Partida Rol por web

La cara de decepción de Thad es evidente, cabizbajo y deprimido le da las gracias al director y se va.

Con suma discreción, la profesora cerró su despacho y se dirigió de inmediato hacia el despacho del director. No estaba preocupada, ni lo parecía, pero el sr. Dumbledore no tenía por costumbre el reunirse con sus profesores a solas, o al menos no tenía constancia de ello. Es por esto que debía entenderlo como algo extraordinario, y atenderlo con la premura que este merecía.

Una vez frente a la gárgola, recitó la contraseña para que esta dejara a la vista el paso hacia el despacho del director. -Buenos días, sr. Dumbledore. Espero no haberle hecho esperar en demasía.- saludó al director, y pasó con respeto al despacho, aunque esperando de forma protocolaria una invitación a pasar para tomar asiento.

-Pase profesora McMahon, gracias por venir tan pronto. Hay un alumno nuevo, su padre acaba de morir, según la carta que nos envió su madre lo mataron los mortífagos, pero él no lo sabe. Me gustaría que fuese en barca a recibirlo, se lo pediría a Hagrid pero está con dos de los profesores en el Bosque Prohibido- comentó el director- Le he pedido a dos alumnas que vengan, me gustaría que la acompañasen, así serán un apoyo para el joven Ryder

Después de recibir la nota del profesor Dumbledore, no dudé en dejar lo que estaba haciendo para dirigirme hasta su despacho lo antes posible.

Me preocupaba que fuera por el tema de mi familia pero de la misma forma me dirigí hacia allí y en cuanto llegué miré a mi alrededor:

- Profesor Dumbledore, he recibido su nota, ¿se encuentra aquí? - pregunté mientras miraba alrededor.

Cuando Anastasia entra en el despacho del director ve que no está solo, sino que la profesora de encantamientos se encuentra allí también

-Pase señorita Born, tome asiento- el profesor mira detrás de la joven esperando que entre alguien más, se sienta al ver que eso no sucede- Demosle un par de minutos más a la señorita Sinclair

Las niñas llegan a la torre del director, pronuncian la contraseña que el les había anotado en el mensaje que les hizo llegar y la gárgola se aparta para darle paso a la escalera de caracol que las lleva a la puerta del despacho. Las dos se miran unos instantes y al final se deciden y llaman a la puerta.

- ¿Podemos pasar profesor?

-Por fin, pase señorita Sinclair- dijo el director, en ese momento en el despacho se encontraban la profesora Albia y Anastasia- Como le estaba comentando...- uno de los cuadros llamó la atención de Dumbledore y esté comenzó a susurrar algo con dicho cuadro, después volvió a vosotras- Vaya, parece ser que hay un alumno más esperando. Necesito que vayan a recoger a dos alumnos nuevos, denle la bienvenida y traiganlo en uno de los botes de la escuela

Parecía que la profesora iba a comentar algo, al menos hasta que escuchó la puerta y vio entrar a la señorita Born, a la que saludo con un cordial asentimiento y una sonrisa, y esperó pacientemente hasta que la señorita Sinclair hubo entrado, y el director pudo terminar su explicación. -Entendido, imagino que ya estarán esperando.- pronunció un momento después de que el director terminara de hablar. -Señoritas, en cuanto estén preparadas partiremos.- añadió, esperando una confirmación por parte de las dos niñas.

Victoria no dejaba de preguntarse ¿por qué? era tan extraño que les mandara a ellas a recoger unos alumnos nuevos... La profesora les preguntó si estaban listas.

- Si profesora, por mi podemos partir ya.

Miércoles, 25 de septiembre, a las cinco y media de la madrugada.

Melker llegó a la entrada del despacho del Director Dumbledore corriendo desde la sala común de la casa Hufflepuff y medio jadeando por el esfuerzo dijo la contraseña para que la gárgola le dejara pasar -¡Sorbete de limón! Al decir bien la contraseña, la gárgola con forma de Fénix comenzó a girar y ascender revelando unos escalones que también subían hasta el despacho de Albus Dumbledore. - Más escalones... Cómo no... Dijo el Profesor Westerberg resignado mientras ascendía. Al llegar arriba saludó a los presentes con un gesto de la mano y miró a Dumbledore para informar y preguntar la razón de la alarma - Uno de mis alumnos no se encontraba en la sala común, ¿Qué está pasando?

El profesor Rowle llegaba con premura por el pasillo que daba a la gárgola, justo en el instante en que Melker recitaba la contraseña y se disponía a subir. En cuanto llegó al lado de su compañero, no tardó en comentar.

- Parece que volvemos a estar en problemas ¿Sabes de qué puede tratarse? He comprobado que los alumnos de Gryffindor están todos bien y en sus aposentos, ¿Todo bien por tu parte? Preguntó con interés a medida que ascendían por la escalera enroscada. Dentro estaban el director Dumbledore y el profesor Flamel, quién aún seguía malherido por el día del ataque de los dragones. 

Melker fue el primero en hablar, a lo que lamentó escuchar que uno de sus alumnos no estaba en su dormitorio.

- ¿Que alumno está ausente? Si anoche los prefectos nos dieron parte a las 12 de la noche y estaban todos los alumnos en sus aposentos. Solo puede significar que ha incumplido las normas y ha salido a escondidas antes de las seis. ¿Por qué lo haría? ¿Tienes alguna idea?

- Buenas noches... Me alegro que hayáis llegado con tanta premura, pero no hay por qué preocuparse... Comentó el director con su tranquilidad natural, pidiendo calma a los presentes. Me parece que lo que tratamos es una simple travesura de pilluelos, que querían hacer novillos y no tener que asistir a la clase de Astronomía, aunque podría estar equivocado. El señor Filch es el que ha dado la voz de alarma y el profesor Snape me acaba de informar que han atrapado a uno de los causantes del revuelo, Ártemis Flamel. Aunque todo parece indicar que hay una segunda persona que ha actuado de cómplice... 

Por la mirada se podía denotar que hasta cierto punto le divertía aquello, aunque evidentemente, una acción así sería merecedora de castigo, y probablemente lo haría aplicar.

- Supongo que la profesora Foxier, quién ha sido asignada como sustituta durante la ausencia indeterminada del profesor Von Vianden, nos informará de cual es la situación en aquella sala. Nos mantendremos en alerta por si acaso, y al menos hemos podido constatar que la forma de actuar ha sido rápida y eficiente, en esta ocasión. Lamento que nos tomasen desprevenidos la otra noche...

Antes de que Melker pudiera contestar al Profesor Rowle, el Director Dumbledore tomó la palabra y explicó la situación. Cuando mencionó que Artemis Flamel era uno de los causantes, Melker sintió una mezcla de sentimientos entre enfadado y aliviado - Ese es el ausente Dijo contestando a la pregunta que Harold realizó antes de que hablara Dumbledore - Le voy a colgar de los pulgares durante una semana entera.

Evidentemente esa amenaza no iba en serio, pero Melker no pudo evitar soltarla en voz alta -Director Dumbledore, ¿Dónde han atrapado a Artemis? ¿Puedo ir y sacarle información de quién o quienes son sus cómplices? Usted sabe que se me da bien eso Añadió a modo de broma para relajar los nervios.

Dumbledore miró al profesor Westerberg directamente a los ojos, para saber cuáles eran sus intenciones, como si lo estuviese escrutando y pudiese leer su mente. Cuando creyó que el hombre estaba más calmado, y que no le haría ningún mal al muchacho, si no solo averiguar bien lo sucedido y corregirle, comentó con tranquilidad.

- Por supuesto, no veo a nadie más indicado para hacerlo. Esperaremos a la profesora de pociones para que nos diga cómo están las cosas en la sala común de Slytherin, y tras ello, será el momento oportuno para que realice sus averiguaciones. El profesor Snape no se moverá de la entrada de torre de astronomía hasta que llegue alguien para hacerse cargo...

La profesora de pociones, Ravenclaw de por naturaleza, había sido asignada a la sala común de Slytherin debido a la ausencia de su natural jefe de casa. La bonita mujer se dio prisa en llegar hasta el despacho del director, a pesar de que su posición en el castillo era la de peor acceso. Tras recorrer decenas de escalones y dar una contraseña deliciosa ante la puerta del despacho, la bonita docente entra en la sala donde todos los profesores estaban reunidos, los rostros denotaban seriedad y preocupación.

- Buenas noches..., la sala común de Slytherin está completamente limpia y sin problema, están todos los alumnos... -... indica Cyllene sonriendo levemente, eso era totalmente cierto -...¿qué ha pasado?...., ¿algo grave?..., me preocupé mucho cuando sonaron las alarmas.... - indica la mujer recorriendo los rostros de los presentes con aquellos ojos verdes tan sumamente cautivadores.

El profesor Dumbledore pareció durante unos escasos segundos sorprenderse con las palabras de la profesora Foxier, quizá esperase otra respuesta por su parte, pero asintió a sus palabras.

- Vaya, entonces están todos en Slytherin también... Comentó rozando su larga barba con lo dedos. Entonces aún no tenemos al posible cómplice del joven Ártemis Flamel, pero según Snape no tenía dudas de ello según la nota, parecía tener pruebas de ello... Profesor Westerberg, ¿sería tan amable de ir hasta allí y realizar las indagaciones oportunas? Confío en que será estricto con el pequeño de su casa, penalizando seriamente sus acciones, pero sin sobrepasarse en el castigo. ¿Puedo dejarle al cargo? De ser así, eso es todo. Gracias a todos por venir...

Justo cuando ya todos se giraron y se marchaban, el director volvió a hablar una vez más.

- Profesora Foxier, si es tan amable, me gustaría hablar a solas con usted un momento...

Los segundos en que el director se asombró ante su respuesta le parecieron eternos a la bella docente, la cual dejó el rostro impasible intentando bloquear sus pensamientos para no dar muestra alguna de malestar o temor.

Cyllene casaba la información que Dumbledore decía con la que ella obtuvo de primera mano, y obvio, encajaban. El problema sería alargar aquella falsedad. Si Artemis hablaba los problemas serían extensibles hasta su persona, así que decidió decir la verdad en cualquier caso, pero sin mencionar lo que no le interesaba. ¿Estaban todos los alumnos de Slytherin en su casa?.... Actualmente sí, Dumbledore no especificó la escala temporal...

El director mandó a Westerberg el fascinante honor de castigar al alumno de su casa. Ella cruzó los brazos por delante del pecho a la espera de que acabase aquella reunión, marchándose con los demás cuando se dio por finalizado el encuentro, y parando en seco en el momento en que Dumbledore le indicó que se quedara.

- Por supuesto, director.... ¿para qué me requiere?..... - la mujer sonríe con encanto y retoma sus pasos hacia dentro del despacho. Aquello no podía ser nada bueno...

Cuando la Profesora Foxier llegó al despacho del Director Dumbledore, Melker la saludó con una leve inclinación de cabeza y después escuchó atentamente su informe.

Profesor Westerberg, ¿sería tan amable de ir hasta allí y realizar las indagaciones oportunas? Confío en que será estricto con el pequeño de su casa, penalizando seriamente sus acciones, pero sin sobrepasarse en el castigo. ¿Puedo dejarle al cargo?

- Por supuesto Director Dumbledore, yo me ocuparé de todo. Dijo el Profesor Westerberg planeando ya el posible castigo que le impondría al joven Artemis Flamel. Como él no creía mucho en el sistema de castigar quitando puntos para la casa, estaba pensando en castigar al joven Flamel negándole la entrada en el Club de Duelo. Estaba seguro de que eso sería un castigo ejemplar para él, ya que aspiraba a convertirse en Auror en el futuro y estar en ese Club era un paso muy importante para conseguirlo.

Con ese plan en la cabeza, Melker abandonó el despacho de Dumbledore y se dirigió a encontrarse con Filch, el Profesor Snape y con Artemis Flamel.

El director Dumbledore siempre gozaba de un aura a su alrededor que le hacía inescrutable y francamente temible, era muy difícil poder saber en que estaría pensando, pero transmitía la sensación como si conociera al detalle todo lo que pensaban los demás. Para la profesora Foxier, la sensación no fue distinta de la que podría percibir el resto, y a medida que los segundos iban transcurriendo sin que dijese nada, la situación se iba volviendo más y más tensa, casi al punto de resultar insoportable. Con las manos apoyadas en su espalda, el majestuoso mago susurró en un momento dado...

- Relájese, no tiene por qué preocuparse... se que siempre que alguien actúa de determinada forma, es por alguna razón en particular. La pregunta que se suscita en mi mente es... ¿Por qué encubriría a un alumno de Slytherin, señorita Foxier? Susurró con voz taimada y sin previo aviso, a la vez que tomaba unas pocas regalices de un cuenco. ¿Quiere unas? ¡Pican un poco, pero realmente sabrá apreciar su buen sabor!

Entonces fijó la mirada en la profesora Foxier, esperando una respuesta que le satisfaciera por su parte.

Cyllene permaneció callada una vez todos estuvieran fuera del despacho del director. Aquel mago era imponente, no solo en formas, sino que además, todos sabían que era muy versado en magia y que sus capacidades solo podían ser equiparables al del Lord tenebroso, el cual jamás quiso competir contra Dumbledore.

El aura del varon, tan imponente y temible se imponía sobre su voluntad, y la docente en pociones tembló, sentía malestar y la sensación de haber sido como una niña mala robando galletas. En el instante en que el director habló, la mujer se vino abajo y dio las respuestas casi a bocajarro, como si necesitara descargar su alma.

- Kayla Silver..., ella estuvo con Artemis en la torre de Astronomía...., quisieron arruinar el acceso para que no se dieran clases, por lo visto odian la asignatura..... - explica sin mirar al director, ¿avergonzada por su comportamiento quizás? -....no mentí cuando me preguntó por los alumnos de Slytherin...., todos están actualmente a salvo, pues me aseguré de que la niña entrase en la sala común y me diera las explicaciones....

- Director, usted cuando me ofreció el trabajo esperaba que quien diera la clase hiciera cosas por los alumnos.... A Silver yo hoy le he enseñado algo, ella cuando vea que Artemis ha sido atrapado y pague el precio de su desobediencia la niña se sentirá mal, y comprenderá que sus acciones erradas afectan a las demás personas... Si la hubiesen pillado y castigado directamente por la falta, ambos alumnos podrían, desde la venganza, idear más planes malévolos para seguir gastando bromas.... Pero cuando uno se libra del castigo y el otro no..., puede generar eso malestar entre los niños y no volver a unirse para hacer maldades.... Mis actuaciones al fin y al cabo han sido didácticos....

La bonita mujer rechazó los regalices, no era un momento relajante para ello