Partida Rol por web

La ragabash, ya al trote, emitía un gruñido bajo constante mientras se alejaba de las zonas comunes del Clan. No hizo nada por evitar que Alecto la siguiera, aunque no parecía estar escuchando demasiado. Pero cuando terminó de hablar frenó y se encaró a la galliard.

-¿Y tiene que venir el negro a decirme que me va a partir la cara si no me aclaro? ¿Sabes cuál es mi experiencia en relaciones? Que me tiré a mi mejor amigo con diecisiete años y a un tipo al que no conocía de nada hace unos meses, de cuyo nombre soy incapaz de acordarme, porque quería probar eso de los ojos. Y tú. ¡No tengo ni la más remota idea de qué estoy haciendo, Alecto! Y no quiero pregonarlo por ahí aunque haya sido muy guay ni que venga Ahsley a sermonearme porque me estoy pasándome la letanía por ahí abajo. ¡Contigo! -Había dejado de gruñir para agachar las orejas y esconder la cola entre las piernas-. Mi amiga casi se muere, mi padre cree que puede defenderse de los Danzantes con una pistola y mañana podríamos estar muertas. Tengo miedo, Alecto, y no quiero pensar qué somos ni darle explicaciones a nadie.

Alecto volvió a pasar a homínido, sentándose con las piernas cruzadas delante de ella:

-Todos estamos un poco acojonados -dijo con voz suave-. Y tú estás pasando por un momento complicado, lo entiendo. Y entiendo que te preocupas por tu padre. Y entiendo que no era el mejor momento para pedirte que le contaras lo nuestro a Ashley. Y entiendo que Donny se ha expresado de la peor forma posible, considerando la situación... Mira, voy a proponerte algo. Si te gusta lo hacemos, y si no puedes pegarme el puñetazo, que después de todo ese estrés te lo mereces. Si quieres puedo hablar yo con Ashley y tú no tienes que preocuparte por pensar, definir o explicar nada. Así todos contentos. Si tú quieres. Si no, se quedan las cosas como están y no pasa nada -se encogió de hombros y sonrió-. Pero no te quedes sola, que aunque seamos una panda de brutos somos tu única manada.

La loba gimoteó, todavía cabizbaja, y se acercó lentamente para acurrucarse en las piernas de Alecto. Bajo el espeso pelaje temblaba ligeramente.

-No quiero otra manada -musitó, apoyando la cabeza sobre su rodilla-. Solo... hacer sparring con el Ahroun. Contigo no.

Sin tener ya ningún blanco contra el que dirigir su ira de los justos, Donny se volvió, confuso. Se puso rígido cuando Alecto le abrazó, y para cuando fue a reaccionar y corresponder la Galliard ya se había marchado. Suspiró y salió de la cabaña después de pasar a lupus. Volvió junto a la hoguera y se tumbó cuan largo era para tratar de dormir un rato.

Alecto sonrió, sintiendo que desaparecía un gran peso de sus hombros. Acarició el pelo espeso del cuello del lobo.

-Vale, pues luego vamos y le pegas una paliza -dijo suavemente, esperando que Donny estuviera de acuerdo con el plan de recibir una paliza, aunque luego lo invitara a otras diez cervezas. 

Viviane se quedó en el sitio resoplando a ratos por la nariz. Seguía sin tener muy claro lo que pasaba en su cabeza, a dónde quería llegar, pero la angustia se fue disipando lentamente y la voz de Donny se convirtió en una pequeña molestia al fondo de todo. Era la magia de Alecto, y por eso su presencia transformaba cualquier sitio en el mejor lugar del mundo.

-Lamento ser tan... gilipollas -dijo al de un rato, sin moverse un ápice de donde estaba-. No tenía que haber dicho eso del 'tú y yo'.

-Ya, ya lo sé -dijo Ashley con aire indolente-. Es que hemos tenido que aguantar mucha mierda juntos. Antes de que vinieras, quiero decir. Viviane, Donny y yo vivimos nuestro Primer Cambio casi a la vez. Ellos estaban conmigo. Donny me lo provocó, de hecho, el muy cabrón. Nos enteramos de todo casi a la vez y hubo más cosas... -Ashley bajó la mirada. Recordaba fugazmente el terror que había sentido al enterarse de lo que era, de lo que se esperaba de ella. La angustia de tener que permitir que matasen a Roland. El dolor de soportar al Clan del Klaive recordándole que había hecho lo correcto y que debía dejar de lloriquear por un vampiro-. Alecto es... bueno, es adorable. Ha encajado muy bien. Somos Homínidos. Tú Lupus. Es normal, todo esto. Supongo.

La Fenris se estiró.

-Donny está loco por hablar con alguien que tenga pelotas. Es muy callado y suele molestarle la gente que habla mucho. Seguro que lográis llevaros bien. Las chicas... Viviane está muy alterada, pero es normal. Alecto, por lo que parece, es un trozo de pan. No tardarás en encajar. Somos una manada. Lo único que necesitamos es llevarnos una paliza los cinco juntos. La cosa funciona así.

-Y yo no debería habérmelo tomado tan mal. Así que vamos a hacer como que no ha pasado... pero sólo para que conste, ya sé que no sabes muy bien de qué va todo esto conmigo, pero la verdad es que yo tampoco. Hasta ahora me he limitado a pasar una noche con alguien y luego salir por la ventana, o por la puerta esquivando una escoba, o algo así. Así que yo tampoco sé muy bien qué es, pero hay algo que sé... -dijo bajando la voz y mirándola a los ojos, solemne-. Hemos adoptado una calavera. Eso tiene que significar algo.

Viv había levantado la cabeza para mirarla, y no pudo evitar rodar hacia un lado y finalmente pasar a su forma homínida, donde resonaron una enormes carcajadas. Se quedó tendida en el suelo, bocarriba.

-Yo te diré lo que significa. Que estamos locas -dijo con orgullo y una sonrisa sincera. Se aupó para sentarse delante de ella colocándose el pelo tras las orejas. Recobró cierta seriedad, pero se sintió con el ánimo suficiente como para cogerle la mano-. Oye. Sé que todo esto te da como para cinco capítulos más de Delincuentes Lupinos. Ha sido algo bastante guay, y no estoy diciendo que quiera ponerle fin. De verdad creo que eres la mejor espía del mundo mundial, y adoro a Murray, hijo de Yorick, ancestro del bárbaro Conan. Pero igual ese Ahroun bocazas que tienes por amigo tiene algo de razón. -Hizo una mueca encogiéndose un poco sobre sí misma pero sin soltarla-. ¿Te... importa si pulso el botón rojo y lo dejamos como está hasta que todo esto... se calme?

-Si eso es lo que necesitas, supongo que no hay más que hablar. Una cosa menos en la que pensar de momento. Y Donny seguro que se queda más tranquilo de momento, que se acojonó tanto cuando se enteró que me preguntó si estábamos haciendo la tijera en medio de un consejo... -dijo con una sonrisa, soltándole la mano suavemente.

Viviane ignoró la broma tras hacer un mohín.

-¿Estás... bien con esto? -preguntó suavemente.

-Pues claro que sí, ¿por qué no iba a estarlo? Es una decisión muy madura. No creas que soy tan blandita, soy una tia dura, me he cargado una manada yo sola, aunque fuera la mía. He venido a dedo desde Nueva York sin un duro. Literalmente me comí un tótem para desayunar, soy cien por cien heavy metal. Estaré bien si tú estás bien, puedo esperar, no pasa nada -dijo encogiéndose de hombros.

Viviane puso cara de compromiso.

-Eres la peor mentirosa que conozco, Tres-Acordes. Te llevas la palma incluso compitiendo con el lupus. -Quiso reír, pero no le salió más que un gesto nervioso. Aquello empezaba a volverse uno de esos momentos de 'tierra trágame', y aunque se le venían muchas cosas a la cabeza, todas resultaban ridículas y absurdas, de las que sólo funcionan en las películas. Se mordió el labio inferior y agachó la mirada buscando algo con lo que zanjar aquello, o no. Logró murmurar el comienzo de una frase, 'sigues...', pero la dejó a medias- Mantén sintonizada la radio, ¿vale? Y no bebas mucha cerveza por si... Es igual -Se encogió de hombros levantándose-. Voy a por café. Y a por Donny. ¿O prefieres estar con él?

-No, no -negó con la cabeza y la mano-, no hace falta. En serio, después de lo que ha pasado hoy es de lo mejor que podía esperar -dijo con la voz más relajada antes de hacer un gesto hacia su propia sien-. Sintonizada. Sólo es un hasta luego -se levantó y se colocó bien la correa de la guitarra, dando un par de pasos hacia atrás y señalándola con una sonrisa-, ya me ocuparé yo de eso.

Viviane regresó más tarde en busca del Ahroun. Caminaba con pesadez, casi arrastrando los pies por el manto de hojas, y portaba un termo de café al que le daba sorbos de tanto en cuando y una lata de cerveza que había birlado de algún lado. Al llegar junto a la manada se aproximó al Roehuesos y se la tendió tras decirle algo.

-Es una ofrenda de paz -masculló.

Donny agachó las orejas, alerta, cuando vio acercarse a Viviane. Sin embargo enseguida cambió a homínido y aceptó la cerveza. Después de un momento la abrió sin ninguna ceremonia y dio un largo trago antes de ofrecérsela a Viviane.

-No quería que te cabrearas ni nada -dijo en voz baja para no llamar la atención de Ashley-. Pero aquí lo de los toques de atención funciona igual para todos.

Viviane alzó su café para indicar que iba servida y se encogió de hombros ante su explicación. Después de todo la habían despertado sin miramiento alguno, y no tenía ganas de que volviese a ocurrir. Miró el fuego con detenimiento, asegurándose de que ni Ashley ni Sueño prestaban demasiada atención a su conversación.

-Has dicho algo inteligente antes, y es que estamos a las puertas de mucha mierda y deberíamos dejarnos de tonterías. -Le dio un trago largo al café antes de seguir-. Ahora tengo muchas ganas de arrancarte la cabeza y jugar a baloncesto con ella, así que te diré que no quiero que vuelvas a gritarme de esa manera ni que vuelvas a meter el hocico sin preguntarme primero. Puedes decirme que tengo que arreglar mis problemas. Puedes decirme que soy anormal. Puedes decirme lo que quieras, incluso en el tono que quieras, si primero me has preguntado a mí sobre algo que me incumbe. Sino, no.

-Mira -dijo Donny con suavidad, después de un corto silencio-. No es asunto mío lo de Alecto. Bueno, sí, es asunto de todos. No te engañes. Lo es. Pero. Yo lo único que digo... -Empezó a ponerse colorado, tanto por las pocas ganas que tenía de hablar de la vida sentimental de nadie como por el esfuerzo que le suponía generar aquellas reflexiones-. Es que... No sé. Si vas a limpiarte el culo con la Letanía, que me parece muy bien... Que sea por algo que merezca la pena, ¿no? Es lo que me gustaría para ti. Y para cualquiera. No sé. Todo esto de ser Garou ya es bastante mierda de por sí.

-Lo sé -dijo tras largo rato de profunda meditación sobre la nada-. Pero yo no soy lesbiana. O no sabía que lo era hasta... hace poco. Así que no sé qué hago, y que me amenacen no ayuda. No ayuda nada.

Rellenó el silencio con más café sin volver la cabeza hacia el Ahroun. Aquello estaba siendo terrible. Hubiera preferido resolver todo aquello de forma incivilizada.

-Le he dicho que... cuando sepa qué quiero hablaremos de esto. No quiero hacerle daño ni que me borres del mapa. -Resopló y se hundió ligeramente en el asiento como si alguien hubiera puesto sobre sus hombros un gran peso, bajando aún más la voz-. Me ha mirado como un cachorrillo perdido empapado bajo la lluvia. Le faltaban unas orejas caídas y bigotes. Creo que he metido la pata una barbaridad.