Partida Rol por web

Ashley se estaba mordiendo la lengua literalmente por no destrozar a Leigh verbalmente como hacía en los viejos tiempos. ¿Todos los europeos eran así de idiotas? ¡Y se suponía que los tontos eran ellos, los americanos! En cuanto tuviese un momento iba a poner firme a la pánfila de la Furia Negra. Incluso Vivianne y Kate, aun siendo de la misma Tribu, habían logrado superar la estupidez propia de las Zorras Negras.

Tras cambiar a Glabro, Ashley empezó a afilar sus garras contra los adoquines del suelo. Pronto quedaron puntiagudas y letales.

El grupo de Garou tomó posiciones tal y como habían previsto. Perdieron de vista a Tommy mientras Donny les conducía a la puerta trasera. A la señal, tuvo la oportunidad de patearla sin problemas. El hedor surgido del otro lado fue repugnante, tanto que el estómago les instó a vomitar su última comida.

La cocina estaba sucia, pero ese no era el problema. La mugre adherida a las paredes y al suelo tenía un pase. El problema estaba en la comida almacenada en los estantes, en la nevera abierta y apagada. Todo se había podrido y el aroma dulzón y repugnante flotaba en el aire. Además, el fogón había sido usado recientemente. Había una gran sarten llena de aceite y alguna patata flotante y requemada, y sobre una tabla de cortar, lo que parecían restos de carne ligeramente amarronada, pero aún fresca.

Dio tres pasos hacia el interior de la cocina e hizo un gesto de disgusto. Habían abandonado la casa a toda prisa, o los Danzantes se habían ocupado de los dueños. La peste era horrible pero, en fin, Donny había dormido en contenedores de basura. Aún así, la idea de cambiar a una forma con hocico no le volvía loco. Se mordió la lengua para no soltar algún comentario. Pensó que Ashley podría aprovechar el momento para ponerse graciosa.

De todos modos, unos instantes después Donny se encontraba en forma Glabro, llenándose las garras de mierda al afilarlas contra la encimera mientras el resto entraba.

Leigh cambió a glabro una vez atravesó la puerta, lo cual demostró ser un grave error al sentir los olores de manera más fuerte que en su forma humana. Sintió la bilis subirle por la garganta y respiró profundamente, tratando de aguantar las ganas de vomitar.

Desde que habían llegado a Chicago, Kate se había quedado en un discreto y más que común segundo plano, observando sin molestar, mientras intentaba racionalizar lo extraña que se sentía en aquella gran ciudad. Quizá fuera por que ahora era Garou, y sus percepciones eran distintas, pero aunque había visto muchas ciudades en su vida estaba casi segura de que nunca se había sentido tan ajena a una ciudad como hasta aquel momento.

Centrándose de nuevo, había negado brevemente con la cabeza cuando Tonny había preguntado si alguien podía ayudar a localizar a los danzantes, pensando instintivamente en Hécate y su fino sentido para localizar al Wyrm. Apenas un minuto después se sintió ruborizar, al no haber caído que en realidad no estaban buscando al wyrm, sino a sus compañeros de clan extraviados y en eso sí podría haber ayudado ella también... aunque tampoco la habían echado de menos en una tarea como aquella. Así que en silencio siguió al grupo, se atuvo a las consignas, se dispuso instintivamente al lado de Viviane para cubrir la retaguardia y no dejar a su compañera sola...

En momentos como aquel, mientras la puerta se abría y una vaharada de hedor escapaba de la casa, se sentía más que nunca una carga para sus compañeros... pero como siempre haría lo posible por estar a la altura que se esperaba de ella.

Ashley entró siguiendo a Donny como una sombra. Arrugó la nariz al percibir el olor y no pudo evitar una mueca de asco al entrar de lleno en la cocina, pero no se quejó. En forma de Glabro sus muecas dejaban al descubierto los dientes desarrollados y le daban un toque más feral.

Más allá de la cocina había un corto pasillo que daba al salón. Todo revuelto y sucio, con restos de comida aquí y allá, dejaba entender que los Danzantes habían pasado allí unos cuantos días. Tommy cambió a forma de Crinos y preparó el klaive. Señaló el piso de arriba y ordenó a los suyos que le siguieran. A Donny le hizo un gesto para indicarle que bajase al sótano.

No parecía haber nadie en aquella casa, pero si quería obtener una pista iban a tener que peinarla bien.

No hizo falta que Donny girase el picaporte del sótano, pues la puerta estaba entreabierta. Bajando las escaleras quejumbrosas, el hedor a muerte les llegó a la nariz como un aviso. Si la cocina apestaba, aquello era indescriptible. Todo estaba oscuro. Ashley buscó el interruptor y lo accionó.

El sótano había albergado una humilde lavandería y servido como trastero, pero ahora parecía poco más que una cámara de torturas. Había cadenas de plata colgando del techo y sujetando dos cuerpos muertos. El primero era un hombre desnudo al que habían torturado hasta la muerte. Le faltaban los ojos y parecía que le hubiesen quemado el vientre con un soplete hasta hacer burbujear la carne. El segundo era medio cuerpo de lobo. Tan sólo unos cuartos traseros que se balanceaban haciendo tintinear la cadena. La parte delantera y las tripas habían desaparecido.

En el suelo había un plato con restos de carne asada y patatas aplastadas como si hubiesen sido pisoteadas. El rastro de sangre llevaba escaleras arriba. Al otro lado del sótano había más cadenas, pero estaban sueltas. Además, había sangre y suciedad, lo que encajaría con la idea de que tenían todavía a dos Buscadores. Tres si se contaba con la madre de Nikos.

En la pared había un mensaje escrito con sangre:

TENEmos a LoS OTroS.

NoS HEMOS Dado un FeStíN.

VeNID A POR EllOs y COmEED con NosoTros.

Debajo había lo que parecía una dirección confusa, pero que parecía apuntar a las afueras.

Donny había cambiado a Crinos antes de indicarle a Kate, en idioma Garou, pero igual de secamente que de costumbre, que entrase con ellos. Se aseguró de que la Theurge les siguiese y entonces guió a la manada, menos Viviane, por la casa.

Pudo oler la sangre antes de que Ashley encendiera la luz, pero no identificó el olor. La sangre muerta y fría era muy distinta de la sangre de las presas, pero no por ello le gustaba más. Quizá un Donny homínido hubiera vomitado, o llorado un poco, o gritado. Pero se había arrastrado escaleras abajo, no sin pocas dificultades, en Crinos, y en lugar de eso soltó un aullido que no tardó en convertirse en un rugido cargado de Rabia que resonó en toda la casa, y que incluso Viviane pudo oir sin dificultad desde el patio trasero. Donny no era un Galliard ni un Theurge, y aquello no se parecía a la Endecha de los Caídos. Su voz prometía venganza.

Viviane arrugó la nariz ante el vomitivo hedor que desprendía el interior. Y eso que no había llegado a entrar. Observó cómo sus compañeros desaparecían entre la mugre de la cocina hacia la siguiente habitación e, instintivamente, vigiló sus espaldas, haciendo uso de su oído más que otra cosa para percibir la señal que le indicase que era hora de acudir. Pero los segundos pasaron lentos y agónicos mientras la tensión afloraba en su cuerpo, haciendo que tensase los músculos con nerviosismo. Escuchó a los suyos deslizarse sigilosamente dentro de aquella casa corrupta hasta que se perdieron en la lejanía, y después se quedó sola.

Quizá pasaron varios minutos antes de que se decidiera a entrar en la cocina. Un regusto amargo le subió por la garganta al abrir la puerta y tuvo que contenerse para no echar la última comida. Se avergonzó, aunque por suerte no había nadie para verlo cuando escupió al suelo. Total, ya estaba bastante asqueroso. Procuró no tocar nada mientras avanzaba silenciosa, y justo cuando cruzaba a la siguiente habitación un grito Rabioso hizo que pasase a Glabro de forma automática.

La seña imperiosa y brusca de Donny para que le siguiera al interior de la casa desconcertó momentaneamente a la Theurge, aunque enseguida asintió, cambiando a Glabro por si las moscas antes de internarse en el pestilente ambiente. Para si misma se preguntó si realmente era buena idea dejar a Viviane sola fuera de la casa, pero no había mucho que alegar. En aquel momento, Donny era su Alfa, y por lo tanto tenía que seguir sus instrucciones.

Aunque eso significase encontrarse con aquel sangriento y espeluznante panorama en el sótano. El rabioso aullido de Donny ahogó el gemido que se le escapó a ella, sin que tuviera muy claro si era de asco, de sorpresa o de aprehensión. No pudo evitar retroceder un paso y desviar la mirada hacia un rincón lo suficientemente oscuro para no saber qué había en él. Sólo pensar en lo mucho que habrían sufrido sus compañeros muertos en aquel sótano la ponía, literalmente, enferma. Enferma y rabiosa.

Apretó los puños mientras respiraba superficialmente. Y esperó, en silencio. Sin duda el grupo de Tommy había oído a Donny y bajaría a ver qué había ocurrido.

Del aire surgieron tres figuras hediondas, tres imágenes oscuras, como sudarios negros colgando de una percha. Tenía ojos negros entre las arrugas que conformaban su ser y una garra grande y afilada, como tijeras abiertas y oxidadas. Con un chasquido horrible se arrojaron sobre ellos para herirlos con sus garras. La primera rasgó el costado de Donny y manchó su pelaje de una grasa marrón, como aceite de motor. La segunda intentó hacer lo mismo con Ashley, pero la Philodox se hizo a un lado justo cuando la garra pasaba sobre su cabeza. La tercera se precipitó sobre Viviane y le hincó las hojas oxidadas entre la clavícula y el cuello.

Rugió de dolor y se giró para descargar su enorme garra contra su atacante. No sabía lo que eran, o si podía hacerles daño, pero sí sabía que le habían herido y que debía contraatacar. Vio a Viviane en las escaleras por el rabillo del ojo.

-¡AYUDA A VIVIANE! -les gritó a Kate y Leigh. Las dos estaban desocupadas y le daba idual cuál lo hiciera, pero tenían que ayudar a la Ragabash a liberar las escaleras.

La Ragabash apenas fue consciente de lo que pasaba. No había visto a Tony, bajaba las escaleras en busca de sus compañeros cuando de repente algo afilado se hundió demasiado cerca de su cuello. Notó la sangre borbotear de la herida y empapar la piel. Se le escapó un grito rabioso mientras la Perdición la acorralaba en el estrecho hueco. No podía quitársela de encima.

Leigh al oír a Donny se giró para observar a Vivane y, al ver como la perdición la golpeaba, se lanzo contra esa... cosa para placarla y, por lo menos, separarla de la ragabash antes de que le hiciese más daño.

- ¡A Fin!*- gritó mientras impactaba contra la perdición. Con un poco de suerte saldrían vivos y Viviane podría decirle lo controlada que tenía la situación sin necesidad de su intervención. O eso esperaba.

Kate abrió mucho los ojos ante el repentino ataque, sobresaltada. Por un instante, por un mísero instante, había llegado a pensar que el haber ido hasta la casa no había sido más que una forma de hacerles perder tiempo mientras los Danzantes seguían atormentado a sus compañeros donde quiera que estuviesen, y que podrían marcharse de allí del mismo modo que habían entrado.... aunque más traumatizados.
Pero se trataba de Danzantes. Se trataba del Wyrm. Y ellos se habían metido en aquel hediondo pozo de perdición sin pensárselo siquiera.

"Sigues siendo una ingenua." - Se reprendió a sí misma, mientras giraba la cabeza a lado y lado para comprobar la situación. A su derecha, a mitad de las escaleras, Viviane se veía acosada por uno de aquellos seres y Leigh iba en su ayuda. A su izquierda, en medio del pequeño sótano, un Donny en Crinos encajaba un golpe mientras Ash, en Glabro, esquivaba otro, llenando entre ambos el pequeño espacio.

Los números hablaban por si mismos y sin pensárselo demasiado Kate, manteniéndose en glabro, se lanzó hacia la perdición a la que Ash había dado esquinazo, intentando sorprenderla. Nunca había sido muy hábil en las peleas, pero esperaba poder equilibrar modo la balanza... de un modo u otro.

Las garras de Donny se hundieron en la Perdición que lo había atacado y supuraron negrura maloliente cuando las extrajo. Lo mismo ocurrió cuando Kate se enfrentó a la que se encaraba a Ashley. Menos suerte tuvo Leigh en su intento de placar a la Perdición de las escaleras, pues resistió su empuje.