Partida Rol por web

La historia de la Casa Común era conocida para prácticamente todos los habitantes de Sil Auressë. Cuando llegaron Ayla, Curudae y Khôradur liderando el primer grupo de colonos, obreros y trabajadores, no había aldea. En la colina, se alzaban las ruinas de una antigua torre. Y abajo, tan solo un edificio en mal estado que antaño había sido una posada junto a un camino ahora ya abandonado.

Los fundadores de Sil Auressë dormían en tiendas de campaña durante los primeros meses, hasta que la antigua posada estaba habitable. La ampliaron y la prepararon para una nueva función: la Casa del Comercio, el centro de la actividad mercantil y económica que se avecinaba. Y alrededor, se levantaron barreras de madera para protección, y se delimitaron las parcelas para futuras tiendas y comercios. Las obras del castillo comenzaron. La mayoría de la población trabajaba en las obras que promovía Ayla. Pasados otros meses más, los trabajadores solicitaron formalmente tener un lugar de descanso. Un lugar donde reunirse, tomar unas cervezas, charlar y comer. No era una taberna en el sentido tradicional de la palabra. Más bien un lugar de encuentro y de reunión, donde cada uno contribuía con monedas, alimentos o trabajo para su mantenimiento. Al estilo de las casas de pueblo de los norteños.

Esta noche, la casa Común está más tranquila de lo habitual. La camarera está atendiendo a tres hombres que por el omnipresente serrín deben ser trabajadores de madera. Dentro, el cocinero y su ayudante están recogiendo y limpiando. No se esperan más comensales esta noche.

En una mesa hay dos mercaderes que han llegado en la caravana de Metraith. Caravana que de momento no regresará ya que han entrado en vigor las nuevas normas de seguridad.

Cuando Girion y Gaerel entran, la camarera les observa desde la barra. -Saludos, no me esperaba ver ya clientes hoy. Sargento. Girion, añade y sonríe amablemente. Girion no recuerda haberla conocido, pero el joven y apuesto dúnadan de elegantes modales está acostumbrado a gozar de cierta popularidad entre las mujeres de la aldea.
 

Nada más entrar en la estancia común los sentidos de Girion comienzan a escrutar y analizar todo lo que captan. Sutilmente, como el se ha obligado obstinadamente a hacerlo, mira y mide acada uno de los tertulianos y a la camarera. Ésta última le mira sonriente y les saluda. 

- Buenas noches tengáis mi bella dama- le responde galantemente Girión.

Girion se acercó a la muchacha. Su semblante no era afable como el de ella, pero tampoco denotaba seriedad o cualquier otro sentimiento. Pero una vez cerca su sonrisa volvió a aparecer en el rostro. Sabía que la rudez impactaría en los hombres que le vieran entrar y la dulzura haría que la muchacha fuese más amable y cercana.

- Venimos a ver si puedes ayudarnos- comenta a la mujer mietras le coje suavemente por el brazo y la aparta de los tres trabajadores de la madera. Girion mira a los hombres de las distintas mesas para ver que se meten en sus asuntos y no intentan poner la oreja, y luego mira directametne a Lairin-. Como sabes estamos pasando por unos tiempos difíciles en Sil Auressë. Han ocurrido cosas muy graves uqe debemos dar solución y para ello debemos seguir varios cabos sueltos que nos guien hasta nuestros objetivos- comentzó el apuesto muchacho mientras le miraba fijamente-. Necesito que me cuentes de toda la gente que pasa por aquí cuál no era habitual; o alguno que te haya parecido extraño, extranjero o algo por el estilo. Algo que hayas escuchado que te haya llamado la atención. Algo.

El joven se quedó mierando a la muchacha esperando a que le contestara.

La camarera baja la voz y le contesta: -Alguna gente sospechosa he visto, Girion. Entre los nuevos reclutas de ejército hay de todo, claro. A menudo me digo a mí misma, "cuidado Lairin no les des ideas", ¿sabes?, dice y luego quiere aclarar: -es decir, yo no soy una mujer de esas que viaja con los ejércitos. No.

Les sirve una bebida a ambos, y siguió contando como las medidas de seguridad se habían aumentado, y el control de las entradas a la aldea era ahora mayor. -Desde hace varios días se nota que vienen menos gente de fuera.

La entrada de Norión en la Casa Común no pasa desapercibida. Aparece de repente en la puerta, su túnica oscura con manchas de barro se funde con la noche que se ve detrás de su silueta, y contrasta con su rostro pálido y agotado. Se aferra a su cayado como un anciano, pero no es un hombre mayor. Al menos no lo es su cuerpo.

La camarera está hablando con Girion y a su lado hay un sargento del ejército. Tres hombres a su derecha se encuentran también junto a la barra, pero están hablando entre ellos. Los dos mercaderes que había en la única mesa ocupada se habían levantado para irse cuando ven entrar a Norión, y se quedan mirándole como si lo hubiera escupido la propia oscuridad.

Girion escucha atentolo que Lairin le cuenta y cuando esta termina lesonríe y le agradece sus explicaciones.

- Muchas gracias Lairin, me gusta que seas así de atenta con lo quepasa en la casa del común- dice en bajo el joven, sacándo una moneda de plata y dejándola encima de la barra, mientras le guiña un ojo- Sigue siéndolo, pues estamos en un momento crucial para Sil Auressë y tú, por tu profesión y por tus maneras, eres una de persona 

Aún tenía su mente ocupada repasando las palabras que había cruzado con el Senescal. Los últimos días habían sido muy duros y lo que tenían por delante parecía ser aún peor. El caballo de Girion se había comportado noblemente, aún así estaba agotado y casi sin fuerzas, su cuerpo no le respondía, pero la fuerza de su espíritu estaba intacta, la muerte y la desolación ya no debilitaban su interior como tiempo atrás.

El Lugarteniente había accedido a que el hijo de Gildur le acompañase en su búsqueda, y había llegado hasta la Casa de Comercio siguiendo su rastro. En el lugar habían pocas personas, y hubo aún menos apenas entró. Encontró al joven hablando así que no lo interrumpió, en cambio caminó unos pasos y se sentó en la mesa mas alejada. Un poco de comida caliente no le vendría mal, mientras esperaba que el prometedor estudiante se desocupe. 

Girion escucha atento lo que Lairin le cuenta y cuando ésta termina le sonríe y le agradece sus explicaciones.

- Muchas gracias Lairin, me gusta que seas así de atenta con lo que pasa en la casa del común- dice en bajo el joven, sacándo una moneda de plata y dejándola encima de la barra, mientras le guiña un ojo- Sigue siéndolo, pues estamos en un momento crucial para Sil Auressë y tú, por tu profesión y por tus maneras, eres una de personas más importantes para recabar información. Volveré y me cuentas- dijo y su seriedad se transformó en una sonrisa abierta.

- Ahora vente que te presento a un amigo, que seguro viene famélico y dolorido- le comenta ya en alto mientras se dirige hacia donde Norión se ha sentado. A la par, le hace una seña al sargento para que se acerque y comparta mesa con ellos.

- Dichosos sean los Dioses, ¡¡sigues vivo!!- se mofa Girion palmeando suavemente la espalda de Norión mientras se sienta en la mesa a su lado-. Ya te dije que Viento te traería sano y salvo a Sil Auressë. Pero, antes de que me cuentes tus peripecias y yo las mías, pídele algo a Lairin que te veo que lo necesitas- le propone y señala a la camarera con la que acaba de hablar.

La bella camarera se acerca algo insegura hacia la mesa del anamarta. Había oído hablar del sacerdote de los muertos que trabajaba con el artista Adhellin en su taller preparando libros. Puede que sea el último que queda en por Cardolan, pensó... ¿Acaso no se fueron todos con Hir Pelendur a Fornost?

-Encantada de poder ayudaros, estoy a vuestro servicio para cualquier asunto, dice mirándole a Girion con una sonrisa que parecía aguardar una promesa. O tal vez simplemente evitaba mirar la sombría figura sentada en la mesa. -¿Qué deseáis tomar?, preguntó finalmente.

Girion asiente ligeramente a las palabras de Lairin para hacerle ver que así es como él espera y le da el visto bueno.

Luego mira a Norión y espera a que pida. No quiere hablar delante de nadie que no sea de total confianza, ni siquiera la muchacha puede saber lo que está sucediendo, pues unas palabras mal interpretadas podrían hacer que el pánico se sembrara en la población.

Vivo?...- responde Norión con cierto tono de ironía a las palabras de su compañero - me temo que camino entre dos mundos, y al parecer ninguno de los dos quiere quedarse conmigo - Se quedó mirando con ojos inexpresivos a la camarera que se había acercado, las necesidades mundanas de alimentarse lo acompañaban aún, le dijo- Hidromiel para los tres, y un plato caliente con carne de buey - 

El sargento se acercó a la mesa y tomo asiento contiguo a Girion, ambos frente al sacerdote. Cuando la camarera se alejó comenzó a hablarles con un susurro apenas audible - Me alegro de verte a salvo, no se si el resto del grupo ha tenido la misma bendición de los dioses que nosotros - sonrió, le había tomado cariño al chico, y el reencuentro le devolvía parte de los ánimos que había perdido tras la aparición del huargo - Dime, han podido dar con el lugar del ritual? - Sabía que la misión había fracasado, porque solo había sentido una oscuridad similar la noche en que los espectros tomaron el túmulo y obligaron a su príncipe a abandonar las tierras de Cardolan con los pocos sobrevivientes de la orden Oh Namo, es que realmente quieres que vea como otro pueblo perece frente a mis ojos de nuevo?

Un pequeño escalofrío recorrió el cuerpo del joven cuando Norión le habló de su vida y no-vida, pero mantuvo la calma y su autocontrol hizo que no se le notara. Después escuchó como pedía algo de comer y torció el gesto. La verdad es que no tenían mucho tiempo. Aun así debían contarse varias cosas, con lo que podía comer mientras escuchaba.

- Bien- comenzó Girion-. El monolito era una especie de totem espiritual protegido por una poderosa fuerza, que daba una descarga a quien lo tocara. No sé mucho más de él, pero yo no me arriesgué a tocarlo- dijo sin darle mayor importancia a este hecho-. De todas vimos varias huellas en la tierra, por lo que se quedaron varios de los del grupo para ver quién frecuentaba la piedra. Aun así estaría bien que le echaras un vistazo, quizás sea mucho más de lo que pensamos y debemos terminar con ella o incapacitarla de alguna forma.

El dunadan dejó unos segundos para que Norión lo integrara y pensara en ello. Girion se acercó al clérigo y habló más bajo de lo normal. Antes de comenzar miró a uno y otro lado para ver si alguien les escuchaba y después comenzó.

- Pero no ha acabado todo- comentó enigmáticametne-. De camino de regreso vimos a tres seres intentando ahogar a un mediano. Dejamos a buen sargento al cargo de la retaguardia y les dimos muerte. ¡Eran tres orcos!

Girion volvió a mirara a todos los lados y continuó.

- Hemos descubierto que hay gente en Sil Auressë que se ha infiltrado en el pueblo con funestas intenciones. De hecho ya han cometido alguna fechoría...han raptado a un niño o un par de ellos- comentó.

- No sé lo que habrás hablado con , pero me temo que algo malo se cierne sobre nosotros, o por lo menos lo pretende.

El joven dejó otro tiempo para que Norión lo asimilara y luego continuó.

- Yo debo salir en busca de Denelloth, a quien dejé en la orilla donde acabamos con los orcos siguiendo una huellas que habían dejado otras personas. 

- Y tú, ¿me tienes que contar algo?- comentó el muchacho impaciente por marchar, pero, sobre todo, por conocer cosas sobre el caso y así poder dar forma a este rompecabezas.

Girion recuerda lo sucedido en el monolito:

Todos ocuparon sus posiciones, mientras Denelloth se quedaba solo en el centro del claro. Comenzaba tocando el suelo, murmurando de forma extraña...Después se movía de cuclillas, buscando más huellas, hacia la senda que conducía hasta el claro.

Entonces sucedió algo insólito. El claro se iluminó con una luz tenue azulada antinatural que partía del monolito. No era luz uniforme, más bien un haz que unía de repente al montaraz con la piedra. Denelloth se quedó rígido, mirando al cielo con una extraña mueca en el rostro. Luego tuvo alguna convulsión violenta, para después volver a quedarse congelado. Todo sucedió muy deprisa, y no hubo tiempo para reaccionar. En menos de treinta segundos, la luz había desaparecido, y el montaraz se encontraba tumbado boca abajo en el barro.

Durante el episodio, ninguno de los demás presentes sufrió ningún efecto adverso, excepto Eben que notaba como parte de su poder fue absorbido por el monolito.

Tras unos largos segundos, Denelloth abrió de repente los ojos con un espasmo y tomó una ansiosa bocanada de aire, sobresaltando a sus compañeros. Miró a todos lados, respirando entrecortadamente, como desorientado, con una expresión de angustia que se acentuaba con las cicatrices de su rostro. Se agarró con fuerza al brazo de Girion y finalmente fijó su mirada en sus compañeros y se calmó, aunque parecía dolorido de alguna manera. Tardó un tiempo en intentar levantarse.

-Ayúdame, Girion -apoyaba casi todo su peso en el joven dúnadan. -No, no es normal... ¿por qué?... Ugh, no esperaba que algo así pudiera pasar. Ese... ese viejo -y miró de reojo al monolito-, nos odia, odia todo. Ufff, tengo que sentarme un momento...

El montaraz se sienta pesadamente, apoyando los codos en las rodillas plegadas y se sujeta la cabeza entre las manos, sacudiéndola suavemente, con los ojos cerrados.

-Necesito descansar. Serán unos minutos. Quizá el destino nos ha ayudado finalmente, evitando que Nórion se acercase a este lugar. No creo que fuese bueno para él. Todo ha cambiado ahora...

-Si os preguntáis qué ha pasado... He intentado... averiguar algo. Pero respecto a quiénes habían visitado este claro anoche; estas cosas... pueden salir mal, pero no me esperaba que... que la piedra... interviniese... está como... viva, no puedo explicarlo de otra manera. Se ha metido en mi cabeza y me ha... me ha... se ha adueñado de una parte de mí -calla por unos instantes. -Me ha dejado muy débil, pero mi cuerpo se recuperará rápido.

Continúa hablando, más repuesto, y se incorpora lentamente aceptando la ayuda que le ofrecen con una pequeña sonrisa y una mirada directa a los ojos.

-He visto a un hombre. Un viejo. Y a un grupo de personas danzando en torno al monolito. Pero parecía haber ocurrido hace mucho tiempo... También vi guerras, y fuego, y dolor y... No somos bienvenidos aquí, y la piedra es poderosa. Creo que deberíamos desechar la idea de husmear uno de esos cultos, Nórion no podría encontrar nada bueno aquí; pero se lo preguntaremos. Creo que se impone un cambio de estrategia. Busquemos a Nórion y demos parte a Sil Auressë. Tal vez un par de nosotros deba quedarse a vigilar el bosquecillo.

Norión asintió al escuchar sobre el monolito, sin duda era un lugar de poder, pero algo instintivo le prevenía de estar en presencia de esa fuerza, al menos mientras no conociera su origen y como detenerla. Las noticias sobre el mediano y el rapto eran similares a las que acababa de escuchar de boca del Lugarteniente. - Sir y Caaniza... una era invitada de la dama Ayla y la otra la amiga de Arlyn... si... es preocupante su desaparición, y que se hayan infiltrado en un momento tan crítico como este no es un buen augurio -

Esperaba contar con la ayuda de Girión para su búsqueda pero se daba cuenta que Denellot también lo necesitaba, no podía retenerlo mucho. Buscó las palabras para expresar en lengua común las sensaciones que sentía desde el día del ritual, pero no encontró las adecuadas. - No tengo mucho que contarte, camino entre los vivos gracias al instinto de tu caballo, y me temo que las fuerzas a las que nos enfrentamos son mas negras que la noche, fuerzas que no debieron haber despertado nunca y que por el momento están muy por encima de lo que Sil Auresse puede hacer, no tenemos como hacerle frente.... aún - hizo un silencio mientras bebía un sorbo de hidromiel, el sabor dulce en la boca lo distrajo del oscuro recuerdo de aquella noche.

- Tengo que traducir los pergaminos y conseguir la ayuda de personas tan peligrosas como las fuerzas a la que nos enfrentamos, pero tal vez lo logre. Sin embargo, antes de que partas con viento al punto de encuentro, me gustaría que interroguemos juntos al mediano, me han concedido ese privilegio -  esperaba comprender un poco mas los detalles del rapto y el destino que caaniza había sufrido en manos los hombres de Tharbad - se sabe algo mas de los que se infiltraron? era alguién de la academia? - 

Sus ojos sin brillo se posaron en ambos a la vez, cansados y atentos, a la espera de las palabras por venir.