Partida Rol por web

Sil Auressë

[14.4.1] El príncipe desterrado

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28/04/2015, 14:36
[Gi] Aelloth

-Melechtor es un eriadan, aunque sus antepasados son norteños de Rhovanion. Desconozco si alguna vez tuvo familia u hogar, pero desde antes de la Gran Plaga ha estado viajando. Ha sido mercenario, miliciano en el Ángulo, ha cazado ballenas en las aguas heladas del norte. Sí, por raro que parezca, dicen que es un excelente marinero.

Agnor recordaba su armadura de cuero sin endurecer, liviana… Algo poco habitual en las tropas de Cardolan.

-De los tres capitanes, Melechtor es el que mejor trato tiene con el grupo de consejeros. Conoce a Barahir de antes, ya que el abuelo de Barahir fletó el barco que trajo huesos de ballena desde el norte. Fue precisamente Barahir su principal valedor. En ese sentido, habéis tenido suerte de encontraros precisamente con Melechtor. Los otros dos capitanes Erig y Elfwine son leales y valientes, pero con menos capacidad de iniciativa creo.

Aelloth se quedó en silencio, mirando a sus compañeros de viaje. Había pasado largas semanas encerrado en Sil Auressë, en dos ocasiones. Y en medio había sido preso de una banda de orcos. Aún así, ahora de vuelta entre las tropas de Echorion, seguía preocupado por el porvenir de la aldea de Sil Auressë.

-Espero de verdad que esto salga bien, dijo, -aunque tanto si se llega a un acuerdo como si no, tengo una extraña sensación de que nada volverá a ser lo mismo para mí.

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30/04/2015, 02:12
Arkyn

El bardo iba escuchando las palabras de Aelloth con tono serio, mientras memorizaba lo más útil e importante. Tendrían que ganarse a ese capitán para que las cosas fueran más fáciles después.

Se preguntó cómo lo haría.

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05/05/2015, 14:07
Director

Después de un largo viaje, los tres agradecieron unas horas de descanso y oportunidad para bañarse e incluso cambiar de ropa. Al caer la noche, acudieron según lo previsto al pabellón de Melechtor. En una mesa rectangular larga había un cordero asado, y guarnición de verduras. También pan recién hecho, y vino en abundancia. Incluso candelabros con velas. Resultaba sorprendente el contraste en un lugar tan estoico.

Había dos sillas preparadas para Agnor y Arkyn en un lado, y una en la punta para Aelloth, a la izquierda de Arkyn y Agnor. En el otro lado había tres sillas, y en la del medio estaba sentado Melechtor. Llevaba una capa azul, y un colgante en el cuello. Las otras sillas estaban vacías, y tampoco había cubiertos. Pero en la otra punta de la mesa, a la derecha de los invitados, habían preparado el sitio para una quinta persona quien no tardó en aparecer por la puerta detrás de Melechtor.

Se trataba de un dúnadan alto, de porte noble. Su capa era verde, y su armadura brillante y sus modales refinados. Hizo una leve reverencia a Melecthor que se había levantado al verle entrar. Luego se puso detrás de su silla, con las manos descansando en el respaldo. Incluso antes de ver el emblema bordado en su sobrevesta, algunos de los presentes habían adivinado su identidad. Tal era el parecido de Barahir a su abuelo, el fallecido príncipe Hallas, que era difícil ocultarlo.

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05/05/2015, 21:53
Agnor

Agnor acudió limpio y descansado a la cena. Habían tenido tiempo de reflexionar y darle vueltas al asunto que tenían entre manos, pero él no tenía claro si mostrarse optimista o pesimista. Más bien estaba expectante. Había visto docenas de alianzas que se hacían y deshacían. Y en su vieja casa su padre le contaba mil historias parecidas. Cardolan era una tierra maldita y tumultuosa. Sin embargo, si lo era, es porque había vaivenes entre lo esperanzador y lo malo.

Otra cosa había aprendido en su casa: el mínimo protocolo. Había entrado en el pabellón y no tardó en sentarse, saludando con la cabeza a los anfitriones. Pero cuando Melechtor se levantó supo enseguida que alguien importante estaba por entrar. ¿Sería, por fin, el joven señor Echorion? Agnor se levantó con formalidad y deseó verlo. Pero no. Efectivamente, no necesito ver el emblema: ahí estaba el nieto de Hallas, vivo retrato de aquel hombre al que una vez sirvió.

 

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07/05/2015, 01:45
Arkyn

Arkyn se había esmerado en adecentar sus ropas para causar la mejor impresión. Como enviado de Sil Auresse sabía que el mensaje que transmitiese no constaría únicamente de palabras.

Cuando llegó al pabellón lo contempló con ojo crítico. Para ser una estancia temporal estaba muy bien adecentada. Habían cuidado el protocolo en la mesa y Arkyn se cuidó también de permanecer de pie tras contar mentalmente el número de sillas y presuponer que habría un quinto invitado.

Y cuando éste llegó, el bardo le dedicó una de sus reverencias más formales. Sabía del orgullo dunedáin y no quería arriesgarse a propiciar un mal arranque de las conversaciones.

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08/05/2015, 14:24
[Gi] Barahir

Barahir estaba acostumbrado a que se le reconociese a pesar de que rara vez se quitaba la capucha fuera de Arthedain. Tal era su parecido con su abuelo, fallecido el año anterior habiendo cumplido los ciento setenta años. Hallas tenía sangre real por ambas linajes, y sus facciones duras pero a la vez finas, como esculpidas en mármol, las había heredado su nieto, quien ahora observaba a los dos representantes de Sil Auressë durante largos segundos, para después dar permiso con la mano para que se sentaran todos. En su rostro se reflejaba cierto desdén por el intento de mantener el protocolo en un sucio y precario campamento militar. También se le vio algo decepcionado por quiénes eran Agnor y Arkyn, como si hubiera estado esperando a otra persona, u otra clase de persona. –Podéis proceder con vuestras conversaciones, dijo secamente. A continuación, sacó un pañuelo y se dedicó a limpiar el tenedor y el cuchillo con indiferencia.

- Tiradas (2)
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08/05/2015, 14:35
[Gi] Melechtor

Melechtor carraspeó, y agarró un costillar de cordero. Miró a Barahir, y luego a Agnor y Arkyn. -Decidme, qué asuntos son los que queréis tratar con nosotros.
 

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08/05/2015, 19:29
Agnor

Agnor esperó a que los anfitriones se sentaran. Había llegado el momento o, al menos, el primer paso para llegar a Echorion. Sabía que lo suyo no era hablar, pero sabía que no sería mala idea calentar el ambiente y prepararlo para la intervención de Arkyn, de quien esperaba que fuera tan buen emisario como suponía. Barahir no parecía nada impresionado, más bien desdeñoso, y habría que esforzarse. Cogió aire y carraspeó. Estaba profundamente incómodo sintiéndose observado.

-Caballeros... capitán Melechtor... señor Barahir... -inclinó la cabeza levemente al nombrarlos-. Me complace veros, señor, pues en vuestra cara veo renacido al príncipe Hallas. Sabed que yo serví a las órdenes de vuestro abuelo, que me premió con un hermoso escudo ornamentado que porto con orgullo y ahora descansa en la tienda. Mi nombre es Agnor, de la casa de los Guthild. Una casa malograda de Feotar, pero que tiene una larga tradición guerrera. Soy el último de los Guthild después de la muerte de mi padre y la desgraciada muerte de mi hermano mayor en el asedio de Thuin Boid. Podría haberme quedado en mi torre y vivir de la tierra, pero no soy ajeno a los grandes problemas de este país. Soy joven pero en Cardolan se aprende rápido, y comprendí la visión del príncipe Hallas. Creo en ella. Esa misma visión, la de unificar Cardolan para encontrar la paz entre los príncipes y la guerra contra el verdadero enemigo... el oscuro enemigo, la he encontrado en Sil Auressë. Allí sirvo ahora y de allí venimos, con la misión de escoltar a Aelloth, y de presentar nuestros respetos y propuestas de entendimiento con el joven señor Echorion. Mi buen compañero Arkyn, aquí a mi lado, sabrá explicaros mejor que yo nuestra misión, pues no soy más que un simple soldado y hay cosas que escapan a mi entendimiento.

Tomó la copa y bebió un largo trago. Confiaba en que apelar al proyecto del príncipe Hallas fuera una buena carta de presentación.

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12/05/2015, 20:30
[Gi] Barahir

Barahir se inclinó un poco para escuchar las palabras de Agnor referidas a su abuelo. -Ciertamente Hallas logró reunir a los distintos feudos y principados para liderar una ofensiva contra un enemigo común. Pero su visión fue más allá de derrotar Dagorhir. También soñó con restaurar algo de la gloria perdida a este reino.

Llenó su copa y sonreía. -Al final, en Cardolan la política se hace con espadas. Así que no debes disculparte por hablar de tus sueños.

Levantó su copa en modo de brindis: -Agnor, eres un hombre de palabra, cuya lealtad no se compra con el oro. No hay mayor honor para un soldado. Después de vaciar la copa, se quedó observándola. Las habían traído desde Arthedain para el Palacio de Thalion. -Algún día...

De forma consciente, Barahir obvió a Arkyn. Sospechaba que era un diplomático más experimentado y cuidadoso que el soldado que hablaba sin tapujos: -Cuéntame, Agnor. ¿Qué visión es la que has encontrado en Sil Auressë? ¿Dónde reside la lealtad de esa aldea a la que ahora sirves?

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14/05/2015, 22:40
Agnor

Agnor pegó un trago. Bien, ciertamente Barahir era un soldado, un hombre de guerra, y en eso se reconocía Agnor. Pero también era un político, y lo que se estaban jugando ahí, pensaba, estaba fuera de sus habilidades. Lo suyo era montar a caballo, no sentarse a discutir en sillas en salones de nobles. Barahir le preguntó y supo que era precisamente por esas carencias: el nieto de Hallas quería escuchar la opinión del soldado, del hombre llano y sencillo, porque quizá las palabras de un emisario estuvieran demasiado adornadas e interesadas. Eso le hacía sentir incómodo.

-Señor Barahir... -soltó aire resignado, con su copa en la mano, haciéndola girar lentamente-. No sé si soy yo el hombre adecuado para hablar en nombre de Sil Auressë. Lo que sí puedo hacer es hablar en mi nombre. Por largo tiempo he visto las consecuencias de la guerra en mi familia y en Cardolan. No deseo la guerra. Pero no la temo. Soy un hombre hecho para ella y en ella me veréis si es necesario. Pero por eso mismo no quiero que una guerra fútil agoste los esfuerzos de los grandes hombres cuando otros peligros se ciernen sobre ellos. Y eso es lo que he visto en Sil Auressë, la oportunidad de concentrar los esfuerzos de los hombres en lo realmente importante: la paz y Cardolan. En Sil Auressë reconozco a mi propios deseos, un proyecto para el fin de las guerras tribales y la unión de los intereses para la prosperidad de todos los cardolani. Y en el joven señor Echorion reconozco la clave para ese fin. Creo ver intereses comunes entre las reivindicaciones de Echorion y las visiones de Sil Auressë. Y es por eso que estamos aquí, para que esa causa común no desfallezca en muchos proyectos distintos. La unión hace la fuerza.

Tomó un trago de vino.

-Esa es mi opinión. Ahora bien ¿qué posición tiene Sil Auressë? Quizá no sea mi labor hablar de ello. Otros podrán hacerlo mejor que yo. Pero se me ha preguntado y esto es lo que sé: Sil Auressë apoya las reivindicaciones del señor Echorion. Pero nuestra situación es frágil y no podemos ofrecer hombres para su causa. Sil Auressë puede ofrecer otras cosas: apoyo y refugio a vuestros hombres en tránsito hacia el sur, y vigilancia de los caminos a nuestro alcance. Sil Auressë tiene algo más que ofrecer al señor Echorion, pero puede que sea más conveniente decírselo a él mismo.
 

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16/05/2015, 22:49
Arkyn

Arkyn observaba la escena en silencio, prestando atención a las palabras pero sin mostrar un especial interés. Tenía experiencia como diplomático, y su éxito a menudo se basaba en saber intervenir en el momento justo para desbloquear una conversación. Ahora, las partes estaban dialogando. A su manera se estaba avanzando. Por un lado, Barahir ya estaba un paso importante por encima del capitán Melechtor. Y por el otro, Agnor hablaba en nombre de Sil Auressë.

A ver a dónde nos lleva esto, pensó mientras seguía comiendo.

Notas de juego

PNJ

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16/05/2015, 22:49
[Gi] Barahir

-Los hombres honrados libran las guerras para buscar la paz. No hay otro camino. Agradezco tus palabras, Agnor. Son sinceras, y coincidimos en que Sil Auressë podría dar un apoyo, a medida de sus posibilidades, para la causa del Lord Echorion. He de reconocer que hasta este día, la joven aldea ha cumplido siempre con la palabra dada, y con sus obligaciones.

El noble se quedó pensativo, mirando al fondo de la sala, donde grandes telas bordadas con el símbolo de Girithlin, y otras rojas, cubrían las paredes desde el techo hasta el suelo.

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16/05/2015, 22:50
[Gi] Melechtor

El capitán intervino de repente. -¿Por qué decís que vuestra situación es frágil? Acaso no os estáis reforzando… se quedó callado, como si hubiera mostrado más cartas de las debidas en una partida. Pero Melechtor detestaba estos juegos. Quería aclarar la situación lo antes posible. –Nos informan que Sil Auressë está convocando a más hombres para su ejército. También se están arreglando las defensas. Por lo tanto, os estáis preparando para la guerra, sin duda. Pero, ¿con qué fin? ¿Y contra quién? Y lo que es más importante, ¿por qué vuestra posición ahora es frágil a pesar de haberos reforzado?

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17/05/2015, 11:43
Agnor

Le sorprendió la repentina reacción de Melechtor. No esperaba verlo ansioso o desafiante. Enarcó las cejas antes de responder.

-Capitán ¿acaso puede una ciudad crecer dejando sus puertas al descubierto? ¿Podría una ciudad sobrevivir sin levantar muros? Sil Auressë es una aldea pequeña pero no queremos ser una mera plaza para los días de mercado. O mejor dicho, queremos serlo, pero para garantizar esa paz y prosperidad necesitamos hombres y muros. En cualquier caso, no vamos a ser una simple aldea de labriegos que ven pasar la historia delante de sus huertos, indiferentes a todo y que solo se manifiestan cuando la guerra toca a su puerta o para quejarse a los nobles. Para evitar eso Sil Auressë no puede permitirse ofrecer hombres. Sil Auressë necesita atraerlos, no expulsarlos.

Bebió un poco de vino. La jornada se le estaba poniendo cuesta arriba. En ese rato había hablado más de lo que solía hablar en todo un día.

-Adivino vuestra siguiente pregunta. ¿Atraerlos para qué? ¿Sospecháis que Sil Auressë pretenda convertirse en otra casa beligerante que busque su hueco entre los príncipes en guerra? ¿Otro feudo que pugne por el poder? Yo lo niego. Como ya he dicho mis señores buscan la paz para ellos y para toda Cardolan, sin pretensiones territoriales ni dinásticas para sí mismos. Sil Auressë no puede ofrecer hombres para la causa del señor Echorión ¿qué pueden significar para su ejército 10, 20 o 40 soldados más o menos? Nada. En cambio ¿qué puede significar para su ejército el evitar la muerte de cientos o miles de sus hombres? Todo. Y eso es lo que Sil Auressë ofrece. Refugio, caminos, y... -se sintió incómodo y se movió en su asiento- bien, lo diré ahora aunque no sea conveniente: un punto de encuentro para firma de alianzas. Mis señores ofrecen Sil Auressë como ciudad franca, libre y neutral para que el señor Echorion se reúna allí y firme un pacto con los nobles de Saralainn.

Quizá esas palabras fueran una sorpresa. Era algo que quizá solo debería haberle dicho al mismo Echorion, pero no tenía claro que hubiera una oportunidad de verlo en persona. Sil Auressë necesitaba plantar la semilla cuanto antes.

-Así es, un pacto. Sil Auressë se ofrece como punto de encuentro para las negociaciones entre el señor Echorion y el rey Lanaigh de Saralainn. Un pacto a tres bandas con el que evitaréis los ataques de los clanes de Saralainn al tren de suministros, ahorraréis en tiempo, recursos y hombres. Salvaréis vidas. Y además por Sil Auressë se facilitará el paso de vuestro ejército rumbo al sur. ¿No es eso mejor que ofrecer un puñado de hombres? Es por eso que no podemos apoyar vuestra causa con soldados. Sil Auressë es una plaza a proteger, no al contrario. Hay un enemigo común a todos, más peligroso que unos príncipes en guerra. Ese es el verdadero enemigo y ofrcemos la mesa sobre la que se pueda firmar su destrucción.

Dejó que las palabras fueran asimiladas. Quizá estuviera contando cosas ya conocidas por esos hombres, pero él no podía saberlo.

-No somos una aldea cualquiera, señores. Sil Auressë necesita de vuestra protección. Y protegerla os traerá más beneficio que daño. Hay un enemigo que se cierne sobre Sil Auressë, alguien muy interesado en su destrucción. Es el heredero de Dagorhir.

Esas eran las cartas y Agnor las puso sobre la mesa. Quizá la apuesta era arriesgada, pero el peligro que se cernía sobre todos lo era aún más. Había que jugar con todo.

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21/05/2015, 21:05
Arkyn

Arkyn asintió ante las palabras de Agnor. El joven guerrero había actuado de forma casi temeraria, pero estaban rodeados de hombres de armas. Ir de cara, con valentía y sin rodeos, era la mejor opción. Habían destapado que Sil Auressë se estaba preparando, cierto. Pero esa información se la podía haber dado Aelloth también. El silencio del emisario de Echorion resultaba positivo ahora. Y cada segundo les afianzaba en este tablero de juego. El bardo quien esperó a que terminara de hablar Agnor para conducir la negociación como si de un barco se tratara. O un enorme tronco arrastrado por la corriente. Debía parecer algo lógico, algo que caía por su propio peso. -Señores, Sil Auressë es un feudo joven. Pero en poco tiempo nos hemos preparado para los desafíos que nos aguarda el futuro. Nuestra posición privilegiada ha sido ahora reforzada con hombres y con muros. Apoyo, refugio, comida... En fin, un aliado. Y un aliado que no viene solo. Somos el puente hacia el sur, y también a los clanes de Saralainn. A vuestro señor le espera el mayor desafío de su vida, quizá el mayor de la historia reciente de Cardolan. Nosotros podemos tener la llave para abrir el camino hacia el sur. El camino a Girithlin. Pero para eso, Sil Auressë primero ha de sobrevivir. La amenaza que se cierne sobre nosotros es muy real. Alguien o algo está reuniendo a los restos de los ejércitos de Dagorhir, y han puesto sus miras en Sil Auressë.

- Tiradas (1)

Notas de juego

PNJ

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21/05/2015, 21:17
[Gi] Barahir

Lord Barahir intercambió una mirada con el capitán Melechtor, y torció el gesto. Volvió a llenar su copa, pensativo. -Habéis expuesto vuestra situación, y ciertamente lo que ofrecéis no se debe tomar a la ligera. La guerra en Girithlin es cuestión de tiempo, y con o sin apoyos marcharemos al sur. Puede que el haber retrasado la campaña al final haya sido una bendición de los valar, porque este verano aún no estabáis listos para darnos este apoyo que ahora ofrecéis.

Miró a Agnor de nuevo. -Cada hombre que cabalga con nosotros cuenta. Pero entiendo lo que decís. Sobre la amenaza que sufre vuestra aldea, algunos rumores nos han llegado de antiguas tropas de Dagorhir que se reunían bajo un nuevo estandarte. Pero no parecían numerosos, y es la primera noticia que oigo de un heredero del Señor de la Guerra. ¿Qué sabéis de él?

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22/05/2015, 21:55
Agnor

Agnor asintió.

-No sé mucho. Sabemos que las fuerzas de la oscuridad que vagan por el territorio no son meras bandas independientes que vagan por aquí y por alla buscando botín. Es más que eso. Aelloth podrá confirmarlo -miró al soldado-. Responden a un líder o líderes que han tomado el relevo de Dagorhir y están organizadas estratégicamente. Uno de esos comandantes, si acaso el único, se hace llamar Khathog. Personalmente sospecho que es algo más que un guerrero, quizá tenga habilidades oscuras y secretas. Parece ser que el tal Khathog está preparando algún tipo de obsceno ritual para liberar a alguna entidad maligna. Un tal Dagul.
 

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26/05/2015, 21:47
[Gi] Aelloth

Aelloth asintió ante las palabras de Agnor. Aún recordaba su cautiverio entre los orcos de la tribu Skator-Vok-Koptog, que portaban la grotesca imagen de un enano desmembrado. Confirmó lo dicho por Agnor, sin entrar en más detalles. Había muchas conjeturas, pero era cierto que las siglas S-V-K se repetían en los pergaminos hallados en el cofre. Y también era innegable que Sil Auressë necesitaba ayuda. -Y los orcos parecían bien equipados y organizados, concluyó el emisario.

-Aunque creo que los señores o amos no tenían contacto directo con la horda orca. Más bien les mandaban órdenes por medio de misivas. Desconozco quién lideraría a la Skator-Vok-Koptog en batalla.

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26/05/2015, 21:56
[Gi] Barahir

Barahir se levantó de su asiento, y dio unos pasos por la sala. Tenía las manos detrás de la espalda. Estaba pensativo. Había aceptado la audiencia con los enviados de Sil Auressë con la idea de rechazar amablemente cualquier solicitud, y más adelante hacer presión para lograr esos suministros u otra ayuda. Pero el escenario que habían presentado lo cambiaba todo...

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26/05/2015, 22:02
[Gi] Lord Echorion

-Cuando necesita pedir consejo, casi siempre sabe qué es lo que debe hacer. Mas le falta el valor de hacerlo.

La voz se escuchó de repente desde el otro lado de las cortinas. Acto seguido, apareció el joven señor Echorion en persona. Aelloth y Melechtor se levantaron al unísono, y Barahir le hizo una reverencia. Echorion había cumplido la mayoría de edad de 28 años hace solo unos veranos. No tenía ni un porte imponente, ni un carisma natural. Pero se movía con la gracia de los reyes, y sus gestos eran refinados. Y lo que más llamaba la atención, lo que la historia narrará de él, era su convicción casi mística que se reflejaba en sus ojos. También tenía facilidad para empatizar con los que le rodeaban, aunque toda su vida había temido por su vida y por una traición de alguien de cercano a él.