Partida Rol por web

Aberforth Dumbledore era un hombre con muchos años, y mucha experiencia, y sabía cuándo se avecinaba tormenta en su local, cosa que no estaba dispuesto a consentir. Nadie con dos dedos de frente se atrevía a cuestionarle y por muchos era sabido que tenía buenos compañeros en aquel mismo antro si las cosas se complicaban, por lo que con total tranquilidad se acercó a la mesa donde la tensión se estaba empezando a palpar, y no pasaba desapercibida por el resto de personas que allí había. Un par ya se había puesto en tensión, y otros tantos seguían con sus miradas en sus copas y botellas, pero en silencio y aguzando el oído, por lo que estuviese por llegar.

- Siento interrumpir vuestra conversación caballeros, señorita... Pero no quiero problemas en mi establecimiento, ¿Queda claro? Si tenéis algo que resolver, agradecería que fuese en otro lugar, gracias. Y se quedó allí de pie, aguardando el devenir de los acontecimientos, que de ser necesario, actuaría como tantas otras veces había hecho. Y por todos era sabido que con los Dumbledore no se juega. ¿Que harían al respecto los de aquella mesa?

Finalmente, Melker se puso en pie tranquilamente, sin apartar su mirada del encapuchado y con la varita visiblemente en su mano. No iba a atacarle pero no dejaría que se llevara a Cyllene, y menos después de la mirada que le lanzó mientras se levantaba para hacer el amago de irse con el hombre misterioso. - Nos veremos el lunes  Dijo suavemente mirando a los ojos a la joven Profesora.

-... Y esta noche, y mañana. Por que vendrás conmigo a Hogwarts Añadió con fiereza poniendose entre la Profesora y el encapuchado. - Me importa una mierda quién seas y lo importante que te creas, pero si tocas un pelo a la Profesora Foxier, acabarás mal esta noche. Ya estaba completamente harto de su actitud y no le permitiría que tocara a Cyllene.

El hombre encapuchado miró a Aberfoth y asintió con vehemencia la advertencia del enorme tipo. Él no tenía varita en mano, y no forzaba a la mujer, tan solo sus palabras tenían el efecto deseado.

- Westerberg vamos fuera...  si tenéis agallas.... - le reta con la seguridad de quien no va a dejar que su premio se lo lleve otro -... porque esta noche ella tiene un compromiso que había sido anunciado, y va a cumplirlo..., porque de no hacerlo habrán consecuencias..., y no seré yo quien las pague...

Es ahora cuando se dirige hacia la fémina

- Vamos zorra... , ya hemos jugado bastante..., atrévete a salir fuera y que esto acabe cuanto antes... - y dichas estas palabras, con toda la seguridad del mundo se giró y salió hacia la puerta del local para esperar al profesor de DCAO, iba a ser muy divertido darle su merecido a aquel proyecto de héroe -...no te lo pienses rubito, tarde o temprano querréis is a Hogwarts y yo tengo toda la noche para esperaros, resolver esto cuanto antes nos permitirá aprovechar mejor el día... ¿no te parece?

El tema se había descontrolado y ya no había vuelta atrás. Por suerte, el encapuchado le retó a un duelo delante de Abenforth, así que nadie le investigaría ni a Dumbledore después de que se enfrentaran. - Adelante cobarde. Dijo mientras salía detrás de él haciendo oídos sordos a sus insultos. Esperaba que enfrentándose a él se hubiera puesto un poco nervioso y cometiera algún error que le permitiera ganar. Hacía varios años que no se enfrentaba a nadie, y sentía que estaba un poco oxidado en ese tema, como le pasó el día de los dragones.

Una vez fuera, Melker, con su varita en la mano, volvió a dirigirse al encapuchado - Y dime, ¿Serás legal en el duelo o atacarás como un cobarde en cuanto me de la vuelta?

Melker salía muy decidido hacia fuera del local, persiguiendo al encapuchado, el cual, muy seguro de sí mismo, no se molestaba ni en darse la vuelta... ¿para qué?..., un tipo que preguntaba si en el duelo sería legal, sin duda actuaría conforme la legalidad, algo de los que muchos de la comunidad mágica, se reían.

- Yo estoy tentado de actuar como un cobarde justo ahora que estás a mi espalda... - escucha Westerberg detrás suya, descubriendo que apostado en el lateral de la puerta había oto tipo encapuchado y que le apuntaba con su varita -... Yo de usted bajaría la varita y me relajaría.... Vaya Cyllene querida...., estás magnífica..., te hemos echado muchísimo de menos, es un buen momento para que regreses a casa... ¿no te parece?....

El varón no parecía moverse de su posición. Debía estar seguro Melker de que el más mínimo movimiento le llevaría al peor de los destinos.

Aberforth era un hombre sabio, como su hermano, y sabía que aquel duelo podía tener un mal pronóstico. Sin embargo, tampoco podía implicarse más allá de lo que hizo. Justo cuando ambos hombres y la joven se incorporaron y se disponían a salir, con disimulo le susurró unas palabras cuando pasó por su lado...

- No está solo, ten cuidado. Logra conseguirme tiempo y evita el combate... Lograré refuerzos...

Cyllene salió justo detrás de Melker y también le pilló por sorpresa las palabras del otro hombre enmascarado. La mujer sacó su varita del bolsillo y apunta al varón que apuntaba al profesor de DCAO, aunque sabía que en ese contexto, ella llevaba las de perder. Conocía las voces y también las habilidades de cada uno. Estaban muertos.

- Lo siento..., profesor.... - le dice la docente mientras su rostro, congestionado por el terror, intentaba estudiar las posibilidades en aquella confrontación tan sumamente complicada -... lo mejor será que me vaya con ellos....

No era derrotismo, era saber contar, y no eran los dos únicos encapuchados del lugar. Había un tercero

El encapuchado con grandes dosis de prepotencia se gira hacia Melker y saca su varita, por fin lo hace. Pasea por delante del profesor de DCAO apuntando directamente a la muchacha.

- Tenga cuidadito, el gesto más mínimo que haga tendrá repercusión sobre ella.... - le indica aproximándose a Cyllene, cogiéndola de la cintura y oliendo su cuello mientras su varita se sitúa en la carótida femenina -... joder preciosa cuánto he echado de menos esto.... - le dice mientras la mirada de la mujer denota angustia. Jamás nadie la habría visto tan sumamente derrotada, porque en Hogwarts, aquella mujer estaba hecha de acero, era impensable que podía parecer tan vulnerable...,  cayendo finalmente su máscara al suelo. Sentía pánico por aquel hombre.

- Bueno, ¿qué hacemos con el tipo?.... ¿un crucio?..., son mi especialidad.... - sugiere el varón riendo suavemente, apretando a Cyllene contra sí

Tal como imaginaba, y como le habían advertido,  el encapuchado no actuó de forma legal y en la calle había un aliado suyo esperando para pillarle desprevenido. Tenía que pensar muy bien en su siguiente movimiento, así que por un instante se olvidó de la presencia de Cyllene y sólo pensó en los rivales a batir. Si realizaba un ataque en uno de los encapuchados, quedaría expuesto al otro sin poder defenderse y seguramente el desenlace sería fatal.

Sin perder la calma, miró al encapuchado que agarraba a Cyllene - No esperaba menos de un cobarde. Dime, ¿Así te hiciste importante? ¿Atacando a traición y en superioridad de número? El tiempo se agotaba, pero tenía que arañar segundos fuera como fuese. Vió el rostro de Cyllene y no podía dejar que se la llevasen - ¿Lo mejor para quién Profesora? Para tí estoy segura que no. Tiene que dejar de vivir con miedo, usted es muy poderosa, lo noto ¡lo sé! A parte de ganar tiempo, tenía que ganar una aliada. La Profesora Foxier estaba pegada al encapuchado, y si conseguía ganar valor, podría noquearlo fácilmente.

La mujer escuchaba a Melker y aprieta la varita con fuerza en su mano. Pero la presencia de aquel que apretaba su cuerpo contra el suyo la tenía completamente anulada. El profesor de DCAO no podía entenderlo, él no sabía lo que ella había vivido. Tenía las ganas de usar su magia contra aquellos extraños que a la par eran tan bien conocidos. Pero su especialidad siempre habían sido las pociones y conocía el poder de aquellos varones, no estaba a la altura para hacerles frente. La varita en el cuello presionaba lo suficiente y su mirada verde imploraba una súplica silenciosa.

- Este es mi infierno en vida... - acertó a decir mientras el varón se reía, se burlaba, disfrutaba con aquella escena donde la mujer, volvía a ser suya, y aquel tipo, un futuro cadáver

Habiendo pasado desapercibido hasta aquel momento, un tercer sujeto encapuchado se acercó con paso tranquilo, como quién tiene la autoridad y el poder, el control absoluto de la situación. Solo habló durante un instante, pero por su tono de voz se denotaba que no estaba por la labor de seguir perdiendo el tiempo, exponiéndose a ser detectados. No era partidario de las formas que había tenido Yaxley para con Westerberg, y creyendo que sería simple obtener a la mujer e irse en un principio, comprobó que la situación se había complicado en cierta medida. ¿Por qué justamente aquel nórdico había estado en el lugar y el momento equivocado? Tenían algo demasiado importante entre manos como para iniciar una reyerta en aquel lugar, y no se le pasó por alto que Aberforth estaba en el umbral de la puerta...

- Yaxley, deja a la joven inmediatamente, debemos irnos ya... Ya te dije que si habian complicaciones buscaríamos otro momento, no me hagas repetirme... La voz era contundente y carente de sentimientos, rebosante de autoridad y poder. Era fácil detectar un aura oscura a su alrededor, la cual inducía a temer a aquel hombre sin lugar a dudas. Ella ya sabe lo que hay, y aunque desee otro destino, tarde o temprano deberá acudir a nosotros. Carrow, nos vamos ya, han dado la alarma y ya están viniendo hacia aquí...

El trio no dejó de mantener en alto las varitas, conscientes de su superioridad numérica. La advertencia había sido dada, y aunque la mujer no fuese con ellos, era consciente de que su vida iba a ser un infierno desde entonces, más de lo que había sido ya. Y en cuanto se replegaron, los tres desaparecieron de improviso. Ya era imposible seguirles.

Finalmente no habría pelea, y aunque eso significaba vivir un día más, en el fondo Melker se sentía herido en su orgullo por no haber podido acabar con los encapuchados. Cuando el líder habló y mostró su rostro, Melker le miró a los ojos intentando recordar si lo había visto antes alguna vez en algún informe, pero en ese momento no cayó. Lo que si reconoció, fué el nombre de uno de ellos: Carrow. Supuso que se trataba de Amycus Carrow, y entonces se sintió más frustrado por no haberle conseguido atrapar.

Tenía que mejorar sus hechizos, así que en ese momento, decidió que gastaría todo su tiempo libre en prepararse por si ese trío regreseban a por la Profesora Foxier. Al pensar en ella giró su vista para verla y fué corriendo a su lado - ¿Estás bien? Quería hacerle muchas más preguntas, pero imaginaba que no era el mejor momento para ello. Tenía que dejarla descansar y estar ahí para ella para cuando quisiera hablar. - Volvamos al Colegio.

Tensión.... Lo que podía respirarse en el ambiente era la angustia de saber que la magia hoy no estaba de su parte. Al menos era así como se sentía cuando la evidencia de la inferioridad quedaba remarcada. Tres mostífagos reconocidos que iban en su busca para volver a lo que fue en el pasado, un peón más de aquella causa. Ella deseaba huir, marchar de aquel sitio que parecía, sería su tumba, cuando aparece Dolohov, sabía perfectamente quien era, y le indica a Yaxley que la deje marchar, estaban evidenciándose mucho. Eso si era nuevo, hacía tiempo les daba igual ponerse en evidencia delante de quien hiciera falta...¿Por qué no ahora?

Marcus le apretó con fuerza el abdomen antes de soltarla. Siempre agresivo en formas, demostrando su poder sobre ella aun cuando debía marchar. Fue un alivio sentir la liberación y que a Melker no le hubiese ocurrido nada. Algo contra todo pronóstico que se retirasen, perdiéndose en la invisibilidad de las desapariciones.

Tras desaparecer los mortífagos el profesor se acerca a ella para preguntarle si estaba bien.

- No... - susurra tras comenzar a llorar. Aquello podía ser un hito histórico, la mujer más fría del colegio parecía tener alma debajo de tanta capa de apariencia. E hizo algo más inesperado quizás para Melker, se abrazó a él con fuerza, como si fuera su salvavidas en medio de un océano agitado.

Tras pasar un breve instante de tiempo él sugiere regresar al colegio. Ella asiente, allí estarían seguros. Y no tardarían en volver a encontrarse ambos profesores. Cyllene le comenta que al día siguiente, pasaría por su despacho.

27 de Octubre de 1991

Noche

La noche era fría  en Hogsmade  el ambiente se sentía algo raro, frío y pesado después de todo el otoño estaba por comenzar, quizás no era habitual en mi persona pero esa tarde  debía estar ahí, si los rumores eran ciertos debía hacer algo después de todo no podía permitir perder esa oportunidad.

Cubierto por un grueso abrigo, así como un viejo sombrero de explorador me dirigí al lugar indicado, este era el momento justo y no habría otra oportunidad.

Con paso decisivo entre al viejo bar, aunque como siempre parecía una taberna mas que un bar, los que asistían eran tipos de los mas raros magos excéntricos  de diferentes familias, duendes y otros seres que no encontraban mejor lugar, me acerqué a la barra como siempre el viejo tabernero  me respondió con su típico gruñido.

-¿Cuál es la especialidad de hoy?- pregunte mientras miraba alrededor, estaba seguro que en cualquier momento llegaría.

Tras el gruñido del tabernero lo siguiente que Scamander supo de él era que le había servido un vaso lleno hasta el tope de whisky de fuego, una bebida nada deliciosa al paladar, pero ¡qué diablos!..., quitaba el frío y hasta resucitaba muertos.

Los congregados en el local eran, como bien era sabido, magos de diferente condición, unos con el rostro destapado, y otros con la capucha resguardando su identidad, pero todos con algo en común, aspecto sucio, dejado, y grasiento. Una pastilla de jabón sería un objeto muggle desconocido para tan ilustre congregación, y hasta puede que herejía para la religión que profesaban, la de ser puercos, como el rótulo del local rezaba.

Cuando entró en el local pasó desapercibido. Otro tipo más con una capucha que mantenía las manos por dentro de la túnica, en posición sospechosa. Arnastel no sabía quien era el hombre con quien debía encontrarse, pero su contacto le dijo que era alguien alto y atractivo, barba y cabellos castaño claro... No fue difícil dar con él, era el único que miraba hacia la puerta y no daba asco en aquella congregación.

- El señor Scamander supongo... - preguntó el recién llegado haciéndole una señal al tabernero para que le pusiera un whisky de fuego, pedido que no tardó en llegar -...nuestro amigo común ha hecho un encargo muy peculiar a decir verdad .... - algo se revolvió por debajo de la túnica del mago -....el matagot se encuentra fuera custodiado en una caja..., pero..., ese bicho tiene instrucciones de uso..., tiene muy malas pulgas...., si no se siguen al pie de la letra las instrucciones quizás no viva para contarlo... ¿está seguro de que desea el pedido?....

El sabor del Whisky de fuego -¿Y cuales son las instrucciones?- hable con cierta calma después de todo el Whisky había calentado lo suficiente mi garganta,  hasta donde había entendido Albert enviaría a alguien pero el sujeto en cuestión no me parecía el mas confiable, bueno tampoco es que el punto de reunión fuera  seguro.

-Supongo que no ha sufrido ningún daño por el viaje, algunas criaturas se molestan al ser transportada- del bolsillo del abrigo extraje 6 galeones que deje en la barra para pagar ambos tragos, -Me gustaría verlo ahora mismo- me dirigí al sujeto acomodándome el abrigo, y el sombrero.

El tipo asintió con la cabeza cuando Scamander indicó que deseaba ver al animal, cogiendo su bebida y engullendola de un trago. La verdad que de todos los intermediarios posibles, aquel era el de peor aspecto que podía haber tramitado aquella gestión.

- No eres de los que disfrutan esperando... - sonríe levemente -... el matagot no es una cría como se pidió, tiene más edad de la estimada como para que obedezca todas las órdenes que se le den..., de hecho, este es algo...terco..., podrá defender un hogar mágico sin problema y solo atacará a quien le de de comer si se lo indica la persona..., pero si sale fuera del hogar es una criatura insegura, bastante fiera y desobediente... - se encoge de hombros -.... reconocerá a su nuevo dueño con una palabra, la de su nombre... se llama Devil.... y siempre debe darle de comer la misma persona, dos veces al día..., dejar esa responsabilidad a otro es hacer que el animal cambie de alineamiento y deje de ser fiel... No atacará a su dueño, ni a nadie de confianza de éste, sabe responder a la orden de que se siente, o de que esté tranquilo, pero por algún extraño motivo en la calle no hace puto caso... Si no está el dueño presente matará a todo aquel que esté en el hogar, es muy territorial.... ¿Te ha quedado claro?.... ¿O tienes dudas?....

El tipo le lleva hasta la caja donde estaba el animal, justo en la puerta del local, custodiado por dos tipos con un aspecto no mucho mejor que el primero. Cramber levanta una pequeña compuerta y se ve al matagot lanzándose contra la misma con clara actitud de ataque, una suerte que no pueda escapar de la caja o sería potencialmente peligroso

- El bicho no ha resultado ser de las mejores criaturas a transportar, pero sinceramente, está intacto, no ha sufrido daño..., si no..., no tendría tanta energía... ¿no cree?.... - sonríe el tipo tras escupir en el suelo -... la única pena que me da es que voy a tener que sacrificar un puffskein por su culpa..., no creo que el comprador lo quiera herido....

-Bastante bien desarrollado, con un carácter impulsivo, estoy seguro que será de su agrado y también por el nombre, no tengo dudas de las indicaciones que me has dado, de hecho por lo mismo he buscado uno como él -como buen magizoológo debía reconocer que la criatura estaba en buen estado y que ellos no conocían los encantamientos correctos para tratar con ella, mire al felino, no le gustaba estar encerrado y  para mi tampoco era algo agradable de haber podido lo hubiera liberado para que se moviera libre, pero los matagots necesitan un buen hogar y un buen dueño, en estado salvaje tienden a convertirse en demonios, el Caith Sith de los mitos irlandeses era un ejemplo de esto.

Mirar al felino me hizo recordar a esa persona, sus ojos y los de ella eran iguales, peligrosos, profundos y bellos,  impulsivo y astuto, inteligente y fuerte, era como la profesora Foxier bestias hermosas e incomprendidas, aunque nunca se lo diría a la cara.

- Estoy complacido con el, y supongo que que su futura dueña también-  sacudiendo un poco el abrigo  mi fiel valija apareció - entonces caballeros, ¿Cuál es el precio por las molestias que se han tomado?, supongo que no será una buena botella- dije con mi típica sonrisa.

El hombre escuchaba la diatriba de Scamander sin comprender exactamente qué diablos estaba diciendo, aunque suponía por el tono de voz que el resultado del bicho le gustaba, lo cual era bueno para el negocio.

- ¿Futura dueña?... ¿es un regalo para una mujer?..., sin dudas se le abrirá de piernas cuando lo vea... - ríe el tipo, desde luego los modales no se encontraban entre sus múltiples cualidades -... bien el precio teniendo en cuenta el bicho que es, y lo que ha costado traerlo hasta aquí se lo dejo en 1000 galeones... Un capricho caro para su mujer, pero créame que va a darle mucho más placer a partir de ahora....

El hombre coge un saquito y se lo tiende a Scamander

- Bueno y también le hago un regalo..., es el puffskein herido..., el comprador no va a quererlo y la única opción es sacrificarlo..., si lo quiere es suyo.... - le tiende un saco que contiene supuestamente una criaturita mágica en apuros.

-1000 galeones, esta bien - entregue al sujeto la cantidad requerida - supongo aunque no es esa mi intención, digamos que es un favor personal-  me acomodé el abrigo - ahora con este pequeño herido,  me encargaré de el- con un movimiento abrí la maleta,  para llevar al matagot dentro y al puffskein, aunque este requeriría de mi atención lo mas pronto posible.

-Bien ha sido un placer hacer negocios con ustedes caballeros, con su permiso debo hacer preparativos para una dama- la maleta se encogió y la guarde en uno de mis bolsillos, después de todo tenía que hacer preparativos, así que lo mejor era volver a Hogwarts inmediatamente.