Partida Rol por web

Sorprendido ve caer a Khôradur. El no es más que un mercenario, pero entiende perfectamente el sentimiento de sus camaradas hacia esa gran persona. Su poca destreza montando a caballo junto a sus nulas habilidades para combatir sobre cualquier tipo de animal le hacían sentir una presión indescriptible en la sienes. Tenía que acercarse lo máximo posible a Khôradur y decidió utilizar todas sus posibilidades para llegar a él e intentar formar un perímetro defensivo a su alrededor."Maldigo mi falta de pericia montando!!!"- grita desesperado, mientras intenta maniobrar con la bestia.

TURNO 4

Girion se acercó desde una posión elevada lo que le permitió ver el campo de batalla y pensar en lo que tenía podía hacer sin precipitación. Lo malo es que el enemigo era más numeroso, que contaban con varios trolls y que el capitán de las huestes enemigas había vencido a Khôradur en un combate singular. Lo bueno es que al ver la disposición de las distintas facciones en el terreno podía pensar qué es lo que tenía que hacer para ayudar mejor a los intereses de los pueblos libres.

Tenía dos posibilidades. Una era unirse a la carga al grito de ¡Garan Gwalorn!, ayudándoles en lo que pudiera para abrir una brecha con ellos; la otra era atravesar la retaguardia de la carga y que supieran que él les apoyaría desde el flanco derecho intentando reagrupar a la milicia.

La decisión no era fácil, pues tanto una decisión como la otra tenía sus pros y contras y no disponía de mucho tiempo para pensar. Pero mientras veía el campo de batalla y tras ver caer a Khôrandur, comprendió que él habí ido para enardecir a sus compañeros y aliados y crear miedo a sus enemigos con lo que portaba en lo alto de su pico: LA CABEZA DE GOTHDUST, SU LÍDER, EL JEFE DE LOS ENEMIGOS.

Aferrando las riendas con fuerza el joven pensó lo que debía hacer:

...pasaré por detrás de la carga de mis compañeros y les alertaré de que llevo la cabeza de Gothdust, para enardecer su carga. Luego seguiré mi camino hasta llegar a las milicias situadas en el flanco derecho, gritando que llevo la cabeza de Gothdust para que me vean los enemigos. Así conseguiré que mis enemigos sientan miedo por perder a su líder y mis aliados sientan euforia por tal hecho. Reagruparé a las milicias y las llevaré a la carga contra el grupo del jefe orco que acaba de derribar a Khôradur. Así, crearemos dos cargas por dos flancos haciendo una pinza hasta encontrarnos en el centro, eso creará más desconcierto y será más letal.

Los pensamientos del joven dunadan comenzaron a forjarse cuando éste pasó por detrás de sus compañeros de la carga de caballería y les grito:

-¡¡AMIGOS!! ¡¡TRAIGO UNA SORPRESA QUE NOS AYUDARÁ EN NUESTRO ATAQUE!! ¡¡TRAIGO LA CABEZA DE SU LÍDER, GOTHDUST, CLAVADA EN ESTA PICA!! ¡¡DEJADME PASAR PARA QUE LA VEAN!! ¡¡CARGUEMOS CONTRA ELLOS!!

Solo Aaren pudo oírle y Girion percibió que éste modificaba su carga y parecía seguirle. Sin detenerse a ver si esto era cierto Girion siguió su galope por detrás de ellos gritándoles una nueva frase para que su pieran de su plan:

-¡¡IRÉ HASTA LAS MILICIAS ESTIMILÁNDOLAS CON LA CABEZA DE GOTHDUST EN MI PICA!! ¡¡LAS REUNIRÉ EN UNA NUEVA CARGA POR EL FLANCO DERECHO!! ¡¡CARGAREMOS DIRECTAMTENTE SOBRE EL LÍDER ENEMIGO PARA HACER UN PINZA ENTRE NOSOTROS Y VOSOTROS!! ¡¡SIN CUARTEL!!

Acto seguido el joven siguió cabalgando sin saber si alguno de los de la carga habían oído su plan. De repente notó como una especie de luz iba creciendo el lo alto de la pica iluminando la cabeza del caudillo orco. Girion se giró y vio como Aaren le seguía y le sonreía. Él le había ayudado creando esta luz. Agradecido asintió sonriente por su ayuda. Sin duda Aaren había oído sus palabras y sus intenciones, y había hecho lo que podía para ayudar en el plan.

El punto de luz que era ahora la cabeza de Gothdust salió de detrás de la carga de caballeros en dirección a las milicias de Sil Auressë. Mientras el Girion gritaba para que todos pudieran escucharle, amigos y enemigos.

-¡¡¡GOTHDUST HA MUERTO Y VOSOTROS SERÉIS LOS SIGUIENTES!!!

-¡¡¡UNÁMONOS EN LA CARGA CONTRA NUESTROS ENEMIGOS, PUES SU LÍDER HA CAÍDO!!! ¡¡¡LLENEMOS EL CAMPO DE BATALLA CON MÁS PICAS CON LAS CABEZAS DE NUESTROS ENEMIGOS ENSARTADAS EN ALLAS!!

-¡¡¡GOTHDUST HA MUERTO Y VUESTRAS CABEZAS SERÁN LAS SIGUIENTES!!!

-¡¡¡COGHDUST HA MUERTO Y AQUÍ OS MUESTRO SU CABEZA!!!

Girion gritó esas arengas mientras rodeaba al enemigo en su cabalgar desde la carga de la caballería hasta llegar a los milicianos. Al llegar a éstos, aminorando la marcha de su caballo, les gritó para que le siguieran.

-¡¡¡AMIGOS SEGUIDME Y ACABEMOS CON NUESTROS ENEMIGOS!!! ¡¡¡AYUDEMOS A KHÔRADUR!!! ¡¡¡DUPLIQUEMOS LA CARGA  COORDINANDONOS CON LA DE CABALLERÍA!! ¡¡NO TIENEN LÍDER, PUES TRAIGO SU CABEZA EN MI PICA!! ¡¡LUCHEMOS POR SIL AURESSË!! ¡¡LUCHEMOS POR NUESTRA LIBERTAD!!

-¡¡SEGUIDMEEEEEE!!

Turno 4-b

Que es esto? se había preguntado al ver al nuevo jinete que portaba una lanza con una cabeza. No le agradaban decapitar a sus enemigos pero cuando de esas bestias se trataba, era mejor expresarse con su mismo lenguaje y sin duda entenderían bien lo que esa lanza significaba. Las palabras de Aaren le ayudaron a comprender Su líder... No se trataba del Uruk ni del viejo orco, debía ser alguien con mayor rango, a menos que ese jinete hubiese perdido la razón. Observo el movimiento de su amigo y comprendió que se apartaría para proteger al desconocido. Asintió en silencio, si Aaren rechazaba un pedido de ayuda suyo era porque estaba convencido que debía hacer otra casa y aceptó su decisión, confiaba en él y en su corazón. 

Se mantuvo en la retaguardia del avance, portando el estandarte a su espalda y batiendo su espada cuando un enemigo se acercaba. Aún le restaba saber si Tarbrand accedería a ir por el viejo Ulog, pero de no hacerlo, tendría que buscar una nueva oportunidad para atacar al líder orco. Aún estaba pensando en sus próximas acciones cuando vio a Agnor abrirse rumbo al líder, y asintió en silencio, el norteño acabaría con él. De repente vio encenderse la cabeza del supuesto líder que portaba el nuevo jinete, quien alentaba a las tropas de Sil Auresse y los animaba a un nuevo ataque. Les daba muchas órdenes en simultáneo a los milicianos, y algunas de ellas contradecían el plan de Melechtor. Theon había sido entrenado en la escuela militar de Fornost y estaba convencido que para ganar batallas las órdenes debían ser claras, pensadas y coordinadas, y le daba suma importancia a la línea de mando, más si su líder se había ganado su respeto. Wellard, Agnor y Theon eran los segundos al mando del Garan Gwalorn que comandaba el Capitán, pero ninguno de ellos tenía al mando a las tropas de Sil Auresse, así que si ese joven tenía alguna autoridad sobre ellas lo sabría pronto, solo esperaba que la cabeza que se alzaba en la lanza hiciese el efecto que deseaban o el frente oeste pronto se sumiría en un caos.

Turno 4B:

Tarbrand al escuchar la petición de Theon, le respondió rápidamente antes de alejarse demasiado diciendo:

-Lo siento amigo, el orco viejo es todo tuyo, yo voy a llegar hasta el mismísimo Zaboth y pienso matarlo cueste lo que cueste, pues creo que soy el único que puede hacer algo por el general Khoradur, así que mi lugar está allí -expuso lamentando no poder ayudar a su compañero, pero tenía claro que su propio plan era más importante...

Turno 4-b

Tras dar luz al trofeo del jinete, sin perder la inercia, emprendimos la marcha rumbo a la milicias, esperando aportar algo de luz y esperanza, allí donde parecia mas necesaria.
En nuestro galope tendido, cruzamos en diagonal el campo de batalla, pasando justo por detras del frente de a carga.
Desde alli pude distinguir las dudas que albergaba en la cara de mi amigo. Yo habia ignorado su perición, y Tarbrand parecia asimismo tener sus propios planes.

Pero era importante redirigir los esfuerzos de aquellos que se encontraban perdidos en el campo de batalla...no habia tiempo para pensar, y la alternativa seria dejar de lado una carta que podria haber cambiado el signo de la partida...si acertado o equivocado, solo el tiempo lo diria.

CAPITAAAN!!! Intentaremos reunir a la milicia con el otro grupo para formar un frente organizado!!! grité esperando que Mellechtor comprendiese la situación.

THEOOON!! Necesitaremos tu ayuda!!! Dije a continuación, esperando que el Capitan diese el visto bueno a una acción que ya estába fuera de su alcance.

Por momentos me sentí pequeño, desbordado por los acontecimientos a los que me habia visto arrastrado.
Si alguien era capaz de rearmar aquel caos, ese era Theon.

Turno 4 - situación

El oscurecimiento había marcado el inicio de la Batalla del Eclipse. La hueste oscura contaba en aquel momento con unos tres cientos orcos, media docena de trolls y algunos jinetes de huargos. Para frenarlos, los defensores de Sil Auressë habían acudido con prácticamente todos sus efectivos: cincuenta soldados (siete a caballo), treinta guardias del castillo y ciento sesenta milicianos. A pesar de contar con pocos hombres de armas profesionales, lograron varias victorias defensivas en los primeros envites del combate, y prueba de ello eran los cadáveres orcos que se contaban por decenas en el campo de batalla.

Luego Zaboht había sacado a los trolls, y poco a poco el ejército de Sil Auressë se había visto empujado cada vez más hacia el río. Cuando el sol regresó por la tarde, Khôradur había tomado la decisión de lanzar un contraataque para poder recuperar la ruta de retirada hacia el castillo. Y fue entonces cuando llegaron los jinetes de huargos de Ulog-Plak por la retaguardia de las tropas de Leaniach y Eliver que estaban haciendo un movimiento de distracción. Al mismo tiempo, Zaboht derrotó en combate al jefe de guardia Walec poco antes de caer la noche.

Con la llegada de Garan Gwalorn, la balanza parecía poder decantarse por fin hacia el lado de la luz. Pero entonces Zaboht abatió a Khôradur...

Todo se detuvo un instante mientras caía la noche. Los hombres no podían creer que su comandante ya no estaba, e incluso los orcos se quedaron mudos. Y entonces la brutal carga de los jinetes tomó por sorpresa a los orcos, y el acero chocó con carne, las lanzas con escudos, y la marea negra se partió al ser atravesada por un puñal de muerte y destrucción.

En el último instante previo al impacto, varios de los jinetes se separaron de la formación. Estaban acostumbrados a ir por libre, y aunque debilitaría la carga principal, tal vez iban a poder cambiar el curso de la batalla o ayudar al comandante caído. Primero, Aaren acompañó a Girion quien portaba una lanza con la cabeza del anciano sacerdote oscuro. Se dirigían hacia la milicia situada en el este. Luego Tarbrand y Agnor trataban de dirigir su carga hacia la posición de Zaboht y Khôradur, y allí también se dirigía Eärnil, y Milzarâk que iba en el mismo caballo. Cinco caballos menos para abatir orcos, y Theon en la segunda fila tenía que tomar una decisión…

Turno 4

Belkazir agarró con fuerza el símbolo que le había dado Theon. Un yelmo de un enano que sin duda poseía un gran significado para los orcos. El umbareano trató de seguir la estela de Agnor y Tarbrand, pero ambos eran muy rápidos. No quería perderlos de vista, así que se concentró en manejar el caballo lo mejor posible.

Cuando vio cómo a Agnor se le cayó la espada, se acercó rápidamente para proteger su otro flanco. -¡ESTOY CONTIGO AGNOR!

Turno 4

El veterano oficial observaba con atención a los jinetes. Los últimos destellos de luz confirmaron su sospecha, aunque no estaba del todo seguro de quién se trataba.

-¡LLEGA AYUDA! ¡JINETES! ¡DEJAD LOS ARCOS! ¡CAMBIAMOS A LANZAS! ¡MANTENED LA POSICIÓN!

Luego vio cómo una esfera de luz se movía hacia ellos. Dos jinetes...

Miró de nuevo hacia Khôradur, pero estaba demasiado lejos para poder ayudarle de momento.

Turno 4 - Parthil y Eliver

Sin Khôradur, eran los sargentos Parthil y Eliver los responsables de liderar el frente. Eliver ya había comenzado a recular con los guardias, mientras Parthil se había lanzado al ataque detrás de Khôradur. Ahora, con el umbareano en el suelo, dudaba si cargar contra los grandes orcos. Estaba demasiado centrado en el enemigo más inmediato y en la carga de caballería como para fijarse en dos jinetes que se acercaban desde el sur.

Resolución turno 4 – flanco este

Aaren dominó el caballo con una maestría extraordinaria, y no perdió apenas velocidad mientras lanzó el conjuro que iluminó la lanza que portaba Girion. Acto seguido ambos cabalgaron hacia la milicia en el flanco este.

Turno 4 - zona Khôradur

El escudero Bergil trataba de acercarse hasta el comandante caído, pero tres grandes orcos le bloqueaban el paso. Trataba de esquivarlos a la carrera, y estaba ya a menos de veinte metros cuando escuchó la llegada de jinetes.

Primero vio a un norteño rubio blandiendo una espada bastarda. Aquel guerrero a caballo se chocó con varios orcos y comenzó a luchar. No obstante, no cesaba en su búsqueda de un camino despejado que le pudiera llevar hasta Khôradur. Golpeó al primer enemigo que se cruzó en su camino^O11 en el costado y lo dejó aturdido, y siguió. El segundo^O12 le aguantó el primer golpe, pero el segundo le cortó los tendones de la pierna. Vio a Khôradur a unos treinta metros, y cuando iba a dar el último golpe su espada de familia se cayó al suelo. Tuvo que agacharse para recuperarla, y perdió un tiempo valioso.

Más a la derecha de Agnor, Eärnil había abandonado la carga. No le interesaba matar orcos ahorra, y buscaba simplemente cabalgar para esquivar a los orcos. Milzarak iba con él en el caballo, pero cuando estaban a unos cincuenta metros y viendo como al guerrero dúnadan se le ponía cada vez más difícil avanzar montando, decidió saltar y seguir a pie. El marinero tuvo mejor suerte a pie, y pudo ver al escudero Bergil y también a Khôradur.

Por último, Tarbrand había llegado galopando mientras apuntaba con el arco. Era un disparo difícil desde una gran distancia^a, pero la flecha rozó la pierna y detuvo al gigante orco justo cuando iba a rematar al indefenso comandante de Sil Auressë. Siguió cabalgando, y cambió de arma mientras hizo una maniobra para esquivar al último de los grandes orcos que le separaba de su objetivo^b...

Turno 5

Zaboht notó el impacto de una flecha en su pierna justo cuando iba a cortarle la cabeza al Corsario. Una flecha...

La agarró estupefacto, y entonces vio llegar a varios caballeros. Uno de ellos, el que había disparado el maldito proyectil, esquivaba a los orcos guardaespaldas que se interponían en su camino, y antes de que el uruk pudiera reaccionar le alcanzó. La espada golpeó de arriba abajo, y encontró un punto débil en la armadura de placas forjada en Angar. El filo se adentró en la carne por la zona del cuello... Y penetró hasta abajo.

-AARGH, gritó Zaboht. Pero no sentía dolor. Incluso cuando el dúnadan retiró la hoja, no sintió nada. Ni siquiera su propio cuerpo. Su cimitarra se cayó al suelo, y trató de dar un paso pero sus piernas no le respondían. -¿Q-qué...?

No podía mover la boca. Volvió a mirar al umbareano que yacía en el suelo bajo sus pies. La visera del yelmo estaba completamente destrozada, y los ojos del gran comandante de Sil Auressë estaban en blanco. Zaboht sonrió mientras su cuerpo se derrumbó encima del de Khôradur.

-Turno 5:

Tarbrand estaba enchido de júbilo, no sólo por la adrenalina de la batalla, sino porque no acababa de creerse el golpe tan demoledor que había descargado sobre el inmundo jefe orco, era obvio que ya estaba herido de antes, pero la profunda herida que le había provocado la espada de su familia era incurable incluso para un dragón. Sí, sin duda sus ancestros estaban con él en ese momento, y pensaba dar lo mejor de sí.

Así pues, dispuesto a sacar partido del demoledor golpe al ejército enemigo que acababa de efectuar le dijo a los orcos con un tono helador e imponente:

-¡Corred ahora cobardes! ¡hemos acabado con todos los refuerzos que esperabais, hemos quemado vuestras máquinas de asedio, eliminado al grupo del paso y por último acabo de destripar a vuestro líder y vosotros seréis los siguientes! ¡él no me ha durado ni un minuto¡ ¡¿Cuánto creéis que tardaré en destriparos a vosotros?! ¡ja ja ja! -rió de forma sádica, dejándose llevar por el ímpetu del momento y con un sonido que desgarraba el corazón de cualquiera.

Acto seguido, mirando a los hombres de Sil Auressë que permanecían vacilantes ante la caída de su general los arengó diciendo:

-¡Guerreros de Sil Aurssë! ¡No desfallezcáis ahora! ¡el fin de los orcos está muy cerca! ¡yo mismo he matado a su inmundo líder! ¡haced un último esfuerzo por vuestra patria, por vuestras familias, por vuestro general! -exclamó infundiendo ánimos a todo aquel soldado que pudiera oírle- soy el único que puede hacer algo por el valiente Khôradur, tengo capacidades de sanación que pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte, ¡hombres de Sil Auressë a mi! ¡Por la victoria! -concluyó con una exhalación final esperando que aquellos soldados más diestros alcanzaran a rodearle y pudiera atender debidamente al lugarteniente, cada segundo contaba y debía actuar con prontitud.

Así pues, desmontando de su fiel corcel, al cual acarició suavemente mientras bajaba en agradecimiento a la enorme labor que había realizado, se dispuso a apartar de una fuerte patada al destripado Zaboth, sin ningún tipo de miramiento y se concentró en examinar como buenamente pudo el estado del general, sin quitarle el casco claro, pues eso podía estar taponando la hemorragia.

Turno 5

Tarbrand había reaccionado con el mismo valor que le había mostrado al lanzarse hacia las huargos para rescatar a Melechtor, solo que esta vez iría hacia el gran uruk. No era sorpresa que se dirigiese al mismo lugar que Agnor, esos dos eran un gran equipo ya de antes que los conociera, y juntos podrían acabar con aquella bestia. Aaren por su lado le pedía ayuda para organizar al desmembrado ejército aliado tras la caída de Khoradur. Las palabras de su amigo llegaban profundo en él, lo hicieron dudar.

Él había estado dispuesto a dejar a Melechtor para cargar contra el otro líder orco que montaba un huargo, pero las circunstancias no lo favorecían, debía buscar otra nueva oportunidad. Por otro lado el nuevo jinete convocaba a las tropas aliadas dispersas en un ataque no coordinado, lo cual por su experiencia solo traería mas bajas a menos que se alineara con el plan de Melechtor. Suspiró y tomó las riendas de su caballo con firmeza, Aaren estaba en lo cierto, no bastaba con derrotar a los líderes, había que unir ese ejército y guiarlo mientras Khoradur se reponía, si es que aún estaba vivo.

- Mi Capitán, los asistiré a coordinar a los aliados - dijo con fuerza antes de lanzarse a la carrera tras Aaren y el jinete que portaba la lanza - ¡Garan Gwalorn! -. Había pasado suficiente tiempo junto a Melechtor como para entenderse con él en las tácticas de batalla, aún estando en frentes distintos podían usar los cuernos y los banderines que portaban para sincronizar un ataque simultáneo sobre el enemigo. 

Evitó detenerse en combate y se enfocó en quedar dentro de la zona iluminada por la cabeza de Gothdust, de modo que el estandarte volvía a hacerse visible a los ojos de todos. Los dos símbolos de la victoria sobre los otros líderes de la horda ahora se unían, amenazando con acabar también con los dos que aún seguían en pie.

Turno 5

La sangre llenaba los pulmones de Khôradur, y cada vez le costaba más respirar. El lugarteniente realizó un espasmo en el suelo y los sonidos de su alrededor se esfumaron.

De nuevo se veía en la proa de un bajel dirigiéndose hacia una costa verdosa. A medida que se aproximaban Khôradur comenzó a notar un fulgor procedente del paisaje que tenía delante suyo, la costa, el mar, las montañas e incluso el cielo brillaban cada vez más. No era molesto ni cegador, y Khôradur cada vez se sentía mejor. Cerró los ojos y dejó que el aire llenase sus pulmones.

Que aire más limpio. ¡Huele a sal! ¡la sal del oceáno!

Khôradur soltó una carcajada, estaba pletórico, como hacia mucho que no lo había estado. Se dio la vuelta y observó que en el navío había varias personas más. Algunos parecían pasajeros, mujeres, hombres, algunos de considerable edad, pero también había niños. Era curioso porque la mayoría parecían que viajaban solos, incluso los niños, solo unos pocos parecían ir acompañados por sus familiares, como una familia completa con los padres y tres pequeños....pero todos estaban igual de felices, como él.

Se fijó en la tripulación. Todos hombres, o eso parecía, ya que tenían un aspecto que le recordaba en cierto modo a los elfos. No decían nada, realizaban su trabajo en silencio, con el semblante serio. El único que decía algo era el que parecía ser el capitán del navío. Khôradur se fijó en él durante un momento antes de dirigir de nuevo su vista hacia....

¿Casa? estaba en casa, su madre estaba cantando y su padre volvía de una expedición. Khôradur sonreía y él y su hermano Arpharazak corrieron a abrazarle.

De nuevo, como otras veces, la escena cambió, estaba en Metraith, luchando con sus hombres. Tenía delante a un soldado del ejército enemigo. Khôradur paró el golpe y le golpeó con su cimitarra, tan fuerte que lo partió en dos. Notó la sangre húmeda en su boca

Tosió, y escupió sangre, mucha sangre. Estaba tumbado y acababa de notar un fuerte golpe y un gran peso encima suyo, sensación que permanecía a la vez que escuchó el ruido de la batalla, pero de nuevo volvió la oscuridad.....

Turno 5

El joven dunandan seguía cabalgando a lomos de su fiel montura Viento en dirección a los milicianos, meintras eguía gritando para que todos le escucharan lo que portaba en su pica, que no era otra cosa que la cabeza del líder enemigo.

-¡¡¡GOTHDUST HA MUERTO, LLEVO SU CABEZA EN MI PICA!!! ¡¡¡PUEBLOS LIBRES, EL JEFE DE NUESTROS ENEMIGOS HA MUERTO, SEGUIDME Y ACABEMOS CON ELLOS!!! ¡¡¡GOTHDUST HA MUERTO, LLEVO SU CABEZA EN MI PICA!!!

En uno de sus gritos, Girion miró hacia atrás y vio que ya eran dos los caballeros que le seguían para ayudarle a reunir a los milicianos. El dunadan agradeció este hecho, pues si eran varios los que se acercaban a ellos y les pedían que caragaran contra el enemigo, seguramente les harían más caso que si iba él solo.

Al llegar a los milicianos Girion aminoró la marcha para que éstos les escucharan bien y vieran lo que portaba en su pica. de todas formas no podía demorarse mucho, pues tenía que ayudar a los caballeros haciendo dos frentes contra su enemigo, debía parecer que todo fuera una carga orquestada desde dos flancos.

¡¡¡GENTES LIBRES!!! ¡¡¡SEGUIDNOS A LA LUCHA CONTRA NUESTRO ENEMIGO!!! ¡¡¡SU LIDER GOTHDUST HA MUERTO Y TRAIGO SU CABEZA EN LA PICA!!! ¡¡¡ES EL MOMENTO DE QUE ACABEMOS CON ELLOS!!! ¡¡¡ES EL MOMENTO DE QUE SIENTAN MIEDO QUE SIENTAN QUE PUEDEN PERDER COMO LO HA HECHO SU JEFE!!! ¡¡¡ES NUESTRO MOMENTO, EL RENACER DEL DÍA EN LA NOCHE, ES LA HORA DE LA VICTORIA DE LOS PUEBLOS LIBRES!!! ¡¡¡A LA CARGA, SIN CUARTEL!!!

El joven sacó sus espadas mientras alentaba a la gente para que vieran que iba en serio y que iba a cargar contra sus enemigos hcieran lo que hicieran.

Turno 5

Seguí al Jinete que portaba la cabeza hasta el flanco derecho. A medio camino me permití volver la vista atrás para comprobar como Theon había atendido a mis suplicas y nos seguía de cerca arrojando destellos blancos en su poderoso corcel.
Saber que contaba con su experiencia alegro mi animo, que se había visto ensombrecido por la cercanía de la hueste y mis propios miedos.

Yo no tenia alma de Lider...no al menos el de uno que convoca a sus semejantes para enviarlos a un destino incierto.
Mucho había cambiado desde el día de mi liberación en Rakhâs-Dum, y sin embargo todavía no me sentía cómodo compartiendo el espacio con tanta gente, mucho menos si debía asumir la responsabilidad por sus acciones y por sus vidas, y era posible que nunca lo estuviese.

Los sonidos de la batalla y los gritos del gentío se arremolinaban a mi alrededor con un eco distorsionado, apabullante, como venidas de alguna extraña ensoñación. El peso de la muchedumbre me abrumaba atenazando mis sentidos...

La actitud del joven Jinete que me precedía ayudo a acrecentar aquel estado de pánico. Enfervorecido por la inminente confrontación, no dejaba de gritar ordenes y arengar a los milicianos. Unos gritos que horadaron mis pensamientos, irrumpiendo a través de mis tímpanos como una melodía estridente.

Ojala pudiese sentirme como el pensé
Ojala en mi cabeza no hubiese espacio para la duda...pero allá donde mirase solo veía muerte, sangre y destrucción. En las caras de los milicianos podía vislumbrar el miedo que una vez me había dominado...y el hedor proveniente de los Orcos, me devolvió de nuevo a las horrores de las oscuras estancias del hechicero...

Me agarré fuertemente a las crines de mi cabalgadura e intenté tomar un par de bocanadas de aire no viciado evitando la peste que venia del frente.
Cuando levanté la vista pude observar que mientras un grupo de milicianos se había mantenido firme y amenazaba la posición de los Orcos, otro grupo, habia empezado ya a retirarse comandado por su sargento.

¿Que debería hacer?, ¿que haría Theon en mi lugar? eses fueron mis pensamientos antes de volver nuevamente la mirada a mi retaguardia.

TURNO 5

Bergil corría todo lo que podía, intentando llegar hasta su señor. Tres orcos se le interponían y corrió lateralmente intentando rodearles

Como su señor le había enseñado, intentaba no perder de vista tanto su objetivo como el escenario que le rodeaba

"Si durante un combate te centras demasiado en tu objetivo, puedes convertirte en un blanco fácil"

Las palabras de Khôradur resonaban en su cabeza

"Pero tampoco no descuides tu objetivo en demasía, o él acabará contigo"

¿Es lo que había pasado?, Bergil lo ignoraba, lo único que sabía es que Khôradur había caído y necesitaba su ayuda.

Durante la carrera los jinetes que habían aparecido irrumpieron en el ejército orco. Pudo observar como una flecha alcanzaba al maldito líder orco que había derrotado a su señor, y con satisfacción y alegría pudo ver como el mismo jinete atravesaba con su espada al líder orco. Bergil lanzó un grito de júbilo.

-¡EL LÍDER ORCO HA CAÍDO, EL LÍDER ORCO HA CAÍDO!, ¡ADELANTE SOLDADOS DE SIL AURESSË!

Era un simple escudero, pero tenía la esperanza de que si algún soldado le escuchaba transmitiese sus palabras a los demás y tal vez, sólo tal vez, mantuviesen el ánimo y el combate.

"Las palabras en ocasiones pueden ser más fuertes y afiladas que el filo de una espada y el brazo que la empuña"

Siguió corriendo, intentando esquivar a sus enemigos para alcanzar a su señor, aunque pudo observar que el mismo jinete que había acabado con Zaboht se encontraba cerca de él.

¡He de llegar hasta él!T

TURNO 5

Una vez en tierra Milzarâk observo el campo de batalla intentando hallas una ruta hasta su comandante. Se había bajado del caballo justo en medio del grupo principal de orcos y estaba rodeado de ellos por todas partes. Por suerte, el ataque de los Garan Gwalorn los había pillado por sorpresa y la mayoría se giraraba hacia los gritos de sus compañeros.

Aliviado vió como uno de los jinetes abatía al lider orco que estaba a punto de rematar a Khoradur. Esto le dio ánimos y se dirigió a la carrera hacia su comandante caído. Cerca de él, entre los orcos, observó como un joven escudero de Sil Auressë corría también hacia Khoradur.

- Hay jóvenes valientes en ese ejercito. Khoradur ha sabido motivarlos bien - pensó esbozando una leve sonrisa al recordar su formación bajo las ordenes del comandante.

Pero la sombra de un orco le sacó de sus pensamientos. La ira inflamó su pecho y descargó un golpe con fuerza contra la maldita bestia que formaba parte de la horda que había provocado la caída de su comandante. No era la que había propinado el golpe faltal, pero eso a él no le importaba, solo quería hacerla pedazos.

Pero el hombro, dolorido aún por el mordisco del huargo, le jugó una mala pasado y un dolor punzante recorrió su brazo restándole fuerza al golpe.