Partida Rol por web

Vaya mierda de fiesta. Era lo que Álex hubiera dicho a Sarah ahora que se habían quedado solos. La que se ha liado en un momento por lo que has hecho. Pero yo no pensaba intentar hacer nada por ese idiota. Álex miró con ojos preocupados a su amiga. No sabía cuánto tiempo tenía que estar con ese bozal en la boca. Le parecía humillante y denigrante y no entendía como podrían tomar una medida tan poco humana contra ellos. Esto es peor que un animal, hoy en día solo a los perros más peligrosos se les pone algo así... ¡qué vergüenza!

Al oír los gruñidos y sonidos que seguía haciendo Álex, Sarah adivinaba que muy cómodo no estaba. ¿Sería porque se habían quedado solos y se estaba aburriendo? Posiblemente. ¡Además se habían llevado los sándwiches más ricos!

-No te preocupes, seguro que la magia para sellar la boca termina pronto. ¿Quieres que demos una vuelta? Han ido bastantes a ayudar con el tema de la mancha... no creo que hagamos falta. Asiente con la cabeza si quieres una vuelta o niega si es que no- se quedó mirándolo desde abajo con fijeza para no perderse el movimiento de su cabeza.

La arachne se acercó a Álex y Sarah, llevando dos vasos de ponche. Les entregó uno a cada uno y miró la máscara-mordaza con cara de pena.

 -Sarah tiene razón, debería caerse...

Justo en ese momento, la máscara desapareció, liberando al pobre Álex de su castigo.

 -... en cualquier momento. ¿Te encuentras bien Álex? Si quieres más ponche o algo de comer, te lo puedo ir a buscar sin problemas. Y el vicedirector se ha pasado un montón, ¡sólo porque se te escapó una palabra fea! Es un abusón...

Cuando Álex se liberó de la máscara se pudo ver su rostro de enfado y sus ojos rojos. A su alrededor la temperatura empezó a calentarse en exceso. Lo que había logrado el elfo de hielo no había servido de nada. Álex sintió rabia y frustración por un método tan agresivo y le dieron ganas de pegar a alguien.

La verdad, se me han quitado las ganas de fiesta. Dijo Álex. Me voy a ir a mi cuarto y a ver qué tal mañana, porque como esto sea así siempre no voy a durar mucho. Me parece que nos han tratado peor que a los animales y estoy muy disgustado.

Me marcho que no quiero aguaros la fiesta a las dos. Vosotras dos pasadlo bien sin mi y ya os veré mañana.

-Eh... Vale...- parecía inquieta por el estado de Álex, pero prefirió dejar que se marchara a relajarse antes que insistir y, posiblemente, hacer que estuviera peor.

Sarah se había quedado a solas con su buena amiga Laila. Y aunque apenas conociera a más gente, las fiesta seguía siendo una fiesta llena de música y comida estupendas. Tan estupendas que la gente se ponía a comer y bailar sin mirar. Y una de esas personas fue cierto chico alto y rubio, que se chocó espalda contra espalda con Sarah.

 -Oh... Perdona chica, no te había visto. No te he hecho daño, ¿verdad?

Sonreía con el encanto con el que un dios del Olimpo lo haría y sus ojos aguamarina brillaban con la intensidad de todas las joyas marinas. ¡Y se había tropezado contigo! La fiesta se estaba poniendo estupenda no, lo siguiente.

La fiesta seguía, con la alegre música sonando y los alumnos disfrutando del baile, la comida o simplemente de animadas conversaciones con sus amigos.

El resto de profesores y del personal estaban allí también, vigilando que nada malo sucediera durante la fiesta. Incluso la directora se había apuntado, disfrutando de la comida que estaba servida en las mesas.

Mientras conversabas con Joel, por el rabillo del ojo viste cómo los compañeros que habían salido a ayudar al chico demonio entraban de nuevo en el salón de actos.

Ismael entró en el salón por delante de vosotros, pero ralentizó su paso hasta que Kyrt se puso a su altura. Entonces le dio una palmada en la espalda y dijo:

 -Eh, gracias por limpiarme el traje. Yo... Siento haber reaccionado así. Es una manía que intento quitarme.

- Imagino que debe ser algo de sangre, parecido a como en mi clan solemos ser mucho menos emotivos, por ende entiendo que te cueste cambiarlo. Y no hay por qué con lo de tu traje. Ha sido buena práctica para mí el poder limpiarlo, y te agradezco por la oportunidad. - Le contesté al demonio. Éramos muy distintos, pero nuestras raíces eran las mismas: un clan unido por sangre, costumbres ancestrales que se heredan por la misma. Podía entenderlo perfectamente, el querer cambiar eso no era algo sencillo. 

- Bueno, puedo enfriar un poco la atmósfera si alguna vez te sucede que reaccionas de nuevo, así que no te preocupes por molestar a los demás. Simplemente enfócate en ti, y quizás algún día puedas controlarte completamente.

Aki esuchó el intercambio de los dos alumnos representando elementos diversos, pero estando fácilmente capaz de reunirse en una comunidad de espíritus afines.

Caminaba un poco delante de ellos y se paró cerca de ellos cuando alcanzaron el salón de nuevo.

Se volvió hacia ellos y dijo improvisamente : « Me gusta mucho como personas tan diferentes como todos nosotros lo somos logran, sin embargo, llevarse bien aquí. Creo que es la impresión más fuerte que este día me ha dado hasta ahora : que la magia es un punto común muy poderoso. »

Ni siquiera si preguntó si había sido de todo adecuado hacer una tal observación que nadie había solicitado. Probablemente no fue adecuado. Pero sentía, o comenzaba a sentir que … aquí… podía ser más él mismo sin preocuparse por la impresión que daba.

Alguien se había chocado con Sarah y esta vez la culpa no había sido suya. Se giró con tranquilidad y una sonrisa en su rostro para decir que no pasaba nada, pero cuando vio ante ella la figura de Joel se quedó sin habla mientras los colores le subían y empezaba a balbucear cosas sin sentido.

Ni siquiera se dio cuenta de que el chico incendiario había entrado al salón junto a algunos de los alumnos que habían salido para limpiar la mancha. Con lo fácil que habría sido ignorarla y luego llevar el traje a una tintorería...

Ismael asintió, disimulando como pudo que se estaba emocionando.

 -Gracias. Eres un tío legal. Si alguna vez necesitas subir la temperatura en cualquier cosa, dame un toque.

Luego miró a Aki y asintió.

 -Sí, en eso te doy la razón. La magia al fin y a la postre es energía, da igual como la uses. Y si lo miras así, todos tenemos eso en común. Supongo que por eso incluso un tipo volátil como yo puede hacer amigos.

Y dicho esto, el chico demonio se despidió de ambos y se fue a la mesa de las empanadas, a calentar una de queso con sus poderes y a comérsela ardiendo.

Al ver a Sarah tan roja y empezando a tartamudear, Joel se acercó a examinar a la muchacha. Había visto reacciones así en otras alumnas, pero nunca en una tan joven. ¿Estaría enferma? Porque a una chiquilla pequeña como esa era imposible que le dieran "los calores del amor", que decía su padre.

 -¿Te encuentras bien? ¿Quieres ir a la enfermería?

De repente, al ser mencionada la enfermería, el médico de la academia apareció por detrás de Joel. Se agachó para mirar a Sarah y le tocó la frente.

 -Sí que parece que tiene fiebre. Quizás debería sacarle un hemocultivo y hacerle un electrocardiograma. Y una espirometría.

Sonrió mientras mencionaba aquellos procedimientos médicos que sonaban a pinchazos terribles sin piruletas.

 -No te preocupes, te vas a recuperar. Tú confia en el doctor.

Cuando llegaste al salón de actos, viste que la fiesta estaba animada como si los alumnos no hubieran festejado en años. El médico de la academia y un chico rubio estaban atendiendo a una joven de pelo azul, el grupo que habías encontrado limpiando a Ismael estaban reunidos charlando y el mentado chico demonio estaba en la mesa de empanadas, comiendo algo.

-¿¿Enfer-enfer-ENFERMERÍA??- miró con pánico creciente al variopinto tipo que apareció tras Joel. Ir a la enfermería era como decirle a tu mascota que vais al veterinario y esperar que vaya feliz. ¡Algo imposible! ¡Aun menos con tanta palabreja rara! -No no no no noooo, ¡estoy perfectamente! Será... será...- miró a su alrededor esperando encontrar una solución. -¡Que ha entrado el tipo de tres ojos y cuernos! Eso es, y aumenta la temperatura. Uff, qué calor, ¿verdad? ¿Eh?- pasó a mirar a la aracne esperando que le siguiera el juego con la súplica pintada en la cara.

Sin poderlo evitar volvió a mirar a Joel, el príncipe perfecto de todo cuento de princesas y una risa nerviosa comenzó a aflorar de ella, obligándose a darse palmadas en los mofletes para espabilarse.

Mientras la fiesta continuaba, Gaea Blacksmith entró en el salón, arreglada y lista para la fiesta.

A sabiendas que todo había resultado bien, Aetheldryd se apartó del grupo para ir por unos bocadillos. No quiso interrumpir conversaciones ni desviar las atenciones, por lo que se fue sola a comer y, por fin, estar por unos segundos en esa soledad que le gustaba, a la que estaba habituada y que era una zona conocida para ella.

Si alguien le saludaba ella correspondía, si quería conversar seguiría el hilo de la plática; pero ya retomando esa mirada habitual en ella: esa que parecía ver a alguien pero a la vez algo más allá. No obstante, pasado el tiempo* y ya descansada, la pelilavanda buscó una silla para sentarse y descansar. No era de las que bailaba, por lo que se quedó así esperando a que le dijeran cuándo irse, ya que si por ella fuera ya estaría en su habitación descansando. Peto tenía un compromiso que sí quería cumplir.

Renata estaba alegre, pero perdida, estaba en una fiesta solo que no tenía la menor idea de que hacer o como debía reaccionar.

 ¿Bailar, comer, socializar? Ojala existiera un manual para ir a fiestas.

-Este… Sayaka ¿Qué quieres hacer? –Trato de relegar la decisión a la cosa más bonita y esponjosa a su lado, aunque quería ir a lado de Aetheldryd, estaba en una fiesta.

Igual tampoco había reparado en que no sabía bailar, pero se le antojaba mucho probar.

Había muchas cosas ocurriendo en todos lados, alguien parecía necesitar ir a la enfermería, su elfo favorito estaba platicando con un demonio.

AHHH!!! POR QUE NO PUEDO DIVIDIRME EN DOS PARA ESTAR EN TODOS LADOS????

Gritaba internamente con sus ojitos emocionados por la fiesta.