Partida Rol por web

Post de contexto en el gran comedor

La situación se había descontrolado y muchas reacciones se habían producido casi a la par.

El primero en intervenir fue Thad, que había leído el primero la noticia del Profeta en la que se anunciaba el compromiso establecido por las padres de Gin y Alen, y no tardó en correr hasta la mesa del Ravenclaw para dejar caer allí el periódico, ante la mirada de descompresión y posterior incredulidad de todos los presentes, en especial de Alen y Vic. Alen trató de disculparse, conocedor de cómo podría sentirse la joven Ravenclaw, pero esta le lanzó el jugo de calabaza en la cara y salió corriendo al Gran Hall entre lágrimas. Anastasia fue la primera en reaccionar y seguirla, tambien Ártemis, Thad, y probablemente otros se le unieran para ver cómo se encontraba, puede que hasta el joven Ryder, que de momento seguía paralizado por todo lo ocurrido.

Por otro lado, Daniel Anderson decidió ir a la mesa de Slytherin para hablar con Gin, y tanto Ártemis que parecía correr más que nunca en su vida y ya regresaba, y Rubén, quién habia estado al lado del joven gryffindor en todo momento, trataron de suavizar la situación, que a cada segundo parecía más y más complicada. La semiveela leyó la noticia del periódico sin llegar a entender que pasaba, y demasiadas emociones hicieron tocar la fibra de su corazón en cuanto sus ojos se posaron en la foto y leyó entre lineas,.... ¿Sus hermanos en búsqueda y captura? ¿Sus padres organizando un compromiso sin consultarle, para suavizar toda la complicada situación familiar? Quizá, con total probabilidad, era la que peor lo estaba pasando, y desde la mesa de los profesores se decidió intervenir.

Aunque Harold fue uno de los que se prestó a acudir, la mano en alto de Dumbledore hizo que este asintiera y volviese a sentarse en su asiento, y con su característico temple, majestuosidad y determinación, Dumbledore avanzó hasta la mesa de Slytherin, para pararse junto a Gin, y depositar su mano en los hombros de muchacha, forzando al pequeño Anderson a separarse de ella aunque no era ese su deseo.

- Perdóname jovencito. Le dijo con calidez y amabilidad el director a Daniel. Pero necesito hablar a solas con la joven Carrow en mi despacho, es importante. Más tarde podrás hablar con ella, ¿De acuerdo? Muchas gracias.

Y entonces comenzó a ayudar a que la pequeña se incorporase de su asiento y tomara su brazo, para ambos ir saliendo de la estancia con tranquilidad, quizá Gin visiblemente afectada por todo lo ocurrido, y deseando desaparecer en aquel instante. Todo está bien, pequeña. Tranquilízate y ahora hablamos...

Lo que sentí inmediatamente después fue el zumo en toda mi cara, me seque rápido y como pude pero para cuando lo hice ya Victoria había llegado a la puerta y se largaba corriendo, me levante de golpe para seguirla pero en aquel preciso instante pude sentir sobre mi las miradas de mucho, algunas de celos, otras de rabia, unas me criticaban, otras me tachaban de falso hipócrita pero yo no tenía ni idea de que nada de esto iba a pasar, si desde un principio lo hubiera sabido no habría intentado nada con la pobre chica y necesitaba decirle eso así que sin perder mas tiempo corrí hacía la puerta, mientras lo hacía Artemis volvía dentro ¿había salido y como de rápido era el chico para hacerlo todo a tal velocidad? También pude escuchar a alguien llorar e intuía quien era ya que nadie mas tenía razones para hacerlo por último tras cruzar el marco de la puerta justo antes de irme pude escuchar la voz de nuestro bondadoso director.

La llegada de las lechuzas me recordó que debía escribirle una carta a mi madre contándoselo todo, aunque estaba algo absorta leyendo lo que ponía el profeta... sobre Euphemia Rowle. No podía ser casualidad. ¿Cuántos Rowle habría? Me dije a mí misma que tenía que hablar con... el profesor, y decidí relajarme hablando con los demás.

A lo lejos, vi como Victoria se emocionaba al recibir una carta y escuché que era de su padre.

Entonces ocurrió algo extraño. Thad le arrojó un periódico y al leerlo, a Victoria le cambió la cara. Vio como sus ojos iban de Thad a Alan, y de Alan a Ginevra, sin decir nada, así que volvió a coger el periódico y a buscar qué era lo que le había hecho tanto daño.

El primogénito de los Ryder, familia de importante reputación y acaudalada, que recientemente perdieron al cabeza de familia, miembro honorífico de la brigada de aurores y jefe de la tercera sección, será prometido dentro pocos meses, en Año Nuevo, con la pequeña de los Carrow, de la cual se dice que tiene parentesco con una veela.

Alan parecía también tener mala cara, claro que no tanto como Victoria, que le lanzó a la cara un zumo de calabaza y se marchó llorando del comedor.

Será.... 

No terminé la frase. Dejé la mesa de los Slytherin y al pasar por delante de Thad, le di un bofetón de los que hacen historia.

-Eres un idiota -le dije en voz alta, de forma que todo el mundo se enterase. Y cuando pasé por delante de Alan, aun sin la bofetada, se lo dejé también muy claro a él -. ¡Y tú también!

Y me marché detrás de Victoria.

A Raven se le habían pegado las sabanas, la noche anterior se quedo hasta tarde leyendo en la sala común y por eso se quedo un poco dormida, además de lo que paso con la profesora que les despertó por la noche hacia que tuviera sueño aun acumulado. Tranquilamente baja al Gran Comedor, allí observa que ha pasado algo, parece que hay bastante movimiento y faltan algunos de los alumnos de primero.

Sin saber realmente lo que ha pasado toma asiento y comienza a desayunar ajena a lo sucedido. A su lado había un periódico, distraídamente lo coge y lo mira por encima, no entiende muy bien a que se refieren las noticias, lo que si sabe es que ha pasado algo malo y eso no le gusta, le vienen a la mente los recuerdos del ataque al colegio, pero rápidamente los aparta.

Cuando llega a la notica sobre el matrimonio se extraña y mira, pero Ginebra no estaba allí, no sabía si eso era algo bueno o malo, a fin de cuentas no entendía cómo funcionaba el mundo mágico, quizás aquello era una cosa normal entre familias importantes como la de la chica, porque por lo que había escuchado de ella y otros era una familia importante, en un susurro mientras comía sus cereales dice:

Qué alivio no ser de una familia mega importante y tener que pensar en esas cosas.

Ginevra solo podía llorar y lo siguió haciendo cuando Daniel la abrazó con fuerza, la niña se sujetó de sus ropas como un náufrago que se aferra a la última de la tablas que flotan en el mar, lloraba en su hombro y negaba con la cabeza, no podía cambiar eso, es más, no quería cambiarlo, era una orden.

— no... no se puede— logró decir entre gimoteos, hasta que siente una mano más cálida en la espalda y se separa de su amigo, era el director quien pedía hablar con ella, el compromiso se hizo el menor de sus problemas y los ojitos de ella lo miraron con miedo, ¿le preguntaría por sus hermanos?, si ella no sabía nada, ellos se habían ido antes de que naciera. La niña se limpió las lágrimas y sin ser capaz de negarse, solo movió su cabeza, para luego mirar a Daniel.

— lo-lo siento... — susurró antes de salir escoltada por el director.

Gin se alejo en compañía del profesor Dumbledore, yo por mi parte me quedé  un momento asimilando la situación no sabía que hacer, Alen por su parte se habia levantado para seguir a Victoria, Artemis y Ruben se habían alejado a los jardines y yo estaba con el corazón en un puño, Gin no quería casarse, pero tampoco podría safarse del compromiso, me limité  sollozar en silencio para volver a mi mesa, ahora mis ojos se centraban en  la segunda carta que me había llegado.

" Daniel Buenas noticias regreso a trabajar al ministerio, cuidate mucho en el colegio corazón, escribe pronto y recuerda tener tus ya sabes que limpios -Con amor mamá"

Miércoles, 25 de septiembre de 1991: Por la tarde.

Los dos ravenclaws entran al Gran Comedor, Victoria mira hacia la mesa de las serpientes en la que había algunos alumnos.

- ¿Está aquí? ¿la ves?

Sinceramente dudaba que pudieran razonar con la chica, pero al menos había que intentarlo, no podía ir por ahí abusando así de la gente, solo esperaba que no montaran un espectáculo allí, pero si lo hacía, allí estaba ella para aguantar lo que fuese e intervenir si era necesario para ayudar a su amigo. Miró serena a su alrededor, buscando a la Slytherin.

No era difícil ver a Millicent Bulstrode. La "pequeña Slytherin", haciendo referencia a que era una alumna de primer año, estaba en una de las esquinas de la mesa del Gran Comedor, un sitio estratégico donde se había hecho fuerte, tomando una merienda de campeonas, salchichas, crema de vainilla y bollos recién horneados. Daba gusto verla comer, cualquier abuela se sentiría orgullosa por tenerla de nieta, más que nada porque tras su paso no hacía falta ni fregar los calderos.

Abría y cerraba la boca con alevosía, escupiendo eventualmente algún trocito de pan, y es que el que mucho abarca, poco aprieta. Ella no parecía percatarse de la presencia de Alen ni de Victoria, toda su visión estaba centrada en un pastelito de color rosa con granitos de azúcar. Pero la vida era dura, y para engullir tanto debía tragar todo lo contenido entre sus mandíbulas, así que tomó un poco de zumo, quitando espacio de su estómago (muy poco espacio a decir verdad) para que le cupiese el resto del alimento. ¡Qué maravilloso era comer!

Mire toda la mesa de Slytherin en busca de la chica tras la pregunta de Victoria, y para mi no sorpresa es bastante fácil dar con ella ya que es la única de primero que destacaba de esa manera entre su tamaño y la insana cantidad de comida que había cerca suya.

- Ahí esta... -hice un gesto con la cabeza en su dirección- Vamos allá

Me acerque hasta su mesa y la mire unos segundos esperando que reparara en mi presencia cosa que no ocurrió por lo que seguí su mirada hacía aquello que tanto la había cautivado, un pastelito, sonreí con malicia y no dude en cogerlo para darle un mordisco.

- Hola... creo que no me has dicho tu nombre -dije en tono bromista en cuanto me miro- Aunque eso de poco importa porque esa cita que tanto quieres no va a ocurrir, lo siento pero no. Traté de decirte que no pero no me escuchaste así que he venido a repetirlo, no voy a tener una cita contigo y ni te molestes en amenazarme no te servirá de nada.

Si Alen estaba deseando reclamar la atención de la Slytherin, lo había conseguido. Aquel pastelito rosa tenía la crema perfectamente homogénea, con sus fideitos de azúcar coloreados de manera uniforme, exquisitamente decorado, y además, era el ÚNICO pastel de fresa que quedaba. Los ojos castaños de la niña, o mejor dicho de la morsa, se fijaron en los del chaval, como pidiendo explicaciones y éstas no tardaron en llegar.

Bulstrode abría los ojos con cada palabra que el niño de los cojones decía, levantándose en el proceso hasta el punto de estar demasiado cerca de él, y a la par lejos, ya que la mesa del gran comedor estaba de por medio

- Me dijiste, me prometiste que quedaríamos si te compraba una poción, y tengo los galeones..., ¡me has mentido!.... ¡sucio mentiroso!....¡puerco!....¡todas las niñas de Slytherin van a saber lo que has hecho! ¡te has burlado de mi!... - y dicho esto coge la bandeja de pasteles de la mesa y se la tira al muchacho.

Qué efectivos eran los elfos domésticos que conforme una bandeja desaparecía, era reemplazada por otra

Con suma facilidad evite la bandeja voladora que iba directa hacía mi, pobre diablo el que estuviera sentado detrás mía en ese momento, pero debía admitir que no me esperaba esa reacción por su parte me imaginaba que se iba a enfadar porque me comiera su postre o me obligara a ir pero enfadarse por incumplir mi promesa eso era... sumamente inesperado.

- Quieta ahí ¿has cumplido tu parte del trato ya? -ese dato cambiaba todo ya que me ponía en la obligación de si o si ir a la cita ya que incumplir una promesa era un acto despreciable que me habían inculcado a no cometer, cuando un hombre promete algo lo cumple a pesar de las consecuencias... aunque...- Yo no dije que iba a tener una cita contigo, eso lo asumiste tu por tu cuenta así que no me culpes a mi. Intente decirte que no pero no me hiciste ningún caso además me amenazaste ¿crees que esa es forma de tratar a un chico? Evidentemente si amenazas nadie va a querer tener una cita contigo, te tienes que comportar mejor -había pasado de una pequeña burla a dar lecciones sobre ligar

El día se había presentado con un sol radiante, cosa insólita en esta parte de Gran Bretaña, los pájaros cantaban, el clima acompañaba para ser Septiembre, la ducha de agua caliente me había venido fenomenal, el mundo era una piruleta rosa de fresa hasta el momento que me siento a desayunar, justo en el momento en el que voy a meterme en la boca la cuchara de cereales Snookie Forkie, mis favoritos por cierto, oigo la voz de una chica gritando a un chico, acto seguido una bandeja de pasteles cae encima mio manchándome la túnica, ¡¿Pero qué demonios?! 

Me levanto como un resorte, iba a tener que lavar la túnica antes de ir a la primera clase, miro hacia detrás y veo a Alen Ryder discutiendo con una chica de Slytherin. ¡Tu!, ¡Tenías que ser tu!... ¡Siempre tu!

Siempre hay gente que te cae mal por distintas causas, algunas por su actitud, otras por su forma de expresarse, no se exactamente por qué Alen me caía mal, simplemente lo hacía. Me acerco de dos zancadas al molesto chico que me trae por la calle de la amargura desde el primer día en hogwarts, miro a la chica que tiene encarada y luego a él.

Me parece que vas a tener que lavar una túnica ahora mismo Ryder y más vale que quede impoluta, lo digo con toda la seriedad que me produce que mi única túnica esté manchada antes de las clases, acto seguido me la quito y se la extiendo para que la coja, la camiseta de los Raiders de Oakland y los pantalones vaqueros desgastados quedan ahora al descubierto.

- ¡¡¡Claro que cumplo mi parte del trato!!!.....¿y tú? ¡tú no tienes palabra!..., no me dijiste que no, jamás dijiste que no.... ¿cómo quieres que trate a alguien que miente tan vilmente como tú?..... ¡¡¡Maldito bastardo!!!!.... - los nudillos de la dulce Millicent, y no por su carácter encantador sino por la cantidad de azúcar que su sangre portaba, estaban blancos por la furia contenida. Primero se come su pastelito rosa, luego le viene con que si no hay cita, y luego esquiva la bandeja de pasteles... ¡cómo se atrevía!

- ¿Comportarme yo mejor contra alguien que no tiene palabra?..... - coge la otra bandeja de dulces y vuelve a lanzársela al muchacho, y como siempre, los dulces volvían a estar repuestos

Lo que Millicent no podía prever era que otro niño se acerca a la mesa a amenazar a Alen...¡a su Alen!

- ¡Tu niñato desaparece que estoy discutiendo con mi chico!... - le indica lady Cake a Ruben

¡Mira niñata como te llames de la casa blablabla! Uno de los dos me ha tirado la bandeja de pasteles y uno de los dos va a lavar esta túnica, y es más, te puedo asegurar que lo va a hacer antes de la primera clase mientras yo desayuno. No quiero tener que enfadarme, pero si lo hago creedme cuando os digo que vais a conocer a otro Ruben muy distinto al que siempre habéis conocido.

Como se lo temía, montaron el numerito, al principio la chica parecía ser la víctima ante todos pero ellos sabían que no era asi. Le lanzó una bandeja de pastelitos que por suerte Alen pudo esquivar aunque no le fue tan bien a Ruben, las bandejas seguían apareciendo y Victoria intuyó las intenciones de la Slytherin de continuar con la batalla campal. La menudita Victoria se armó de valor y se encaró a la situación, y era increíble cómo podía gritar tanto con ese tamaño.

- ¡Parad! – Grita y se vuelve hacia la chica - ¡¿Te parece bonito amenazar a alguien para que tenga una cita contigo? ¿Dónde está tu amor propio chica?! Y Alen no va a tener esa cita no sigas por ahí, está conmigo así que punto y final, guarda tus sucios galeones y olvídate de esto.

Millicent iba a enfrentarse con Ruben, ella daba tanto miedo como el muchacho entre los alumnos de primero, era conocida de hecho como una persona muy agresiva e intimidatoria, pero por algún extraño motivo, el chillido de Rubén hizo que se viniera abajo y balbucease algún tipo de respuesta, inicialmente ininteligible.

- Es que bunffufuc.... ¡ha sido por su culpa!... - señala a Alen -...¡me prometió una cosa y no la ha cumplido!... - mira la túnica y responde -... ¡dásela a los elfos domésticos que te la limpien! -... y es que ella solía hacer eso cuando la grasa de la comida ponía perdida su túnica 

Ahora eso sí, cuando Victoria, la minúscula niñita de Ravenclaw se puso intimidante, por ahí si que no iba a pasar, y le metió un alarido de proporciones cósmicas.

- ¡Y tú te callas niñata de mierda o te reviento!.... - cogió la bandeja de la mesa con un claro objetivo, y por una vez en su vida, no era comérsela

Me da absolutamente igual quien de los dos tuviese la culpa, quiero que uno de los dos se lleve mi túnica y me la devuelva lavada y seca antes de la siguiente clase. La dejo en la mesa en medio de los dos "tortolitos" y me vuelvo a mi mesa a acabar mis cereales.

- Lo hubiera hecho si me hubieras dado tiempo pero te fuiste antes de que pudiera seguir hablando

Escucho una voz a mis espaldas quejándose de algo y al mirar de reojo hacía quien fuera pude ver al pesado de la excursión ahí otra vez, mira que tenía que tener mala suerte para que de todas las personas del colegio el cayera a el esa bandeja. Me limite a hacer un gesto con la mano de indiferencia ante su absurda exigencia, si claro le iba a hacer la colada ¿y luego que? ¿Le arropaba por las noches y le leía un cuento? Cuando volvía la mirada a la chica de Slytherin ya tenía otra bandeja volando hacía mi por lo que como acto reflejo me volví a echar hacía un lado. ¿Y que era eso de "su" chico? Esta niña se estaba creyendo lo que no era. Pero entonces paso algo ante lo que no pude contenerme, había cometido un grave error y había llegado al tope de mi paciencia. Mi brazo rápido como el rayo fue a mi bolsillo a la par que ella agarraba otra bandeja de comida mas, me puse delante de la pequeña chica de Ravenclaw y la cubrí con mi brazo.

- ¡No vas a tocar a Victoria! ¡Flipendo! -el destello voló directo a la bandeja haciendo que volara por los aires y chocara contra una de las paredes del Comedor

Millicent tras ver las acciones de Alen hizo algo muy poco atractivo, subirse por encima de la mesa, pisando la bandeja de pasteles en el proceso para lanzarse al otro lado de la mesa y coger a Alen de la pechera de la túnica. El cual podría quedar sorprendido por la mala uva que se gastaba la muchacha, que dejaba entrever su sangre mestiza en aquel combate que parecía desembocar a puñetazo limpio, pues no había sacado la varita para nada.

- ¡A la mierda Victoria!..... ¡Pedazo de imbécil!.... - gritaba como una loca energúmena la "femenina y sensual" Millicent