Partida Rol por web

Se oían gemidos ahogados al otro lado de una de las puertas. Gruñidos furiosos, también. Y sobre todo, se sentía la Rabia.

En la otra se escuchaba una melosa voz de mujer. Las reverberaciones llegaban amortiguadas del Mundo Físico, pero el grito puedo escucharlo con claridad.

"Vale. Presta atención, Alecto. Estoy en un pasillo: dos perdiciones patrullando y tres puertas. Parece que en una de ellas las tienen retenidas. De otra habitación proceden gritos. No sé cuántos enemigos son... Puedo intentar colarme, pero espero órdenes" informó tras varios minutos de angustioso silencio.

Alecto les refirió lo que veía Viviane: Dos Perdiciones patrullando en la Umbra, tres puertas. En una de ellas probablemente las tuviesen retenidas, mientras que en la otra había gritos.

-Lo primero es rescatar a las Sirvientes. Vamos a intentar cargarnos a los vigías antes de que puedan dar la voz de alarma. Si el plan A se va a la mierda... Sueño, tienes ese amuleto curativo, ¿no? Alecto y tú encontrad a las Sirvientas y haced lo que podáis por ellas. Si están en pie y en condiciones de luchar, tanto mejor. De mientras los demás os conseguimos el tiempo que podamos. Viviane se viene con nosotros si eso pasa, y espero que aproveche bien el elemento sorpresa. Si la cosa se pone muy fea estad preparados para salir por patas, ¿estamos? Alecto, pon al día a Viviane y pregúntale si tiene una idea de cuántos Danzantes hay.

Mientras esperaba a que Alecto hiciese lo que le había pedido Donny le dio la espalda a su manada para intentar tranquilizarse. Estaba a punto de echarse a temblar, y no era sólo la Rabia clamando venganza. No entendía cómo a Ashley le podía gustar aquello. A lo mejor porque ella no estaba al mando cuando había que mandar a sus amigos hacia una muerte, si no segura, al menos probable. Respiró hondo, intentó obligarse a no estar aterrorizado y se volvió hacia los demás.

-Vale, escuchad. Ni una heroicidad ni gilipolleces de esas, ¿vale? Nos cuidamos las espaldas los unos a los otros y nos cubrimos la retirada. Y si yo digo que a correr, a correr, ¿estamos? Ah, y si me muero ahí dentro Ashley es la nueva alfa para las hostias. -Respiró profundamente otra vez y tragó saliva. Tenía la garganta seca, y empezaba a picarle, seguramente por decir tantas palabras seguidas-. Alecto, entre Viviane y tú nos vais a guiar mientras intentamos cargarnos a los vigías. Vamos a rescatar a las Sirvientes.

-No sabe cuántos enemigos hay exactamente -dijo Alecto-, y no lo sabrá a menos que empiece a abrir puertas... Voy a retransmitirle el plan y nos ponemos en marcha.

-Aquí está, en mi cuello -afirmó Sueño en garou moviéndose lo suficiente para que el amuleto destellase entre su pelaje-. Cuando des la orden.

El lupus flexionó las patas delanteras mirando hacia la puerta, preparado para saltar dentro, transformarse y abalanzarse sobre lo primero que viera.

"Bueno, la buena noticia es que no vas a tener que colarte en ningún sitio de momento. La mala es que nos acaban de nombrar coordinadoras de la primera parte de la Operación: Rescatar a las Sirvientes, que consiste en eliminar a todos los vigías, vigilantes y enemigos que puedan dar la voz de alarma antes de que... bueno, de que den la voz de alarma. Así que sigilo, coordinación, finura. Hoy, todos somos tú. O lo intentamos."

Tras un momento de reflexión, añadió:

"Por cierto, el plan de contingencia por si nos pillan es que Sueño y yo sacamos a las Sirvientes de donde estén y como estén mientras los demás ganáis tiempo y tú intentas aprovechar el factor sorpresa. No me gusta ese plan, así que vamos a concentrarnos muchísimo ahora mismo. Y nada de entrar por ninguna puerta tú sola a lo loco o sin avisar, eso está prohibido, es contraproducente y lo hemos prohibido. Todos, por decisión unánime."

Ashley cambió a Glabro y buscó un bordillo. Empezó a afilar las garras en él metódicamente mientras escuchaba a Donny.

Vaya por delante que Ashley no quería morir. Le encantaba estar viva, le encantaba correr por el bosque y cazar, y beber con sus amigos, y disfrutar de las payasadas de Alecto, del sentido común de Viviane, de la inocencia de Sueño y de la graciosa incomodidad de Donny. Quería realizar una gran gesta y ser alabada por todos. Que las historias de los Colmillos del Jabalí llegasen lejos. Recibir, incluso, una cicatriz de guerra que hiciese saber a todos que había luchado con todas las consecuencias.

Pero lo que más deseaba Ashley era hacer pagar a los Danzantes por haber ido a destrozar su hogar. Y si para ello tenía que morir, no le importaba tanto. Los héroes también recibían el título póstumo.

-Vamos a ello. -Se levantó, con las garras afiladísimas, y miró a sus tres compañeros con una sonrisa depredadora-. Os quiero a todos.

Donny también cambió a Glabro. La forma de Crinos, aunque fuerte y ágil, no parecía muy apropiada para el sigilo. Le dio una palmada en el hombro a Alecto, que tenía que guiarles a través de su sitio menos preferido del mundo: la Umbra.

-Sí, lo que ha dicho Ashley -gruñó, desenvainando el Gran Klaive. Probablemente era lo más parecido a una expresión verbal de afecto que había pronunciado nunca, y antes de que a nadie le diese tiempo a darse cuenta miró a Sueño-. Pásanos a la Umbra. Alecto, a partir de ahora tú nos guías.

"No te preocupes, no entra dentro de mis planes morir hoy. Avísame en cuanto estéis listos para entrar, contamos tres, y limpiamos el pasillo, ¿de acuerdo? La puerta de donde salen gritos es la primera a la derecha. Creo que es en la de la izquierda done tienen al resto de las Sirviente, probablemente con vigilancia también. Espero tu señal"

Como una culebra de río, Viviane se deslizó en su elemento hasta situarse en una posición ventajosa desde la cual poder despedazar a una de las Perdiciones en cuanto se diese la vuelta. Paso-Sin-Prisa no había especificado cuándo o cómo la magia de aquel sortilegio dejaba de surtir efecto, de modo que aguardó hasta el último momento para cambiar a Crinos*, manteniendo la cabeza despejada y centrada a la espera de escuchar la voz de Alecto de nuevo. Se sorprendió esperándola, no por la misión, sino con la misma ansia con que uno aguardaba la llamada de alguien especial. Era un poco tarde y demasiado inconveniente darle a conocer todo aquello en ese preciso instante. Nada profesional. De modo que sacudió la cabeza, se estiró intentando liberar la tensión acumulada en todo el cuerpo, y se preparó para arremeter contra todo lo que no fuesen sus compañeros. Dejaría de ser cobarde más tarde.

Sueño no se paró a pensar si esos momentos de emoción iban destinados también para él o era algo exclusivo de ellos cuatro. Tampoco entendía muy bien como funcionaban los homínidos. El lupus dio un par de pasos hacia un charco y se miró en el reflejo antes de arrastrarles hacia el otro lado.

Una vez allí, su formar se convulsionó hasta volverse varias veces su tamaño y caminar sobre dos patas. Sueño miró a un espíritu que se sorprendió con su presencia.

-Shhhhh -le dijo cruzando un largo y peludo dedo sobre su hocico.

Cuando bajaron vieron las dos Perdiciones haciendo guardia. Donny dio un paso en falso y las Perdiciones lo miraron, momento en el que Viviane apareció detrás de una y la redujo a tiras de carne negra y polución. La otra dejó escapar un chillido muy potente que casi les reventó los tímpanos. Viviane, Ashley y Alecto tuvieron que sujetarse los oídos, que empezaron a sangrarles.

La alarma estaba dada. De las puertas aparecieron entre volutas de humo otras tres Perdiciones con garras de alambre de espino y ojos de brasa, gruñendo enfurecidas.

-¡Sueño, Alecto! ¡Marchaos! -rugió, desenvainando el Klaive.

Sueño se adelantó y corrió veloz hacia la puerta que aún permanecía cerrada con la intención de tirarla abajo.

Sueño atravesó la puerta y se encontró con una sala de tortura improvisada, muy parecida a la que se habían encontrado sus compañeros en Chicago, hace eones. Había una silla y cadenas de plata, y un espíritu de dolor aullando en una de las esquinas. Sus gritos erizaban el pelaje de Sueño y le quemaban la piel, atravesando sus ojos como agujas de plata.

-¡Aulla si encuentras algo! -rugió Alecto hacia Sueño antes de salir a toda velocidad hacia la otra puerta. Sentía que separarse no era buena idea aunque estuvieran tan cerca, pero necesitaban cubrir la mayor cantidad de espacio en el menor tiempo posible y salir de allí cagando leches y eso era lo que pensaba hacer.