Partida Rol por web

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Girion se acercó a los reunidos y escuchó a Sudwyll y a Milzarâk, para luego continuar él. 

-Hay tropas enemigas dispersas tanto por un lado del río como por el otro -comenzó diciendo Girion mientras cogía una ramita del suelo y alisaba un trozo de tierra para usarlo como lienzo.

-Si este es el río, esto es el castillo, esto la aldea y esto es el vado que los une, -dijo mientras lo dibujaba -hemos visto varias posiciones enemigas, dispuestas más o menos en estos lugares.

Girion, con el palito haciendo las veces de pluma, dibujaba unos triángulos a modo de campamento enemigo.

-No los vimos con claridad pero por el movimiento y las antorchas estamos seguros que están allí. Lo bueno es que los tenemos situados. Lo malo es que nos sabemos si puede haber más ni cuantas tropas tiene cada uno de esos campamentos -comentó levantando la vista y mirando a los allí reunidos.

-También he de deciros que en los batanes de los molinos estás siendo usados como refugio para grupos e murciélagos. Al acercarnos a un batan, un murciélago salió a nuestro encuentro y pese a que pudo dar la voz de alarma, lo logramos abatir y al final sus compañeros no quisieron  seguir investigando esa alarma por la luz del sol. 

Nuevamente Girion dibujó los batanes al los lados del río con puntos. 

-Debemos evitar el río, aunque la aproximación será peligrosa y nos encontraremos a enemigos vayamos por donde vayamos -concluyó el dunadan.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

El joven escudero escuchó atentamente las explicaciones de Girion y el dibujo que realizó. Se quedó pensativo intentando ver que podía hacer

Calla, eres un simple escudero, no entiendes de estas cosas

Tragó saliva

Es más fácil enfrentarse a un orco que me doble en tamaño que esto

Y por fin se decidió a hablar

-Perdón por mi intromisión. No soy más que un mero escudero y poco entiendo de estas cosas, pero deduzco que el camino entre la aldea y el castillo estará vigilado también. Es lo que yo haría si quisiese hacer un cerco eficiente de la fortaleza para evitar que nadie entrase o saliese.

Contempló de nuevo el mapa

-Ir campo a través, con el desnivel que hay, será difícil y más con mi señor en su estado -lo observó fugazmente- iremos muy lentos, lo que hará que seamos una presa fácil para el enemigo.....

Observó de nuevo el mapa

-Si al menos hubiese algún paso seguro o escondido para llegar al castillo....

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Agnor asintió en silencio confirmando las palabras de Girion. Su rostro estaba serio, tal vez por la sensación de fracaso de la misión de exploración, o tal vez por la batalla por llegar en este nuevo día.

Eärnil

Eärnil se agachaba entre los arbustos, y desde su escondite contemplaba la silueta del castillo de Sil Auressë. Había visto a algunos soldados en las almenas, y también huargos que se mantenían lejos del alcance de los arcos y de las ballestas de los defensores, pero no se iban. Ni permitían a nadie entrar o salir por la puerta principal del castillo.

Eärnil recordaba las instrucciones de Theon:

Quiero que te separes del grupo junto a dos jinetes y avances hacia el lugar opuesto al que se está dirigiendo Agnor, cuando estés a una distancia prudencial enciende algunas antorchas y simula un campamento. Inmediatamente después muévete bordeando el castillo por detrás, pero manteniendo la misma distancia, y busca una posición en la que puedas divisar la puerta por la que entrará Agnor. Apenas veas que se acerca quiero que te alejes nuevamente en la dirección opuesta y enciendas antorchas y toca el cuerno. Una vez generada la distracción los huargos seguirán tu rastro, pero no quiero que te sacrifiques, busca el río para confundir tu rastro y ocúltate. Una vez que hayamos entrado al castillo buscaremos el modo de acabar con el sitio y podrás sumarte a las defensas-

Ahora se hallaba en un punto a unos tres cientos metros al noroeste del castillo. Le acompañaba un jinete, y el otro estaba más hacia el este. Habían preparado unas cinco antorchas en este primero punto para simular el campamento.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Milzarâk se adelantó, no le gustaba recordar la experiencia pero igual era la ruta que estaban buscando.

- Cuando salí del castillo tuve que huir a la carrera de los huargos. Terminé varios kilómetros al oeste del castillo y logré bajar de la meseta por una zona que estaba menos empinada. Luego encontré un vado poco profundo por el que pude cruzar. A pesar del estado de Khoradur creo que podríamos seguir la misma ruta. Pero una vez arriba nos tendríamos que enfrentar a los enemigos que rodean el castillo.

Acercandose al mapa dibujado en el suelo indicó la ruta que había seguido.

- Tal vez con una maniobra de distracción atacando a las tropas que hay junto a la aldea los enemigos del castillo abandonen sus posiciones y nos permitan llevar al comandante a la seguridad del castillo. Pero será muy peligroso tanto para los que hagan el ataque como para los que acompañen a Khoradur.

Ejército de Sil Auressë. Grupo de Theon (Theon) - Flashback mientras esperaban a los exploradores 

Theon escuchó los detalles de todo lo sucedido en Metraith, la parte de la historia que pese a haber estado allí no había logrado conocer desde las fuerzas de Echorion. Algunos nombres claves de aquella batalla ahora estaban en Sil Auresse, y otros como él habían regresado a sus hogares. Pero nada de eso había terminado, por el contrario, el Cardolán con el que aún soñaba todavía se estaba gestando, y podía ser que la semilla del reino por venir germinara en el diminuto castillo que se alzaba al otro lado del río.

- Gracias Faelimir, mucho de lo que dices lo ignoraba completamente. Así que Thelran fue de los últimos en ver con vida a mi bisabuelo, el Príncipe Hallas - hizo una pausa, apenas había conocido de niño a aquél hombre, poco antes del ir hacia Fornost a raíz de la Plaga que mató a más de la mitad de la familia - Por lo que dices, ese hombre es el lobo legendario al que los montaraces de Arthedain tanto admiran, o al menos está ligado con él, espero conocerlo alguna vez - dijo con admiración por el mítico héroe.

- Así que el líder orco conocía a Khoradur?- se quedó pensativo y observó en detenimiento al escudero del Comandante - Bérgil, acércate por favor - dijo, pero apenas el hombre giró hacia él vio como se acercaban a lo lejos dos jinetes y reconoció a Agnor en uno de los caballos. No había tiempo para extenderse en detalles en ese momento, había que decidir y actuar, pero luego tendría oportunidad de hablar con el escudero con mas calma - Falta poco para que lleguemos al castillo y Khoradur esté a salvo, haz que atiendan sus heridas y lo sujeten con firmeza a la camilla, tal vez ustedes crucen antes que el resto - luego agregó tras una pausa - Además,... quiero hablar contigo respecto a vuestro señor, no solo está cargado de leyendas y heroísmo a sus espaldas, no solo motiva a todas las tropas aliadas, también es uno de los protagonistas de la historia de este lugar y conoce tanto a aliados como a enemigos mejor que nadie. Necesitaré que me pongas al tanto de algunas cosas - dijo, liberándolo para que continuase cuidando al Comandante y dejando claro que hablarían en cuanto tuviesen oportunidad.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Theon saludó a los jinetes que llegaban con las noticias de lo que sucedía más adelante y escuchó con detenimiento el informe de Girión, con la posición de los enemigos. Luego Milzarak agregó detalles sobre los huargos y sobre un nuevo vado por el que podían llegar a cruzar, y el joven noble guardó silencio mientras observaba el dibujo que habían hecho en el suelo. Tenían unas pocas ventajas, la luz del día, la sorpresa y la coordinación, pero todo lo demás jugaba en su contra. La seriedad en su rostro era palpable.

- Earnil tuvo la misión de plantar algunos falsos campamentos, puede que alguno de los mas alejados sea uno de esos. Él va a realizar una maniobra de distracción, usando el cuerno, desde detrás del castillo exactamente cuando vea a nuestros jinetes cruzar el vado - dijo, revelando a los presentes las órdenes que había dado - También enviamos un mensaje al Castillo por medio de palomas, el cual esperamos ya haya llegado a manos de Gaerel, de modo que están al tanto de nuestros movimientos y nos cubrirán desde el castillo - les extendió un borrador del mensaje que había hecho antes de enviar el definitivo. 

Gaerel. Líderes orcos cayeron. Grueso ejército defiende posición estratégica. Khoradur herido. Agnor regresa Comandante. Faelimir regresa heridos. Earnil creará distracción cuando lleguen refuerzos con jinetes acero. Queremos romper sitio huargo mediodía. Luego reagrupar defensas. Paso sur bloqueado, Horda demorada. Colaboran fuerzas Lord Echorion. Requiero asistencia desde castillo. Theon Vilarion.

- Estimo que Tarbrand, Aaren y los Jinetes de Acero se nos sumarán pronto, su apoyo será clave para lograr tener éxito en la misión. Lo que sea que hagamos debe ser antes del atardecer - dijo, sabiendo que el caer de la noche traería consigo una muerte segura.

- Tenía intenciones de llevar a los heridos hasta la Casa de Comercio hasta poder depejar el camino, pero con tantos campamentos alrededor será casi imposible cruzar. Tres docenas de huargos no es un enemigo que podamos enfrentar - dijo, muy a su pesar.

- Milzarak, tendremos que cruzar a los heridos por dónde dices, junto a la milicia. Todas tropas que avancen por allí lo harán a pie y con suma discreción, para evitar ser detectados desde los campamentos y los molinos. Tú serás el guía, Sudwyll irá delante explorando y Faelimir estará a cargo de la unidad. Tendrán que cruzar y esperar para avanzar - se volteó hacia Agnor y Girión - Si alguno de ustedes quiere acompañar a Khoradur a pie, puede sumarse a este grupo - dijo, sabiendo el compromiso que tenían en la defensa de su Comandante.

- Otro grupo bordeará la colina para llegar a la aldea desde el sur. Belkazor se unirá y dará un informe actualizado de lo que sucede dentro de las murallas de madera. Tendremos que preparar un ataque veloz desde allí para lograr que los campamentos del sur den la alerta, luego ...- el destino de ese señuelo era una muerte segura, aún escapando por el camino los huargos los alcanzarían, a menos que pudiesen usar la aldea como freno y regresar por un camino alternativo. Sin embargo, burlar el rastro era imposible para el olfato de los huargos. No hacía falta aclarar nada, todos sabían lo que sucedería.

- Yo encabezaré la distracción desde la aldea, usaremos el techo de la casa de comercio para observar vuestro avance y asegurarnos que la tropa a pie haya cruzado con todos los heridos, luego generaremos la distracción. Inmediatamente después Earnil generará otra detrás del castillo, eso despejará casi por completo el sitio de los huargos. Luego, Gaerel les dará soporte desde arriba hasta que lleguen a la entrada mientras los huargos persiguen las distracciones. Tendrán que estar preparados para combatir con algunos huargos rezagados, estimo que serán pocos. Tendrán que avanzar rápido una vez dada la señal, será un verdadero desafío pero pueden lograrlo - dijo, convencido de que podía funcionar.

Luego se volteo hacia uno de los jinetes de Melechtor - Acompaña a Milzarak hasta que llegue al vado y luego regresa por dónde vinimos y da aviso a Tarbrand de todo esto, necesitaremos su apoyo. Que esperen en este punto y cuando generemos la distracción, que avancen a toda velocidad de modo que los murciélagos los vean. Luego retrocederán y cruzarán el vado por el mismo lugar que Milzarak, y darán soporte al resto del grupo para asegurarse que entren al castillo, tras lo cual entrarán en él y cerrarán sus puertas - dijo, con suerte los huargos tardarían en seguirlos y además desconocían la posición del vado, por lo que la corriente del río se llevaría a unos cuantos si intentaban cruzar junto a ellos.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Las consignas de Theon estaban claras. La unidad se iba a dividir en grupos. Uno, liderado por Faelimir iba a transportar a los heridos, incluyendo a Khôradur, por la ruta que había propuesta Milzarak. Allí irían los guardias y los milicianos, así como el explorador Sudwyll, además de Milzarak, los heridos y los asistentes. Iban a tener que cruzar el río en un punto, subir hasta la meseta y hacer una aproximación al castillo desde el oeste.

En el norte contaban con la distracción de Eärnil y los dos jinetes que le acompañaban.

Un jinete solitario iba a recorrer el camino de regreso hacia el grueso del ejército para encontrarse con el grupo de Tarbrand. Necesitaban esos refuerzos sin duda.

Por último, Theon acompañado de dos jinetes iba a llegar hasta la aldea desde el sur. Era tal vez el único punto donde había ciertas discrepancias, pues Faelimir recomendó que Agnor y Girion se fueran con Theon para contar con al menos cinco jinetes para la tarea de ocupar la aldea. Luego sumados a los jinetes de Tarbrand iban a ser suficientes para intentar tomar el vado por asalto. Pero aquellos jinetes aún no habían regresado.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Girion no perdío ripio de lo que Theon decía. Concentrado en hubicar los movimientos tácticos de cada una de las partes de su pequeño contingente, miraba fijamente el suelo dónde él mismo había iniciado el dibujo donde todo se estaba dedatiendo y desarrollando.

-Bien. Ahora solo queda saber quién va con quién y cúal será su cometido -dijo levantando la vista del improvisado mapa y centrandola en Theon que era el que había hecho la táctica.

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Bergil permaneció callado, atento a las explicaciones de aquellos hombres con más experiencia y conocimiento en el arte de la guerra que él. Mentalmente tomaba nota de cada comentario, cada idea, cada sugerencia, tomándolo como un aprendizaje de cara al futuro.

Si salimos de ésta

Cuando se determinó que hacer, Bergil se animó y habló

-Yo iré con mi señor y haré lo que pueda para protegerle

Agnor, Girion, Theon, Milzarak, Bergil

Agnor no quiso intervenir en la estrategia. No era más que un sargento y eso, para él, era poco más que un soldado. Algo con lo que de verdad sí se identificaba a pesar de pertenecer a una (bajísima) nobleza. Quizá si la historia de su familia hubiera transcurrido de otra manera, él podría haber sido educado de un modo distinto y podría estar ahí, haciendo grandes planes con los señores Theon y Faelimir.

«Pero no fue así», pensó mientras bebía un trago de licor, ligeramente apartado de los estrategas, esperando su resolución. Necesitaba algo de calor y energía en el cuerpo, después de tantas y tantas millas y batallas sin descanso. ¿Cuándo había sído la última vez que se había tomado un respiro?

Quizá el próximo respiro que le esperaba fuera el último. Cuando llegaron las resoluciones, a Agnor le pareció adecuado seguir lo planteado por Faelimir. Una maniobra rápida, un inesperado golpe de mano para tomar la aldea. Allí todavía quedaría alguien a quien salvar la vida, habitantes de Sil Auressë que, escondidos en un sótano, esperan la salvación. Además de eso, el golpe estratégico: tomada la aldea, ya serían dos bastiones de resistencia contra un ejército orco en decadencia.

—¿Una cabalgada más, amigo?—le preguntó a Atreo. Después de ese día, su caballo se merecía un saco de manzanas y un lecho de la mejor paja fresca.

Aaren & Denelloth

Los jinetes se iban acercando lentamente. No querían revelar su posición antes de tiempo. Caldrim había propuesta la formación en la que avanzaban. Tenía mucha experiencia en batallas y en combate a caballo, y nadie cuestionó sus indicaciones. Denelloth y Aaren iban delante de la pequeña columna, seguidos a unos veinte pasos por Bakar y Caldrim. Y detrás de los dos estaba Ungail en último lugar.

Theon, Agnor, Girion, Milzarak, Bergil

La decisión estaba tomada. Cada uno de los allí presentes sabía el lugar que iba a ocupar en el desenlace a las puertas de Sil Auressë en el día del nuevo amanecer después del Oscurecimiento. Se despidieron brevemente, sin apenas pronunciar palabras. Confiaban en volver a encontrarse en breve, o bien en e lcastillo o bien en la aldea.

Faelimir tomó el mando del grupo más numeroso en el que iban los heridos, los soldados de infantería, Milzarak y Bergil. Se dirigían hacia el lugar por el que se podía cruzar el río.

Al mismo tiempo, Theon, Agnor, Girion y otros dos jinetes se iban primero al Este, y luego al Norte. Su objetivo era nada menos que ocupar la aldea. Era un cometido complicado para tan pocos, pero en los últimos días habían estado en situaciones mucho peores. Y habían logrado aquello que parecía imposible a priori.

Milzarak, Bergil

La unidad llegó hasta el punto de cruce del río. No era un vado como tal, pero Milzarak había cruzado anteriormente por ese sitio. El jinete que les había acompañado un tramo ya había seguido su camino hacia el ejército principal, y no contaban con ningún caballo con la excepción de la montura personal de Khoradur.

Los soldados prepararon cuerdas para ayudar a cruzar a los heridos, y levantaron las camillas por encima de sus cabezas para no mojarles de forma innecesaria. Cualquier descuido podía complicarlo todo.

Theon, Girion, Agnor

Los cinco jinetes cruzaron rápidamente la elevación hacia el este, y volvieron a bajar. Quedaba un pequeño tramo hacia el norte, y podían ir por el camino o por el terreno más próximo a la colina. Optaron por lo segundo, porque quedaba menos de una milla y era preferiblemente perder un poco de tiempo antes que revelar la llegada de los cinco.

Entonces vieron una nube de polvo en el sur, por el camino. Era un solo jinete que llegaba a toda velocidad, sin ninguna intención de ocultarse. Las tierras altas se llenaban de arena y de polvo, sobre todo en la zona al norte del Paso de la Loma.

Los jinetes tuvieron tiempo de ponerse a cubierto antes de la llegada del desconocido. Le vieron desde su escondite, y llamó la atención el ribete rojo que portaba en el antebrazo. Pero no era de los Garan Gwalorn.

Uno de los jinetes de la unidad gritó:

-¡Alto Jinete!

Theon, Girion, Agnor, Arthondir

-¡Alto Jinete!

Eran cinco jinetes, y parecían ir de camino hacia la aldea. Cuatro de ellos llevaban un brazalete rojo, igual que el recién llegado.

Theon, Girion, Agnor, Arthondir

Arthondir detuvo el caballo de inmediato, sin duda le habían pillado desprevenido. Se volvió con cierta naturalidad, pues era más un hombre de palabra que de espada, y escuchar la voz de un hombre era una buena señal, en aquella tierra infestada de orcos y criaturas aun peores.

¡Saludos, hombres de bien! mi nombre es Arthondir y servimos al mismo señor a juzgar por sus distintivos - dijo haciendo alusión a los brazaletes rojos que adornaban los brazos de todos ellos - Me encamino a la defensa de las murallas, ¿conocéis la situación de la batalla? Por lo que sé la llegada del enemigo es inminente.

El hombre esperó la respuesta de alguno de ellos, no era el primer jinete del Garan Gwalorn que encontraba en su camino y esperaba que, como los anteriores, sus amables palabras fueran bien recibidas.

Milzarak, Bergil

Bergil caminaba junto a su señor, atento a su alrededor. Al llegar al río ayudo desde la orilla a que los heridos cruzasen, y en cuanto le tocó al lugarteniente, cruzó junto a él, llevando el caballo.

El agua estaba fría, y avanzaba con paso firme pero cauteloso, intentando guiar al caballo tras sus pasos.

Si el agua nos lleva, todo podría perderse en un instante

Aaren y Denelloth

El viento del Oeste se arremolinaba en los valles del terreno levantando espesas nubes de arena ocre que refulgían al contacto con los rayos de la mañana.
Denelloth "El Cazador" y yo mismo, encabezábamos la formación a petición de Caldrim. El Jinete de acero era junto a Bakar el hombre mas experto en aquellas lides, por lo que la decisión no se demoró en exceso.

Mi mirada se perdía en el lejano horizonte azul que palpitaba con vida propia bajo el abrasador sol de la llanura, y mi mente, divagaba recordando los años de oscuridad al tiempo que mi rostro se deleitaba absorbiendo el cálido y luminoso fulgor que emanaba de Anar.

Poco a poco nos aproximábamos a la aldea. Había llegado el momento de la sangre y el acero. Mantendría presente aquello que no podía permitir que me arrebatasen. Y una vez más sobreviviría a la oscuridad.

Zona Norte: Eärnil y Russef

Eärnil y Russef volvieron a encontrarse al norte del castillo de Sil Auressë. Russef regresaba de la misión que le había llevado hasta el ancestral monolito, y Eärnil lideraba a otros dos jinetes del ejército para preparar una distracción previa a la batalla en aquella zona. Consistía en colocar antorchas y otros elementos para disimular uno o dos campamentos en una línea al norte del castillo, y de esa forma desviar la atención de las unidades enemigas antes del ataque previsto.

En este momento a Eärnil le acompañaba un soldado, y el otro se encontraba más hacia el este vigilando la entrada al castillo y los movimientos de los enemigos. Estaban buscando madera para preparar las hogueras del falso campamento.