Partida Rol por web

Día estándar 16

-Quiero hablar contigo Draze. Acompáñame.

Esas cinco palabras del cereano bastaron para que Draze siguiera a su maestro hasta alejarse lo suficiente del campamento. Sto y Draze llegaron hasta la orilla de uno de los numerosos pantanos de Dagobah y durante un largo rato permanecieron en silencio.

Después de un rato con los ojos cerrados y respirando profundamente el cereano decidió romper su silencio, mirando a su aprendiz con el ceño fruncido.

-Tu aprendizaje ha terminado.-dijo con voz ronca.-Estás preparado para lo que te espera aprendiz.

Pese a sus palabras de aprobación, Sto Lessat alzó la mano a modo de advertencia.

-Aun así, recuerda que el lado oscuro se alimenta del miedo que puebla la galaxia. El futuro por venir es incierto.

Draze siguió a  su maestro hasta la orilla. Se le erizaron los vellos de la nuca a medida que se alejaban de las naves, empezaba a refrescar y aún tenía la capa y la camisa hecha jirones. Se escuchaban también los cantos de los insectos y las aves nocturnas del planeta, tan ajenas y a su vez tan salvajes cómo sólo podían ser en aquel lugar.

El muchacho tomo asiento junto al cereano y, cómo ya era costumbre en ellos, compartieron un prolongado silencio. Momentos como aquellos le hacían sentirse muy próximo a Sto Lessat,  era como estar de vuelta en el salón de Sen, a la espera de alguna conversación estimulante sobre filosofía o política.

El cereano suspiró y entonces le dijo algo que no se esperaba: que su entrenamiento había finalizado. ¿Cómo podía decirle algo así después de los últimos eventos? Desde que se había separado de él no había hecho más que fracasar de un modo u otro. Le falló al Calamari borracho, a Zeven, e incluso a Kate.

Draze negó con la cabeza y torció el gesto en de un modo muy parecido al que solía hacerlo Sto.

—Yo… —titubeó—. No sé si estoy listo, maestro. Estas últimas semanas han supuesto un revés muy duro para nosotros y, como habrás sentido, también para la fuerza. Apenas estoy convencido de que podamos tener éxito en recabar aliados, y mucho menos en promover el cambio a nivel galáctico. Tengo dudas, maestro, y temo no ser capaz de tomar las decisiones adecuadas cuando llegue el momento.

Entonces sonrió.

—Si algo aprendí de Zeven es a no darle demasiadas vueltas a estas cosas, a que dejarse llevar por los instintos no es malo. Pero cuando llegamos a la residencia de los Eron y los droides del Imperio nos emboscaron… Fue entonces cuando me dejé llevar. Y la falta de previsión de mis acciones fue lo que desencadenó que Zeven... —era evidente todavía  le seguía afectando la pérdida del caballero—. No supe reaccionar, y por poco no lo contamos nosotros tampoco. 

El cereano mudó la expresión de advertencia, por otra de sorpresa en primer lugar y de decepción un segundo más después.

-La realidad te ha golpeado con fuerza estas dos últimas semanas. Puedo entenderlo, pero no es esto lo que espero de ti.

Sto Lessat calló durante unos segundos para que Draze asimilara sus palabras. Después, mirándole a los ojos añadió:

-Recuerdo tu declaración de intenciones cuando viajábamos a Kala’uun. ¿Qué ha sido de ella?

Draze conocía muy bien aquella expresión, le había costado años acostumbrarse a ella. Era la forma que tenía su maestro de instruirle y animarle: haciendo que diese siempre lo mejor de sí mismo y a que no se conformarse con los primeros resultados de sus acciones, fuesen de la naturaleza que fueran. 

—Claro que lo recuerdo, maestro —le dijo a Sto mirándole fijamente—. Es sólo que ahora soy bien consciente del peso de mis propias palabras: la amenaza a la que nos enfrentamos es grande, y no parece que nuestras posibilidades de éxito sean elevadas. Diablos, ni si quiera estoy seguro de que nuestro próximo movimiento sea el adecuado. Todo eso es lo que me preocupa, ya me conoces, no dejo de darle demasiadas vueltas a las cosas. Un viejo hábito que he cogido de los cereanos —el muchacho esbozó una leve sonrisa y rió ente dientes—. Pero no pienso darme por vencido: haré todo lo que esté en mi mano para conseguir que la galaxia cambie para mejor. Eso también lo aprendí de ciertos cereanos. 

-Sigue el consejo de Zeven. Escucha a tu instinto. Escucha a la fuerza.

El cereano cerró los ojos y frunció el ceño pensativo. Daba la impresión de que se pensaba si decirle algo más a su aprendiz o no. Al final suspiró ronca y lentamente, y miró a su aprendiz.

-Hay algo que tienes que saber antes de partir.-la voz de Sto volvía a tener un tono de advertencia.

El cereano ladeó la cabeza y observó a Nahir que en ese momento se alejaba del grupo formado por Noa, Kate y Goror.

-Ten un ojo encima de Nahir. El chico puede ser nuestra salvación... o nuestra condena.

Draze asintió cuando le aconsejó que siguiera el ejemplo de Zeven. Aquella charla le había servido para poner en orden sus ideas y para ganar algo más de confianza en su ambiciosa empresa.

—Así lo hare, maestro —le respondió.

Y entonces le advirtió sobre Nahir. Aquella revelación le cogió completamente por sorpresa. ¿Podría, en efecto, ser el inexpresivo arkiano una amenaza si no lograba controlar su potencial? A Draze le costaba creerlo, pero jamás se le ocurriría prestar oídos sordos a una advertencia de Sto Lessat.

—Entiendo —le dijo muy serio una vez le hubo mencionado a Nahir—. ¿Hay algo más que deba saber sobre vuestro viaje para reuniros con Qual Thek y Tenkharr? 

El cereano bajó la voz, mientras miraba el pantano.

-Nahir es víctima de un experimento llamado re-ingniería arkaniana. En ocasiones sufre ataques psicóticos en los que pierde el control. Cuando el ataque cesa vuelve a la normalidad y no queda marca del lado oscuro, pero mientras está en ese estado puede llegar a ser peligroso.

Parecía que la explicación había terminado, cuando Sto Lessat añadió:

-Esto es algo que tienes que saber, pero no es de esto de lo que tienes que cuidarte.

El viejo cereano volvió a mirar a su aprendiz antes de preguntarle.

-Has pasado poco tiempo con él pero, ¿has notado algo en él que te inquiete?

Draze no pudo ocultar su sorpresa ante aquella relevación. ¿Ataque psicóticos? ¿Experimentos de re-ingeniera? Estaba desconcertado.

—La verdad es que no. Me resultó extraña su inexpresividad y falta de emociones al principio, no voy a negarlo. Pero pensé que era más una característica cultural que otra cosa. Además, no nos vendrá mal tener a alguien con la cabeza fría a la hora de tomar decisiones —se llevó las manos a la cabeza y se masajeó la sienes—. Estaré pendiente de él, maestro, no te preocupes.

»Por cierto, ¿qué pensáis hacer vosotros exactamente mientras nosotros reunimos apoyos? Me refiero, ¿tenéis algún lugar concreto en mente al que dirigiros?

El cereano volvió a mirar el calmado pantano. Unas ondas aparecieron en la superficie, probablemente provocadas por algún animal acuático.

-No lo hemos hablado. Como ha dicho Tenkahrr, intentaremos atraer la atención del Imperio para que os resulte más fácil vuestra labor. Más tarde lo discutiremos.

Sto Lessat se rascó la barbilla.

-¿Hay algo más que te inquiete Draze?

Draze asintió. Así que no sabían todavía a donde dirigirse… enseguida desechó la idea. Se trataban de Sto y los otros dos jedi. Hicieran lo que hiciesen todo iría bien.

Miró entonces Nahir de reojo, alejándose de los otros tres aprendices. Aún no había podido asimilar la información que se maestro de la había dado: ¿podría manejar él a Nahir en caso de que las cosas se torcieran?

—No, maestro —le dijo al fin—, estoy bien.

Se incorporó entonces y le dedicó una última mirada al cereano. No tardarían en separarse de nuevo.

—Gracias por todo, maestro —el muchacho esbozó una media sonrisa—. Tendré muy presentes tus palabras durante nuestra misión. Voy a hablar ahora con el resto de aprendices. Tendremos que decidir cuál será nuestro próximo destino tarde o temprano. 

Sto Lessat se limitó a hacer un gesto con su cabeza a su aprendiz y cerró los ojos. Mientras Draze se levantaba, el padawan notó como la respiración de su maestro se acompasaba para meditar. Era increíble la facilidad de concentración que tenía el cereano para entrar en comunión con la fuerza.

Tras alejarse, el muchacho se encaminó a hablar con Nahir, después del aviso de su maestro, sería una buena idea tenerlo siempre cerca.

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