Partida Rol por web

15 de noviembre de 2000 - 20:30

-Sabes, Alecto, desde que estás en la manada salimos más que de costumbre. Más de lo que sería recomendable para Garous no Fianna.

Las palabras de Ashley sonaron irónicas, pero la Philodox se alegraba de veras. Estaba sentada entre Alecto y Viviane en uno de esos restaurantes al estilo de los 50, con grandes sofás de cuero rojo envolviendo una mesa cuadrada y llena de porquerías americanas. Hamburguesas, patatas fritas con bacon y queso, batidos de chocolate y otros sabores más extraños, sandwiches enormes, alitas de pollo, una pizza y, por algún motivo, macarrones con queso. Y cerveza. También había cerveza.

El objetivo parecía ser enseñarle al Lupus lo bueno de la vida Homínida y la cantidad insana de calorías que componían la dieta del americano medio, pero en realidad era sólo un paréntesis en su ajetreada vida de Garous. Pronto tendrían que ir en busca de más té contaminado, pero por el momento podían contaminarse a placer con comida basura. Acababan de venir de ver en cine X-Men, una película con la que se sintieron todos identificados. Incluso el Lupus. Lo que quedaba, en palabras de Viviane, era una buena borrachera para arreglar los problemas en la manada.

Donny miraba la carta, no muy convencido. Era raro pensar que iba a comer la comida del restaurante antes de que pasase por la basura. Pero por qué no. Al fin y al cabo se sentía muy respetable ese día. Se las había apañado para ducharse y hacer la colada. Su ropa seguía estando desgastada y hecha un desastre pero al menos todo él olía a jabón. No tanto por la salida como por temor a que le echasen del cine. O del restaurante.

Se preguntó quién iba a pagar. Él tenía algo de dinero, pero suponía que ya no era suyo para gastarlo. De todos modos iba a tener que matarle para separarle de su hamburguesa doble antes de cuarenta y ocho horas. No había sabido nada de Ashley ni de Alecto y estaba terriblemente incómodo, pero la perspectiva de disfrutar de una cena caliente que no hubiese matado y cocinado él mismo mantenía su culo firmemente pegado al asiento.

La Ragabash agradecía pisar la ciudad bajo el pretexto de pasar una noche con la manada sin cometer actos delictivos de por medio. Al menos premeditados. Había pasado por casa a ducharse y coger ropa limpia, y también su chupa favorita, la cual no llevaba al Clan por miedo a que acabase con el aspecto de una de las sudaderas de Donny.

-A mí no me importa ponerme a la altura de los Fianna -dijo, dándole un trago a la cerveza seguido de una buena ganchada de patatas fritas.

Estaba contenta y comía con un apetito voraz. Nada mejor que aquello tras una peli y como preámbulo a unas cuantas birras más. Al principio no le había convencido mucho el plan, sobre todo por la cercanía de la luna llena. Pero tras ver el buen ánimo de la Philodox y lo entretenido que parecía el Ahroun con su hamburguesa, ya estaba dando la lata con ir de bares. Le encantaba.

Sueño había salido encantado de la película, nunca antes había estado en el cine y su cara de felicidad y fascinación lo decían todo, aunque habían tenido que pedirle que se no hablase tan alto en alguna que otra ocasión.

Ya en el restaurante ojeó la carta imitando a Donny, apenas entendía el idioma escrito así que hacía como que leía. Ya pediría lo mismo que alguno de los otros. Tampoco había pisado nunca un restaurante como aquél, acostumbraba más a cazar su propia comida y lo prefería así, pero no podía rechazar la invitación por parte de la manada.

Cuando sirvieron la comida dio buena cuenta de las alitas de pollo y no pudo evitar el comentario.

- Coño, ¿qué es esto? ¡Está buenísimo! –Exclamó mientras cogía una tras otra.

Alecto apoyó el codo en la mesa y la barbilla en la mano, dándole un sorbo a su cerveza y mirando al Lupus con una sonrisa socarrona:

-Qué rápido crecen, ¿verdad? -dijo sin dirigirse a nadie en particular. Unas horas antes, mientras se decidía por la ropa que iba a ponerse de entre su escaso fondo de armario, había estado pensando en que le debía una conversación a Donny y en la forma de afianzar su lugar en el clan, las perspectiva de salir agradable pero poco más. Sin embargo, en cuanto el grupo se había reunido y se dio cuenta de que estaban todos allí para pasar un rato juntos y no para robar, matar ni quemar nada, el ánimo se le subió por las nubes.

-Sueño, ¿has probado la cerveza ya? -preguntó Ashley acercándole un botellín con una sonrisa beatífica.

Emborrachar a los Lupus era divertido. Se lo había enseñado su padre.

Sueño olisqueó el botellín como acostumbraba a hacer con todo, incluso en su forma homínida. El olor no le desagradó pero tampoco es que le atrajera demasiado, aún así decidió probarla ya que todos estaban bebiendo de esa cosa.

Cuando dio el primer sorbo lo tragó poniendo una cara un tanto desagradable y lo retiró devolviéndoselo a Ashley.

- Puagh. Demasiado amargo. Prefiero un té, o eso que… ¿cómo habéis dicho que se llamaba? – Dijo señalando el batido de chocolate.

Viviane soltó una enorme carcajada.

-Si se emborracha por tu culpa te toca hacer de niñera -le dijo a Ashley, inclinándose hacia ella-. Y eso es batido de chocolate.

-Mejor que te abstengas de té por el momento.

-Qué vergüenza, intentando emborrachar al Lupus dándole cerveza -se volvió hacia Sueño y le dijo con voz conspiratoria-. No bebas más cerveza, tú céntrate en en vodka, te lo puedes tomar en vasos pequeñitos...

-Ni se te ocurra beberte nada que te den éstas -le dijo a Sueño, imitando sin darse cuenta el tono de Alecto.

Bromas aparte, a Donny no terminaba de gustarle aquello de emborrachar al lupus para reírse. Y suponía que cuando terminase mareado y echando la raba debajo de la mesa a nadie iba a parecerle divertido. Mejor ahorrárselo del todo.

-Tiene razón -concedió Viviane-. No les hagas caso. Come y bebe lo que te de la gana, siempre y cuando no te pases. 

La Ragabash le dio un bocado a su sandwich de tres pisos con extra de salsa barbacoa. Estaba segura de que toda aquella comida equivalía a varias tazas de té wyrminizado.

-¿Qué te ha parecido la película? ¿Habías ido antes al cine?

El lupus prefirió no decir nada a los comentarios, tanto ofrecerle cosas extrañas y amargas no le estaba inspirando mucha confianza. La película había sido algo impresionante y maravilloso para el Lupus, conocía lo que era la televisión y había visto alguna pero la vida de un Garou no es que dejase mucho tiempo para esas cosas mundanas. Aquella experiencia había sido algo fascinante.

- No, nunca había estado en el cine y ha sido algo... magnífico, los Galliard podrían contar sus historias así también.- Respondió con una amplia sonrisa.

Ashley dio un sorbo a la cerveza y respondió con una mirada maliciosa. Era sólo una broma.

-Lo malo de eso es que no hay muchos Garou con dinero suficiente para producir una película. O con las ganas de hacerla. Los Lupus no son muy amigos de la Tejedora, y el cine es una de sus muchas formas. Dile a cualquier Anciano tradicionalista que quieres contar la historia de Gogol Colmillos Primero en forma de blockbuster de verano y ya verás lo que te responde...

-Pues tampoco nos vendría mal -dijo Alecto dejando el vaso vacío en la bandeja de una camarera a la que le dedicó una enorme sonrisa y aceptando otro lleno de cerveza. Esperó a que se alejara un poco antes de añadir-. Porque vamos a ser sinceros, hace mucho que los chupasangre tienen mejores agentes de publicidad que nosotros...

Le dio un trago al nuevo vaso de cerveza y se inclinó un poco más hacia Ashley intentando no invadir su espacio demasiado. Qué lenta había estado escogiendo silla.

-Nosotros tenemos centros educativos para los lobeznos. Y grandes garras con las que arrancarles la cabeza -respondió, sonriente.

Ashley dio un sorbo largo de cerveza y se centró en su hamburguesa.

Hasta Donny se daba cuenta de que Viviane acababa de demostrar lo que significa exactamente tener la boca más grande que el cerebro. Él también había pensado en Roland, y había fantaseado con mencionarle de pasada para fastidiar a Ashley sabiendo que nunca lo haría, pero no había hecho falta. Tuvo ganas de mencionar a Leigh para fastidiarla a ella, pero nunca se hubiera atrevido.

-Viviane -dijo en tono de advertencia.

Viviane levantó la cabeza y miró al Ahroun arrugando el ceño sin terminar de entender.

-Oh. Perdón -musitó, agachando la cabeza hacia el sandwich. 

Alecto los miró a los tres por turnos con la boca llena de pizza y sin decir nada. Eso pasaba bastante, que algo sobrevolara la conversación y ella no supiera de qué se trataba. Era normal, suponía, puesto que ellos se conocían de mucho antes, pero aún así siempre tomaba nota cuidadosamente de preguntar más tarde.