Partida Rol por web

Sil Auressë

[18.4.2] Lobos de Cardolan

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26/01/2018, 19:14
Eben

Eben, siempre en vanguardia, llevaba el arco tenso, dispuesto para cualquier contingencia, pero al escuchar las palabras inmediatamente apuntó con su arco al suelo, destensándolo y levantando una mano en son de paz, de forma lo suficientemente visible como para que Denelloth y Ferrim pudieran verlo.

Si eran los que habían masacrado a los orcos, Eben supuso que serían amigos. Si fueran orcos o similar no preguntarían y, además, no se puede atacar a un enemigo que no ves... estaban a merced de quienes fueran estos seres.

- Porque hemos jurado librar al mundo de aquellos que traen la oscuridad y el miedo. - una respuesta retórica pero que mostraba en qué bando jugaban y que, de momento, Eben no estaba dispuesto a dar más explicaciones.

- He bajado mi arma, venimos en son de paz con aquellos que luchan contra los orcos. ¿Os identificareis como amigos o permaneceréis en las sombras, ocultos?

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27/01/2018, 00:56
Denelloth

Tanto la pregunta del desconocido como la respuesta de Eben fueron perfectamente audibles para Ferrim y Denelloth. Avanzaron unos pocos pasos más, despacio, hasta detenerse. Denelloth contuvo la tensión que brotaba por instinto y no levantó la ballesta. Asintió muy levemente, como aprobando para sí las palabras y los gestos de Eben.

-Los lobos no huyen de sus presas.

Lo dijo en un tono neutro y sereno, como si fuera una sentencia sencilla e incontrovertible.

Y esperó a que el desconocido se presentase.

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30/01/2018, 12:24
Ferrim, hijo de Ferric

Ferrim se situó junto a Denelloth, martillo en mano. La voz misteriosa le dio curiosidad, mas no temor. Si era una emboscada de varios hombres, bien podrían estar muertos ya. Y si solo era un hombre oculto y enemigo, no se habría arriesgado a llamar la atención de un grupo armado.

Para el enano, solo cabía la posibilidad de que fuera un amigo precavido y habilidoso, que se ocultaba porque así transitaba por el mundo, un tipo de gente como Denelloth y Eben, que buscaban las sombras por instinto.

—Vuestros orfebres son habilidosos—dijo, sin más.

Había visto la delicadeza con la que se habían trabajado las armas, pero también el medallón encontrado en la cabaña.

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03/02/2018, 18:30
[LC] "Acero Rojo"

-Nuestros órfebres son hábiles como lo son nuestros armeros, respondió otra voz desde el otro lado. Entonces una figura encapuchada emergió de su escondite, arco en mano con la flecha preparada pero sin cargar. Una flecha con plumas rojas, idéntica a las que habían encontrado en los cadáveres de los trasgos.

La voz era la de una mujer. Dura y directa, como si tuviera costumbre de hablar con extraños. Dio unos pasos al frente, y miró a los tres. Luego guardó la flecha con cuidado en el carcaj, y se quitó la capucha. Tenía el cabello largo y negro como el azabache con algunos tonos más brillantes, y sus ropas estaban llenas de parches, hechas de pieles de animales. En su cara llevaba pintura negra para ocultar los reflejos de la piel clara. Pintura de guerra.

-No son un peligro, sentenció para sus compañeros ocultos. -Al menos no para nosotros, añadió. -Nos identificamos como amigos de los que declaran la guerra a los orcos, contestó al joven explorador, -pero permaneceremos en las sombras, siempre. Así es la guerra de los Lobos contra el enemigo, y ahora esa guerra no da tregua. Me llaman "Acero Rojo"...

Mientras pronunció el nombre, sus manos bajaron como sosteniendo un peso, y acto seguido su dedo índice se acercó a la barbilla e hizo dos movimientos rápidos. Parecía algún tipo de señal.

-¿Venís de la Cabaña?, preguntó al ver el medallón que portaba el dúnadan armado con una ballesta que cojeaba de una pierna.

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03/02/2018, 22:05
Denelloth

Fue sorprendente ver aparecer a aquella mujer entre los arbustos. También lo era su aspecto asalvajado, al menos para Denelloth. El montaraz la miró detenidamente, intentando averiguar a simple vista de dónde había salido y qué hacía allí. También puso cuidado en no realizar ningún movimiento brusco o amenazador; sus compañeros podrían malinterpretarlo.

-Así es -respondió a la mujer. -Pasamos allí la noche y dejamos a varios compañeros. Nosotros tres seguimos en dirección al este. Por el camino nos hemos topado con un pequeño montón de cadáveres orcos que habíais encontrado, a juzgar por las plumas de tus flechas. No faltarán orcos y otras criaturas malignas en la comarca en estos días, me temo.

No le pasó inadvertida la mirada que la joven posó en el medallón. -Creo... Creo que tengo algo vuestro -dijo, dubitativo, sosteniendo la pieza con la mano y mostrándosela. -Imaginaba que pertenecería... A un hombre que conocía hace tiempo -añadió con tono sincero. -Puede que me equivocara.

Mientras decía esto último guardó la ballesta y se quitó el medallón, lo que le obligó por un momento a quitarse la capucha.

Notas de juego

Detallitos, dire (no los pedí antes porque me pasé de listo). Parece dúnadan? Algún acento? Algo que la identifique como perteneciente a... a algo? Si hay que tirar (Observación u otra habilidad de conocimiento), adelante.

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04/02/2018, 09:45
Eben

El arco de Eben apuntaba al suelo. Lentamente retiró la flecha que llevaba y la guardó de la misma forma que había hecho la desconocida. Puso el arco a su espalda, lentamente.

Eran amigos... o al menos combatían a un enemigo común. Para Eben cualquier enemigo de los orcos siempre sería bien recibido. Relajó un tanto su postura mientras dejaba que Denelloth llevara adelante la conversación, el era hombre de acción y las palabras no se le daban muy bien.

De todas formas sus agudos ojos intentaban no perder ningún detalle.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Eben relaja su postura, pero permanece atento. Hago una tirada de percepción por si consideras que veo algo especial.

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08/02/2018, 19:08
Ferrim, hijo de Ferric

Al fin salía de entre las sombras y, efectivamente, no eran orcos. Esa cautela y, al mismo tiempo, esa manera de mostrarse, eran propios de un aliado cauteloso. Por el aspecto que tenía la mujer, eran auténticos cazadores de trasgos. Letales, sigilosos. Un enemigo peligroso.

No era la primera vez que Ferrim conocía a gentes de aspecto asalvajado y mirada orgullosa. Abundaban en las llanuras de Rhovanion y en las infinitas lomas que se extendían al este de Rhûn. Pero solían ser auténticos brutos, pueblos salvajes y tribus nómadas de costumbres bárbaras.

Aquella mujer le parecía de otro tipo. Parecía de un pueblo más noble y sabio. Uno que mataba orcos no solo por ser un enemigo, sino también por ser una enfermedad para el mundo.

Hizo una leve reverencia.

— Soy Ferrim, hijo de Ferric, de los Bálamar de las Colinas de Hierro. Mi camino ha sido largo hasta aquí, pero el vuestro no lo parece menos y, tampoco, parece haber acabado, mi señora. ¿Cuál es vuestra senda?

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11/02/2018, 13:00
[LC] "Acero Rojo"

Al quitarse la capucha, Denelloth dejó al descubierto las profundas cicatrices de quemaduras que portaba en su cara y cuello. La mujer las observaba en silencio, sin horrorizarse pero al mismo tiempo con una emoción evidente. La mirada de alguien acostumbrada a ver los horrores de la guerra de cerca, pero que le seguían afectando. Su mirada era aún mas determinante si cabía. -Sí, aquellos orcos los abatimos nosotros. Y quedan más. Muchos más. Una gran hueste luchando allí...

Su mano indicaba la dirección este, y luego giró hacia el sur. -Y otra que llega desde el sur, para unirse a la primera. Las tribus de Minhiriath se han movilizado. No nos dio tiempo reaccionar más allá de llevar a granjeros y a pastores a refugiarse. A los que pudimos...

Se quedó en silencio, y miró el medallón que sujetaba Denelloth. Parecía reconocerlo, pero no hizo ningún gesto hacia el objeto. -Los símbolos no nos pertenecen, simplemente nos indican el camino a seguir para hacernos merecederos de ellos. Igual que "un faro" en la distancia guía a los barcos hacia el puerto. Es lo que me enseñaron, añadió y por primera vez sonrió y se relajó un poco. Era como si aquel objeto, o la forma de llevarlo del hombre de la cara desfigurada fuera suficiente para saber que estaban en el mismo bando. Entonces se giró hacia el enano.

-Saludos, Ferrim hijo de Ferric. Debéis disculpar mis modales, ya no piso las ciudades ni las minas desde hace tiempo. Me han hablado de vuestras tierras al otro lado de las Montañas. Y me habéis dado vuestro nombre, algo que muestra cortesía...

Echó una mirada rápida de reproche a los dos hombres que le acompañaban al enano, y volvió a dirigirse al naugrim. -Y si no doy el mío es porque aquella persona que fui ya no existe. Ahora soy "Acero Rojo", y mi senda de ayer no importa. Ni sé hacia dónde me llevará mañana. Pero mientras pueda caminar, seguiré luchando contra los trasgos. Formamos parte de una "manada de Lobos" sin hogar que luchamos por sobrevivir cada día en las tierras de Minhiriath, al sur de aquí. Cuando nos llegó el aviso de la hueste orca que se había reunido, los que nos encontramos por estas tierras intentamos ayudar. Pero llegamos tarde me temo, y "la Oscuridad" se adelantó a nosotros.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Denelloth: parece hombre mixto, el acento es difícil de ubicar pero no es de arthedain
Eben: lo mismo, pero te da la sensación de que recibió una buena educación hace tiempo pero que ahora le falta costumbre de hablar con desconocidos.

Cuando dice "Acero Rojo" sigue haciendo la señal de antes, es como si nombre fuera más los gestos de las manos que las palabras pronunciadas. En las partes entre comillas ella hace gestos también.
 

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12/02/2018, 00:45
Denelloth

-Símbolos que indican un camino para merecerlos... Es hermoso -dijo. No le pasó por alto la mirada que la mujer que se hacía llamar Acero Rojo les dirigió; maese Ferrim demostraba su experiencia en los caminos y sus dotes como comerciante y emisario ante pueblos diversos. -Este es Eben, y mi nombre es Denelloth -expuso. -Nos dirigimos al este para unirnos a esa lucha que mencionas. En realidad, nuestro destino último es Sil Auressë, un pueblo y castillo cercanos, donde vivimos... Puede que los conozcas o hayas oído hablar de ellos. Son el objetivo de esas huestes malignas. Y en verdad compartimos tarea, pues también nosotros queremos ver libres estas tierras de la presencia de los trasgos.

Desvió la vista un momento hacia el este, como intentando discernir bajo la lluvia la batalla cada vez más cercana, o como reflexionando acerca de hechos o palabras recientes.

-Nunca es tarde para combatir a la Oscuridad, creo. Vuestras habilidades - habló en plural, dando por hecho que Acero Rojo no estaba sola -serán bienvenidas allí donde vamos, si consideráis conveniente acompañarnos. Y, en todo caso, en Sil Auressë tendréis cobijo y reposo, si sobrevive al envite al que se enfrenta.

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12/02/2018, 18:34
Eben

Tras la disertación de Denelloth, poco tenía que añadir Eben. Saludó con una inclinación de cabeza en el momento en que su compañero mencionó su nombre.

Una vez comprobado que no eran enemigos, fijó de nuevo su atención en el camino que tenían por delante, buscando cualquier cosa entre las sombras.

- Disculpad nuestra rudeza, pero el tiempo corre en contra nuestra si queremos ayudar a nuestros compañeros en su defensa.

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17/02/2018, 10:16
Ferrim, hijo de Ferric

La mujer era dura, pero sabía responder a las cortesías. Como Ferrim había sospechado, no era una salvaje cualquiera. Era alguien que había elegido ese camino, el de la caza.

Asintió a lo que comentaba Denelloth y quiso insistir en esa línea.

– Señora, a donde nos dirigimos no os faltarán oportunidades para usar esas flechas. Y allí serán muy necesarias. No para nosotros tres, pues somos poco en el orden de las cosas, aunque nos hemos enfrentado a males sin nombre que estremecerían al más bravo. Pero sí serán necesarias para defender lo que aquel lugar representa y también a sus gentes más inocentes. La guerra cae sobre ellos y nunca hay suficientes manos amigas para enfrentar a la Oscuridad.

Hizo un gesto de petición amable con las enormes manos.

–Decís que la Oscuridad se adelantó a vosotros. Pero eso solo significa que os está dando la espalda y que podéis caer sobre ella. Decidnos, ¿tenéis a bien acompañarnos?

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19/02/2018, 20:19
Director

De sus escondites aparecieron el resto de los compañeros de la misteriosa mujer. El grupo contó tres, además de ella. Aunque podía haber alguno más. LLamaba la atención su aspecto andrajoso, con ropas llenas de parches y botas destrozadas que contrastaban con el buen estado de sus armas.

Eran silenciosos y taciturnos. Uno tenía la pierna amputada por debajo de la rodilla, y a otro le tapaba un parche el ojo. En sus rostros había pintura igual que en el de Acero Rojo. No había alegría en su semblante, solo determinación. Y en sus ojos la muerte que buscaban. La de sus enemigos, o la suya propia.

La mujer que se hacía llamar Acero Rojo les hizo un gesto apenas visible, pero fácilmente comprensible.

Cita:

Tranquilos.
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19/02/2018, 20:22
[LC] "Acero Rojo"

-Sil Auressë, dijo Acero Rojo saboreando cada sílaba de la palabra nueva. –Hemos escuchado algunos rumores de aquel lugar. Pero no somos gente de castillos ni de aldeas, ni tampoco buscamos cobijo ni protección, añadió y miró a sus compañeros como esperando alguna confirmación antes de seguir.

-Pero nuestro enemigo es común, por lo que decís. Las dos huestes cuentan con cientos y cientos de orcos, y también huargos e incluso trolls. Demasiados para tan pocas espadas, lanzas, flechas o … martillos que tenemos aquí.

Mientras hablaba, su mano apuntaba a las armas visibles, como si el arma de cada uno fuera el elemento que le identificaba. Fue entonces cuando ella se dirigió nuevamente a Ferrim. –Nosotros también buscamos proteger a los inocentes que habitan en estas tierras. Hay numerosas granjas y casas de campesinos y de pastores hacia el sur y hacia el oeste. Hemos podido reunir a muchos en colinas bien protegidas para que aquellas gentes estuviesen a salvo del avance de los orcos.

Miró a Eben, quien parecía el más impaciente de los tres. –El tiempo parece que se os escapa. Es más, ya llegáis tarde para el comienzo de la guerra, pues las primeras batallas ya han sido. Desconozco como acabaron, aunque algunos de los orcos que hemos visto iban dispersos como si estuvieran huyendo, lo que podría ser una buena señal. Tengo información anterior que nos han enviado desde el sur por medio de aves mensajeras. Información que os puede servir. Tal vez sea el momento de compartir lo que sabemos unos y otros.

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19/02/2018, 22:18
Denelloth

Denelloth miró a los hombres que surgieron tras la vegetación directamente, asintiendo levemente en señal de respeto, buscando en sus cuellos o en alguna otra parte de su indumentaria algún medallón como el que él mismo portaba ahora, o el mismo símbolo de la huella del lobo.

-Sin duda -se apresuró a responder a las últimas palabras de Acero Rojo. La idea de un contingente enemigo aproximándose desde el sur lo había inquietado sobremanera, y quería aprovechar la buena disposición de estos desconocidos a compartir información (si no combate, algo que todavía estaba por ver). Quiso hacerles ver su buena voluntad contándoles lo que le pareció que podría serles de interés. Decidió ser franco, ya que le inspiraban confianza.

-Sabemos que los combates comenzaron ayer -comenzó, intentando hacer memoria y resumir lo que sabía del encuentro que Khôradur iba a afrontar y al que ahora querían unirse. -El Lugarteniente de Sil Auressë encabezaba una hueste en desventaja numérica, pero bien dirigida, medianamente entrenada y formidablemente equipada, merced a nuestros aliandos enanos -hizo un gesto con la mano hacia Ferrim. -A ellos queremos unirnos ahora (si no se han visto obligados a refugiarse en el castillo de Sil Auressë); no directamente, pues somos tan poco numerosos que preferimos evitar al grueso del enemigo, acosar a sus miembros dispersos o aislados y llegar a los nuestros por retaguardia. Venimos de...

Se detuvo un momento, dubitativo, temiendo ser demasiado locuaz respecto a lo que habían vivido las últimas jornadas. Sin embargo, le pareció que aquellos guerreros cardolani no sólo simpatizarían con su causa, sino que tenían derecho a saber al menos parcialmente lo ocurrido en el claro del monolito.

-A una jornada de aquí hacia el oeste hay un bosquecillo antiguo, muy antiguo, más viejo que el reino de Arnor. En el centro del mismo hay un monolito venerado por las gentes de la región. Su gran poder había sido corrompido por los líderes de las huestes que enfrentamos. Un pequeño grupo nos dirigimos allí para dar un golpe de mano, y gracias a los Valar tuvimos éxito; el Gothdust, así se llamaba el sacerdote oscuro que lideraba al enemigo, ha muerto, y el monolito ha sido liberado del mal que lo atenazaba. Llegamos en pleno Oscurecimiento, a tiempo para liberar a unos cuantos campesinos de los alrededores que iban a ser sacrificados; no lo suficiente, pues otros muchos habían sido ya cruelmente asesinados, pero sí lo bastante para evitar que un poderoso mal fuese invocado, lo que hubiera sido desastroso para estas tierras. Un duro golpe para el enemigo, pero no sabemos si será suficiente para desmoralizarlo y dispersarlo.

Se detuvo un momento, dejando que la información calase en los espíritus de los recién encontrados.

-La cabeza del Gothdust viaja ahora hacia la batalla, para mostrar claramente a las hordas enemigas su derrota. Lo que me recuerda... Enviamos a un jinete emisario por delante de nosotros; un joven dúnadan en una espléndida montura. Si lo habéis visto o sabéis de él, me gustaría mucho conocer su suerte, pues es un buen amigo y lo estimamos.

En verdad, Denelloth temía por el joven Girion. ¿Habría llegado ya, sano y salvo, a su destino?

-En estos momentos seguramente estén informados en la fortaleza arthadan del Vado de Sarn de los movimientos del enemigo, pues los campesinos que liberamos prometieron dar allí noticia. Poca más ayuda podemos esperar. Los nuestros habían enviado a un pequeño grupo hacia el sur, alertados de ciertos movimientos en Minhirath (los mismos que vosotros confirmáis, imagino); no sé nada de su destino, pero mucho temo que haya sido aciago. Poco más puedo añadir, preguntad lo que gustéis.

Denelloth calló y miró a sus compañeros, como buscando su confirmación o invitándolos a añadir algo más. Esperaba que la retahíla de información tuviera su contrapartida. Mucho necesitaban cualquier apoyo, y estos desconocidos serían sin duda aliados valiosos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro para ver si Denelloth observa algo parecido a su medallón.

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24/02/2018, 20:02
Ferrim, hijo de Ferric

Denelloth había contado la historia y poco más había que añadir a su relato. Esas eran las circunstancias y solo quedaba esperar que a aquella banda de sufridos arqueros les sirviera de acicate para unirse a ellos. ¿Marcarían la diferencia si lo hacían? Difícilmente, pero cada orco muerto era un enemigo menos y, piedra a piedra, se derrumban las grandes rocas. Quizá una flecha certera de Acero Rojo pudiera significar algo. Podría parecer una ingenuidad, mas no lo era. Un grupo pequeño y poco preparado había detenido el ritual del monolito. Nunca se debía menospreciar el papel de las pequeñas cosas y, por eso, los enanos se enfrentaban al reto de hacer siempre el mejor trabajo, el mejor tallado posible, hasta niveles en los que un humano no sabría diferenciar. Pero el ojo de un naugrim no es torpe como el de un humano. En el detalle, en lo pequeño, está la perfección. La talla perfecta.

No os falta razón... demasiadas pocas armas para tantos trasgos. Pero, sin embargo, eso no nos impide continuar, como a vosotros, gente que no se arredra ante las carencias y hace de la escasez virtud.—Ciertamente lo hacían. Estar tuertos, tener una pata de palo y vestir con andrajos no les impedía continuar su guerra. Sin embargo, esa escasez era simulada o, al menos, solo en lo que menos importaba. Porque esas armas no eran toscas ni fabricadas con descuido. Así como tampoco era un trabajo menor el medallón que encontraron en la cabaña. Detrás de ese grupo había un suministro interesante, de un herrero capaz y con acceso a metales poco comunes.

—Pocas armas, pero de gran hechura—comentó, señalando a las flechas—. Pocas veces se ven por aquí esas habilidades... ni esos metales. Soy un viajero recién llegado a estas tierras y no puedo jactarme de conocer a T-H, mas sin embargo estaría encantado de hacerlo. Seguro que tendríamos mucho de qué hablar y experiencias que compartir. No temáis, algo me dice que este herrero se esconde, y no pretendo descubrirlo. Pero si sobrevivimos a este día, hacedle llegar mis respetos. Los naugrim amigos de los Enach han vuelto a Cardolan.

La forja que había trabajado el medallón eran más importante de lo que cualquiera podría pensar. No tanto por la habilidad del trabajo, de un nivel adecuado aunque no extraordinariamente fino, sino por el material que era capaz de conseguir. ¿Estaba esa herrería relacionada con la búsqueda de Ferrim? ¿Tendría alguna relación con los nobles Enach, aquellos antiguos aliados comerciales de los enanos en torno a cuyo legado tanto habían sufrido aquellos días? La runa que Ferrim talló participaba de ese legado. Tan importante era ese apellido. ¿Significaría algo para ese herrero? Ferrim lo dejó caer, por si acaso.

Pero en ese momento lo importante era decidir, y rápido. Todavía tenían por delante un largo camino y un duro trabajo.

—Los orcos asedian Sil Auressë. Si vencen, sus tropas camparán por estas tierras y llevarán la muerte más allá de vuestra capacidad de remediarlo. Acompañadnos y ataquemos donde están ahora todos reunidos, antes de que formen tantos grupos que sea imposible cazarlos a todos.

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04/03/2018, 07:50
Eben

Eben poco tenía que añadir a los comentarios de sus compañeros. Seguía con la mirada el camino que aún les quedaba para poder llegar a Sil Auressë, temiendo que este retraso pudiera ser fatal.

- Mis compañeros ya han expuesto lo que hemos hecho hasta el momento. - el montaraz era hombre de pocas palabras y no podía disimular la impaciencia en su voz. - Espero que la información que nos podáis dar merezca la pena el retraso que estamos teniendo.

Los hombres luchaban y morían más adelante. Eben estaba muy tenso.

- Protegéis vuestras tierras y lo vuestro como una madre protege a sus hijos, pero la gente de Sil Auressë da la vida por proteger todas estas tierras frente al enemigo común. Luchad con nosotros o dejadnos paso para defender lo que es justo de las hordas de la oscuridad.

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05/03/2018, 21:26
[LC] "Acero Rojo"

-Nada os impide seguir vuestro camino sin nosotros, contestó la mujer a Eben, pero añadió: -aunque nuestros caminos van ahora en la misma dirección, y podemos compartir travesía e información.

Cuando escuchó hablar sobre el jinete que cargaba con la cabeza de Gothdush, miró a uno de sus compañeros e hizo algunas señas.

- Tiradas (2)
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05/03/2018, 21:44
Director

En silencio, los Lobos comenzaron a andar en la misma dirección que el grupo había hecho. Los compañeros de Acero Rojo se mantuvieron a bastante distancia, pendientes de lo que les rodeaba. Así fue de nuevo Acero Rojo quien les siguió informando mientras caminaban a paso apresurado.

A pesar de poder detenerse a inspeccionar en detalle a los salvajes cazadores de orcos, Denelloth creyó ver de pasada algunos objetos de delicada orfebrería que desentonaban con el resto de la indumentaria de aquellos hombres.

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05/03/2018, 21:45
[LC] "Acero Rojo"

-Denelloth, las nuevas que nos llegan desde el sur hablan de un gran grupo de caballeros fuertemente armados. Cabalgan sin estandarte, pero con el objetivo de ayudar en esta contienda. Estamos cerca de uno de nuestros refugios. No os desvía del camino hacia la batalla.

Se detuvo un instante para mirar el cielo, y se aseguró de que el enano les seguía el ritmo. –Maese Ferrim, la habilidad de vuestro pueblo con la forja es legendaria, y así nos lo ha dicho nuestro Guía. Es un hombre sabio, y sin duda le gustará conoceros aunque ahora no se encuentra aquí.

Acero Rojo se mostraba respetuosa en todo momento, y era obvio que lideraba la manada.

-Anoche se pudo ver a un jinete solitario cabalgar hacia el este. En el refugio nos dirán más acerca de su ruta exacta.

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07/03/2018, 01:17
Denelloth

¿Un refugio? ¿Aquí, tan cerca de Sil Auressë? Denelloth sintió una profunda desazón que se manifestó claramente en su expresión, no por la existencia de tal refugio, sino poruqe le hubiese pasado desapercibido a él y sus cazadores. Un fallo, sin duda, aunque aquellos hombres desharrapados eran demostradamente hábiles en el arte de pasar inadvertidos.

Hizo un gesto suave y cómplice a Eben pidiéndole paciencia y contención. Era perfectamente comprensible que el joven montaraz se impacientase, pero les resultaba muy deseable a todos incorporar nuevas fuerzas al combate, aunque fueran unos pocos brazos.

Siguió la mirada que Acero Rojo alzaba al cielo y sus palabras mientras caminaban. ¿Quién sería su guía?

-Pasaremos con gusto y agradecidos por vuestro refugio, Acero Rojo -dijo. -Cualquier información será bienvenida, como esa misteriosa tropa a caballo que dices que viene del sur. Pero Eben tiene razón; no nos demoraremos mucho allí.
 

Notas de juego

Aún llueve, dire?