Partida Rol por web

De repente se dio cuenta de lo poco que sabía del Ahroun. ¿Hablaba de su familia? ¿Tal vez algún amigo? Lo cierto es que Viviane no tenía ni idea de las relaciones de Donny con más gente en Naperville, a excepción de la manada Urbana. Siempre lo encontraba vagabundeando por las calles. En un primer momento había pensado que su situación era parecida a la de Edgar, y que no le permitían volver con su familia. Pero pensándolo detenidamente, no recordaba ninguna mención o prohibición al respecto.

-Claro. Seguro que puede hacer algo -dijo, dirigiéndole una sonrisa tranquilizadora. También hizo ademán de palmearle el hombro, pero el gesto se quedó en alzar la mano ligeramente y encoger los dedos antes de volverla a pegar a su cadera. -Ey. ¿Prefieres que salgamos fuera? Menos ruido.

Donny asintió. Cerró los ojos y volvió a asentir. Algo menos de lo que preocuparse, si aquello salía bien. Suponía que le pedirían dinero de todos modos. Y no estaría mal dárselo porque encontrarse a sus padres en un comedor social era probablemente la situación más incómoda que podía imaginarse.

-Gracias. Te debo una grande.

Entonces Viviane dijo que deberían ir fuera. Y dado que acababa de salvarle el culo, ni siquiera se le ocurrió negarse. Asintió y fue con ella hacia la calle. Estaban en Noviembre y era de noche así. En resumen, hacía un frío que pelaba. Se metió las manos bajo los sobacos para calentarse y se volvió hacia Viviane.

Viviane se subió el cuello de la chaqueta al salir. Al menos se escuchaba mucho mejor, y tendrían más intimidad sin los ojos de la manada fijos. Sobre todo los de Ashley.

Se frotó las manos y las escondió en los bolsillos antes de que se enfriasen.

-¿Qué es lo que ocurre, exactamente?

Donny no había acudido a Viviane en su momento porque era la hija de una de las Ancianas. Y no se le había olvidado. Pero le estaba salvando el culo y le debía como mínimo una explicación. Además iba a enterarse de todos modos. Aún así no le gustaba hablar de sus padres con... nadie, en realidad.

-Mi madre se ha quedado sin trabajo. Y el viejo no puede trabajar. Sus medicamentos son... No se los pueden permitir si mi madre no trabaja.

-Hablaré con él, a ver qué puede hacer. Quizá pueda encontrar trabajo para tu madre, incluso -comentó-. Por cierto, tú sabías hablar con los espíritus, ¿verdad? Creo que ya sé en qué me vas a devolver el favor.

Pues menudo favor, pensó Donny, si tenía un precio. Pero eso no le hacía estar menos agradecido. Y si Viviane quería mediar con un espíritu para aprender un don o algo... probablemente la hubiera ayudado de todas maneras. Aunque sus conversacciones con los espíritus habían sido más bien como traductor, en su mayoría.

-Eh... sí. No tengo la mano que tenía Kate. Pero nos entendemos. Lo que necesites, lo que sea.

-Tranquilo, es por el bien común. Se me hizo un poco raro que Paso-Seguro fuese capaz de zafarse de Uñas-de-cristal y el otro. Salió casi muerto, cierto, pero... Prefiero asegurarme. No quiero más infiltrados.-Viviane se balanceó sobre los talones-. Había pensado que me echaras una mano en la Umbra, por si algún espíritu encubre su verdadera naturaleza.

Frunció el ceño. No se le había ocurrido que Paso-Seguro pudiera ser un infiltrado. Pero tampoco tenía ningún motivo para pensarlo. Se apoyó en la pared, pensativo.

-Vale. No sé mucho de espíritus -advirtió-. Pero encontraremos alguno.

-Gracias.

No sabía muy bien cómo iba a abordar el tema con Adam, sobre todo para que no saliese a relucir en alguna reunión familiar. Aunque, bueno, aquella posibilidad era mínima. Mañana tendría tiempo para pensar.

-¿Volvemos dentro?-sugirió tras esperar unos segundos. Salir al frío de la noche ya no parecía una gran idea..

Asintió con la cabeza. Cuando estuvieron dentro Donny se volvió hacia Viviane otra vez. Parecía mucho más animado.

-Oye, me adelante que tengo que voy al baño. Acuérdate de la cerveza.

Y se alejó.

-De acuerdo.

Se acercó a la barra para coger dos cervezas mientras el Ahroun iba al baño.

Después de entrar en el bar y dejar a Viviane en la barra Donny hizo una visita al baño espectacularmente corta y volvió a la mesa. Se sentó y saludó con la cabeza. Parecía contento, dentro de lo que era posible estar contento para él.

Alecto vio a Donny volver a la mesa y se giró en su silla hacia un lado y otro hasta que dio con Viviane, que seguía en la barra. Se bebió deprisa lo que le quedaba de la quinta cerveza y se levantó a igual velocidad, entornando los ojos y agarrándose al respaldo de la silla un momento.

-No -le dijo a nadie en particular, esperando sonar lo bastante amenazadora como para que el equilibrio regresara a su cuerpo. Misteriosamente, o tal vez porque se había levantado demasiado deprisa para cinco cervezas, el equilibrió obedeció tras un momento y se acercó a la barra deprisa, adoptando una actitud relajada cuando entró en el campo de visión de la Ragabash.

-Deja que te ayude con eso.

La ragabash se giró hacia Alecto con una sonrisa mientras se quitaba la chaqueta. Resultaba agradable volver al calor del bar. Entonces arrugó el ceño al percibir la figura grande y oscura de Donny ya sentado en la mesa. Muy astuto.

-Y parecía tonto cuando lo recogimos de los cartones... -farfulló mientras sacaba la cartera para hacerse cargo de la ronda de cerveza más batido de chocolate. Dejó un billete sobre la mesa, cerca del borde y lejos de las manchas acuosas que dejaban las botellas. Tampoco estaba bebiendo mucho, de modo que podía permitirse invitar a sus compañeros. Entonces vio los dedos de Alecto dirigirse hacia su bebida y agarró su muñeca de forma inmediata-. ¿Estás segura de que va a llegar a la mesa entera? -dijo, tratando de no sonar tajante pero protegiendo su inversión.

Alecto tardó un momento en registrar lo que estaba pasando, mirando los dedos de Viviane alrededor de su muñeca y luego a ella. Finalmente sonrió:

-¿No te vas a fiar de mí? -Alargó la otra mano hacia las bebidas-. Ya te lo dije cuando te conocí: Awen y yo estamos a tu servicio. He venido en misión de rescate, lady Flecha-de-Plomo, no para unirme a las filas del enemigo.

-Claro que me fío de ti. ¿De quién si no? -respondió. Liberó la presa para coger las botellas restantes-. Las otras opciones son el lupus adicto al chocolate, la comandante Fenris, y el negro vagabundo que no habla. Guau. Si me fío de ellos, ¿por qué no habría de hacerlo contigo? Al menos tú tocas instrumentos, eres Furia, te gusta la ciudad... y bebes mejor que la Alfa.

Alzó su cerveza hacia ella y le dio un primer trago, sabroso y fresquito.

Alecto se apoyó en la barra con una sonrisa idiota, inclinándose un poco hacia ella:

-Así que... técnicamente... soy, digamos, la persona de la que más te fías en el grupo... En tan poco tiempo, eso es bastante halagador...

La ragabash pestañeó, manteniendo su posición frente a Alecto a pesar de que su proximidad empezaba a causarle cierto rubor que bien podría confundirse con el exceso de alcohol. Varió el peso del cuerpo a la otra pierna, dejando un silencio de por medio que se alargaba más de lo usual. No estaba segura de haber querido insinuar eso, pero era lo que había hecho.

-Supongo...

Fue lo único que logró arrancarle a su cerebro con un leve balbuceo. Al momento se sintió tremendamente estúpida, y se dio cuenta de que la estaba mirando fijamente. Se obligó a darle otro trago a la botella para ocupar el espacio que había entre ellas, y aprovechó para mirar hacia la mesa sin venir a cuento.

Alecto inspiró profundamente y suspiró, llevándose una de las botellas a la frente para sentir la superficie fría contra la piel.

-Genial -dijo con una sonrisa en caso de que Viviane se girara hacia ella otra vez-. Nunca me he alegrado más de tocar la guitarra, ser una Furia, ser de ciudad y -levantó una de las botellas a modo de brindis y le dio un trago, aunque empezaba a notar que era el momento de parar antes de decir o hacer alguna tontería-, beber mejor que la Alfa.

Viviane se sonrió.

-Vamos a llevar esto -dijo, señalando las botellas.