brazos-, con sus cosas de theurge... ¿qué se le habrá perdido aquí?

Intentó concentrarse en sus sentidos mientras barría con la mirada el lugar, pero no vio nada fuera de lugar y regresó a apoyarse en el mismo sitio con un gruñido.

-No sé, pero ya podía tener visiones con otro sitio. La última vez que estuve aquí le provoqué el Primer Cambio a Ashley.

Se encogió, incómodo por el recuerdo. No había sido su mejor momento.

-¿En serio? -dijo con una sonrisa de medio lado, entre divertida y espantada, y empezó a tocar la guitarra suavemente para no llamar mucho la atención-. Eso si que tuvo que ser una fiesta... igual se podría hacer una canción... El Nacimiento del Maestro Astilla.

Donny levantó la mano, horrorizado. Alecto era perfectamente capaz de improvisar una canción sobre el tema, y si apenas soportaba recordarlo no sabía qué iba a ser de él si escuchaba todo el episodio en verso.

-No. Es decir. No hablamos de ello. No lo mencionamos. Y no lo cantamos. Esto es muy importante: no cantamos sobre el Primer Cambio de Ashley.

-Adelante.

La directora se sentaba tras un escritorio amplio, con un ordenador y varias carpetas bien llenas de documentos. Al levantar la mirada y descubrir a Ashley y a Viviane sonrió, pero sin alegría. De hecho, había algo de temor en su rostro; la misma clase de temor que le inspiraba Ismene Lengua-venenosa.

-Hola, chicas. Y chico. ¿Qué os trae por aquí?