Partida Rol por web

Turno 5

Agnor arremetió con sus compañeros contra la peña de orcos, a la que atravesaron como una flecha. Tanto, que Tarbrand, la punta más acerada, llegó hasta el repugnante líder enemigo y lo atravesó de un tajo. La imagen fue tan impactante que Agnor perdió el control de su espada durante un segundo, pero consiguió retomar el control y gritar de alegría.

—¡Tarbrand! ¡Ese es Tarbrand! ¡Observarlo y temed, monstruos! ¡He ahí vuestro daño!

Agnor había herido a dos enormes brutos de lo que parecía la guardia del capitán orco. Quizá el buen Tarbrand le hubiera robado a Agnor la oportunidad de resarcirse, pero no le iba a quitar el gozo de destrozar a alguna de aquellas criaturas.

Belkazir apareció en su flanco, un apoyo siempre necesario. Si los orcos no se amedrentaban al perder a su comandante, no tardarían en convertirse un problema para los jinetes. Porque un jinete siempre tiene ventaja, pero una carga poderosa solo se puede hacer una vez. ¿Tendrían tiempo de salvar al comandante? ¿Sería capaz Tarbrand de salvarlo dos veces, una matando al gigante y otra realizando su increíble magia sanadora? Había que darle tiempo y espacio.

—¡Buen Belkazir! ¡Lucha mi lado y salvemos al señor Khôradur!

Y levantando la espada con un giro de brazo, la dejó caer brutalmente contra uno de los que ya estaban heridos. Cuantos más murieran en los primeros minutos, más serían los enemigos acobardados. Una carga de caballería es fuerte y es terrorífica.

—¡Hagamos que sea cierto! ¡Por Sil Auressë y Khôradur!

Turno 5

"Tengo que conseguir llegar hasta Khôradur para ayudar en su defensa" Eärnil nota un breve empujón en la espalda y al girar un poco la mirada descubre que Milzarâk ya no está con él. Su cabalgar es un poco errático entre los orcos, maldice otra vez por su falta de pericia en el caballo, se dice que si sale con vida de esta, aprenderá a montar... aunque la sensación en el estómago le dice que eso podría ser sólo un anhelo imposible. Su idea no es otra que llegar hasta Khôradur, colocar su caballo entre los orcos y el general y defender su cuerpo desde el suelo mientras, dios quiera, algún sanador o guerrero con las manos llenas de hierbas curativas lo mantiene con vida.

Turno 5 – Carga de caballería

Los jinetes de la unidad principal, con Caldrim y Bakar de punta de lanza, perforaron la formación de los orcos con suma facilidad, y las lanzas y las espadas de los caballeros se tiñeron de rojo en la noche.

Caldrim atravesó a uno de los orcos con su lanza, y luego a otro con idéntico resultado. Siguió cabalgando, y mató al tercer orco tras atestarle varios golpes. No obstante, su mirada estaba ya fija en el norte, donde se hallaba el barranco y el arroyo.

Bakar, su compañero y también uno de los mercenarios de renombre conocidos como los Jinetes de Acero, mostró su destreza con el caballo y se adentró en la oscura marea de orcos por delante del resto. Por el camino había perdido su lanza, pero sacó su espadón y siguió golpeando a los enemigos que se cruzaban en su camino.

Mientras tanto, una parte de los Garan Gwalorn se habían separado de la carga principal para auxiliar a Khôradur, y otros para reagrupar a las tropas de Sil Auressë en el este.

Turno 5 - Theon, Girion y Aaren

Theon alcanzó a Girion y a Aaren, y se posicionó cerca de la esfera luminosa. Las palabras de Girion se escuchaban por encima del ruido de la batalla, y ahora sí muchos de los soldados de Sil Auressë le miraban. Al mismo tiempo, les llegaba alguna información de lo que estaba sucediendo en el centro de la refriega, donde Khôradur había sido abatido.

Era difícil prever cómo iban a reaccionar los hombres, pues no estaban preparados para la carga de caballería, y menos para la caída de su comandante. Necesitaban un símbolo en que aferrarse, y para algunos la llegada del joven Girion era precisamente eso…

Turno 5

Parthil se giró para ver mejor a los jinetes que llegaban desde su izquierda. Y vio la brillante luz, y la cabeza clavada en una pica.

¡¡¡SEGUIDME Y ACABEMOS CON ELLOS!!! ¡¡¡ES NUESTRO MOMENTO, EL RENACER DEL DÍA EN LA NOCHE, ES LA HORA DE LA VICTORIA DE LOS PUEBLOS LIBRES!!! ¡¡¡A LA CARGA, SIN CUARTEL!!!

Y fue entonces cuando lo reconoció. -¡Es Girion!, gritó a los hombres que le rodeaban. -¡Ha regresado de la misión!, añadió recordando el plan elaborado en la reunión del Consejo de Othrind. Mas no era el momento de lanzar un ataque salvaje, ya que los jinetes que habían cargado no se iban a detener ante nada ni ante nadie. Buscó con su mirada a Leaniach y a Eliver en el otro lado.

Vamos, hay que sacar a Khôradur de allí...

Luego comenzó a dar órdenes a sus milicianos. Necesitaba crear un frente fuerte contra los orcos que tenían enfrente, y así darles más posibilidades a los valientes que estaban detrás de los trasgos tratando de salvar al Lugarteniente.

-¡Proteged a los jinetes!, instó a los hombres situados en la retaguardia.

Turno 5 - Belkazir

El guerrero de Sil Auressë atacó contra uno de los orcos^O13 y la fortuna le acompañó pues su cimitarra se clavó justo debajo del hombro, en un punto débil de la armadura de malla. El orco se mantuvo inmóvil unos instantes, y después cayó al suelo moribundo.

-¡Uno menos!, gritó enfurecido.

Turno 5 – Resolución zona Khoradur

La zona donde había tenido lugar el combate entre Khôradur y Zaboht estaba repleta de los orcos más fuertes de la hueste. Estaban bien equipados con largas cotas de malla, lanzas y cimitarras, y sus miradas estaban llenas de odio. La muerte de su líder les hizo retroceder, pero tan solo unos pasos…

Agnor golpeó al orco más próximo^O12, y le dio en el costado. Su enemigo gritó de dolor y soltó el petate. Estaba aturdido de dolor, igual que el otro orco^O11 que se hallaba también cerca del norteño. La llegada de Belkazir ayudó a despejar aquella zona, y Milzarak avanzó hacia Khoradur pero se tuvo que frenar al encontrarse con un enemigo^O8.

Un poco más lejos, Tarbrand desmontó y se acercó a Khoradur para ver su estado, pero apenas tuvo tiempo de hacerlo pues llegaron varios orcos en carrera. Bergil también tuvo problemas para poder sortear a los que se interponían en su camino.

Por último, Eärnil rodeó a varios de los orcos montado en su caballo, y acortó distancias para poder prestar ayuda. A su derecha pudo ver a un grupo de milicianos de Sil Auressë llegar hacia la zona, listos para ayudar. Pero también había orcos de menor tamaño en las proximidades.

Turno 5- Tarbrand & Khôradur

El dúnadan de Arthedain se bajó del caballo y movió el cadáver de Zaboht. Debajo se hallaba el cuerpo del gigantesco hombre de Umbar, inmóvil y gravemente herido. Temiendo lo peor, vio que el mandoble del uruk le había aplastado el lado derecho del yelmo completo, y la visera se había convertido en un amasijo de acero y sangre. Incluso creyó ver huesos blanquecinos. No tuvo tiempo de ver más, ya que llegaban enemigos. Pero estaba claro que la herida era de una gravedad extrema, y que la vida del corsario pendía de un hilo. Al menos pudo constatar que seguía con vida, pues el ojo izquierdo de Khôradur se movía y parecía mirarle durante unos instantes.

Turno 6

A medida que avanzaba observó los movimientos de las tropas de Sil Auresse. Notó quienes continuaban en combate y quienes retrocedían, y por sobre todo pudo identificar a los líderes de cada grupo. Uno de ellos era un conocido leal a Echorión. Se esforzó por mantenerse dentro del radio de luz que surgía de la cabeza hasta que alcanzó el centro del ejército aliado, entonces detuvo su marcha - Aaren! Jinete! - llamó a los dos que lo acompañaban, para que aminorasen la marcha y escuchasen su directiva.

Inmediatamente hizo sonar el cuerno con fuerza. Melechtor le había dado ese instrumento para comandar a los suyos y ahora llamaba la atención de todos hacia él. Su mente pensó con rapidez cual sería la mejor posición de cada uno de los grupos aliados para alinearse con el plan que el Capitán tenía y vencer al enemigo. Alzó su espada, que reflejaba la luz que la cabeza de Gothdust proyectaba y comenzó a señalar a cada tropa.

- Barendil! Melechtor está cargando!- gritó con fuerza hacia su unidad, esperando que el líder lo reconociese -Manten la posición de tus lanceros, pero que tus arqueros en la retaguardia despejen la salida del Capitán!- dijo y apuntó con su espada hacia la luz que había entre las tropas enemigas, por donde estimaba que la carga viraría a la derecha. - Una vez que el Capitán salga, continuad con la carga de flechas sobre ese punto!- dijo e inmediatamente giró hacia otro grupo.

- Ustedes - señaló a Eliver - desplegad vuestras lanzas y mantengan posición, ningún huargo romperá nuestras filas. Seguid el ejemplo de Barendil! - dijo y viró su caballo. Pudo ver a los dos jinetes que habían avanzado con él.

-Aaren, necesito que te unas a los jinetes - dijo, señalando con su espada al grupo de Leaniach - haz que se alejen hacia el río, y cuando Melechtor aparezca, haz una carga a toda velocidad contra esos huargos desde sus espaldas. Tendrán un ataque por ambos frentes y caerán. El líder es todo tuyo, véncelo!- le dijo a su amigo. Esperaba ser él quien clavase su espada en el pecho del orco, pero había que organizar esa tropa hasta que Khoradur estuviese en pie.

-Tú, jinete! - dijo a Girion con firmeza -que todos esos orcos vean esa cabeza y no se la olviden. El frente necesita tu presencia y tu valor para animarse a continuar atacando. Ve a un lado de Khoradur e inspira a esa rama a que combata!- dijo, ignorando si el hombre confiaría en su mando  o no. 

Por último retrocedió con su caballo y apuntó a la tropa de soporte que estaba tras el grupo de Khoradur. Esos milicianos comenzaban a abandonar la pelea -No os rindais, esta batalla es nuestra! Vuestra aldea estará a salvo si peleais a mi lado! Soy Theon de la casa Hallas, mis ancestros defendieron Dol Tinaré por años, y lo volvemos a hacer! Seguidme! - y guió a la veintena de hombres hacia el sur, tratando de formar un frente que empujase a los orcos hacia el río poco a poco.

Khoradur, habrías hecho tu lo mismo? Será este el mejor modo de vencer? Espero que vivas para ver esto. Se dijo, mientras se concentraba en mantener el orden de las unidades.

Turno 6

Los orcos que le rodeaban estaban muy malheridos y mareados, con el terror y la sorpresa en el rostro. Era la oportunidad de deshacerse de ellos, de los dos. Había golpeado con fiereza a uno de ellos dándole con la espada en el costado, sin dejar que la cota de malla fuera un obstáculo para castigarlo. El orco gimió con voz lastimera de perro ronco, de lobo negro y sucio que ve herido tanto su cuerpo como su orgullo.

—¡Muere, perro!—Agnor fintó para evitar que la espada quedara trabada entre el costillar del orco y su brazo, una estratagema que hubiera sido posible si el monstruo no estuviera aturdido. Deslizó el filo bajo la axila, elevando la espada, y siguió elevándola hasta estirar todo su brazo por encima de la cabeza, como si la espada fuera un estandarte para, acto seguido, desplomarla sobre el orco con una fuerza y precisión brutales.

Turno 6

La paciencia de Eärnil había llegado a su límite, no tenia tiempo de seguir jugando con el caballo. Aprovechando que está en un zona algo despejada decide bajar del caballo, se gira hacia los milicianos que se le acercan y les grita "Si alguno sabe montar que aproveche el caballo". Desenfunda sus armas y corre hacia Khoradur.

TURNO 6

Precedido por las consignas de animo del Jinete de la cabeza cortada y seguido de cerca por Theon, finalmente alcanzamos nuestro objetivo. Por fortuna, uno de los comandantes de la Milicia pareció reconocer al jinete que respondía al nombre de Girion y comenzó a dar ordenes a la infantería para formar un frente contra los Orcos que empezaban a ganar terreno. Todavía me encontraba algo perdido, cuando la voz de Theon me invocó seguida del atronador rugido de un cuerno de guerra. Rápidamente comenzó a gritar ordenes, como si todas las piezas de aquel gran puzle que ahora amenazaba con romperse siempre hubiesen estado ordenadas en su cabeza. Normalmente era poco probable que mi cabeza pudiese seguir de cerca sus razonamientos, pero cuando su discurso alcanzo la parte de los arqueros, no pude sino advertirlo de lo que a mi juicio parecía una temeridad.

- Pero Theon...¿como sabrán cuando deben detenerse?...y si hubiese rezagados...el riesgo de fuego amigo es muy alto...

Mi comentario quedo suspendido en el aire. No pretendía corregir a mi amigo en algo que seguramente ya hubiese calculado. Solo acercarle mis dudas por si de alguna forma podían ayudarle a completar su plan. Tras ese breve inciso, las ordenes continuaron. Cuando me indico que siguiese al grupo de Leaniach para dirigir una contracarga hacia los Huargos desde la vertiente del rio, no pude sino sobrecogerme encima de mi montura. Desde que había contemplado en la Granja de Huargos, el terror que aquellas criaturas generaban en la caballería, albergaba serias dudas de que llevar a cabo una acción semejante con éxito fuese posible. Sin embargo también estaba acostumbrado a verme sorprendido por sus estrategias. Y era evidente que el ya había tenido en cuenta esa variable, de modo que simplemente asentí y le hice caso esta vez. Sin perder un instante espolee nuevamente a mi caballo y me dirigí hacia el grupo de Jinetes. Lo único que restaba por hacer, era convencer a su Comandante de que debía hacerme caso a mi...un hombre libre, un extraño, apenas un hombre de armas al que no había visto nunca. Las palabras nunca habían sido lo mio. Respiré hondo y recé a la diosa para que la cabeza ensartada y la autoridad de Theon fuesen suficientes para hablar en mi nombre.

TURNO 6

Tarbrand constató para su desgracia que el estado del lugarteniente era mucho peor de lo que se había imaginado, el golpe había afectado al hueso y eso escapaba a sus conocimientos de curación, no obstante, parecía estar con vida aún y eso le dio ciertas esperanzas, pues aunque no podía curarlo, sí que podía mejorar su estado, pero para ello necesitaba unos instantes de tranquilidad, algo que era demasiado pedir en medio de aquella crucial batalla.

Por ello, antes de arrodillarse junto a Khoradur observó como un orco se le echaba encima, a la vez que dos más llegarían hasta él en unos instantes, y lo peor es que en su valerosa internada se había quedado sólo. No obstante, escuchó las palabras de su fiel amigo Agnor y eso le infundió coraje, un coraje que era crucial en aquellos momentos y que guiaba sus golpes con la mayor letalidad posible, por lo que señalando con su espada bastarda al recién llegado orco, le dijo con voz heladora:

-Debiste hacerle caso a mi compañero, debiste haber corrido como la sucia rata que eres... -y acto seguido, con una rapidez inusitada, sin que su enemigo fuera si quiera capaz de ver el movimiento de su espada, descargó un tremendo golpe sobre él a la vez que se preparaba para que lo rodearan, pero tenía claro que iban a necesitar algo más que rodearlo para abatirle...

Turno 6

Khôradur notó como el peso que le oprimía el pecho desaparecía, cogió aire, que se entremezcló con su sangre y abrió brevemente un ojo. Le llegaba el ruido del combate y fugazmente pudo ver, delante suya y de pie, a un hombre que no le era familiar, pero que por sus ropas no debía de ser del ejército orco.

De nuevo se sumió en la oscuridad para dar paso a una luz abrumadora. Se encontraba de nuevo en el navío, y Khôradur sonreía y se encontraba contento. Se asomó por la borda, multitud de delfines les acompañaban, saltando y sumergiéndose de nuevo. Los niños que se encontraban allí los observaban embelesados. Khôradur sonreía, le recordaron a su....

hijo....lo tenía en brazos, acababa de nacer. Su esposa se encontraba bien, o al menos eso parecía. Le dio un beso en la frente y alzó a su hijo recién nacido por encima de su cabeza. Lo abrazó de nuevo y salió al Gran Salón de su casa donde sus familiares y amigos esperaban. Lo presentó alzándolo de nuevo y un griterío de alegría se alzó, a la vez que sintió como le estrechaban la mano y le felicitaban por ser padre.

La paternidad le cambió, le hizo ser mejor, sobrevivir para ver un nuevo día, disfrutar de las cosas pequeñas, aunque seguía deleitándose en el combate, obtener botín, vencer a sus enemigos y proteger aquello que le importaba.

Es lo que he intentado hacer con Sil Auressë

Se giró y se colocó del lado que no tenía malherido para escupir toda la sangre. Tosió y empezó a escupir, casi a vomitar. Intentaba sacar toda la sangre que se le había quedado en la boca, en la garganta, en los pulmones, y llenarlos con aire puro. Necesitaba sobrevivir, no por él, sino por aquello que amaba.

Por Sil Auressë

TURNO 6

Bergil corría hacia su señor. Pudo ver como un jinete, el mismo que había vencido al malvado líder uruk, intentaba atender a su señor. Pero varios orcos se le acercaron, a lo que el jinete despachó a uno de ellos rápidamente.

Pudo ver como Khôradur parecía moverse, por lo que intentó apretar el paso, pero un gran orco se le interponía. Pudo ver que le iba a intentar atacar, por lo que el escudero no se amilanó. Se había preparado para este momento y sabía que si intentaba huir posiblemente le alcanzaría por la espalda. Agarró con más fuerza su espada y le atacó.

TURNO 6

Girion parecía poseído, obnubilado por enfervorecer a los aliados y minar la moral de sus enemigos. Por eso no dejó de gritar lo que portaba en su pica, esperando que unos y otros reaccionaran a sus palabras como él deseaba que ocurriera.

Lo bueno llegó cuando se acercó a las tropas de los aliados, cuando uno de ellos le reconoció. Era Parthil, con quien había compartido unos pocos minutos en la runión del Consejo de Othrind.

-¡Es Girion!, gritó a los hombres que le rodeaban. -¡Ha regresado de la misión!

Esto le dio más ánimos al joven dunadan quien ya espada en mano miraba a uno y otro lado buscando ubicarse en aquella batalla. Pero como si alguien hubiera leído su mente, Girion escuchó a su espalda como uno delos jinetes que le habían acompañado desde la carga, le llamó a él y a su otro acompañante.

- Aaren! Jinete! - llamó a los dos que lo acompañaban, para que aminorasen la marcha y escuchasen su directiva.

-Tú, jinete! - dijo a Girion con firmeza -que todos esos orcos vean esa cabeza y no se la olviden. El frente necesita tu presencia y tu valor para animarse a continuar atacando. Ve a un lado de Khoradur e inspira a esa rama a que combata!- dijo, ignorando si el hombre confiaría en su mando  o no. 

Girion asintió, espoleó a Viento y se acercó al grupo al que el caballero le había encomendado. Al llegar hasta el grupo, volvió a gritar para infundirles valor en aquel momento tan delicado.

-¡¡GENTE LIBRE!! ¡¡SIGAMOS ATACANDO, DEFENDAMOS A KHÔRADUR Y APOYEMOS A LA CABALLERÍA QUE HA CARGADO!! ¡¡YA HEMOS DERROTADO A SU LÍDER Y HEMOS ANULADO SU RITUAL SINIESTRO!! ¡¡LA LUZ VOLVERÁ A SALIR DESTERRADO DE UNA VEZ POR TODAS AL MAL Y SU OSCURIDAD!!

-¡¡POR LA LIBERTAD!! ¡¡POR SIL AURESSË!!

Turno 6

La espada del orco golpeó con fuerza el escudo de Milzarâk y el dolor agudo le recorrió todo el brazo partiendo del hombro herido. Al final había encontrado a su antiguo comandante y ahora, a pocos metros de distancia, estaba viendo como se iba de este mundo sin poder hacer nada para evitarlo.

- Aguantad por Umbar mi comandante - le gritó a Khoradur sin verdaderas esperanzas de que lo oyese - Vuestros hombres y vuestro navío aguardan vuestro regreso en Tharbad y necesitan vuestra guía.

Por su ojos pasaron sus muchos años de servicio a las órdenes de Khoradur. Habían aguantado tormentas con olas cuatro veces más grandes que el mayor castillo de estas tierras. Habían luchado contra otros marineros en combates que los superaban tres a uno. Y habían salido victoriosos de todos ellos.

Pero parecía que estar tierra y los dichosos caballos no eran para los corsarios. Agarrando el escudo ayudado por la mano buena se preparó para aguantar el siguiente ataque del Orco esperando una oportunidad.

Turno 6 - Carga de caballería

Detrás de Bakar y de Caldrim iban el resto de los caballeros de Melechtor. La unidad había sorprendido a los orcos con su carga causando numerosas bajas. No obstante, la marea negra se amoldó a la lanza que la perforó, y los jinetes sabían que si perdían el empuje inicial, todo se podía complicar. El plan era llegar hasta el fondo, casi hasta donde comenzaba el pendiente del barranco del arroyo. De allí avanzarían hacia el este para unirse con los defensores de Sil Auressë que iban a pie. No obstante, esa maniobra les llevaba directo hacia las posiciones de la pequeña unidad de jinetes de huargos liderada por Ulog-Plak.

Turno 6 – Melechtor

Todo sucedía muy rápido alrededor del capitán. Echaba en falta la claridad de ideas y los consejos de Theon, y también la contundencia y la bravura de Tarbrand y de Agnor. Pero precisamente la iniciativa que mostraban sus hombres de confianza era lo que les hacía diferentes. Entonces creyó escuchar a su oficial gritando órdenes a su derecha, por encima del ruido atronador de la carga.

desplegad vuestras lanzas y mantengan posición, ningún huargo romperá nuestras filas. Seguid el ejemplo de Barendil! –

¿Barendil?, pensó Melechtor y entonces gritó para que le escucharan los que cabalgaban junto a él. -¡Barendil! ¡Barendil está con las tropas de Sil Auressë!

Sabía que solo unos pocos de los presentes conocían al veterano consejero de Lord Echorion, pero era sin duda una buena noticia, pues era un estratega de renombre. Era una buena noticia, pero ahora Melechtor necesitaba estar pendiente de dirigir a sus hombres en la carga.

-¡Formación de cuña! ¡Cuidado con los flancos! ¡No os acerquéis a los trolls! ¡Qué nadie se quede atrás!