Partida Rol por web

Un gran comedor situado en la zona oesta de la planta baja. Tiene un sistema de buffet libre que se rellena mágicamente cuando se vacía y el menú cambia todos los días y según la comida.

Hay abundantes mesas típicas de comedor escolar, con asientos suficientes para todo el edificio, incluyendo asientos especiales para razas no humanoides típicas, como lamias o centauros.

Incluído en el precio de la matrícula están las cinco comidas diarias necesarias para una persona.

Cuando llegas al comedor, ves que varios alumnos están ya allí sirviéndose comida en bandejas y sentándose a comer junto a otros compañeros. El menú del día de hoy incluye ensalada de patata, macarrones con queso, pechuga de pollo a la plancha y hamburguesas vegetales entre otras cosas que huelen de maravilla.

No hay mucha cola, por lo que puedes coger tu comida sin mayores esperas para luego ir a sentarte. Hay varios sitios vacíos repartidos por las mesas, pero hay una mesa que te llama especialmente la atención. Está vacía excepto por un único ocupante, un chico de piel violeta con cuernos y tres ojos que parece estar bastante malhumorado.

No tardaste ni medio instante en reconocer a Ismael Aestendor, un alumno que iba un curso por encima de ti y que ya tenía una muy bien merecida fama de "creaproblemas" entre los alumnos. Y no era para menos, ya que Ismael era un demonio del círculo infernal de la ira, por lo que cuando no estaba enfadado, solía estar de morros con el mundo entero. Sentarse en su misma mesa era una alternativa ideal si querías comer con espacio a tu alrededor y en solitario, pero también era una buena oportunidad de acabar en la enfermería a la mínima.

Me sirvo una porción sugerente de ensalada y pechuga de pollo aunque no demasiado ya que me gustaría poder cuidar mi línea aunque esté en la academia y aunque los macarrones con queso hagan querer hundir mi cabeza en el bol y no sacarla hasta vaciarla no debo ceder a la tentación, al menos hasta que desarrolle una poción quema-calorías. Busco alrededor un asiento. Hay una mesa libre pero veo a Ismell* y me estremezco de pensar en sentarme cerca, aunque me diera una excusa para ir a la enfermería.

Me siento en uno de los asientos libres entre otros alumnos y empiezo a comer tranquilamente mientras reviso algunos artículos de botánica y magia de sanación en mi móvil. Hay algunos artículos interesantes pero todos comentan cosas que ya se saben, no hay nada progresivo así que necesito meterme en ese ámbito cuanto antes. La magia de vida tiene bastante controversia porque para poder desarrollarla hace falta probarla en sujetos vivos y algunos experimentos fallidos han acabado muy mal... pero estoy dispuesta a dedicar todo mi esfuerzo en que no pase.

Al terminar me levanto y cojo una manzana antes de salir por la puerta hacia el despacho de la profesora Mulberry esperando que esté dentro. Me gustaría poder desarrollar mi conocimiento en botánica de sanación y quizás preparar algo nuevo antes de terminar el año y no hay nadie mejor que ella para que me asesore y me de buenas pistas por donde empezar, quizás hasta se anime hasta darme clases personales fuera de clase ji ji ji - pienso para mis adentros mientras me rio y me emociono de pensarlo.

Un gran comedor situado en la zona oesta de la planta baja. Tiene un sistema de buffet libre que se rellena mágicamente cuando se vacía y el menú cambia todos los días y según la comida.

Hay abundantes mesas típicas de comedor escolar, con asientos suficientes para todo el edificio, incluyendo asientos especiales para razas no humanoides típicas, como lamias o centauros.

Incluído en el precio de la matrícula están las cinco comidas diarias necesarias para una persona.

Cuando llegaís al comedor, veis que varios alumnos están ya allí sirviéndose comida en bandejas y sentándose a comer junto a otros compañeros. El menú del día de hoy incluye ensalada de patata, macarrones con queso, pechuga de pollo a la plancha y hamburguesas vegetales, entre otras cosas que huelen de maravilla.

No hay mucha cola, por lo que podéis coger la comida sin mayores esperas para luego ir a sentaros. Hay varios sitios vacíos repartidos por las mesas, pero hay una mesa que os llama especialmente la atención. Está vacía excepto por un único ocupante, un chico de piel violeta con cuernos y tres ojos que parece estar bastante malhumorado.

Sam frunció el ceño nada más ver a ese chico. Se acercó a Gaea para susurrar:

 -Ismael Aestendor. Nadie se sienta a su alrededor porque es un demonio de la ira. Maneja el fuego y es altamente irritable, así que yo que tú no me acercaría a él.

Un gran comedor situado en la zona oesta de la planta baja. Tiene un sistema de buffet libre que se rellena mágicamente cuando se vacía y el menú cambia todos los días y según la comida.

Hay abundantes mesas típicas de comedor escolar, con asientos suficientes para todo el edificio, incluyendo asientos especiales para razas no humanoides típicas, como lamias o centauros.

Incluído en el precio de la matrícula están las cinco comidas diarias necesarias para una persona.

Ves a Sam y Gaea en el comedor, mirando en qué lugares sentarse. También hay bastantes alumnos cogiendo bandejas y llenándoselas con los manjares que hay disponibles en el menú de hoy, entre los que hay ensalada de patata, macarrones con queso y filetes de pollo a la plancha, entre otros muchos.

Aparte de eso, lo que más llama la atención es que las mesas se iban llenando de alumnos, excepto una. El único alumno que había allí sentado era un chico de piel violeta, tres ojos y cuernos y parecía estar de bastante mal humor.

Mientras Sam y tú pensáis dónde vais a sentaros, veis una cara conocida. Arathidas acaba de entrar en el comedor.

Miré al muchacho con cara analitica. A mi no me parecia que fuera tan malo. Ademas, el color violeta le quedaba bien, y a mi me gustaba el fuego. Sonreí a Sam con una sonrisa de lo mas inocente.

-Bueno, solo vamos a sentarnos a comer. En las demas mesas hay demasiada gente como para sentarnos las dos-dicho esto me dirigí a la mesa a sentarme.

En cuanto Gaea se sentó en la mesa, desoyendo las palabras de precaución de Sam, el muchacho miró a la pelirroja con el ceño fruncido.

 -Estás en mi mesa.

Varios alumnos empezaron a murmurar asombrados por lo que la muchacha herrera había hecho.

 -Tienes que pedir permiso antes de sentarte en mi mesa. Así son las normas, novata.

Miré todas las mesas y me serví pollo con ensalada de patatas, Por fin algo que no era marisco o pedscado.
Miré al compañero sentado solo en la mesa. El disfruta estar solo, parece que tampoco tiene muchos amigos, pero tampoco quiere hacerlos, lo dejaré solo.
Dicho esto me sobre en la segunda mesa más solitaria.

Un gran comedor situado en la zona oesta de la planta baja. Tiene un sistema de buffet libre que se rellena mágicamente cuando se vacía y el menú cambia todos los días y según la comida.

Hay abundantes mesas típicas de comedor escolar, con asientos suficientes para todo el edificio, incluyendo asientos especiales para razas no humanoides típicas, como lamias o centauros.

Incluído en el precio de la matrícula están las cinco comidas diarias necesarias para una persona.

En cuanto llegáis reconocéis a Gaea, Sam y Arathidas en el comedor. Arathidas acaba de sentarse a comer mientras que Gaea está sentada en una mesa casi vacía, ocupada por ella y un chaval de cuernos, tres ojos y piel violeta que parece de bastante mal humor.

Como buena veterana en la academia, en seguida reconoces a Ismael Aestendor, aquel chico demonio que va a cuarto curso y que es famoso por su mal temperamento.

Mientras Gaea "charla" con el chico demonio, veis que Kyrt y Aetheldryd entran en el comedor.

Conforme iban caminando al Comedor atravesando los pasillos de la escuela, Aetheldryd estaba con sus mejillas levemente sonrojadas por el elogio que le hizo Kyrt en cuanto a los poderes de su familia. Escuchó con atención lo que él dijo de su clan y asentía para indicar que prestaba atención.

-Es realmente bueno que tengas ese orgullo a tus tradiciones, a tu propia identidad-aunque estaba de buen humor al comentarlo, solo alguien demasiado perceptivo notaría un atisbo de envidia en aquél timbre rebosante de color curioso por la explicación del elfo-. Y que enseñen a los más jóvenes es algo que todos deberían hacer, para instruir con buenos guías y hacerles ver desde pequeños su propio potencial.

A la mención de sus manos, la pelilavanda suspiró y al mirar al frente, sus ojos parecieron perderse en el infinito.

-Lamentablemente, no todos parecen aprobar o aceptar tales dones. Algunos prefieren verlos como una maldición que no están dispuestos a tolerar-tragó saliva y se encogió de hombros para ponerle atención al elfo otra vez-. Perdona si parecí insistente... y disculpa todos los malentendidos-expresó de buen humor ya llegando al Comedor.

Que increíble como se extienden los rumores, -No habría visto nunca tanta bulla entre los disípulos de Asir, parece que ese chico es demasiado intimidante, al menos yo no soy el peligroso...- La herrera era valiente o imprudente, pero en este momento también era el centro de atención y no era para menos, aunque las reglas digan estrictamente que no se permiten actitudes agresivas hacia el personal y el alumnado de la academia, -Esto si es interesante, veamos como se desarrolla este conflicto, y como reaccionan los profesores ante esta actitud-

Aetheldryd llegó conversando de algo con Kyrt  para, al atravesar la entrada, guardar silencio para que ambos se dirigieran a comer, explicándole al chico a grandes rasgos cómo se servían los alimentos. Conforme se iban acercando a la zona del buffet, saludó de manera ajena y educada a los que se encontraban ahí, pero con más familiaridad a su compañero Ismael, un demonio que estaba sentado con Gaea. Al percatarse de su humor, la joven suspiró estirándose los brazos hacia arriba y retomó la plática con el usuario del hielo.

-Hay una gran variedad de comida, escoge la que gustes-y la joven fue a servirse un poco de ensalada de pollo con pan de ajo, a la vez que una bebida natural de cebada-. ¿Dónde quieres sentarte?

Me quedé mirando a aquel tipo con cara de no saber muy bien de que me hablaba.  Aunque aquello dejaba bastante claro por que estaba solo y nadie quería sentarse con el. Bueno, pues eso no iba ha hacerme uhir. Me puse a comer tranquilamente mientras le respondía.

-Es la mesa mas libre que hay, y no veo que tenga tu nombre. Además, tampoco hay que ser tan antipatico, las cosas se pueden decir mas amablemente.

- Oh, no sabía que tenían tanta variedad. - Digo, mirando la cantidad de platos diferentes que había para elegir. Luego de atiborrarme de carne, y alguna que otra verdura, me giro para contestarle a Aethel.

- Mmm, allí hay una mesa vacía. - (señalo hacia una mesa a unos metros de donde se sientan Gaea y los demás)

- Y no necesitas disculparte, no me has molestado en lo mas mínimo. Al contrario, tus explicaciones sobre magia me han servido mucho, por lo que te estoy muy agradecido. - Con la última oración, me llevo la mano derecha al corazón, y hago una corta reverencia, un gesto común entre soldados o compañeros de mi clan.

El aura del muchacho empezó a encenderse de color rojo vivo.

 -¿Cómo te atreves? ¡Esta mesa es la mía y tú no tienes derecho a sentarte aquí! Así que pídeme perdón ahora mismo.

El chico parecía estar poniéndose demasiado furioso para aquella chorrada. Y los efectos empezaban a notarse, ya que la temperatura del comedor empezó a subir como si el verano se hubiera vuelto sahariano de repente.