Partida Rol por web

De entre todas las salas de la planta baja, el impresionante salón de actos era sin duda la más grande, con capacidad para todo el alumnado, profesorado y personal de la academia Midnight Rose. Los asientos eran plegables, como los de los cines y teatros, amplios y cómodos para que cualquier evento organizado en ese salón fuera un espectáculo agradable en lugar de una tortura del averno.

Con la llegada del mediodía, el enorme salón estaba empezando a llenarse de alumnos de todos los cursos que acudían a la ceremonia de inicio de curso. Mientras los asientos iban ocupándose, se podía ver a la directora charlando con el subdirector en el escenario del salón de actos.

Poco a poco iban llegando el resto de profesores y también el resto de miembros del personal de la academia, como el conserje o el encargado de la minidisco, todos ellos ocupando los asientos que tenían designados en el escenario. ¡Todo estaba listo para empezar la ceremonia casi de inmediato!

De pronto se escucharon unos sonidos metálicos repetitivos y Alice se puso bastante nerviosa, al parecer los humanos las utilizaban para saber el momento del día, y resulta que llegábamos algo tarde a la ceremonia de iniciación.

Guardé la hoja en la que tenía apuntada el anuncio y luego me dispuse a seguir a la chica por los pasillos. Puede que a dos patas la chica fuese más rápida que yo, pero al correr a 4 patas, que era como estaba acostumbrado, no tenía ningún problema en seguirla, de hecho hasta se me hacía lenta. Aunque me avisaron que intentase caminar a dos patas lo más que pudiese para que me asociasen lo menos posible con una bestia o un animal salvaje.

Al llegar a la sala donde se celebraba la ceremonia pude ver cómo, una vez más, se había hecho una construcción de un tamaño mayor de lo que me esperaba, aunque esta vez entendía que para acoger a todos los alumnos se necesitaba un lugar semejante.

Seguí a la pelirroja hasta que llegamos a la parte en la que se sentaban los alumnos de 3º para tomar asiento y esperar a que empezase la ceremonia. Aunque desde la silla en la que estaba mucho no iba a poder ver por lo menos podría escuchar que decían.

De entre todas las salas de la planta baja, el impresionante salón de actos era sin duda la más grande, con capacidad para todo el alumnado, profesorado y personal de la academia Midnight Rose. Los asientos eran plegables, como los de los cines y teatros, amplios y cómodos para que cualquier evento organizado en ese salón fuera un espectáculo agradable en lugar de una tortura del averno.

Con la llegada del mediodía, el enorme salón estaba empezando a llenarse de alumnos de todos los cursos que acudían a la ceremonia de inicio de curso. Mientras los asientos iban ocupándose, se podía ver a la directora charlando con el subdirector en el escenario del salón de actos.

Poco a poco iban llegando el resto de profesores y también el resto de miembros del personal de la academia, como el conserje o el encargado de la minidisco, todos ellos ocupando los asientos que tenían designados en el escenario. ¡Todo estaba listo para empezar la ceremonia casi de inmediato!

Tu nueva amiga se había negado a abandonar tu cabeza mientras marchabas hacia el salón de actos. De hecho, parecía estar ella más emocionada que tú, porque en cuanto te sentaste, abandonó su confortable nido de pelo y empezó a explorar un poco lo que teníais alrededor, poniendo cuidado de no perderte nunca de vista.

A medida que iban llegando cada vez más alumnos, los profesores se preparaban más deprisa para el el discurso de apertura de la ceremonia. Aún faltaba gente, los asientos vacíos lo atestiguaban, pero la directora Morgana parecía bastante satisfecha con la cantidad de gente que había en esos momentos. Esperó a que la inmensa mayoría de los alumnos estuvieran sentados antes de acercarse flotando sobre su orbe mágico al atril que había en el centro del escenario. Carraspeó profusamente y luego dijo:

 -Sed todos bienvenidos a este curso que empieza, queridos alumnos. Es un honor para mí, Morgana la Grande, volver a acoger un año más a todos aquellos que buscan el conocimiento mágico. Veo muchas caras nuevas pero también muchas caras conocidas. Y a todos os digo, ¡bienvenidos a este, vuestro segundo hogar! Espero que hayáis ingresado el importe de la matrícula que corresponda a vuestro curso en la cuenta corriente que se os ha facilitado y que los alumnos becados tengan todos sus impresos correctamente rellenados y entregados. Que no se repita lo del 87, por favor.

En cuanto la directora dijo aquello, el vicedirector se acercó al atril, apagó los micrófonos y empezó a hablar enérgicamente con ella en voz baja.

Me llevo una mano a la cara y exhalo con desesperación.

- Todos los años igual - exclamo por lo bajo. Me agacho para susurrar a Hachi - Nuestra directora es una gran maga, pero cuando se trata de dinero... digamos que se rumorea que transmuta y vende el veneno de la profesora Copperpuff en el mercado mágico negro.

- La parte buena es que si consigues ofrecerle una buena suma de dinero puedes hacer tu vida más cómoda en la academia, siempre que no te pillen los profesores... - me empiezo a reir por lo bajo aunque luego me doy cuenta de que Hachi no está acostumbrado a las bromas Humanas y aclaro con voz seria - ... es una broma, no lo hagas.

Me levanto de nuevo y espero a que el subdire termine de echarle la bronca para que termine el discurso.

Escucho atentamente lo que tiene que decir la directora y luego la broma de Alice. Sonrío ante la broma de la chica aunque me quedo callado pensando en los comentarios que han hecho ambas sobre el dinero. “Sigo sin entender muy bien que es eso del dinero, me han explicado que lo usan mucho para el intercambio de bienes, pero sigo pensando que no ese necesario el dinero para vivir. Creo que a los del bosque no les gustaría”.

Al mirar otra vez hacia adelante para prestar atención a la directora veo algo que me llama la atención. Era una pequeña Kitsune estaba un poco más adelante que nosotros, posiblemente la compañera de piso que había mencionado Alice. Al igual que los Guardianes del Bosque, algunos Kitsune también vivían en los bosques, aunque su forma de vida solía asemejarse más a la de un humano que a la de un animal. Aun así también se encargaban de que los humanos no se adentrasen mucho en los territorios más profundos del bosque, aunque creo que es más para protegerse a sí mismos. Luego tendría que hablar con ella.

Álex había esperado de pie hasta que llegara Dai. Una vez él escogiera su sitio se sentaría junto a él. Quizá su compañero de cuarto podría convertirse en su primer amigo allí. Lo había intentado con Kyrt pero el tipo era demasiado frío para su gusto. Luego había hablado con un par de chavales más en los pasillos, a uno de ellos no lo veía por ningún lado, o quizá se le habría olvidado su cara. Pero sí que pudo ver a Aki, alzó la mano y le saludó. Hay hueco aquí. Le dijo por si quería sentarse junto a Dai y él.

Robert se sentó en el primer lugar disponible, lo más cerca posible de los comañeros que (de momento) se han convertido en su "zona de confort: Darrow, Renata y Aetheldryd.

Una vez ubicado él y sus 3 compañeros, escucha atentamente los discursos del personal de la escuela.

Aquella sala era realmente grande, Sayaka se queda mirándola con la boca abierta mientras piensa en que con casi toda seguridad toda su casa cabria allí dentro, a fin de cuentas, no era demasiado grande. Pero esa sala tan grande incluía algo que le asustaba, y era gente, mucha gente, lo que le hacía ponerse nerviosa, ver a tanta gente allí reunida.

Esto… es lo que madre decía sobre mucha gente… ¿y esto es bueno para mí?

Se notaba nerviosa, así que agarro contra su pecho a Kitsu mientras tímidamente camina hacia unos asientos, se da cuenta que en una esquina algo hacia delante hay un asiento que no tiene nadie a su lado, por lo que rápidamente se sienta ahí, eran cómodos, muy cómodos, pero no lo suficientemente grandes como para esconderla de todos esos ojos que sin duda le mirarían allí.

Percatándome del saludo de Alex, por un instante vacilé, pero no tardé mucho en ir hacia él y Dai junto a su lado. Tomé asiento entre ellos. Suponía que deberían ser sorprendidos por la araña de cara bonita que se había anidado en mi pelo, pero igual no lo comenté si ellos no iban a preguntarme por esto. Se trataba, al fin y al cabo, de una academia mágica, y los dos ya habrán visto muchas otras rarezas en el muy corto plazo de su estancia aquí.

Escuché el comienzo del discurso de la Directora un poco sorprendido, y me pregunté por un momento, obnubilado por las palabras de la Directora, si mis padres ya habían pagado la matrícula, pero al instante me aseguraron mis recuerdos que sí ya lo habían hecho desde mucho tiempo, mis padres, siempre tan cumplidores.

“Ehh...”, me volví a Alex mientras que el vicedirector discutía enérgicamente con la Directora Morgan, “¿ya habéis un poco explorado el lugar? ¿Algo… recomendable?” Yo, en fin de cuentas, tenía poca habilidad para el small talk.

Qué va, susurró en voz baja a su compañero, solo me he pegado una ducha, y éste es un empollón, dijo señalando a su compañero de habitación, y ya había sacado los libros y se había puesto a estudiar. No quería hablar muy alto porque no quería que le llamaran la atención por interrumpir el discurso de la profesora. ¿Y tú? Le preguntó mientras no le quitaba ojo a la araña que tenía en el pelo.

“Ehem… ehem...”, tosí ligeramente, sonrojándome un poco. “Un empellón… no me digas… de verdad...”

Prefería callar que había hecho lo mismo que Dai, sacar uno de mis libros y ponerme a estudiar. “Bueno… me he quedado en mi cuarto… y… he estado pensando en… cosas...”

Pero se perdí mi voz y de repente me dio cuenta de algo muy importante. Que aquí, en este lugar de gente asaz extraña, no hacía faltar disimular. Podía decir quien era, y no tenía que avergonzarme. “Seré sincero contigo”, continuaba hablando en voz muy baja, pero esta vez firme, pese a que el sonrojo no me quitaba, “si Dai es un empollón, supongo que aún se queda corto en comparación conmigo. Y de hecho he estado encerrado en mi cuarto estudiando un libro de problemas matemáticas. Un libro, por lo demás, muy recomendable.” La última frase no era una justificación o defensa, sino una simple valoración.

“De todas formas”, terminé, mirando a Alex, “no necesito que la gente sea como yo para llevarme bien con ella.”

Aetheldryd llegó acompañada de un grupo variopinto: una rubia bastante emocionada (Renata), un pelirrojo con aires de distraído (Robert), un elfo de cabellos claros (Kyrt), una pequeña (Sarah) y una arachne algo tímida. La joven observaba con una sonrisa apacible tal escenario familiar rememorando cuando lo miró por primera vez hace 4 años mientras buscaba unos buenos asientos para que todos pudiesen observar de buena manera la apertura de ceremonia. Cuando inició escuchó con gran atención emocionándose como una niña pequeña hasta el comentario de la Directora Morgana que le hizo suspirar y llevarse una mano a la frente. 

-Y aquí vamos...-dijo para sí con un tono que indicaba que la discusión entre la Directora y el Vicedirector eran habituales. Su matrícula estaba pagada, así que eso no le preocupaba en lo más mínimo gracias a sus abuelos, pero esperaba que los nuevos no se dejaran llevar por esa... complicación. 

Respetaba muchísimo a la Directora Morgana, una de sus guías iniciales cuando ingresó a la Academia hasta que fue canalizada con la profesora pertinente y poseedora de tantos conocimientos que harían temblar a un erudito o sabio autoproclamado... pero ese gusto por el dinero era algo que todo veterano sabía. 

Reanata entro junto a sus compañeros completamente absorta en el ambiente, con su bolsita de mano se notaba a leguas que era su primer año en este recinto.

Aunque el cambio no era brusco, se podía notar que era una chica que se tomaba en serio los estudios.

Así se le podía ver un semblante mas serio, sin opacar su alegría de poder hacer amigos en su primer día.

Tras sentarse junto a Aethel y Robert, (no se si otros se sienten con nosotros) como todos, escucha el discurso un poco dislocada de la actitud del profesorado… en su mente imaginaba directores como Merlín. Intercambio un par de sonrisas con Robert sin platicar para no verse descortés, pero tenia un montón de preguntas para el pelirrojo.

-Aethel.. -Susurra en busca de respuestas de la chica popular. ¿Esto es normal?

Con curiosidad miro a sus alrededores para ver la reacción de los demás.

¿O este tipo de cosas es normal en el mundo de la magia?

Estaba segura que su familia tenia problemas, cosas que nunca dudaron en hacérselo saber o señalarla como causa, pero tampoco llegaba al nivel de este discurso.

Aunque su impresión era que ella era la única que había podido acercarse a la chica mas popular del instituto, si bien había chicas bastante interesantes, salvo por los chicos, a sus ojos no encontraba a una mejor candidata a ser la reina de la escuela como Aethel.

El trayecto al salón de actos se me hizo realmente corto, mientras observaba a mi alrededor distintos sectores de la Academia que no conocía. Había que admitir que el lugar era mucho mejor de lo que me imaginaba. Cuando llegamos, me senté lo más cerca posible del escenario, para escuchar las palabras de nuestra directora. Sin embargo, una vez terminó de hablar, me lamenté, pues lo único que le importaba a esa directora parecía ser el dinero.

"Pensé que diría algo más importante".

No debía ser el único que pensaba así, porque una persona que estaba a su lado le quitó el micrófono, y a todas luces la sermoneaba por lo que dijo. Me quedé sentado, quizás esto aún no había terminado.

Dai se hizo al lado de Alex y Aki pues notó con agrado que le habían guardado el puesto, eran chicos bastante amables, cuando Alex comenzó con lo de los empollones no pudo más que soltar una sonora carcajada que interrumpió el cotilleo de quienes estaban a su lado.

Pues espero que puedan unirse de vez en cuando a los estudios en la biblioteca, ustedes están en primero y yo en quinto pero hay temas que me gusta repasar, precisamente porque no los uso mucho y son de ese nivel y luego luego los necesite. siguió sonriendo. No se si sea malo ser empollón Alex pero no quiere decir que no te puedas divertir en esta  escuela. Aki-san ¿que libro sería ese? hay uno para comprender la magia desde la lógica matemática que es genial, es algo viejo pero ayuda mucho a conciliar las fórmulas mágicas con las ecuaciones que se llama Matemática Demente es de Lewis Carroll.

La verdad le encantaba hablar de matemáticas más que escuchar a la directora y su mezquino gusto por el dinero, si bien el sabía que era conseguir dinero, trabajar y procurarlo para mantener a la familia no era muy adepto al lucro. 

Llegó al Salón de actos junto a Laila, asombrada de nuevo, esta vez ante la magnificencia del lugar. 

Alaaa...

Le costaba trabajo no mantener la boca abierta constantemente. Lo único que no le gustaba de todo eso era no poder ver tan bien como le gustaría. Si se sentaba, los cogotes de los demás alumnos le tapaban y no veía nada. Pero si se arrodillaba en el asiento parecería una maleducada... aunque si no se daban cuenta... no pasaría nada, ¿verdad?

Así, arrodillada al estilo japonés (con el trasero apoyado en los pies) esperó ansiosa el discurso que no tardó en convertirse en algo extraño cuando la directora exigió dinero. "Espero que la abuelita se haya encargado de todo eso..."

Robert se mantiene en silencio escuchando lo que dicen las autoridades de la escuela.

Mientras, comienza a sentirse en casa arropado por la amabilidad de Aethel y Renata.

Miré con ojos grandes a mi interlocutor. Tras asegurarme que la directora todavía estaba discutiendo con el vice-director, y que su discurso así quedaba interrumpido, contestó cuchicheando al chico alto: “Oh, se trata de un libro muy recomendable: ‘Los problemas matemáticos más curiosos del mundo, y su solución’. Es uno de mis libros favoritos y al venir aquí no pude menos que traerlo conmigo. Si quieres, te lo presto! Pero no trata de la magia. Por lo que estoy muy interesado en lo que me estás diciendo sobre el libro ese… comprender la magia desde la lógica matemática! ‘Matemática Demente’? Suena prometedor! Será sin duda una de mis primeras lecturas aquí.”

La palabra ‘biblioteca’ hizo sonar las campanas del entusiasmo en mi mente. “Aún no he estado en la biblioteca. Como no sabía cuándo comienza la reunión general, decidí no buscarla porque… bueno… si entro por primera vez en una biblioteca en la que no he estado antes, pierdo por completo la cuenta del tiempo… y de todo lo demás, supongo”, sonreí levemente.