Partida Rol por web

El hermano de Ayla dio por concluida la conversación, y siguió avanzando. De repente apareció un círculo iluminado con una lúgubre luz verde. Se vio algo de suelo, rocas y arbustos... Pero todo tenía un tono verde fantasmagórico. De espaldas había una figura encapuchada. Estaba algo encorvado, pero aún así se podía ver su gran estatura. Llevaba una túnica de color azul hielo, y parecía estar meditando. Levantó la cabeza, como buscando algo...

A Ayla le invadió una extraña sensación, como si aquel ser estuviera estudiando su interior. Y otra cosa, más difícil de explicar aún... Como si parte de su espíritu le diera la bienvenida, en modo de saludo. Ella sabía dentro de sí, sin lugar a dudas, que no era la primera vez que se encontraba con este ser misterioso...

Ayla siguió avanzando detrás de su hermano, mientras pensaba en quién podía ser. En ese momento se acordaba de quién le introdujo en este mundo por primera vez, y del medallón que se le dio para salir de él. Había sido en una época pasada...

Cómo era su nombre...

¡¡¡HUINEN!!!

Podría ser él, no creo pues me dijo que vivía en el bosque negro en una mansión, pero ¿quién viviría ahí y a la vez iría saltando entre tiempos y planos a placer...? No sé...

Ayla esperó a que el "Demiurgo" le dirigiera la palabra...

Se acercaron a la figura misteriosa. Kaldor se quedó a la izquierda de Ayla, y mostró un gran respeto por el desconocido. Lentamente, se dio la vuelta. Antes de que se quitara la capucha Ayla ya sabía que se trataba, efectivamente, de Huinen el Vidente.

Saludos, Landor y Kel-Elen..., dijo mientras sonreía, aunque la sonrisa no llegaba a sus ojos.

-Ella es Ayla, mi hermana, interrumpió Kaldor, y le mira fijamente a los ojos. Durante unos segundos que parecían interminables los dos se miraban, desafiantes, hasta que Kaldor se vio forzado apartar su mirada. Se le veía agotado, hundido...

-Ya sé quién es ella. Pero no deja de ser interesante su presencia aquí, le dijo y luego le miraba a Ayla fijamente.

Los ojos de Huinen tenían un intenso color esmeralda, lejos de aquel marrón que tenían la última vez que se encontraron. También su porte era diferente, más regio, más poderoso, más imprevisible. Ahora no era un consejero, alguien que quería ayudar. Ahora era un soberano de un rincón de este mundo caótico, que se estaba viendo amenazado por algo o por alguien. Había dureza en su mirada, pero también algo más... Un recuerdo, una carga de su pasado.

-Saludos Huinen, en cuanto te vi de espaldas supe que eras tú. Hace tiempo que no nos veíamos, entonces eras para mí un desconocido que quería ayudarme "desinteresadamente" y te mostraste como un hombre culto pero frágil. No lograste engañarme del todo y supe que eras poderoso, pero lo que no me iba a imaginar es hasta qué punto. Me alegro de verte Huinen, aunque aún no comprendo por qué me has llamado...

-El poder no es más que la ilusión de control… Ahora piensas que controlo este mundo, que lo domino… Y tú no lo haces. Por eso me ves más poderoso.

Huinen tenía el aspecto de un elfo alto y delgado, y aún se notaba la fragilidad detrás de aquel porte noble. El típico pelo negro de los noldor era en su caso muy rizado y con muchas mechas de cabellos blancos. Su rostro era alargado, e inclinaba ligeramente su cabeza cuando le dirigía la palabra a Ayla.

-Se han puesto en marcha una serie de sucesos que ya no podemos controlar, pero entre los diferentes resultados y posibilidades, ha aparecido un elemento que no pudimos prever, y pone en peligro muchas vidas, muchas cosas… muchos futuros.

El eco de su voz resonaba en el vacío que les rodeaba, aunque no era seguro si se trataba de tan solo una ilusión creada por él.

-Mucho de lo que te voy a contar ya lo sabes, otras cosas no debes saber aún… Y hay otras cosas que me debes contar tú a mí…

-En primer lugar, te encontraste con una especie de espíritu relacionado con los dragones, y también conoces la existencia de un orbe negro que permite a su portador contactar con este ser… Necesito saber quién tiene ese objeto en su poder en este momento.

-Luego necesito saber más acerca de las intenciones y del carácter de esa persona, para empezar… Sobre todo su relación con el poder que hay en Angmar. Es de vital importancia.

-Antes de contestarte me gustaría hacerte unas preguntas a las que sé que podrías contestarme. Sé que no soy quien debería ser, y que me he salido de "lo planificado" entonces mi pregunta es ¿por qué Hilde Sikelion, que no estaba destinado a mí, ha llegado hasta mí en vez de esperar hasta que su verdadera portadora volviese para reclamarlo...?

Sé que no soy quien debería ser, y que me he salido de "lo planificado"

-¿Y quién tiene el poder para juzgar eso? Mucha gente puso sus esperanzas en una promesa, en una visión… en una posibilidad de futuro, que no llegó a ser, por el motivo que sea. O ha sido diferente a lo “planificado”. Ese futuro sigue allí, esperando… No ha desaparecido aún.

Su mirada se perdió por un segundo, como recordando algo muy lejano. O tratando de ver algo distante en el horizonte del futuro.

Sobre el anillo, Huinen contestó:

-¿Por qué piensas que no eres digna de llevarlo? Llegado el momento, ¿serías capaz de entregarlo a su verdadera portadora? En esa pregunta está la clave de tu derecho de llevarlo.

-Y por qué siento que una parte de mí pertenece a ese ser, es decir como si una parte de mí fuera ella...

-Es un objeto de considerable poder… y una cierta consciencia. Busca una conexión con su portadora “auténtica”. Y tiene un vínculo contigo. Tú podrás, con el tiempo, controlar y dominar ese vínculo.

Luego su voz cambió ligeramente: -Para su anterior dueña el anillo simbolizaba muchas cosas: poder, luz, fuerza, sacrificio, renuncia, amor perdido, muerte… Formó parte de su alma, y a la vez le condenó. Pero tú no eres ella.

De repente se vio una sonrisa burlona en el rostro de Huinen, y Ayla se dio cuenta de que esas palabras eran las que había pronunciado su hermano Kaldor en su primer encuentro.

-En cuanto a tus preguntas, sí conozco la existencia del orbe negro así como a su portador el cual no voy a nombrar. El orbe negro está siendo utilizado para liberar a un ser poderoso capaz de dirigir a los dragones, es el Señor de los Dragones¹ encerrado hace mucho tiempo por lo elfos...

-No deberías pronunciar a la ligera las palabras de esa lengua en este lugar, y menos cuando se usan para convocar a los seres hasta donde te encuentras, avisó Huinen y luego le dejó continuar.

-Por lo que un gran guerrero me contó, Gynn el enano, que su memoria perdure por siempre, pude deducir que el Señor de los Dragones fue liberado en Caras Amrad en el Bosque Verde, aunque yo sea natal de allí no conozco el sitio aunque sí he oído hablar de él, lo que no sabía era que existiera de verdad...

Ayla notó un cierto malestar o tristeza en Huinen al comentarle eso.

-Pues parece que el Señor de los Dragones estaba encerrado en un cuerpo de anciano, y cuando Gynn, que su memoria perdure por siempre, y otros guerreros se adentraron fueron atacados mágicamente por éste ser, siendo el enano el único que resistió y ante el control que el ser tenía sobre sus compañeros decidió asetarle un golpe mortal con su hacha y terminar con el encantamiento, lejos de saber lo que hacía, aunque tal vez por unas o por otras habría resultado liberado el Señor puesto que había un dragón convocado por él al que tuvieron que exterminar.

-Así fue como se liberó. Luego yo por otro lado tuve un encuentro desafortunado con un sacerdote de Angmar que trataba de controlar la fortaleza de Orthanc utilizando como ejército a las tribus de dunlendinos de la zona, pero gracias a la audacia de Laurefin se impidió. Curioso fue que en el ataque algunos de los dunlendinos tenían alas y garras de dragón por algún encantamiento.

-¿Queda alguien con vida de los que se encontraron con el Señor de los Dragones en las ruinas élficas? ¿Dónde puedo encontrarlos?, le interrumpió Huinen.

-Sí que queda alguien con vida, solo uno de aquella expedición... Su nombre es Thelran y la última que lo vi se le encomendó una misión de suma importancia, por la que debía ir a Arthedain. Ahora mismo ignoro donde estará...

Y luego continuó:

-Posteriormente tuve un encuentro cara a cara con éste sacerdote que causó tal perturbación en la esencia que creo que incluso podríais haber notado.