Partida Rol por web

-Son hierbas. Seguro que prenden bien -comentó mientras rebuscaba entre sus bolsillos para dar con el mechero-. Igualmente, no basta con parar la distribución. Después tendremos que investigar esa Teahouse Family y derivados hasta dar con el lugar de donde sacan toda esta basura.

Podían pararlo una y cien veces, incluso sanear toda la zona con una ayuda considerable. Pero si no encontraban el germen, aquello seguiría extendiéndose como un virus, emponzoñando toda la ciudad y a personas tan inocentes como el jefe de Trace.

-¿Cuánto tardará en imprimir?

-Muy bien hecho, chicos. Perfecto -dijo una voz femenina desde el pasillo. Le siguieron los pasos de varias personas más. La caballería-. Ahora salid de la oficina despacio y en forma Homínida. No intentéis saltar a la Umbra. Ahora mismo no os lo aconsejo.

Hubo un chasquido de radio y una voz áspera contestó rápidamente. Sonaba muy... militar.

¿Por qué demonios no lo había escuchado?, se preguntó Viviane. Con todo aquel pestilente olor sus sentidos debían haberse embotado, sino no se lo explicaba. Igualmente, no se lo pensó demasiado mientras todos se quedaban anonadados por la inesperada visita de quien-fuera-pero-que-sabía-de-la-Umbra. La Ragabash, experta en su papel de cazadora, retrocedió lentamente asegurándose de que ninguno de sus compañeros la mantenía vigilada y... desapareció.

-Y esto nos lo llevamos -dijo Donny, embutiendo los documentos que había estado ojeando Alecto en su bolsa de deporte.

Entonces alguien habló alguien al otro lado de la puerta y se le pusieron los huevos de corbata. Les habían pillado. Y casi seguro que contaba como romper el Velo a lo grande, pero no estaba en condiciones de preguntarle a Ashley, aunque al parecer sabía de la Umbra y los cambios. No creía que tuvieran mucha más opción que hacer caso, de momento. Cuando se asomase tomaría una decisión.

-Detrás mío -le dijo entre dientes a su manada mientras se acercaba a la puerta-. Si pasa cualquier cosa, detrás mío.

Alecto se llevó una mano a los ojos cuando escuchó la voz desde el pasillo, murmurando algo en voz baja que sonaba como una ristra muy larga e ininteligible de maldiciones. Se dio la vuelta y se cruzó de brazos, poniéndose junto a Donny y negando lentamente con la cabeza:
-Ha habido un momento así de pequeñito -susurró, intentando que no se le notara que el estómago se le había hecho un nudo y tenía todos los músculos en tensión-, en el que creía que nos íbamos a ir de aquí sin más percances...

-Tened cuidado y no os fiéis de nada -susurró Paso-seguro sujetando su bastón con fuerza-. No os dejéis capturar.

Ashley se separó del escritorio con los dientes apretados. Miró a sus compañeros y se percató de la desaparición de Viviane. Si el enemigo no sabía cuántos eran, tenían una carta para jugar. Se puso a la espalda de Donny, como había ordenado, y se preparó para luchar si era necesario. Y lo sería...

-Eso es -dijo Uñas-de-cristal mientras Donny salía de la oficina-. Despacito.

Detrás de ella había cinco figuras humanoides con cascos y chalecos de kevlar y fusiles de asalto. Las figuras no tenían rasgos precisamente humanos, pero ya empezaba a ser algo normal. Para que hubiese tanto fomor en los alrededores, el lugar tenía que ser importante para el Wyrm y para Pentex.

A la derecha de Uñas-de-cristal había un hombre delgado y muy alto con el pelo negro y la barba enmarañada. Estaba sucio y apestaba, y no era la primera vez que lo veían. Habían luchado antes con él, en Chicago. Había huido al verse sobrepasado por ellos. Era uno de los que habían torturado a los Buscadores.

Mientras fueron saliendo uno a uno y con calma, no hubo gesto hostil. Pero la situación no se iba a resolver con un beso y un abrazo precisamente.

Las fosas nasales de Donny se hincharon al reconocer a Uñas-de-Cristal. Ya había tomado una decisión. Probablemente una con la que Tommy no hubiera estado muy de acuerdo. Cambió a forma Glabro, pues fue hasta donde se lo permitieron sus prisas, y trato de partir por la mitad a tres de los tíos armados. -¡Ella es mía! -anunció a su manada con un rugido que bien podía ser una amenaza de muerte.

Donny pegó puñetazos y patadas y consiguió dejar a un fomor algo maltrecho, pero no era nada comparado con la destrucción que podía provocar un Garou en Crinos.

El Danzante se echó a reír.

-Cachorro...

Y empezó a cambiar.

-¡Disparad! -ordenó Uñas-de-cristal con voz ahogada.

Sueño cambió rápidamente a Crinos a la orden del Ahroun y comenzó a asestar garrazos al primer enemigo que tenía al alcance lanzando un rugido.

Tan pronto como vio a Donny lanzarse sobre sus enemigos, Alecto no perdió un momento y cambió a Crinos, lanzándose sobre la figura armada que tenía más cerca con las garras por delante, usando su peso para dar más fuerza al golpe.

Viviane se movió sin ser vista y se hizo con los papeles que se habían imprimido. Aún quedaban unos cuantos, pero no había tiempo.

El Danzante hombre se transformó en un Crinos despeluchado y negro, con una oreja mordida y las garras goteantes. Se interpuso entre los fomori y Donny y le lanzó un revés que, de haberle dado de lleno, le habría abierto el vientre como si fuese mantequilla. Gruñendo por su fallo, el Danzante saltó sobre él y trató de arrancarle la garganta, sólo alcanzando su hombro.

-¡HUID! -gritó Paso mientras cambiaba a Crinos y empuñaba su bastón. El Caminante se dio impulso y tiró a uno de los fomori al suelo enredándole el arma en el talón. Una vez indefenso, le golpeó en la cabeza. Se olió la sangre. El fomor gritaba entre chasquidos medio humanos-. ¿A qué esperáis? ¡Llevadle eso al Clan!

-Como queráis -dijo con voz fría.

Uñas-de-cristal, o como quisiera que se llamase ahora, pasó a Crinos. Al igual que las garras de su compañero, las suyas rezumaban una sustancia negra y espesa. Pero a diferencia de las de él, que simplemente hedían a putrefacción, las de la Galliard apestaban a veneno. Fue rápida al enfrentarse a Paso-seguro aprovechando que estaba distraído con un fomor. Le rajó el morro y le dejó cuatro líneas ensangrentadas y negras. El Caminante dejó escapar un aullido de dolor y se frotó la herida con gran angustia.

Ashley pasó a Crinos y afiló sus garras contra el suelo duro. Luego intentó arrancarle la cabeza a un fomor. La armadura de antidisturbios que llevaban evitó que lo matara en el acto, pero la herida sangró con profusión y el fomor comenzó a ahogarse dentro de su casco. Se le cayó el fusil al suelo y quedó arrodillado mientras intentaba recomponer su garganta.

-¡Donny! ¡Vamos! -gruñó al ahora alfa.