Partida Rol por web

Se habían puesto a salvo,  tras su intensa carrera parecía que estaban lejos del conflicto, dejando atrás al maldito dragón y su aliento fétido y ardiente. Kayla respira agitadamente mientras los alumnos y su profesor se reorganizaban. Tenía miedo pero confiaba en Rowle, al fin y al cabo ahora mismo seguía viva, sin su presencia eso hubiera sido imposible.

Escuchó la pelirroja las indicaciones del docente. Debían estar callados, por lo visto unas sombras iban hacia la cabaña de Hagrid, Kayla se tensó esperando lo peor, pero tenían la ventaja de que nadie les había visto, ni oído..., y eso despertaba en ella el instinto del cazador.... iba a acercarse despacio cuando en la tranquilidad de la noche alguien berreaba.

- ¡AHHHHH ME HE QUEDADO CIEGO! ¡ PROFESOR ROWLE SOCORRO! BUAAAAAAA BUAAAAAAAAAA BUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

La pelirroja apretó la varita en su mano, frustrada y comprendiendo que habían escuchado a Thad hasta en el Callejón Diagon, pues su tono de voz era capaz de romper tímpanos y cristales. Le entraron ganas de romperle la boca al niño pero ella, hija de la magia, no hizo otra cosa sino apuntar con su varita al chaval y haciendo unas florituras en el aire, lanzar un petrificus totalus sobre su compañero de Slytherin, al cual no deseaba escuchar.

- ¡¡¡¡Petrificus totalus!!!!.... - dijo con la voz fría y pausada, sintiendo placer al denotar como la magia recorría su cuerpo y terminaba realizando el efecto deseado -... lo siento Thad, pero el profesor nos pidió silencio... - susurra la pelirroja sintiendo por una parte malestar por lo que había hecho, y satisfacción porque si ahora cambiaban de posición, quizás en la oscuridad de la noche, no pudieran localizarles.

Quizás Rowle o Melker se enfadasen con ella por haber empleado la magia contra un compañero, pero pensaba justificar tan bien su actuación que hasta podría librarse del castigo. Y si eso no sucedía, escribiría a sus padres, les mandaría una lechuza explicándoles lo sucedido y haría que esa historia fuera publicada hasta en el Profeta. Y es que jugar con la vida de Kayla, no era nunca una buena idea.

El grupo corria como alma que lleva el diablo, Raven entre ellos, no miro atrás ninguna vez, a fin de cuentas el mirar atrás haría que se detuviera un poco y como había escuchado en una película “lo importante no es ser el que más corre, sino correr más que el que tienes al lado” por eso no quería ser la lenta del grupo, para que el dragón no le alcanzara. Con la respiración realmente agitada se detiene junto a la cabaña de aquel hombre gigantesco que les había protegido con su propio cuerpo.

Aquel sonido, aquellos pasos, aquellos destellos, eran algo que no se esperaba, les estaban siguiendo, no podía imaginar quienes serian, se sentía asustada, temblorosa, sabía que aquello no había terminado, el castillo y su seguridad estaban cerca, pero parecía aun demasiado lejos. El profesor se lanzo a defenderles, incluso algunos de sus compañeros se lanzaron a lo mismo de una forma que para ella imprudente, Thad grito asustado, eso era lo que ella estuvo a punto de hacer, sin embargo, lo que paso después le dejo con los ojos abiertos de par en par, Kayla petrifica a Thad haciendo que el chico se calle al instante, quizás aquello fue lo que necesitaba para reaccionar, así pues mientras seguía oculta se coloca al lado de Thad y mira algo molesta a Kayla mientras se coloca junto a Thad, notaba como las piernas le temblaban y todo el cuerpo, temblorosamente levanta su varita y tras realizar los movimientos lo más parecido posible a los que hizo el profesor dice:

Protego

Esperando cubrirse a si misma y  a su compañero petrificado

1. Daniel

2. Rubén

La escena sigue en "la cabaña del guardabosques"

Inocente y bonachón como nadie, Hagrid no tardó en responderles a los aurores y tratar de suavizar la situación. Quizá no hubiesen empezado con buen pié y creyó oportuno realizar las respectivas presentaciones.

- Esto... Yo soy Hagrid, el guardabosques, guardián de las llaves y de los terrenos de Hogwarts,... comentó un tanto nervioso por la situación. Si bien era cierto que no era la primera vez que tenía contacto con aurores enviados del Ministerio de Magia, era consciente de que el motivo de que ocupase aquel cargo era simple y llanamente porque el director Dumbledore le tenía en alta estima, no tenía ni propiedades ni títulos que poder ofrecer. Y mi compañero es el profesor Westerberg, quién imparte Defensa Contra las Artes Oscuras en el colegio. Quizá estaba brindando demasiada información, pero Hagrid no quería problemas y más que nunca deseaba que Dumbledore hiciese acto de aparición en el lugar.

- No tenemos ni idea de cómo pudo llegar hasta aquí un Vipertooh peruano, pero simplemente estábamos tratando de contenerlo para que no les hiciese daño a los alumnos... Mierda, no debí decir eso... A cada frase, el semi gigante se daba cuenta que estaba metiendo más la pata, y ya no sabía cómo salir del atolladero en el que se estaba metiendo.

Las palabras del guardabosques no le pasaron desapercibidas al auror de traje negro y aparentemente de mayor experiencia y rango, que no tardó en preguntar, ignorando las preguntas del profesor Westerberg.

- ¿Hay más gente a parte de ustedes dos? ¿De qué alumnos está hablando? Preguntó imperturbable y con ese tono neutral que poco dejaba entre ver sus intenciones. Entonces hizo un par de gestos a algunos de sus hombres para que investigarán los alrededores y prosiguió. Puede que debamos proseguir esta conversación en el Ministerio de Magia, todo esto es muy confu...

- ¡Señor, hemos encontrado el cuerpo desmembrado de un hombre de mediana edad, por su indumentaria parece ser un profesor de la escuela! Exclamó uno de los más jóvenes de los integrantes del grupo. 

El auror no dejaba de mirar vuestros ojos tratando de vislumbrar algún gesto de culpabilidad, pero tras unos segundos que se hicieron eternos, sonrió con malicia y comentó en tono burlón. ¿De verdad son ustedes profesores? ¿Podrían enseñarme sus credenciales y hacer entregar de sus varitas para que las analicemos? 

Pero justo en ese instante, cuando todavía no habíais movido ni un músculo, el director Dumbledore hizo acto de aparición.

- Estos hombres son enteramente de mi confianza, no le quepan dudas de ello, caballero. Si es tan amable, podríamos conversar en mi despacho, mientras sus hombres recaban información... Le agradezco que acudiesen con tanta premura a mi llamado...

Finalmente el director dirigió la mirada al profesor Melker y añadió.

- Melker, amigo mío. Si eres tan amable, ¿Podrías hacer el favor de acudir a la torre de astronomía? Creo que el profesor Ölmez y el profesor Robins estaban en dificultades... Hemos recibido un ataque masivo por todo el castillo...

El autor se sorprendió por las palabras pero reconociendo a Albus Dumbledore, no dijo nada más y asintió. 

- ¿Un ataque masivo? Está bien, hablemos en su despacho...

Y mi compañero es el profesor Westerberg, quién imparte Defensa Contra las Artes Oscuras en el colegio. 

Melker miró a Hagrid sorprendido por lo rápido que había dado la información sobre ellos y pensó que con él no haría falta ninguna tortura para sacarle información, que se le podría sonsacar fácilmente hablando de buenas.

- No tenemos ni idea de cómo pudo llegar hasta aquí un Vipertooh peruano, pero simplemente estábamos tratando de contenerlo para que no les hiciese daño a los alumnos... Mierda, no debí decir eso... 

Melker no se había dado cuenta hasta ese momento que él mismo también había mencionado a los alumnos y se sintió estúpido por sus pensamientos anteriores sobre Hagrid La paz hace que me haga más torpe en mis acciones y mis palabras.

- ¿Hay más gente a parte de ustedes dos? ¿De qué alumnos está hablando? Preguntó imperturbable y con ese tono neutral que poco dejaba entre ver sus intenciones. Entonces hizo un par de gestos a algunos de sus hombres para que investigarán los alrededores y prosiguió. Puede que debamos proseguir esta conversación en el Ministerio de Magia, todo esto es muy confu...

- ¡Señor, hemos encontrado el cuerpo desmembrado de un hombre de mediana edad, por su indumentaria parece ser un profesor de la escuela! 

Melker volvió a mirar a Hagrid para hacerle un gesto de que no dijera nada más sobre los alumnos, pero las palabras de uno de los aurores mencionando al Profesor Solomon hizo que se paralizara. Lo había olvidado por completo por culpa del ataque de las criaturas mágicas y ahora se sentía fatal.

¿De verdad son ustedes profesores? ¿Podrían enseñarme sus credenciales y hacer entregar de sus varitas para que las analicemos? 

Aún sintiéndose fatal por haberse olvidado del Profesor Solomon, Melker hizo el amago de entregarle la varita sin rechistar lo más mínimo cuando el Director Dumbledore hizo acto de presencia. Siempre había envidiado la presencia de Dumbledore y el respeto que toda la comunidad mágica sentía por él.

- Melker, amigo mío. Si eres tan amable, ¿Podrías hacer el favor de acudir a la torre de astronomía? Creo que el profesor Ölmez y el profesor Robins estaban en dificultades... Hemos recibido un ataque masivo por todo el castillo...

- Ahora mismo Director Dumbledore. Hasta luego Hagrid Dijo Melker comenzando a andar en dirección a Hogwarts y dándole una palmada en el brazo al guardabosques. Dudó por unos segundos, pero al final decidió retomar su modales y también se despidió de los aurores - Señores, espero que tengan éxito en su investigación.

SÁBADO, 21 de septiembre de 1991 (Dos días después de la noche de los dragones)

El sábado por la mañana salgo a dar un paseo por los jardines para sacar un cuenco de rocío para Gala.

Gala te traigo un regalo.

Yo cogí del brazo a Victoria y la acompañé por el camino, la verdad tenía bastante miedo de que se descompusiera y ni pudiera caminar pero habíamos conseguido llegar...

Viernes, 27 de septiembre de 1991 por la mañana después de "El diario el profeta".

Llego a los jardines y tras servirle un poco de rocío a Gala me siento cerca de las flores a pensar en como ayudar a mis amigos sin lograr encontrar una salida clara a esta encrucijada.

Sábado 28 de Septiembre de 1991.

Al día siguiente de aquella noticia del compromiso y que ella evitara a casi a todas las personas, manteniéndose en la enfermería diciendo que estaba enferma, para así evitar hablar con cualquier persona; Ginevra estaba sola en un rincón, su ánimo no había mejorado en nada y esperaba encontrar un poco de consuelo en alguna lectura, aunque fuese de materia de las clases, y ahí estaba, intentando leer algo, pero llevaba media hora en la misma página, al final terminó cerrando el libro y quedándose sentada con sus manos apoyadas en la banca y sus ojos a media asta. 

Las lágrimas surgieron, pensó que sería feliz en la escuela, pero no, todo era casi igual, seguía sintiéndose sola, apartada del resto, de hecho, había recibido la carta de una de sus compañeras, Altair Edevane, para invitarla al club de chicas, pero no había ido, de seguro estaría Victoria y no tenía ganas de hablar con esa chica, no tenía nada en su contra, pero tampoco le agradaba el tener que dar explicaciones de algo que ni siquiera tenía control. Pasó sus manos por su cara, intentando limpiar sus lágrimas, pero estas seguían surgiendo. 

Levantó su mirada y pasó sus manos por sus ojitos verdes, asintió apenas con la cabeza y dejó que se sentara a su lado, la forma en que le había hablado ya imaginaba que le iba a reclamar algo o iba a decirle que era una tonta o algo así, después de todo, todos sabían que estaba saliendo con Victoria y que ella estaba ahí sin ser invitada.

Tenía miedo de lo que le iba a decir, sin embargo aún así se quedó, en silencio, esperando a saber que le iba a soltar.

Tome asiento en silencio con la escoba dando ligeros toques a mi hombro, hubo varios segundos de silencio mientras miraba al frente y nuestro alrededor, finalmente el silencio se rompió con un suspiro por mi parte.

- ¿Tu estás de acuerdo con la idea de ese matrimonio concertado? -los golpes con la escoba pararon, rodé mis ojos un poco hacía ella y hable en un tono tranquilo y calmado, no tenía nada en su contra ya que desde mi punto de vista ella no era mas que otra victima mas de ese acuerdo que se había hecho a nuestras espaldas

Esa pregunta, no pocas veces se la habían hecho, la niña negó con la cabeza, moviéndola de lado a lado, era obvio que no estaba de acuerdo, pero le tocaba acatar.

— * ni siquiera... quiero un novio... y ahora estoy comprometida contigo * — lo quedo mirando y le sonrió — * siento lo de la chica... tu compañera* — no sabía su nombre en realidad — * sé que son novios, no... no te daré problemas, tranquilo* — se encogió de hombros, aún muy apenada.

Entonces todo iba a ser mucho mas fácil, ella no buscaba una pareja en lo cual querían que me convirtiera para ella.

- Entonces esta claro lo que hay que hacer ¿no? Si tu ni yo queremos esa boda entonces no hay mucho mas que hablar.

Desde luego la sola idea de estar comprometido dentro de unos pocos meses me disgustaba bastante, no tenía ninguna intención de verme atado desde tan pronto ni de broma, prefería disfrutar de la vida durante mucho mas tiempo antes de verme en ese problema.

— eh.. sí... supongo — quedó algo sorprendida e intimidada de esa contestación que sonó tan absoluta y abrupta; Gin bajó la mirada, esperaba que pudieran ser amigos, se iban a casar después de todo, pero sentía que la despreciaba de algún modo, o quizás la culpaba de esa situación, así que volvió a bajar la mirada.

— dis-disculpa — musitó y volvió a suspirar, tenía más ganas de llorar, porque sentía que si debía hacerlo, lo de casarse, era su deber y una forma de evitar que su madre la odiara más, pero el chico parecía molesto o hastiado por la sola idea de estar con ella, por eso creía que ahora él simplemente se iría y nada más, odiaba su vida y estar en esa escuela.

Se me daba bien saber el impacto de mis palabras en los demás y por alguna razón que no comprendía se entristecía por lo que le había dicho cuando me esperaba exactamente lo contrario.

- Deja de pedir disculpas -me levante poniendo una mano en su cara- Y alegra esa cara, una chica guapa como tu esta mucho mejor sonriendo además seguro que te alegras de no tener que estar conmigo, de hecho había un chico que parecía muy afectado por la noticia de que me fuera a casar contigo -dije tomando la libertad de poner mi mano bajo su barbilla y levantarla un poco a la vez que me peinaba el pelo con la otra mano, realmente no entendía su reacción, esperaba que se alegrará de que al estar en una situación parecida a la mía estuviera feliz de que la apoyará en ese tema

Deja que la toque y pasa sus manos por sus ojos, una vez más, se había enjuagado demasiadas lágrimas en pocos días. 

— es que no quiero defraudar de nuevo a mi mamá... pero creo que lo haré porque no soy suficiente para que te sientas contento de casarte conmigo — era un pensamiento muy inocente, pero era la verdad, su madre le diría que era un error, que era un fracaso, que no podía siquiera ser querible por alguien.

— Daniel... él solo es un amigo... no puedo siquiera.. de hecho — de hecho ni siquiera podría estar con él, ni cerca, la niña suspiró y bajo de nuevo el rostro — no... no es un sangre pura... — no lo decía con desprecio o algo parecido, lo decía con verdadera pena de que no fuera distinto porque si fuera un sangre pura, quizás podría decir que se casaba con él y Alen estaría libre de ese compromiso que no deseaba.