Partida Rol por web

-¿Qué clase de magia es ésta?, preguntó Berl incrédulo al mirar al búho, y se alejó un paso o dos.

- No se lo que es, pero no es agresivo. Es posible que nos lo hay mandado alguien para guiarnos, deberíamos seguirle.

Eben se acerca hacia el buho, esperando su reacción y si de alguna manera les indica algún camino a seguir.

Cuando Eben dio algún paso hacia el búho, éste emitió un extraño sonido indescifrable para los presentes. Luego lo repitió. Entonces, como si se hubiera dado cuenta de que el joven no le entendía, remontó el vuelo. Se sostuvo en el aire unos instantes, para después moverse hacia los árboles por donde había venido.

Esta vez no volaba veloz, y se detuvo nuevamente en una rama a unos treinta pasos. Y esperó, mirando a los dos hombres y luego hacia el otro lado.

-No creo que debamos seguirle. Me huele a brujería, y nos está guiando al oeste. El castillo está más al norte, en esa dirección, añadió apuntando a una dirección más hacia la derecha de los dos. -Nos está guiando a dar un rodeo...

Eben se detuvo durante un instante y se agachó, tocando el suelo con la palma de su mano. Incluso en los momentos más delicados siempre había tenido un instinto especial para poder saber dónde se dirigían los caminos y poder así establecer una ruta hacía su destino.

- Si fuera maligno nos hubieran enviado algo más poderoso y nos hubiera atacado. No podríamos hacer frente a un par de huargos, por ejemplo. Es posible que nos lo hayan enviado para guiarnos, pero no estoy seguro. Estoy comprobando el camino a seguir al castillo.

Eben se concentró, y sintió el fluir de las energías de la Naturaleza a su alrededor. Tal vez más de lo normal. Era como si algo hubiera agitado las fuerzas naturales. Una sensación extraña, aunque no mala. Como si la Naturaleza se despertara un poco más de un largo letargo. Quizá el extraño comportamiento del búho podría estar relacionado.

Detectó que había una senda, apenas perceptible, que conducía de regreso hacia la Cabaña. En dirección oeste, noroeste. El castillo estaba al noreste. Y la aldea al sureste.

No conseguía centrarse, necesitaba dar con el camino correcto al castillo. Eben se concentró observando a su alrededor y al buho.

Eben tenía por fin claro los dos caminos: uno les llevaría de vuelta al castillo, y el otro hacia la zona de la cabaña. El búho les parecía querer llevar en esa segunda dirección.

De repente, Eben escuchó algo más. Una rama que se partió en el suelo bajo una pisada. No era un ruido muy fuerte, más bien de alguien que acechaba en las proximidades. Incluso creyó escuchar un suspiro justo después del ruido de la rama. Sin alzar la cabeza para no revelar que le había oído, Eben seguía escuchando. Pero no hubo más ruidos. No obstante, no se le quitaba la sensación de que una persona los observaba.

Eben indicó con un gesto el camino hacia el castillo, haciendo caso omiso de la criatura que intentaba que regresaran a la cabaña.

- Sigueme, Beri. Vamos al castillo cuanto antes para ayudar en su defensa. Rápido.

Aún siguiendo con precauciones para no descubrirse ante nuevos enemigos, continúo el camino al castillo. Tenía que llegar para prevenir a sus compañeros y para ayudar en la defensa del mismo.

Solo perdió un instante para activar una habilidad que conocía que le permitía ver perfectamente en la noche más cerrada, intentando aunque fuera de reojo descubrir quién les estaba observando. Llevaba el arco y flechas preparadas y mantenía "un ojo" en el buho por si intentaba hacer alguna cosa.

Eben se levantó del suelo y dio algunos pasos en dirección al castillo, dándole la espalda al extraño búho. De nuevo escuchó un ruido de aguien moviéndose entre los árboles. Sus ojos se adoptaron a la oscuridad, y pudo ver de reojo la figura de alguien escondido entre los árboles. Iba armado, y no descartaba que fuera orco. Eben creyó ver el brillo de algunos colmillos.

Apretó con fuerza el arco, preparado para lo que pudiera suceder.

Me giro y me sitúo apuntando a la figura aparentemente humana directamente.

- Sal donde te podamos ver o considerate muerto.

Al comprobar que era Eben quien hablaba, Girion se relajó, destensó el arco y cogió la flecha que estaba lista para ser disparada con la mano. Hecho esto salió de su escondite y con las manos en alto.

- Eben, soy Girion- se presentó el joven dunadan.- Casi te disparo yo a ti también. Menos mal que me ha dado por acercarme y ver qquién eras.

Girion miró a su derredor para ver quién iba con el montaraz.

- ¿Tienes aalgún problema? ! ¿has descubierto algo? - preguntó Girion.

- De todas formas no sé que misión te han eencomendado,  pero si tienes intención de ir a Sil Auressë, te recomiendo que te des prisa pues el enemigo está cerca y dentro de poco cerrarán las puertas para aguantar el ataque- recomendó el joven. 

- ¡¡¡¡ Joder !!! - Eben se relajó, pero la tensión se notaba en su rostro - ¡¡ casi nos matamos !!. Wulfgar quedó atrás, herido, no creo que haya sobrevivido. Se acerca un ejército y hay que avisar, aunque a estas alturas supongo que ya se habrán hecho una idea. ¿Vas al castillo tú también?

- No.

La respuesta del joven fue tajante y en su cara se vislumbraba preocupación y seriedad a partes iguales.

- Me han encomendado otra misión en los exteriores de Sil Auressë. No te puedo contar más,  pero te prometo que cuando todo esto acabe te lo contaré con unas cervezas en la casa del pueblo a costa mía. 

Girion se acercó a Eben y le palmeó el hombro mientras le sonreía. 

- Date prisa, pues como te he dicho no hay tiempo que perder. Como bien sabes el enemigo está cerca y ya pocos podrán entrar en Sil Auressë. Cuídate,  adios.

Dicho esto el joven se dio la vuelta y se marchó por donde había venido.

Eben saludó con la mano a Girion y se dio la vuelta, dispuesto a continuar el camino hacia el castillo.

- Vamos Berl, tenemos que apresurar el paso y llegar cuanto antes.

El búho se encontraba a pocos metros a la izquierda, en dirección aproximada al lugar del resto del grupo del monolito. Parecía impacientarse, y miraba a todos los lados, y después volvió a mirar directamente a Eben. Dio la sensación que el ave había volado hasta el joven montaraz, tal vez para guiarlo.

Ahora que Eben se dirigía de vuelta al castillo, el búho se quedó mirando a Girion.
 

Girion hace una señal al búho para que vuelvan con los compañeros. El joven hace lo propio y vuelve sobre sus pasos.

Mientras regresa, piensa que es posible que estén alerta y predispuestos a atacar a quien se acerque.

Deberíamos pensar en una frase o un ruido para saber que es alguno de nosotros el que se acerca y otro cuando vamos con compañía.

Los pensamientos del joven se detienen cuando se acerca a donde dejó a sus compañeros.

- Soy Girion, vuelvo con noticias- comenta Girion para que sus compañeros sepan que es él.

Girion comenzó a andar hacia el campamento. El búho remontó el vuelo y pronto le perdió de vista. Cuando había ido detrás del animal, Girion había perdido la noción del tiempo se había alejado bastante más de lo que en ese momento pensaba hacer. Y al final también se había separado de Russef.

Tras caminar un poco, se encontró con Russef que llegaba desde la dirección del campamento.

-¡Girion! ¿Dónde te habías metido?, preguntó el hombre de Saralainn. -Te perdí de vista, así que regresé al campamento. Pero ya se habían marchado en dirección a la Cabaña.

Echó un rápido vistazo al joven para asegurarse de que no estaba herido. Y miró al cielo cuando escuchó al búho sobrevolar su posición. Luego se encogió de hombros. Había cosas que simplemente no lograba comprender. 

-Denelloth me explicó cómo llegar hasta la Cabaña a la que se dirigen, y creo que podemos atajar a través de aquel bosque para llegar lo antes posible. ¿Te parece?