Partida Rol por web

 -Ya le contarás una versión más light. De cómo un bicho obsesionado por la limpieza- señaló al bibliotecario -se convirtió en el mejor amigo de un soggoth limpiador.

El médico sonrió tras decir aquello y, mientras ignoraba la mirada que le lanzó el señor Kurosawa, fue hacia la puerta para bajar a la cafetería con vosotros.

El camino hacia la planta baja fue bastante menos estresante que la subida. El soggoth seguía por allí, pero ahora ya podías ver claramente que su objetivo era librarse de toda la suciedad. ¡Nunca antes habías visto unos suelos tan relucientes como esos! Algún alumno que se había visto separado de sus compañeros y que había tenido la desgracia de caer en los pseudópodos de la criatura, ahora se encontraba indignado y relimpio. Bueno, mejor eso que digerido...

Llegasteis a la cafetería con calma. Ya no había pedazos de soggoth a la vista, por lo que no era descabellado pensar que probablemente ya habrían terminado de limpiar los pasillos de esa planta. ¡Incluso los cristales rotos de las ventanas estaban recogidos! El conserje seguramente se ocuparía de reparar las ventanas, por lo que no quedaría rastro de lo sucedido. Salvo por la ausencia de suciedad, claro.

Cuando entrasteis a la cafetería, el señor Chadburn os saludó con emoción.

 -¡Por fin, gente! ¿Qué diantres ha pasado? Yo no he podido salir, tenía una hornada de muffins frescos haciéndose, pero he oído un jaleo monumental. Así que contadme, ¿quién ha liado qué?

¿Eso... era un chiste?* Miré a los dos pensando en que estaban tomando el asunto muy a la ligera... aunque eso debía ser lo ideal luego del estrés que sufrimos por el evento de los soggoths. Me estaban dando muchas ganas de irme a mi cuarto y quedarme a dormir hasta el día siguiente, pero eso no era posible de momento. 

Cuando llegamos fuimos recibidos por un hombre... No, no era un hombre. Su olor me llegó de golpe. ¿Un vampiro? Parecía ser el encargado del sitio y... bueno, creo que debía hablar.

-Ho-hola. Me llamo Ladon, soy nuevo y... creo que no querré ver soggoths por un tiempo-declaré sentándome y dejando caer mi cara a la mesa-. Primero pensamos que nos iban a devorar y ahora es que fueron fanáticos de la limpieza. Necesito un pan relajante...-estiré mi espalda y, decidido, quise sacar mi guitarra y... recordé que lo había dejado en el salón-. Rayos, lo que me faltaba-coloqué mi frente de nuevo en la mesa y resoplé-. Quiero mi guitarra.

La cara del encargado de la cafetería cuando oyó la palabra "soggoth" era todo un poema. Sin decir palabra fue a la cocina y salió con una bandeja de bollitos que olían a miel y a flores.

 -Bollitos de valeriana y melisa, con miel de romero. Si esto no os relaja, lo siguiente es que el doctor Witchward os de un calmante. Ahora, ¿qué demonios es eso de un soggoth limpiador? ¿Cómo es que no os ha devorado a todos?

Tras recolocarse las gafas, el señor Kurosawa fue el primero en hablar.

 -Al parecer hemos sido víctimas de un atentado con criaturas mágicas de posesión altamente ilegal. Alguien ha istado a un soggoth a entrar en la academia, provocando el pánico generalizado en todo el edificio. Sin embargo, parece ser que este soggoth es... Particular. No ha querido devorar a nada más que la porquería. He empezado adejarlo todo limpio como una patena, incluso a las personas con las que se ha tropezado.

Señaló las piernas del doctor Witchward.

 -Ahí tienes la prueba. Al médico le agarraron de las piernas.

Mientras Edgar examinaba los pantalones limpios a la mitad de Johannes, el bibliotecario probó uno de los bollos. Tras tragar el bocadito que había mordido, añadió.

 -Tengo la teoría de que esta es la novatada de Justine este año.

El médico cogió uno de los bollos y empezó a comérselo mientras dejabna que el bibliotecario explicara lo sucedido. Cuando mencionó el nombre de Justine, puso una expresión de "algo era ello".

 -Aún recuerdo la del año pasado. Repintó la fachada de un horrible color mostaza que olía a estiercol fresco de vaca. Tardamos semanas en encontrar un limpiador que pudiera dejarlo todo como antes. Resulta irónico que esta vez nos mande a un bicho que limpia.

Y no debería sorprenderme que en esta escuela sí tuviesen un pan relajante. En cuanto los trajeron y me llegó su olor tomé uno para probarlo... Sabía tan rico que me lo devoré y tomé otro escuchando lo que los demás decían hasta que mencionaron un nombre que me hizo pensar que entonces había sido una cruel broma.

-E-esperen, esperen. ¿Una novatada? ¿Quién tiene el poder de hacer algo así? ¿Quién es Justine?-me acabé el bollo y tomé otro, luego me di cuenta que tenía sed y busqué algo para tomar. 

Pero... caí en cuenta que me estaba tomando todo a la ligera y me dio pena. ¿Y si el señor vampiro o lo que sea me regañaba por ser así? ¿Esto cubría mi matrícula, verdad? Tragué como pude el pedazo y no dije nada de la sed que estaba sintiendo.

-No creo que muchos tomen a bien lo que pasó. ¿Así es cada año?-si es así... creo que antes de dejar de estudiar me dará un infarto. 

 -Justine Delacroix. Directora de la academia Grimoire du Verentia y rival acérrima de la directora Morgana. Morgana consiguió la mejor academia y ella el secreto de la juventud eterna. Se odian bastante por eso.

El encargado de la cafetería al ver cómo te comías el bollito te dejó otro delante para que no te quedaras con hambre.

 -Todos los años Justine viene y nos gasta una gamberrada al principio de curso. Nunca nadie sale herido, pero sí que acabamos muy mosqueados. Y por eso a final de curso se la devolvemos ganando el premio a la excelencia académica. Oh, y el torneo entre academias. Y cre que alguna broma sí que le hemos gastado, ¿no?

 -El año pasado les enviamos la factura del servicio de limpieza de la fachada. Y creo que el anterior les amargamos las tostadas del desayuno al profesorado.

El doctor mordió uno de los bollos mientras rememoraba las "venganzas" que se habían tomado contra la academia rival.

 -Oh, y una vez resucité a la plaga de cucarachas que habían exterminado hacía unos días. La directora me felicitó especialmente por la originalidad.

¿Entonces... todo esto ocurrió por una rivalidad de dos personas, dos mujeres, dos brujas o lo que sea? ¿Y los estudiantes tenemos que pagar por ello? Bueno.. no parece tan serio si se pone en cierta perspectiva, pero aún así nadie me quitará la ansiedad que estuve sintiendo todo este tiempo. Tomé el bollo sin darme cuenta y comencé a masticarlo escuchando el resto de la conversación.

-Pero... ¿está bien que haya venganzas? Eso significa que el siguiente año algo va a pasar... -bueno, ¿quién soy yo para juzgar si incluso entre la familia de mi madre hay dragones que hacen rabietas que sé han durado siglos?-... bueno, mientras no haya afectaciones fuertes o reales.

Ese era un asunto en el que no me entrometería, pero debía reconocer algo.

-Y tuvo razón, doctor. Esa idea es bastante buena-jamás se me habría ocurrido resucitar plagas para molestar a alguien. Era creativo-. ¿Y las clases van a volver a la normalidad? Si es así, tengo que volver al aula-y tener mi guitarra conmigo de nuevo.

 -Normalmente nunca llega la sangre al río. Aunque un alumno puso una queja, ¿no? Un hombre lobo cuyo olfato se entumeció por culpa de la pintura pestilente. Y juraría que otro año la directora tuvo que pagar audífonos temporales a varios alumnos por culpa de unos pájaros que cantaban muy mal y en voz muy alta.

Al ver que te preocupabas por las clases, el encargado de la cafetería te sonrió.

 -Claro que las clases se retomarán. Pero de momento habrá que esperar a que el servicio de limpieza gratuíto termine.

 -Aunque vuelva ahora al aula, las clases no se retomarán de inmediato. Aunque si quiere ir, puede. Viendo que no hay peligro, no veo razón para detenerle. Y me gustaría una taza de té Pu-erh para acompañar el bollo, gracias.

Dicho aquello, el bibliotecario regresó a la tarea de comerse el bollito relajante.

¿Entonces sí ocurren afectaciones más allá de un berrinche o desplante? Vaya, las directoras se tomaban todo muy en serio aunque involucrasen a alumnos; pero veo que parte de la docencia colabora o no lo ven tan a pecho. Quisiera pensar que eso era un reflejo de que era una rivalidad no insana... quisiera pensar en eso.

-No me imagino cómo van a reaccionar los que estaban asustados con todo esto al enterarse de la verdad-y cuando escucho que puedo volver al salón, me devoré el bollo de un solo bocado y me limpié con el dorso de mi mano-. Bueno, entonces iré a las aulas a recoger unas cosas-me levanté de mi asiento, agité un poco mi cola y estiré los dedos de mis pies-. Gracias a todos por el apoyo-aún me sentía ansioso, pero debía reconocer que sin ellos habría estado mucho peor. 

Entonces me di cuenta que tenía una leve sonrisa en mi rostro, lo cual me sorprendió. ¿En serio disfrutaba de estar con ellos?

-Los veré después, supongo-asentí y esperé por si me decían algo antes de irme.

Los pasillos de la academia estaban vacíos. Seguramente el resto de la gente estarían en los jardines, evacuados hasta que el soggoth terminara de limpiar la academia. Pero en la cafetería estaba la persona que os interesaba que estuviera: Edgar Chadburn. De hecho, estaba decorando unos cupcakes con crema de queso y virutillas de colores.

Al veros entrar sonrió ampliamente, de manera encantadora a pesar de los dientes tan puntiagudos que tenía.

 -¡Anda, hola chiquillas! Pasad, pasad y sentaos. ¿Se ha acabado ya la evacuación o es que vosotras no podiáis aguantaros más el hambre?

-Siguen con ella- respondió acerca de la evacuación. -Pero como estábamos por aquí y no parece haber peligro, ¡preferíamos adelantarnos antes de que esto se llenara!- estiró los brazos, como si intentara abarcar el lugar con su gesto. -Uy, ¡eso tiene muy buena pinta! ¿Puedo?- se acercó con ojillos brillantes y una mano larga hacia los cupcakes. Aunque también pediría un donut relleno de mermelada y un batido de fresa... Uy, ¡qué hambre le estaba dando!

-¿Y cómo es que usted sigue aquí?- preguntó antes de darle el primer bocado al suculento dulce y soltar un "mmmmhhh" con una amplia sonrisa de felicidad.

 -Yo tomaré también un cupcake. Y un batido de vainilla, por favor.

Dicho aquello, Laila se sentó en la barra, a tu lado, esperando a la respuesta del señor Chadburn.

 -Marchando.

El dhampir puso un par de cupcakes en unos platos y os los puso delante junto con unos cubiertos para postres. Acto seguido se puso a preparar el batido de Laila.

 -Pues sinceramente, no he salido de la cafetería porque ni me había enterado de que había habido una emergencia. Me lo tuvieron que contar el médico y el bibliotecario de la academia. Por suerte, para cuando vinieron aquí ya habían descubierto que el soggoth no era peligroso.

Edgar sirvió un enorme batido de vainilla, decorado con nata montada y trocitos de chocolate blanco a la arachne.

 -Según parece sólo quiere limpiar la academia. Y como mi cafetería está impecable, pues por aquí no ha querido venir. ¿Vosotras qué tal estáis? ¿Lo pasasteis muy mal?

Siguió con la mirada el recorrido que hizo la copa con el batido de vainilla, poco le faltaban a sus ojos para salirse de sus órbitas y comenzar a comérselo con la mirada. -¡Yo también voy a querer otro! De fresa, por favor. ¡Ah, y un donut relleno de mermelada!- añadió. ¡El estómago de lo dulce no tenía hartura!

Mientras esperaba, se dedicó a contestar a Edgar. -Pues estuvimos corriendo de un lado a otro, yo me perdí, pero llegamos a los sótanos. Creíamos que uno de los alumnos sería succionado por una baba de esas o se le comería la cara... pero no pasó nada. Ahí fue cuando vieron que era una broma pesada. ¿Y, sabes? ¡Pienso tomarme la revancha!

 -Parece que alguien no ha desayunado en condiciones. No te preocupes, Edgar Chadburn está a tu servicio para estos asuntillos.

El dampir fue a por un dónut relleno de mermelada de frutos rojos con glaseado ligero de azúcar y frambuesa ácida, para acto seguido empezar a prepararte el batido.

 -Una broma, ¿eh? Entonces es cierto, es la novatada de este año por parte de Justine Delacroix. ¿Te han contado ya quién es? Porque si ansías venganza, la directora seguro que estará encantada de reclutarte para la broma de contestación. Y viendo la que se ha montado este año, seguro que querrá preparar algo bien gordo.

Dicho aquello, el camarero te puso delante un gran batido de fresa de color rosa intenso, decorado con unas cuantas frutas del bosque, nata montada y trocitos de galleta de jengibre.

 -Listo, que os aproveche.