Partida Rol por web

-De acuerdo, de acueeerdo -rezongó la Ragabash, poco de acuerdo.

Se alejó del grupo para encontrar un lugar donde reactivar su Don, ya que ante la vista de sus compañeros desaparecía.

Donny no estaba de acuerdo con ninguno de los planes. En especial con el de las alcantarillas, porque él hubiera querido ser Michelangelo y Alecto se le había adelantado. De todos modos seguía prefiriendo arrastarse por las alcantarillas que pelear en la Umbra. Aún así, lo que quería de verdad era ponerse en marcha de una vez, así que asintió y despidió a Viviane con un gesto.

-Entendido. Cuando quieras, Sueño.

-¿Por qué tengo que ir yo a la Umbra, Maestro Astilla? -se quejó Alecto mirando a Ashley con cara de pena. Prefería meterse a dar palos y que fuera lo que Dios quisiera a meterse con un lupus Theurge en la Umbra y darse una vuelta por el jardín trasero de la Tejedora. Pero era más una queja débil que una objeción. Todo aquello le daba mala espina, pero se acercó a Donny, agarrando la correa de su guitarra con aire resignado.

-Porque eres mi segunda -respondió Ashley con ironía-. O lo serías si hubieses emborrachado a Viviane como te dije. Ahora ve con Sueño y no te quejes o te degrado.

-Pero si la que más se emborrachó fuiste tú... pero tus deseos son órdenes para mí, oh valiente líder -se quejó ella, apoyándose en Donny. Miró hacia arriba para verle la cara al Ahroun y dijo con una expresión que sugería bastante menos problemas que los que había en realidad- Igual es el momento para comentarte que los espíritus podrían, tal vez, estar un poco, quizás, no del todo contentos conmigo.

-Tardeeee -dijo Viviane, en alguna parte.

La Ragabash regresó a la parte frontal preguntándose cómo iba a partir las cámara desde aquella posición. Probablemente debería cambiar a Glabro para saltar más alto, de modo que se dispuso a ello.

Sueño asintió al plan de la philodox y se puso en marcha para abrir el portal hacia la Umbra. Buscó algún tipo de superficie reflectante en los alrededores para facilitarle la labor, pero se detuvo en seco al escuchar a Alecto. Ya se había dado cuenta que el conocimiento de la manada respecto de la Umbra y el mundo espiritual era bastante escaso, y ahora añadimos un espíritu ofendido. Definitivamente esta manada necesitaba un guía espiritual, y de forma urgente.

- ¿Cómo? ¿Que los espíritus no están...? - Calló de repente y lo pensó de otro modo, sacudiendo la cabeza. - Bueno, no importa, nos ocuparemos de ello si es necesario. No perdamos más tiempo. 

Era un problema pero podría solucionarlo, y si la ayudaba sería un punto a favor para entrar en la manada.

Iba a preguntarle a Alecto qué les había hecho a los espíritus, pero la verdad, casi era mejor no saberlo. Se la quitó de encima con delicadeza y se encogió de hombros.

-Sí, las movidas de una en una. Venga, vámonos ya.

La superficie más reflectante en los alrededores era el Klaive de Donny.

Sueño le pidió a Donny que sostuviera el Klaive ante él, para ver su reflejo y facilitarle el abrir un portal hacia la Umbra. Cuando lo tuvo ante sí, se concentró con la mirada clavada en sus propios ojos. Volvió a sentir cómo su espíritu atravesaba esa fría y gruesa capa de cristal para posarse, ésta vez sobre sus dedos. Sentía cómo se conectaban y se unían en uno solo, alargó la mano hacia su reflejo y pellizcó algo invisible, tiró de él y ante sus ojos se abrió un portal hacia el otro lado de las tinieblas.

- Vamos. - Dijo haciéndose a un lado para que entrasen primero.

Pasar la Celosía era siempre como un chapuzón en agua helada. El viento umbral les azotó los rostros y removió sus cabellos. Al otro lado, en la Penumbra, una réplica del almacén se erigía ante ellos. Había arbustos y plantas mustias y retorcidas donde en el otro lado había césped cuadriculado y árboles de catálogo. Un aroma a podrido inundaba el aire y provenía del almacén. Aquel no era un buen lugar para Gaia, eso estaba claro.

Como no parecía haber espíritus activos por ninguna parte, pudieron saltar la valla y revisar la zona por sí mismos. El suelo estaba cubierto de charcos densos y oscuros como sangre vieja. Al acercarse, los charcos cobraron vida. Se unieron unos a otros y formaron tres mucosidades de un metro de altura. Su superficie barboteante y negra hedía a enfermedad, y por sus venas púrpuras corría sangre envenenada.

Donny saltó la verja con cuidado y ayudó a Alecto y Sueño a saltar. No habían avanzado mucho antes de que les salieran al paso las Perdiciones. Donny soltó un taco y se preparó para cambiar de forma mientras tiraba de la cremallera de la bolsa de plástico negra.

Alecto empezó a sentir que se ponía mala en el momento en el que Sueño abrió el portal. Dentro había una atmósfera tétrica y cargada. Tenían que haber ido por las alcantarillas y ella estaría poniéndoles nombres de tortugas a todos en vez de mirando a su alrededor a la espera de que algo le saltara al cuello. Afortunadamente no se hicieron esperar; casi era mejor empezar cuanto antes o se la iban a comer los nervios. Aunque cuando vio a las criaturas formarse ante ella no le habría importado seguir con los nervios.

Viviane observó a sus compañeros en la distancia hasta que hubieron desaparecido a través de la Celosía. Entonces avanzó hacia la parte delantera y con un salto acompañado de la garra averió la cámara principal. Paró unos instantes, quedándose agazapada y con el oído bien atento a posibles ruidos. Nada fuera de lo normal. Entonces repitió la operación, deslizándose hasta la parte trasera. Esta vez cogió carrerilla a la hora de saltar. Arrancó el aparato de cuajo, que quedó colgando de uno de los cables.

"Misión cumplida" pensó para sí. Volvió a echar un vistazo alrededor, extrañada e incómoda por el aspecto de aquel lugar. Era francamente desagradable, logrando que se le erizase el vello de la nuca. ¿Qué clase de gente podría trabajar allí, rodeada de tanto orden y tanta perfección? Apestaba a Tejedora corrupta por doquier. Con aquellos pensamientos fluctuando en su cabeza regresó junto a Ashley y Paso-seguro.

-Cámaras delantera y trasera fuera de servicio. Me quedo en las sombras vigilando -anunció sin dejarse ver. No quería que echaran a perder su Don por si todavía les tendían una emboscada.

Sueño pasó a través del portal cerrándolo tras de sí. Sintió el viento umbral en su rostro y sonrió, para él resultaba agradable volver a encontrarse con la parte espiritual del mundo, aunque fuera ante tal situación y aquél fuera territorio de la Tejedora más que de Gaia. Saltó la valla y se movió junto a Alecto y Donny hasta que aparecieron ante ellos aquellas pútridas perdiciones. Gruñó y se preparó para pasar a otra forma de combate.

El theurge pasó rápidamente a forma de crinos dispuesto a pelear. Su cuerpo cambió y se transformó en una enorme bestia, de pelaje cobrizo y más de dos metros y medio de altura. Se lanzó a la primera perdición que tenía al alcance con las garras por delante esperando que sus compañeros le siguieran.

Las garras de Sueño sajaron la bolsa de lodo y pus, que derramándose se abalanzó sobre él y le hirió con unos zarcillos que salían de su cuerpo. Las otras dos hicieron ataques gemelos a los demás Garou.

Soltó un grito cuando una de las perdiciones le dio un latigazo con... ¿Eran sus venas? ¿Qué era? Cerró la mano en torno a la empuñadura del Klaive, demasiado grande y pesado para empuñarlo en esa forma, mientras le enseñaba los dientes y trataba de apartar el zarcillo a manotazos. La Rabia le ayudó a cambiar de forma y utilizó la fuerza de su brazo de Crinos para descargar el Gran Klaive contra su atacante.