Partida Rol por web

Anoche hice una broma épica, pero me costó caro porque me atraparon.

Seguro has oído la historia del pantano portátil en la torre de Astronomía, pues bien fui yo quien lo puso allí, sin embargo, debido a un error de cálculos, el pantano me atrapó y cuando intenté escapar, Filch sonó la campana.

Acto seguido aparecieron Snape y Melker, le quitaron cien puntos a Hufflepuff, me obligaron a limpiar el desastre y me condenaron a ser el lacayo personal de Filch todas las tardes hasta año nuevo. - confieso en voz baja para que nadie más que Ruben pueda oírme.

No fastidies, jajajajaja, que bueno men... Algo he oído pero no sabía a que se referían con eso del pantano portatil... A decir verdad ni idea de lo que significa. ¿Que has hecho? ¿Has manchado la torre o qué? Me quedo perplejo, no esperaba que Artemis fuese un gamberro.

Por cierto, ¿Por qué no me avisaste? Te hubiese ayudado seguro... jajajaja y quizás no te hubiesen pillado, para estas cosas siempre es mejor ser dos, te lo digo por experiencia.

Créelo o no, literalmente hice aparecer un pantano al interior de la misma, la llené de lodo hasta casi la mitad de la primera planta. - digo con una sonrisa en los labios.

Se me da fatal la materia y no quería ir a clases, pero descuida, la próxima vez te invito a sumarte al plan y espero que me recuerdes llevar las escobas. Jejeje.

[Viernes por la mañana]

Me acerco a Alen y le tiro el periódico del profeta delante, encima de su cuenco de cereales sin darlo a él y procurando no manchar a nadie con la leche, enhorabuena por la boda Alen, con Ginevra, que callado lo tenías, miro a Victoria, Parece que Ruben no es el único que va de flor en flor como las abejas... Si le has estado tirando los trastos a Vic sabiendo esto eres un auténtico cabrón tio, espero nuestro primer partido de la temporada.

Me giro a Daniel y voy hacia él, Oye ¿Estás bien? Lo siento mucho, si necesitas algo avísame ¿Vale?

[Viernes por la mañana]

Esa mañana se abrirían los clubes por lo que estaba emocionado ante la idea pero antes de eso tocaba desayunar y mientras lo hacía me llego una carta de mi madre, lo cual me pareció extraño ya que me había escrito hacía poco, abrí la carta para leer de que iba pero apenas pude leer un poco antes de que apareciera Thad. Mi cara era un poema que describía a la perfección una sola frase "¿De que cojones estás hablando?" Mire el periódico y al ver que la noticia en primera plana no tenía absolutamente nada que ver conmigo pase de inmediato a la siguiente y mi cara cada vez iba a peor según leía.

- No... no... no... no... no... -apoye la cabeza en la mesa y puse ambas manos sobre la nuca, ¿en que estaría pensando mi madre? esto me iba a arruinar por completo todo lo que había intentado con Vic, no solo eso también iba a hacerme una mala fama increíble en todo el colegio, ladeé la cabeza con miedo hacía Vic pero sin levantarla en absoluto- Yo... lo siento, te juro que no sabía nada. Me acabo de enterar ahora... es decir... yo ni siquiera había hablado con Carrow mas de dos veces. Vic por favor

Viernes 27 de septiembre de 1996 por la mañana

-¿A qué te refieres?- pregunte curioso, la verdad no entendía aun a que se refería la pregunta - ¿Si necesito algo a que te refieres? - en ese momento Nerón la lechuza de mamá entro volando con una copia del profeta y una carta  para mí, fue entonces cuando de verdad entendí a que se refería  - ¿Carrow? ¿ Veela? Gin, Gin se casa con
Ryder-  dije atragantándome  con el bizcocho de chocolate - ¡¡Con Ryder!!- el único chico que conocía  con ese apellido era el buscador de Ravenclaw por un momento tuve intenciones de ir sobre el, pero de seguro eso molestaría a Gin, además de que estaba confundido aun, mis sentimientos eran un caos.

Me levante de la mesa de Gryffindor y me dirigí a la mesa de Slytherin quería saber que opinaba ella - Gin ¿Puedo hablar contigo?, sé que me pediste  que me alejará pero estas de acuerdo con esto - le mostré mi copia del profeta. 

Daniel men, espera, creo que no sabían nada ninguno de los dos, no te precipites, hablad luego cuando estéis más calmados, vamos al patio tio, vamos. Intento llevarme a Daniel.

Viernes 27 de septiembre de 1996 por la mañana

Mientras desayunaba tranquilamente, veo que Castle se acerca a la mesa de Ravenclaw y tras cruzar algunas palabras con Ryder, se arma un tremendo jaleo, así que cojo un ejemplar de "El Profeta" y le hecho un vistazo.

Conforme mis ojos llegan a la noticia del matrimonio, siento que algo explota en mi cabeza. "Un matrimonio arreglado en pleno siglo XX"

Cuando veo el nombre de Ginevra mis ojos vuelan hasta la mesa e Gryffindor, en donde Thad parece estarse divirtiendo a costa de Dani quien se ve muy alterado.

Sin detenerme a pensarlo, me pongo de pie y abandono mi mesa, pues salvo por Ruben y Anastasia, sabía muy bien que nadie me echaría de menos allí, pues era casi un apestado social en Hufflepuff por el incidente de la torre.

De pronto escucho la voz de Ryder intentando justificarse con Victoria, lo que en verdad no comprendi del todo, pues, hasta dónde sabía, ellos no eran pareja ni nada parecido.

Mientras me encamino hacia la mesa de Gryffindor, Dani sale hacia Slytherin a pedirle explicaciones a Ginevra, por lo que me quedé de pie a un lado del pasillo central sin saber muy bien que hacer, pues sabía que debía apoyar a mi amigo, pero no sabía si era el lugar o el momento adecuado.

Afortunadamente, Ruben tomó rápidamente control de la situación e intentó conducir a Dani fuera del comedor, por lo que decido echarle una mano.

Venga Dani, Ruben tiene razón, vamos a dar una vuelta por el patio y a calmarnos un poco. - instó al Gryffindor mientras lo tomo por el brazo opuesto al que tenía Ruben.

Llegó el correo de la mañana y una bonita lechuza dejó un sobre para la pequeña Ravenclaw que abrió emocionada, al ver el remitente.

- ¡Es una carta de papá! – era la primera vez que le escribían – parece que ya por fin aprendieron a entenderse con las lechuzas – comentó a sus compañeros de casa.

Y en ese momento un golpe seco frente a ellos le hizo dar un respingo, Thad les había puesto, o más bien tirado, un periódico delante y felicitaba a Alen de estar prometido con Ginevra Carrow para después acusarlo de haberla usado a ella, a Victoria.

Victoria pensó que debía ser una broma, de muy mal gusto, pero sin embargo, cuando su amigo leyó el profeta todas las dudas se disiparon. Él lo negaba y ella palidecía por segundos, miraba a Alen y a Thad y no pudo evitar que sus ojos se dirigieran hacia Dani que había acudido a hablar con Ginevra, y Victoria observó a la Slytherin, su intensa mirada, como parecía que su pelo siempre flotaba a su alrededor espléndido… era tan bonita…

TODOS les miraban. Frunció los labios y apretó los puños, intentando aguantar una pequeña lágrima que amenazaba con dejarla aún más en ridículo. Se levantó, intentando aparentar la mayor seguridad posible en semejante situación y se dispuso a salir de allí sin decir ningún comentario, y entonces él habló, el traidor.

- Yo... lo siento, te juro que no sabía nada. Me acabo de enterar ahora... es decir... yo ni siquiera había hablado con Carrow mas de dos veces. Vic por favor

Y ella, se giró de nuevo hacia la mesa, cogió su zumo de calabaza y se lo lanzó a la cara, lo miró unos segundos y, de nuevo, se dispuso a abandonar el Gran Comedor, con paso firme y sereno hasta que a mitad de camino, las lágrimas no aguantaron más y comenzó a correr hacia la puerta. ¿Cuántos ridículos había hecho ya esa semana? ¿Cuántas veces se habían reido ya de ella? No eran novios, pero, todo el mundo sabía que ellos estaban “juntos” y él… le había prometido… se había portado tan bien con ella….

Victoria corrió hacia la escalera con la intención de subir hasta su dormitorio, pero las piernas le temblaron y finalmente, se sentó en uno de los escalones, agotada y siguió llorando en silencio.

A todos les comenzó a llegar el correo, aunque yo no esperaba y sabía que no iba a recibir ninguna carta como todas las mañanas había recibido el diario El Profeta y comenzó a leer como hacía todas las mañanas con lo mismo. Justo me encontraba leyendo la parte en que se habían prometido 2 alumnos del colegio y pensé por un momento que no era la única a la que le pasaban cosas. 

Fue entonces cuando oigo a alguien tirando una especie de líquido y levanto la mirada del periódico y veo a Victoria lanzando la bebida a otro alumno, enfurecida sale corriendo del Gran comedor. La verdad es que no esperaba esa reacción de ella ni mucho menos, desconocía totalmente porque su motivo pero había salido corriendo sola y la verdad me preocupaba que estuviera bien, así que en cuanto la vi. Yo también corrí detrás de ella esperando alcanzarla para asegurarme de que se encontrara bien...

Ruben saca a Dani de aquí, yo voy a ayudar a Victoria, parece que también le ha chicado la noticia.

Los veré en los jardines en unos minutos. - digo mientras echo.a correr detrás de la Ravenclaw, listo para usar la varita contra el primero que le tocara las narices a mi amiga.

-Por favor, no  te acerques Ruben, entiendo lo que quieres decir pero no me moveré hasta escuchar lo que Gin tenga que decir y solo quiero oír su respuesta si esta de acuerdo o no- le dije, en mi interior hubiera querido acompañarle y alejarme de ahí, pero no era demasiado terco y cabezota que quería escuchar la respuesta de la niña.

Si ella estaba de acuerdo con su matrimonio adelante no pensaba interponerme en eso, pero si estaba en contra, estaba dispuesto a arriesgarme, ya no estaba bajo un encanto, estaba seguro que estaba bajo un embrujo pero no causado por ella.

Cuando se me acerca Artemis a pedirme que intente llevar a Victoria a los jardines, la verdad es que no le prometo nada...

- Artemis, la verdad solo me puedo imaginar que es lo que ha pasado pero no te puedo prometer llevarla a los jardines... ya que yo si fuera ella, no me gustaría que me obligaran a nada. Solo quiero asegurarme de que estará bien.

Si es lo que ella quiere, no te preocupes no dudaré ni un segundo en utilizar cualquier hechizo para apartar a quien se ponga en mi camino y afrontaré las consecuencias con orgullo... - le dije con una sonrisa antes de dirigirme hacia donde se encontraba Victoria.

Tras un par de minutos fuera del comedor, regreso sólo para ver a Dani babstante molesto.

Maldición Dani, escúchame. - digo para luego susurrarle algo en voz baja.

Si montas esta escena aquí todo se ira al garete, la vas a humillar públicamente y jamás te lo va a perdonar, mira lo que le pasó a Ryder, eres mejor que él, venga vamos y conversemos ya luego pensaremos en algo.

Vamos Dani confía en mi. - digo en un susurro sólo audible para mis dos amigos.

era un Buen Día, de hecho lo había sido desde que abrió los ojos, pues a pesar de que el otoño había llegado, aún estaba tibio y los colores dorados de la estación se estaban haciendo más intensos. Ginevra adoraba correr por la alborada de su casa y hacer crujir todas las hojas mientras daba saltos y rodaba por ellas. Era feliz en esos momentos, y ahora creía que podría hacerlo en la escuela, así que se había pensado en buscar ese lugar mágico y especial. 

ya levantada, vistió su túnica y arregló su cabello prolijamente, colocándose un cintillo de color verde intenso, también se colocó el broche que su tío le había regalado, prendiéndolo en su corbata, aun creía que era ostentoso, pero creyó que su tío lo tomaría como un buen gesto y estaría contento de ver que al fin Ginevra estaba aceptando esa parte de la historia y a él como parte de su familia. Contenta tomó su bolso y antes de salir del cuarto, agregó un poco de brillo a sus labios rojos, de ahí, correría escaleras a bajo, había decidido que no seguiría triste o ausente, además, las gotitas de Melissa que le habían dado, ayudaron mucho a que pudiera conciliar el sueño y dejara atrás las pesadillas que tenía tras los lamentables eventos del bosque y los dragones. Por otro lado, lo que había pasado en la incursión apenas lo recordaba, solo algunos fragmentos, de hecho, tras desmayarse y que el profesor Melker la tomara en brazos, no había recuperado del todo la conciencia sino hasta el día siguiente, debiendo pasar la noche en la enfermería. La señora Pomfrey había dicho que era como si le hubieran absorbido toda su energía.

llegó al salón y se sentó al lado de Flora, la única amiga que había hecho en esos días, la chica se alegró de verla y los jóvenes cerca de ella también, al quedar encandilados por la sonrisa de la semiveela. Se sentó al lado de su amiga y comenzó a desayunar, y tarareaba mientras lo hacía, Ginevra tenía una bella voz, y los chicos, cerca de ella, estaban más embobados en la niña. 

Todo era diversión y sonrisas hasta que llegó el profeta, Ginevra lo ignoró, seguía bebiendo de su leche con chocolate, y seguía feliz hasta que Daniel se paró frente a ella, y le decía algo, estar de acuerdo con algo, la semiveela ladeó su cabeza, no entendía nada de nada, Flora, a su lado, tenía ya el profeta y estaba pálida, a niña levantó una ceja Ruben le pedía a Daniel que se alejara ¿de ella?, Por fin la niña tomó el diario y lo extendió, viendo la primera noticia... Sus hermanos... sus hermanos habían matado a mucha gente, habían atentado contra el corazón del mundo mágico. La niña palideció y levantó su mirada hacia Daniel, ¿le preguntaba si estaba de acuerdo con eso?, ¡¿cómo le preguntaba eso?!, de ahí, sus ojos verdes recorrieron las caras de esa mesa, encontrándose rodeada de expectación y quizás miedo. ¿la creían como sus hermanos?. Encontró la mirada de Draco y no supo como interpretar la sonrisa que le dio. El corazón de la niña latía a mil por hora, ella sabía que lo que habían hecho sus hermanos era horrible... ¿ella también lo era?. Se preguntó, pero Flora llamó su atención, mientras le enseñaba una página. Victoria, en ese preciso momento lanzaba su jugo sobre Alen... y Ginevra se enteraba de las novedades de su destino. 

Daniel insistía en saber, Ginevra, en blanco, sostenía esa noticia que en realidad no el importaba tanto como saber lo que sus hermanos habían hecho o quizás su nivel de asombro había llegado a su máximo con aquella noticia. Artemis maldice y Ginevra mueve la cabeza en señal de negación, soltando el diario como si fuera algún objeto sacrílego, ahí, sus ojos de cervatillo asustado pasaron de los ojos de Daniel, a la mesa Ravenclaw, en donde estaba aquel que sería su marido... Ginevra se sintió mareada y volvió a poner sus ojos en los de Daniel. El pudo verlo, estaba aterrada, tal como lo estuvo en el bosque, no, de hecho estaba aun más asustada, estaba paralizada y era incapaz de procesar cualquier cosa, incluso revelarse a los deseos de su madre. 

— no... yo... yo...— sus labios se entreabrieron, casarse, matrimonio... ¿acaso nunca la dejaría en paz?, no, pero si le obedecía podría ganarse su amor, su afecto, que a tratara como trataba las fotos de sus hermanos mayores, quizás le diría que la ama, que por fin era lo que se esperaba. Ginevra bajó su cabeza, y las lágrimas comenzaron a brotar, muchas de ellas hasta formar un torrente, tenía mucho miedo y era demasiado cobarde como para enfrentar a su propia familia. Siguió llorando, como una niña pequeña. con sus manitas en su cara, entrando en una crisis de angustia y quedarse completamente en blanco ante la situación y las miradas de todos.

El corazón se me desquebrajaba no soportaba verla llorar y mucho menos por algo que en parte había sido mi culpa, me solté del agarre de Ruben y a pesar de las palabras de Artemis, mire a la chica fijamente, para luego abrazarla.

-Si no estás de acuerdo entonces se puede cambiar, tú lo dijiste en el patio aún es muy pronto para que  pienses en eso , buscaré la manera, debe haber una manera, siempre las hay-dije tratando de calmarla – después de todo somos amigos y los amigos se apoyan- el sabor de esas palabras me era amargo, en especial porque era yo quien resaltaba la amistad,  finalmente mire a los chicos, había ocurrido lo que ellos habían querido evitar un escena, ahora me debatía si quedarme con ella o salir a los jardines y dejarla descansar.

-Gin ¿Aun quieres que me vaya?- le pregunte esperando saber si decisión, aunque fuera difícil la dejaría pero si quería que estuviera con ella, no habría poder mágico o muggle que me apartará de su lado.

¡Vamos Ruben! Si quieren hablar saben donde encontrarnos. Saben que cuentan con nosotros. - anuncio mientras tomo a Ruben del brazo e intento que me acompañe hacia afuera del comedor.

¿A los jardines? ¿Para qué quieres ir a los jardines? Me quedo en silencio, me acerco a la mesa en dónde se encuentra un panetone de pepitas de chocolate que iba a desayunar... A la mierda, lo cojo y me lo llevo, corro detrás de Artemis que ya se había adelantado hacia los jardines. Espera un segundo Artemis. Voy comiendo el panetone mientras ando, lo cual seguramente, me mancha la comisura de los labios y las yemas de los dedos de chocolate.