Partida Rol por web

La propuesta de la pequeña por saltarse las clases sorprendió al director, pero no tardó en sonreírle con complicidad. Por la mente de Albus recordó que el también había hecho novillos alguna vez, y por cuestiones menos importantes que las que preocupaban a la parqueos, por lo que le susurró con calidez.

- La verdad es que como director debería ser estricto y enviarte a clases, pero... Si, estoy seguro... Déjame comprobar algo... entonces apoyó su mano en la frente de la muchacha mientras parecía recitar unas palabras en susurros, y al momento la jovencita pudo comprobar en el espejo que tenía la cara ruborizada, aparentemente manifestaba síntomas febriles y un buen constipado, aunque por dentro, ella estuviese perfectamente en realidad. Jamás te enviaría a las clases en tu estado, sería una insensatez  por mi parte. Voy a enviarte a la sala común, y si te cruzas con alguien, nadie dudará de que estás enferma... Se acercó lentamente y le susurró una palabras en voz baja. Pero evidentemente, en cuanto llegues a tu sala común estarás en perfectas condiciones... Solo que nadie tiene porqué saberlo...

Y con una sonrisa divertida, dejó que la muchacha pudiese marchar a su dormitorio. 

- Ginevra, quiero que recuerdes algo,... Cuando todo a tu alrededor parezca oscuridad y quieras llorar de impotencia, recuerda que eres más fuerte de lo que piensas y que hay gente que de verdad te quiere. No lo olvides...

Pensó que la mandaría a clases, pero el director era comprensivo y la niña asintió, sin saber a qué se refería, pero cuando se logró ver, supo que el director además de ser comprensivo era compasivo, así podría evitar a sus compañeros y cualquier pregunta impertinente. La chica le sonrió al anciano pero sus ultimas palabras no se le hicieron tan lógicas, en esa escuela la gente apenas la conocía, solo Dani la quería, pero porque él se había empecinado en mantenerse a su lado. La chica suspiró y agradeció a Dumbledore una vez más. 

Ginevra era una niña de pocas palabras, muy pocas palabras, quizás solo lograba hablar más de sus pensamientos y sentimientos en sus canciones, pero pocos hasta ese momento la habían logrado escuchar. Desde la puerta se despidió antes de cerrar la puerta. 

Viernes, 27 de septiembre de 1991 por la tarde

Toque con suavidad la puerta que daba al despacho del director mirando la pequeña snitch que llevaba entre mi dedos, se había retrasado mucho este momento pero al fin había llegado, tal y como quería mi padre le entregaría el mensaje a Dumbledore ya que si el creía que era la persona mas indicada yo no dudaría eso ni por un instante. Pero sería duro explicarlo todo sobretodo que quien el mandaba el mensaje era mi padre difunto. Solo esperaba que lo comprendiera y ayudara tal y como el esperaba.

El director Dumbledore era un hombre muy ocupado, que siempre parecía estar haciendo cosas de vital importancia. Sin embargo, aquella tarde parecía haberla dedicado para relajarse y simplemente estaba sentado en su sillón cómodamente, leyendo un libro aparentemente infantil y realizando anotaciones, "Los cuentos de Beedle el bardo" rezaba en la portada. Cuando el muchacho de Ravenclaw llegó hasta la escalera de caracol y se dispuso a subir, inmediatamente detectó que tenía visita y agitó su varita para que el jovencito pudiese subir sin problemas.

Era observador y perceptivo, y se dió cuenta que Alen venía para alguna cuestión importante por su rostro, por lo que cerró el libro al verle acercarse, lo depositó con tranquilidad en el escritorio, y le ofreció que se sentará si así lo deseaba.

- ¿Qué te trae por aquí, joven Ryder? Si en algo puedo ayudarte, ya sabes que estaré encantado... ¿Te apetece una taza de té y unos pastelillos de limón? No seas vergonzoso, al menos pruébalos, son mis preferidos... Le indicó, acercándome una bandeja que mágicamente apareció sobre la mesa, al igual que ocurría con las mesas del Gran Comedor.

Tome asiento done me indico el director y aunque en un principio me iba a negar a tomar esos pastelitos de limón finalmente lo hice por su insistencia, ¿pasteles de limón? ¿quien en su sano juicio haría eso? debían estar malisimos pensé mientras lo miraba en mis dedos. Olvidándome un poco del postre puse la snitch sobre la mesa a simple vista no era mas que una snitch cualquiera, algo vieja, con las alas deterioradas y comida por el óxido un poco.

- Esta snitch es de mi padre Mathew Ryder, un auror, en su interior se oculta un mensaje para mi pero que contiene información que el me pidió en ese mismo mensaje que se lo diera a usted y por eso estoy aquí, es algo muy importante por lo que debería verlo cuanto antes... se abre con fuego.

Entonces agarre el pastelito con ambas manos y poco a poco le fui dando mordiscos pequeños para asegurarme de que no estuviera muy malo y en el caso de que lo estuviera poder terminarlo sin sufrir en exceso.

Jueves 26 de Septiembre de 1998 Por la tarde, después de los clubes.

Victoria llega ante la gárgola, custodia del despacho del director, con quien había decidido hablar, tenía algo que quería hacer, había leído sobre ello, y le fascinaba la idea: "Animagos". Seguro que Dumbledore podría orientarla en esa senda.

- Sorbete de limón. - La ravenclaw pronuncia la contraseña que el director le facilitó aquel fatídico día en el que la convocó allí para ir al lago a recoger a los dos chicos nuevos y que por supuesto, ella no había olvidado.

La gárgola se aparta y deja paso a la pequeña que sube sin dudarlo. una vez arriba, llama a la puerta con delicadeza y espera una respuesta afirmativa antes de entrar, cuando la escucha abre la puerta y pasa al interior, allí se encuentra el anciano profesor que la saluda amablemente.

- Buenas tardes profesor, espero no importunarle, - dice algo tímida - verá, quisiera saber si usted podría ayudarme con algo... he leído sobre los animagos, me parece algo realmente fascinante. Poder ser un animal, ser parte de la naturaleza... Soy una amante de todo ser vivo señor, los animales son algo que me atraen desde siempre. Me preguntaba si usted podría instruirme en este ámbito tan interesante, quisiera... ser animaga. Ya se que es difícil, que lleva tiempo y que no es ninguna tontería, lo considero algo muy serio y estoy dispuesta a ello.

Los pastelitos de limón era una exquisitez, aunque siempre habían excepciones y gente a la que no le gustaba ese toque amargo característico y ese frescor tan increíble que se quedaba en la boca tras los mordiscos. Dumbledore cogió en las manos la Snitch que le tendió el pequeño, pero aunque sentía que tenía magia latente en su interior, no lograba percibir ninguna letra ni lograba abrirla aunque usará energía mágica relacionada con el fuego.

Supo de inmediato que la Snitch dorada tenía memoria táctil, y no tardó en preguntarle al pequeño. 

- Podría abrirla usando un hechizo más poderoso, pero no quiero que quede maltrecha. Estoy convencido que es una Snitch con memoria táctil... ¿Qué hiciste para poder abrirla? Si solo fuese con fuego, ya debería estar abierta. Esto solo me indica que lo que guarda es valioso y que tú padre no quería que cualquiera la abriese por error. Yo conocí a tu padre, eran un buen hombre y siento tu pérdida. Días antes de morir, tanto Kingsley Shacklebolt como él, me comunicaron que habían logrado obtener información importante... Pero Kingsley quedó gravemente herido y a tu padre nos dijeron que había... Lo siento pequeño, aún es reciente y debe de ser doloroso recordarlo. ¿Sabes cómo abrir la Snitch? Debe de ser algo que tu padre le gustase hacer contigo. ¿Quizá un juego de manos? ¿Acariciarle las alas a la Snitch? ¿Apoyarla en algún sitio?

La llegada de la pequeña Ravenclaw no le pasó desapercibido a Dumbledore, quién en ese instante se disponía a salir del despacho. Sin embargo, no le negó a la muchacha unos minutos de su atención y le escuchó con una sonrisa en su rostro. Desde luego, le encantaba la joven SinClair y le parecía la bruja nacida de muggles más talentosa desde hacía años, al igual que Hermione Granger, ambas del mismo curso y generación.

- Vaya, vaya... Es muy curioso lo que preguntas... Le comentó divertido, aún con ciertas dudas al respecto de cuál debería ser su respuesta. Convertirse en un animago era extremadamente dificil y solo unos pocos lograban conseguirlo a base de esfuerzo y dedicación. No dejaba de ser magia avanzada y muy difícilmente posible de conseguir por algún alumno de primero, pero no quería darle una negativa y al menos, trataría de encaminarla si quería lograr aquel ansiado objetivo. No sé cómo has logrado obtener información sobre que existen animagos, no suele venir en los libros de primero porque es magia de alto nivel, pero cuando alguien me manifiesta mucho interés, nunca le doy una negativa sin saber sus razones. ¿Qué te mueve a ser una animaga? Cómo sabrás, solo muy pocos son capaces de completar el proceso y convertirse en animagos, y de lograrlo, debes inscribirte en el Ministerio de Magia para que haya constancia del hecho, o podrían encerrarte en Azkaban. ¿Eres consciente de ello? Trató de indagar por sus motivaciones y la razón de querer lograr algo así. Tanto él como la profesora McGonagall eran animagos, pero tenían una explicación lógica y razonada del porqué habían logrado aquello. ¿Cuál era la razón de la pequeña? ¿Simple curiosidad? Puede que no hubiese leído lo suficiente para entender que si sólo algún pequeño paso salía mal, el proceso era irreversible y quedaría encerrada en un cuerpo de animal en el mejor de los casos, y en el peor, como a otros magos y brujas de otros tiempos, convertidos en una quimera, en un ser que no podría considerarse ni animal ni humano. ¿Por qué se arriesgaría a algo así? Creo que aún sabes muy poco de los animagos, pero puedo recomendarte un libro para que al menos seas consciente de lo que hay, y de los múltiples peligros que entraña. Iba a salir ahora mismo, pero podemos hablar de ello de camino al despacho de la profesora McGonagall. ¿Quieres acompañarme? Ella podría darte su punto de vista también, si gustas.

Victoria escuchó atentamente al profesor, su primera impresión fue que el hombre no estaba muy de acuerdo en que ella se adentrara en ese tipo de magia tan peligrosa y de tan alto nivel, pero a ella eso no le asustaba, sus ansias de conocimiento y su pasión por la magizoología y las transformaciones eran más fuertes e intentaría convencer al anciano para que le prestara su ayuda, por suerte, parecía que finalmente Dumbledore no le cerraba las puertas por completo.

- Verá señor, en la sala común de Ravenclaw hay muchos e interesantes libros, y creo que ya me leí al menos la mitad… - dijo sonrojándose levemente – Es ahí donde pude descubrir que existía este tipo de magia que tanto ha captado mi atención. Adoro la naturaleza y por ende la magizología, ya se que no tiene nada que ver, pero me encantaría poder dedicarme a ello en un futuro y pienso que ser una animaga me abriría muchas puertas a la hora de poder relacionarme con otros seres no humanos… - por desgracia, los humanos no eran los seres más amigables con los animales, a quienes dañaban continuamente y de los que se aprovechaban por lo que estos solían guardar las distancias y en algunos casos también mostrarse agresivos, algo que las personas se habían ganado a pulso con sus actos. - No se si es posible convertirse en una animal mágico, pero tampoco es esa mi meta, si se puede sería genial pero también sería algo demasiado…. llamativo y limitador a la hora de poder usarlo. Me gustaría poder volar – su mirada se iluminó por un instante, era algo que le atraía también mucho desde que tenía su nueva Nimbus 2.001 – o ser un pequeño animal, inteligente y rápido como una ardilla, – sonrió - ¿Cree que sería posible? El hecho de tener que registrarme como animaga no me supondría ningún problema, mis intenciones no son oscuras ni ocultas. – él le sugiere ir a ver a la profesora McGonagall – Por supuesto me encantaría saber su punto de vista y todo lo que puedan enseñarme y aconsejarme lo recibiré con gusto.

La niña intuía que no sería fácil, que necesitaría mucho trabajo y dedicación, pero eso no la asustaba, se consideraba una persona constante y con talento para los hechizos aunque jamás alardeara de ello. Había sido muy sincera con el profesor y esperaba que este lo valorara, nunca había hablado de esto con nadie, ni siquiera con Altair o Alen.

Para mi agradable sorpresa los dulces estaban bien, de hecho estaban tan buenos que tras dar el primer mordisco me lo mandé el resto de un solo bocado. Observe como el director trataba de abrir la snitch sin resultado lo cual me extraño ya que esperaba que el pudiera abrirla al momento y sin las complicaciones que tuvimos Vic y yo. Entonces Dumbledore me explico el porque de que no pudiera abrirla y de inmediato supe que debía hacer, lo que me sorprendió era que el conociera a mi padre es decir era lógico si pensabas que mi padre había confiado en el pero aún así no me lo esperaba, bajé la cabeza según hablaba del tema y alargue la mano para que me diera la snitch una vez lo hizo la puse tocando mi frente para que se activara y aparecieran las runas ya que eso seguro era lo que hacía falta. Aunque nadie aparte de mi madre lo sabía ese mismo acto era el que hacía muchas veces mi padre conmigo, al principio solo lo hacía para desearme buenas noches o cuando estaba triste pero con el tiempo se fue volviendo mas habitual y el hacerlo con la snitch era lo mas cercano a hacerlo con el otra vez.

- Con esto debería bastar -dije devolviendo la snitch al director

Durante unos instantes, el poderoso mago estuvo meditando las palabras de la jovencita SinClair, escrutándola con la mirada para saber si sus palabras e intenciones eran verdaderamente nobles o si escondían algo. Dumbledore era muy afable, bondadoso y alguien que se prestaba a escuchar, pero no era fácil saber en qué pensaba, ni si estaba de acuerdo en que fuese una buena decisión instruir a la pequeña en aquel arduo camino, en la subdisciplina de las transformaciones entendida como Animagia, de las más complejas y difíciles de la Magia.

- Siendo realista, creo que aún es muy temprano para llevar a cabo algo tan complejo como es el noble arte de la Animagia, aunque seas una jovencita con muchísimo talento, disciplinada y que siempre se esfuerza. Quiero abrirte esa posibilidad a futuro, y es por ello que voy a ser riguroso y estricto contigo, comprobando tus progresos durante todo este año. Según los resultados, puede que en segundo, pese a ser algo que ni muchos chicos de cuarto serian capaces de realizar, decida ayudarte a lograr tu objetivo. Pero seré muy claro... Muy pocos magos y brujas han podido lograrlo, y hay muchos más casos de estrepitosos fracasos y vidas desdichadas desde entonces, que de éxitos,...quiero que seas consciente de ello. Hablaré con el profesor Rowle, él puede ayudarte muchísimo a entender la naturaleza, las criaturas mágicas, a percibir el entorno e incluso, si confías plenamente en él como has hecho conmigo, estoy seguro que podría recomendarte cual podría ser un buen animal para ti. A veces tenemos una idea en mente, lo que nos gustaría de primeras, pero no siempre de la mejor opción... Y reconozco que el profesor Rowle tiene una especie de sexto sentido para esas cosas, te será de gran ayuda.

- Por otro lado, y solo en el caso de que quieras lograr tu objetivo, considero que Minerva McGonagall podría enseñarte en el arte de las transformaciones, disciplina fundamental para lograr el éxito y convertirse en animago. Vayamos a su despacho si estás decidida. Susurró con amabilidad emprendiendo el camino al despacho de la docente, con quién ya había quedado, suponía que podría robarle unos minutos para la muchacha antes de tratar sus asuntos. Será una visita breve, solo para explicarle tu interés. En otro momento podréis hablar larga y tendidamente para que aprendas.

Albus Dumbledore sonrió al ver como el muchacho apoyaba la Snitch dorada en su frente y esta reaccionaba a ese leve contacto, haciendo aparecer las runas. Por el simple gesto, supo que tanto padre e hijo habían tenido una magnífica relación y sintió su pérdida pese a que estantes no dijese nada. El director no tuvo ninguna dificultad en leer el mensaje escrito en rúnico y sin si quiera pronunciar ningun hechizo verbalmente, unas llamas brotaron demos palma de su mano cuando el muchacho le tendió la Snitch, y esta se abrió de inmediato, revelando así su contenido.

Dumbledore se puso realmente serio al ver la moneda negra, y sin haber aún leído la nota, pareció entender de que iba el asunto. Miró al jovencito nuevamente para tener su consentimiento de leer la nota, y cuando asintió, la abrió con calma y leyó el mensaje de ésta.

- ¿Sabes que significa esto, joven Ryder? Significa que tú padre siguió luchando aún siendo conocedor del destino que le deparaba. Prometo lograr que su muerte no haya sido en vano, y encarcelar en Azkaban a los que acabaron con su vida. ¿Tengo tu permiso para conservar esta moneda negra, pequeño? La necesitamos para poder acceder a su base, al lugar donde se reúnen... Le comunicó con determinación, aunque se le veía apesadumbrado. Sabía lo que debía de hacer, pero aquello implicaba que probablemente más magos y brujas leales e inocentes morirían si hacian frente a la nueva amenaza creciente. Era una dura decisión.

Fue fácil darse cuenta de que el director comprendió la importancia del mensaje solo con ver la moneda, asentí cuando me miro dudando si leer o no la carta, para eso mismo se la había traído.

- Si... en cuanto la leía supe que mi padre no esperaba volver y que cuando me la entrego supo que no nos volveríamos a ver. Yo no tengo ningún interés en la moneda así que puede quedársela pero me gustaría tener su carta y la snitch son recuerdos de el. Y... otra cosa... señor Dumbledore... yo... -respire hondo- quiero ayudarle en todo lo que pueda contra Voldemort, por favor déjeme ayudar -hablaba con determinación, había cerrado los puños con fuerza, me había levantado del asiento e incluso había sido capaz de decir su nombre

Iba a ser un auror y por tanto no podía temerle en ningún momento es mas ahora que se presentaba una oportunidad de hacer algo, lo que sea contra el debía aprovecharlo.

Melker y Cyllene pusieron rumbo al despacho del Director Dumbledore para poder hablar con él sobre todas las cosas que habían ocurrido y las sospechas que les rondaban a ambos profesores por la cabeza.

Mientras caminaban por los pasillos, los dos docentes seguían hablando y conciéndose mejor. Melker se enteró de que lo que realmente le gustaba a Cyllene de las ranas de chocolate, era el chocolate y no los cromos A mi me gusta el chocolate, pero el meterme en la boca una rana que parece viva siempre me ha dado algo de repelús Admitió con cara de desagrado recordando la primera vez que probó una y notó cómo una de sus extremidades salía por su boca y se movia como suplicando que le perdonara la vida. - No creo que Dani le haya echado nada raro a la rana. Es un buen chico al que confío el cuidado de Nyfiken y no le veo realizando gamberradas como a otro Dijo soltando otra puya más recordándole que no olvidaba lo que habían hecho Kayla y Artemis.

- Toda precaución es poca Añadió cuando hablaron de la seguridad de su negocio - Y cuanta más seguridad de diferentes ramas mágicas tengas, más difícil se lo pondrás a Yaxley Melker quería blindar su negocio, y pensaría en las mejores formas para ello. - Quizá el propio Dumbledore pueda recomendarte algo, si quieres contarle lo que pasó No sabía cómo reaccionaría el Director Dumbledore si se enteraba que la seguridad del negocio de la Profesora Foxier había sido quebrantada.

Le sorprendió mucho que la bella docente se considerara culpable de estar soltera, y Melker se apresuró a comentar que era una idea que no compartía - Que no hayas encontrado a la persona adecuada no es culpa tuya, de eso estoy seguro. Eres una mujer muy divertida, lista y hermosa que podría tener a quien quisiera Estuvo a punto de añadir que su único fallo fué elegir a un Mortífago que además era una terrible persona, pero él había cometido el mismo error y además no quería que sonara a que la estaba juzgando por su pasado. - Aún eres muy joven. Tienes toda la vida por delante para encontrar una buena persona que te aprecie como mereces.

Sus comentarios sobre los jóvenes alumnos hizo que torciera el gesto preocupado - ¿De verdad crees que el enemigo está ya dentro? ¿Es una suposición o es intuición? Esperaba que si tenía conocimiento de algún mago que ayudara a la causa de Lord Voldemort, informara a Dumbledore sobre ello para que pudiera tomar medidas sobre el asunto.

Melker también disfrutó del tiempo que habían sacado, y esperaba que se repitiera a lo largo del curso. No solo era bueno para que ambos pudieran practicar hechizo, también disfrutaba de su compañía y quizá podría sacar una bonita amistad de sus reuniones.

Cuando llegaron en frente a la gárgola que protegía el acceso al despacho del Director Dumbledore, Melker pronunció la contraseña - ¡Sorbete de limón! Cuando la gárgola con aspecto de Fénix comenzó a ascender descubriendo mientras lo hacía una escalera de caracol - Las damas primero.

Domingo (Casi mediodía) 29/09/1991

El paseo desde la tercera planta, donde estaba el despacho de Melker hasta la primera, el lugar al cual se encaminaban, resultó ser bastante entretenido. Los profesores no se cansaban de hablar, de hecho Cyllene no recordaba haber hablado tanto en clase durante toda la semana en comparación con esa mañana, resultándole la experiencia realmente motivadora.

- No me puedo creer que nunca hayas intentado decir "cavernícola" con una rana de chocolate dentro de la boca, la experiencia es única.... - ríe la docente denotando que obviamente, ella sí lo había hecho -... a veces si tienes mala suerte la rana escapa por completo, lo que es un poco asqueroso según donde caiga.... - enarca una ceja -... vamos no me mires así... ¡Hasta en Durmstrang seguro que habéis hecho competiciones de haber quien dice la palabra más larga con una rana de chocolate en la boca!.... Si no fuera porque te da repelús podríamos hasta competir....

Cuando Melker defiende la honorabilidad de Dani comparándolo con Kayla y Artemis ella se encoge de hombros.

- Oh vamos..., con su edad..., ¿tú no habrías querido echar abajo la torre de Astronomía?..., tampoco ha sido algo tan malo..., ambos pillados, él castigado y ella reconociendo su culpa..., al fin y al cabo hay justicia divina..., ¿no crees?... Y bueno, nunca pongas la mano en el fuego por los chicos buenos, la primera trastada nunca se hace con maldad, sino por diversión.... Dani puede que no sea la excepción que confirme la regla... ¿quién sabe?.... Por cierto, no me has presentado a Nyfiken y si voy a ir mucho a tu despacho qué mínimo de que me conozca y se acostumbre a mi....vaya a darle por morderme...

Escuchó el consejo de su compañero, el cual era muy bueno, debía poner a salvo su integridad ya la del sitio donde más horas solía pasar extra de la escuela. Pedir ayuda a los demás docentes y al director para salvaguardarse de un posible ataque mágico era algo razonable y preciso en el momento en que se encontraba.

- Le contaré toda la historia a Dumbledore..., es bueno que lo sepa y esté al tanto... - sonríe a Melker, era curioso, aquel hombre estaba sacando de su interior algo que normalmente no solía hacer, pedir ayuda. La última vez le fue mal en su encuentro con Yaxley precisamente por eso, por haberse aventurado sola a ir a cabeza de puerco, una imprudencia que no fue a más gracias a la magia y por supuesto, a la presencia de aquel apuesto profesor.

Cyllene se ruborizó cuando Melker le dijo lo que opinaba de ella. Normalmente no solía tener conversaciones de ese tipo con nadie, y para qué mentir, era raro que alguien pudiera decirle que era divertida, cuando solía mostrarse particularmente reservada y distante. Había algo en él, algo que hacía que todo fuera diferente....

- ¿A quien quisiera?...., ¿por ejemplo a ti?....- le guiña un ojo con diversión, restándole importancia a su comentario -...si te soy sincera..., no soy enamoradiza..., pero cuando alguien me gusta tiendo a cerrarme en banda a conocer y optar por otras posibilidades..., debo decirte que el mío es muy mal sistema para encontrar una pareja aceptable... Sobre todo si no me corresponden con sinceridad..., tan solo veo un árbol cuando debería ver un bosque.... No soy joven y las parejas que he tenido en mi vida se cuentan con los dedos de una mano, creo que mis alumnos tienen más vida sentimental que yo misma.... - comenta sin perder la sonrisa, al fin y al cabo no era de las que siempre lamentaban su suerte.

- Han habido muchos mortífagos, algunos conocidos y otros no tanto..., y cuyos hijos o familiares estudian en esta institución... Se supone que son buenos chicos..., ¿o quizás no tanto?..., al fin y al cabo la unión de sangre hace mucho y las ideologías se transmiten familiarmente... - mira a Melker -... suelen haber pocas excepciones.... Aunque Dumbledore es un mago inteligente y sabe quiénes estudian aquí y cuáles de sus parientes están en Azkaban, esto no creo que sea algo que le pille de sorpresa...

La mujer esperó a que Melker dijera la contraseña y luego pasó por delante de él haciéndole una graciosa reverencia.

- Gracias caballero... - comenta la damisela adelantándose, ascendiendo por la escalera de caracol, la pregunta sería... ¿donde pondría los ojos el profesor? Por delante de él iba una muy atractiva fémina con una túnica que le entallaba las caderas a la perfección. ¿Le costaría desviar la mirada hacia otra parte que no fuera el trasero de la bruja?.....

- Buenos días director Dumbledore...., si no le viene mal el profesor Westerberg y yo queríamos ponerle al corriente de unos asuntos..., ¿es posible o mejor nos citamos en otro momento?.... 

El profesor agradeció que el muchacho le entregase la moneda negra sin reservas, era consciente de que había pasado por mucho y entendía las ganas que tenía denpode ser útil, de ayudar ennlo que fuese. Dumbledore no tardó en devolverle la Snitch y la carta y decirle.

- Por supuesto que puedes quedarte con la Snitch dorada y la carta, tu padre te las dió a tí y te pertenecen por derecho. Le sonrió en el momento que depositaba la Snitch en su mano y la cerraba. Ahora mismo la mejor ayuda que puedes ofrecerme es estudiar, aprender, practicar hechizos y ser muy feliz como tú padre me mencionó una vez, pero más adelante es probable que requiera tu colaboración. Fue entonces que quedó unos instantes pensativo, como dudando momentáneamente, pero de inmediato consideró que aquello sería bueno para el chico, demostrándole que aquella fue la voluntad de su padre.

- Joven Ryder, por lo general solo uso el pensadero para cosas de vital importancia y no permito que casi nadie lo use, pero creo que es lícito que te muestre lo acontecido en los instantes finales, y las últimas palabras de tu padre. ¿Prefieres recordarlo como hasta ahora o saber más de ello? Cualquier opción es completamente válida..

Con un gesto de su mano las puertas de un pequeño armario se abrieron y empezó a sobrevolar hasta la mesa una especie de cuenco de metal que contenía agua pura, limpia, nítida y transparente. Una vez que quedó sobre la mesa, el anciano director sacó un vial que contenía una hebra brillante, y la dejó caer sobre el agua. 

- Solo si quieres, mira en su interior...

Cuando ambos docentes subieron las escaleras de caracol tras pronunciar correctamente la contraseña, encontraron al director Dumbledore serio y pensativo detrás de su escritorio. Generalmente lucia un gesto amable, cálido y bondadoso, pero algo les hizo intuir que él director estaba preocupado por algo, hasta el punto que no había advertido vuestra presencia. No obstante, en cuanto salió de su ensimismamiento al escuchar las palabras de la profesora Cyllene, cambió su semblante de inmediato, y os saludó con su habitual calidez y amabilidad que solía profesar.

- Por supuesto, adelante. Estaba absorto en mis pensamientos, disculpad. ¿En qué puedo ayudaros? ¿Van bien las clases con vuestros alumnos? - Se interesó por ambos, y no tardó en escrutados con su mirada imperturbable. Siempre daba la impresión de que era capaz de ver más allá de lo común. Me parece que venís por otro asunto...¿De qué se trata? Si puedo os ayudaré, ya sabéis el lema... "En Hogwarts siempre se prestará ayuda a quién la pida". ¿Es lo que viene a pedir, señorita Foxier? - Le comentó mirándole a los ojos con un gesto jovial y tranquilo.

A la mujer no le pasó desapercibido el semblante serio del director del colegio, tanto que incluso dudó de que fuera buen momento el elegido por los docentes para cargarle con más problemas de los necesarios. Pero aquella conversación tenía mucha política de fondo, tanta que quizás una buena conexión de ideas pudieran hacer que las informaciones llegasen a un punto para poder tomar determinaciones, o al menos para que el devenir fuera esperable y actuar en consecuencia.

- El problema que vengo a contarle es algo relacionado con la historia que le narré cuando me contrató... - suspira la fémina tomando asiento en el despacho de Dumbledore, aquel anciano con quien había tenido la confianza de narrarle su pasado -...El jueves por la noche fui a mi negocio a atender los pedidos y alguien había entrado allí para dejar una carta..., la seguridad mágica fue vulnerada y siquiera emitió un aviso para alertarme... - sentía cierto rubor de reconocer que no era nada eficiente en la magia defensiva -... La carta era una declaración que debía presentarme en Cabeza de Puerco para esperar instrucciones de lo contrario el objetivo sería Hogwarts, la firma era tan solo una marca tenebrosa.... Debí haber venido antes a contárselo, pero creí ser capaz de gestionar el problema... El caso fue que me presencié en el local y allí... por suerte..., encontré a... Merkel.... - hubiera dicho su apellido pero tras haber roto la barrera de la fría cortesía con él, le salía más natural su nombre que el uso formal de la denominación de profesor -... El que vino para hablar conmigo fue precisamente Yaxley..., la amortentia que usé contra él para que se enamorase de otra mujer dejó de funcionar, de hecho sabía que jugué sucio con él para alejarle..., y bueno..., su mensaje estaba claro... tenía clara intención de reclutarme para las filas del lord tenebroso... se están reagrupando..., y ahora soy uno de sus objetivos.... Varios mortífagos nos cercaron en Hogsmeade... Y al saber que los aurores venían de camino decidieron marchar, pero no sin antes dejarme claro que volverían por mí....

La mirada verde de la bonita docente estaba completamente ensombrecida, la preocupación sobre el hecho narrado era más que evidente.

- Es cierto que Hogwarts me ofrece la ayuda que preciso al darme cobijo pero actualmente soy una prisionera dentro del castillo, no puedo atender mi negocio, ni salir a hacer compras... algo a lo que me puedo acostumbrar..., pero es cierto algo que ha comentado mi compañero... - hacía referencia a Melker -... y es que los alumnos que van a Hogsmeade pueden ser objetivo fácil... si atrapan a alguno de ellos es fácil extorsionarme y provocar un intercambio para que me vaya con ellos.... - dejaba claro que antepondría su propia seguridad si la de los alumnos estuviera en juego -... si yo fuera mortifaga, actuaría así, buscaría al más débil como señuelo para conseguir un pez mayor... Quizás las excursiones de los alumnos debieran prohibirse..., o salir todos los profesores a acompañarlos en caso de desear mantener la normalidad.... No sé qué sería lo mejor... En cualquier caso querría pedirle ayuda para mejorar la seguridad mágica de mi negocio... Es usted uno de los mejores magos de todos los tiempos, seguro que conoce la forma para poder seguir trabajando en mis pociones y no exponerme al enemigo....

La bonita mujer mira a Melker por si quería añadir algo a lo dicho, y es que se había liado a hablar y no sabía siquiera si había sido detallada en sus argumentaciones, y con respecto ese tema no deseaba ambiguedades sino la simple y llana verdad por delante.

Melker notó una punzada de preocupación cuando vió el semblante del Director Dumbledore ¿Que podría preocupar a ese gran hombre? ¿Quizá sabía que el peligro acechaba? ¿Tendría algún problema de salud? Esperaba que no fuera nada serio o que simplemente se debía a que le habían interrumpido la hora de la siesta del carnero, como la llamaban los españoles.

Fue la Profesora Foxier quién tomó la iniciativa y comenzó a contar todo lo ocurrido tanto en su tienda como en la taberna Cabeza de puerco. Hasta ese momemto, Melker no supo que la amenaza para que Cyllene acudiera allí sola era que si no lo hacía atacarían Hogwarts, y al escucharlo miró sorprendido a la profesora de pociones.

Cuando Cyllene terminó de contar su versión, Melker tomó la palabra para hablar de sus sospechas - Estos últimos días he estado pensando seriamente que la amenaza es real por todo lo que está ocurriendo desde que comenzó el curso. Además, de lo que ha contado la Profesora Foxier, está el ataque de los dragones, que si tomamos como ciertas las visiones del joven Lestrange, los causantes fueron los Mortífagos. También tenemos el caso Malfoy Continuó hablando con una mueca de disgusto - Sabemos que está presionando al Ministerio para poder colocar a un profesor afín a su ideología y poco a poco conseguir retirarle de su puesto Dijo mirando al Director Dumbledore - O eso es lo que creo. No podía estar cien por cien seguro sin pruebas, y estaba convencido de que Dumbledore se las pediría antes de acusar oficialmente a Malfoy ante el Ministerio. - Lo que aún no se es la razón de los ataques a los unicornios ni quién podría estar detrás de eso ¿Sería posible que algún Mortífago hubiera conseguido atravesar las barreras de Hogwarts? Se decía que Hogwarts era el lugar más seguro del mundo, pero nunca había que asegurarse del todo.

Guarde ambos objetos, la carta nuevamente doblada y dentro de la snitch y esta en mi bolsillo, aparte los ojos un momento después de eso, claro que aún no era de ayuda tendría que crecer, mejorar, fortalecerme para poder ser de utilidad. El Club de Duelos... ese era el escenario perfecto para demostrar de que era capaz, no podía permitirme perder por lo que daría mi máximo esfuerzo para impresionar a los profesores.

Lo del pensadero me llamo la atención, lo miro con mucha curiosidad y los ojos abiertos de par en par, me levante del asiento para acercarme a el, cuando el director me dijo que era mi elección usarlo o no lo mire sin dudas sobre que hacer. Agarre por los lados el cuenco y poco a poco acerque mi cara al líquido para ver los últimos momentos de mi padre y ser capaz de entender todo un poco mejor.