Partida Rol por web

- Bien visto Abbadon, la verdad es que es algo muy subjetivo, en fin dicen que el sombrero nunca se equivoca ¿no? - dijo mientras se llevaba un muslo de pollo a la boca.

El resto de la cena estuvo bien, hablaron, rieron y la niña comió hasta hartarse, al finalizar, los prefectos los dirigieron hasta su sala común. Victoria les siguió inmediatamente, estaba muerta de sueño y deseando empezar las clases.

La decisión del sombrero me había dejado sorprendido e intrigado, yo no me consideraba alguien "muy estudioso" pero el sobrero me dijo que ya me daría cuenta del por qué de su elección. Tal vez tendría que ver con lo que había aprendido de mi madre o la verdad por el momento no tenía ni idea. 

Me acerqué a la mesa y me senté junto a otros estudiantes de primero. Para entender a Ravenclaw debía conocer mejor a sus miembros, así que sonreí y saludé a los que estaban ahí. -Hola. Mi nombre es Edward Rider. No supe que más decir en ese momento, pero esperaba que con eso fuera suficiente. 

Luego de la clase de Encantamientos me dirijo al comedor para esperar a Janus y Anastasia, pues quería comentarles el porque deseaba ser auror al igual que mi padre.

Con algo de suerte incluso podría contarles algunas cosas sobre mi familia y pasar un buen rato con mis compañeros.

Kayla se aburría como una liebre en una carrera de babosas. No había nadie conocido y tal era su aburrimiento que hizo algo que realmente no se le daba mal del todo..., cotillear a los demás. Por un lado había una Ravenclaw que tenía un mechón de pelo verde, por lo visto lo miraba con disgusto, o bien le habían gastado una broma o puede que le hubiera ido tan bien la clase de pociones como a ella misma... ¡Pociones!..., le encantaba la asignatura e iba a suspenderla... ¿cómo había podido equivocarse de página y hacer una poción distinta a la alisadora de pelo?.... Ya temía mandar una lechuza a casa e informar a sus padres, del vociferador nadie le libraría..., ¡qué vergüenza!....

La muchacha suspira y se decide a comer una uva, era lo máximo que le entraba con la angustia. Lo suyo era entretenerse con algo, y como la Ravenclaw peliverde ya estaba por salir del comedor, se quedó mirando a un muchacho de Hufflepuff con el que había coincidido en varias clases, parecía esperar a alguien... Tenía el pelo muy rojo, casi podrían haber pasado por hermanos si se comparaba con sus cabellos. Pensó acercarse y presentarse pero quizás su encuentro fuera privado y no quería molestar.

Suspiró..., no quería sacar un troll en pociones..., ni quería volver a escuchar al profesor de Astronomía hablar de la luna, a aquel astro mandaría a Matusalem con tal de no escuchar otras de sus soporíferas clases....

Mientras espero por Janus y Anastasia, le doy un rápido vistazo al comedor y me percato que hay una chica de Slytherin mirando en mi dirección, por lo que le dediqué una sonrisa y la invité a acercarse a la mesa de Hufflepuff.

Con algo de suerte podría aprovechar para entablar nuevas amistades.

¿Quien dijo miedo?... Kayla se levantó de la mesa de Slytherin y se dirigió a la de Hufflepuff, tras haber denotado que el muchacho que parecía esperar a alguien estaba tan solo como ella. Si su abuela la viera en aquel momento moriría del infarto. Andrómeda era una anciana muy selectiva y si de ella dependiera no se relacionaría su Kayla con nadie que no fuera Slytherin, de sangre pura y de buena familia, pero estaba visto que no todas las creencias se heredaban.

- Hola... Soy Kayla Silver... - dice la niña sonriendo con simpatía y extendiendo la mano -... espero no crear una guerra entre casas si me siento aquí contigo y me como todo el chocolate de la casa del tejón... - y dicho esto cogió un bombón de una bandeja, no tardó un segundo en degustarlo -... sabe mejor cuando es robado... Por cierto, ¿cómo te llamas?...

Sabía que se me había hecho bastante tarde, así que llegué corriendo al comedor, vi a Artemis a lo lejos junto con una chica a la que me sonaba haberla visto en las clases, aunque una cosa estaba segura es que no era una alumna de Hufflepuff. Respiré hondo y me acerqué a ellos, en cuanto llegué a su lado me fijé en el emblema que llevaba la chica y supe de que casa era así que:

- ¿Ocurre algo para que alguien de Slytherin quiera estar en la mesa de los Hufflepuff? - pregunto algo desconfiada, sabía que era de mala educación preguntar de esta manera a alguien que no conocía pero por naturaleza era desconfiada.

Hola Kayla, mi nombre es Artemis Flamel, es todo un placer. Anda no te cortes, sírvete todo lo que gustes y tengo un par de ranas de chocolate en el bolsillo si gustas, pero eso sí déjame los cromos, estoy pensando coleccionarlos. - le respondo a Kayla con una sonrisa amable mientras la invito a sentarse delante mío justo cuando aparece Anastasia.

La actitud de Anastasia me deja un poco descolocado, pero sin perder la sonrisa la me giro hacia Anastasia y con tono afable procedo a responderle. - Yo la invité, no creí que hubieran problemas.

Kayla, Anastasia, Anastasia, Kayla. - digo a modo de presentación. 

En la clase de encantamientos dijiste que te parecía curioso que quisiera ser auror como mi padre, creo que si te cuento un poco de la historia de mi familia, quizá lo comprenderías mejor.

Mi abuelo es el jefe de Departamento de Seguridad Mágica de Francia, un auror con amplia experiencia que perdió a su esposa a causa de un mago tenebroso. - digo con cierto pesar.

Él le enseñó a sus hijos, el valor de hacer cumplir la ley y proteger a quien no puede protegerse a sí mismo, cómo respetará la ley mi abuelo, que cuando capturó al asesino de su esposa, lo entregó en una sola pieza.

Mi padre creció viendo ese ejemplo y es el mismo que me ha dado a mi, una sola vez mi padre incumplió su deber, pero esa es historia para otra ocasión.

Yo he crecido viendo a mi padre y a mi abuelo dando siempre lo mejor de ellos mismos para hacer cumplir la Ley y aprendí dos cosas, la primera de ellas es que la prifesión de auror es una de las más nobles y difíciles que existen.

La segunda cosa que aprendí, es que esta profesión es sólo para personas fuertes de espíritu y corazón valiente quienes anteponen el bienestar de otros al propio. - comento con evidente ilusión en mi voz.

Otra cosa que me motiva a ser auror, es que mis padres se conocieron gracias al trabajo de mi padre, pero bueno eso ya te lo contaré en otra oportunidad. - añado mientras busco un zumo de naranja en la mesa.

Con tanta calabaza por aquí debo tener cuidado, soy alérgico.

Kayla miró a Anastasia cuando sorpresivamente hizo su aparición, hablándole en un tono un poco fuera de lugar, pero la Slytherin no era del tipo de personas que se alterasen con facilidad. Así que girándose hacia ella le respondió de manera amable.

- A los de Slytherin también nos puede gustar conocer a gente de otras casas, es más, si nos pinchas en un dedo nuestra sangre es roja como Gryffindor, si miras al cielo que está por encima de nuestras cabezas encontrarás los colores de Ravenclaw, y debo decir que el chocolate de Hufflepuff sabe mejor que el de mi mesa.... - le sonríe divertida y le tiende la mano para saludarle, de manera muy educada, eso sí -... Permíteme que me presente, soy Kayla Silver y tú creo que eres... ¿Anastasia?.... - creía recordar el nombre de las clases -.... Mira no es mi intención venir a molestar a vuestra mesa, si lo prefieres me marcho... - se levanta, ella tenía todo el derecho del mundo a solicitar su expulsión, al fin y al cabo no era su casa.

- Artemis te agradezco lo de las ranas de chocolate, pero después del trabajo sobre Bertie Bott, y ver lo pesada que es la asignatura de Historia de la Magia, lo que menos me apetece es coleccionar cromos.... - suspira fastidiada, jamás había tenido ninguno de esos y su primera experiencia sobre ellos fueron muchos comentarios en clase donde no sabía ni qué responder.

Kayla escuchó la historia del muchacho, interesada por ella. La verdad es que era un chaval muy abierto y lo contaba todo sobre él, mientras que ella misma tendía a ser reservada según con quien, necesitaba grandes dosis de confianza para hablar de su familia.

- ¿Alérgico a la calabaza?....  yo de ti no comería los pastelitos esos de ahí, están rellenos de cabello de ángel, un preparado que se extrae de la calabaza, una pena porque son deliciosos.... Bueno ya de paso... Anastasia, ¿me puedo sentar o muevo mi trasero verde hacia la mesa contigua?.... Es que no soy buena deportista y elegir entre sentarme o estar de pie pues prefiero lo primero...

Kayla podía ser muchas cosas, pero tendía a la amabilidad, si no deseaba su presencia allí se marcharía, pero desde luego por su orgullo no volvería a intentar sociabilizar otra vez con ella. Artemis dejó claro que deseaba que se quedara, pero..¿y ella?

Lunes:

 Después de correr desde la Torre del Sr. Melker me dirigí al gran comedor para la cena, estaba hambriento, emocionado, cansado, quería atiborrarme de una buena hamburguesa como en casa, quería sentarme a la mesa y platicar con mis compañeros así que dirigí lo mas rápido posible, aunque llegue ligeramente tarde debido a realizar la visita.

Tome mi lugar en la mesa de Gryffindor y me dispuse a comer alegremente mientras observaba a mis compañeros -¿Ha sido un día duro verdad?- dije mientras tragaba a  mis alimentos.

Martes:

El día martes pude llegar a la cena a tiempo ya que solo me había concentrado en permanecer en la biblioteca estudiando, este día me senté tranquilamente a cenar, realizando algunas anotaciones en mi libreta, conversando alegremente con aquellos que quisieran dialogar conmigo, en lo personal los primeros dos días en Hogwarts habían sido muy interesantes.

Miércoles:

Asisto al gran comedor para la cena, como los días anteriores me mantengo realizando notas, escribiendo apuntes sobre la clase, una gota de sumo de calabaza cae en una de las hojas manchándola un poco, pero nada grave afortunadamente, con los chicos me mantengo abierto a cualquier platica al terminar la cena me retiro a los dormitorios.

Jueves:

Como es normal asisto al gran comedor para tomar la cena, el día de hoy el corazón me late muy emocionado, ya solo faltan tres días para que cuide a la mascota del profesor Melker, durante toda la semana he estado tomando notas de lo que come, como cuidar y limpiarlo, espero que ese día todo me salga bien, por que de la teoría a la practica no hay nada escrito, al finalizar la cena me despido del profesor Melker con un saludo desde mi mesa, me parece imprudente que un alumno se acerque a la mesa de los profesores e interrumpa su cena, así que después de eso me retiro.

La verdad es que no le hizo la gracia de comparar las casas una con otra pero también tenía que admitir que mi actitud fue demasiado borde y al parecer no parecía la típica chica de Slytherin, porqué no probemos a ver...- Permítame que me disculpe Kayla, si me permites que te tutee. No nos conocemos y no tengo ningún derecho a juzgarte solo por estar en Slytherin pero no empecé... digamos que muy bien con algunos alumnos de tu casa... Sé que el rumor se ha expandido por Slytherin como la pólvora...- dije explicando con algún suspiro que otro.- No es necesario que te marches, por favor.

Me senté al lado de Artemis y le sonreí para que se quedara tranquilo, mientras aproveché para robarle algún trozo de una rana de chocolate y llevármela a la boca mientras escuchaba la historia de su familia y supe que también debía explicarme.- Me resulta curioso porque me caes bien Artemis, si quieres serlo... Adelante tus intenciones son tan nobles como las de cualquier otro auror pero, a veces una vez deciden meterse en ese camino no es fácil por no decir imposible salir de el.- dije con cierta tristeza en la voz.- solo te doy un consejo... por experiencia... 

Vi dos jarras con líquido naranja en su interior, vacié un poco de cada en dos vasos y lo probé.- Este de aquí es zumo de naranja, ¿lo quieres? - pregunté mientras me quedaba con el otro vaso que contenía zumo de calabaza y me lo bebía.

Cuando Anastasia relajó su postura hacia Kayla, yo también me relajé, pesé a que se llevó mi rana de chocolate. - ¡¡Oye!! - exclamo fingiendo indignación para luego sacarle la lengua y finalmente sonreírle con sinceridad.

Gracias Anastasia, lo beberé con gusto pues traigo una sed que ni te imaginas. Jejeje. - digo con alegría mientras acepto el vaso de zumo de naranja.

Entiendo lo que dices, se que el trabajo de los aurores no siempre es algo sencillo, pero bueno tengo que intentarlo de todos modos. Bueno cambiando de tema.

Me alegra que no metas a todos los Slytherin en el mismo saco, pues te aseguro que así como hay algunos capullos en Slytherin, también tenemos algunos en Hufflepuff, como también los hay en Ravenclaw o incluso en Gryffindor. - comento con pesar, pues me desagradaba la gente que gustaba de andar tocándole las narices a otros, en especial cuando se trataba de mis amigos.

Sin embargo, Kayla es una buena persona y la verdad es que si alguien se mete contigo o con ella, yo no dudaré en ponerlo en su sitio, sin importar de quién se trate, eso te lo prometo.

Hubo un cambio en la actitud de Anastasia y eso a la par relajó a Kayla. No entendía el porqué había actuado tan a la defensiva, pero pronto explicaría alguna cosa que extrañó a la Slytherin, la cuál se sentó donde estaba, dispuesta a disfrutar de la conversación.

- No hacen falta las disculpas Anastasia, pero has dicho que has tenido conflictos con alguien de mi casa..., y la verdad..., no sé que es lo que te ha pasado pero puedo asegurarte de que delante mía nadie ha hecho comentario alguno sobre ti... - hacía memoria y nada, no recordaba que absolutamente nadie le dijera que había algún rumor sobre la Hufflepuff -... aunque bien es cierto que no conozco a todos los Slytherin..., me junto más con Altair, Yvaine, Thad y Raven, y últimamente más con Altair que con cualquier otro, las tareas han colapsado mi vida social... - sonríe levemente -... ¿qué te hicieron para que veas el color verde y casi desees sacar la varita?... - pregunta de buen grado y casi con humor, tenía ganas de relajar la conversación, Artemis ayudó en gran parte.

- Definitivamente hay capullos en todas partes, aunque conmigo la verdad nadie se ha metido por ahora, y delante mía tampoco he visto conflicto alguno.... No hubiera consentido que la noble casa de Slytherin perdiera el nombre que se merece..., me encantaría poder llegar a ser prefecta algún día.... - comenta la muchacha apartando los pastelitos de calabaza, no hubiera un desastre monumental antes de finalizar el día con la glotis del muchacho -...es muy noble de tu parte que siempre estés dispuesto a defender a los demás, serás un gran auror con el tiempo, aunque es un trabajo muy duro y con mucho riesgo... - le dice a Artamis sonriéndole, cogiendo un nuevo bombón de la mesa de Hufflepuff -....definitivamente estos están más ricos...., temblad porque si queréis ver todo mi potencial mágico solo tenéis que quitarme la bandeja de dulces.... - bromea divertida antes de preguntarles -... ¿de dónde sois?... ¿Inglaterra?....

Yo soy de las afueras de Londres, dónde todavía queda algo de verde. Aunque mi familia está casi toda fuera de Inglaterra, el grueso de mi familia paterna vive en la campiña francesa,  mientras que mi familia materna vive San Francisco.

Las navidades y demás festividades son una locura, en especial cuando tenemos que tomar avión.

Sería más fácil simplemente aparecerse, pero mi mamá suele insistir con el avión y papá siempre cede.

DOMINGO POR LA TARDE

Victoria entra en el Gran comedor con la esperanza de encontrar a alguien con quien pasar ese aburrido día y despejarse de ciertos recuerdos tristes. Se aproxima hacia la mesa de Ravenclaw, pero hecha un vistazo para ver si localiza a alguien de su curso en las demás mesas.

Domingo por la tarde

Tras dar un paseo por los jardines de la escuela paso un rato por el comedor con la intención de picotear algo para picar antes de ir a dar una vuelta por el lago.

Tan pronto ingreso al comedor, noto que anda un poco vacío, por lo que no me resulta difícil distinguir a Victoria quien parece estar buscando algo o alguien.

Tras recoger un par de panecillos con mantequilla, me acerco a la mesa de Ravenclaw.

Hola Victoria, ¿Puedo ayudarte?