Partida Rol por web

Sil Auressë

[19] Un nuevo día

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22/12/2018, 00:27
Curudae

CASTILLO

-Hemos recibido respuesta, anunció el Senescal. –Un mensaje escueto que os daré sin rodeos, por si hay algo que véis en estas palabras que yo no he visto.

Desenrolló nuevamente el pequeño papel, y lo puso encima de la mesa hexagonal.

Aguantad la posición. Cabalgamos. Para ganar esta guerra. Y las otras. Cabalgamos.

Notas de juego

Las runas son "Angerthas", bastante comunes aunque requieren cierto nivel cultural. La primera es una "E", luego en el centro arriba hay una "w" y debajo una "g". Finalmente a la derecha hay una que se corresponde con ninguna letra a priori. Es como una "B" pero en espejo.
 

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22/12/2018, 18:10
[SA-ej] Halbered

CASTILLO

Después de los saludos pertinentes, el sargento que había estado al mando de las defensas en el Paso de la Loma en el sur resumió brevemente lo que había vivido durante su regreso. –Hemos tardado algo más por tener que evitar a los orcos que se dirigían hacia el sur. Los del ejército que luchó contra Khoradur. Al mismo tiempo, nos dimos cuenta de que los de la hueste de la Loma no nos perseguían. Ni el primer día ni el segundo. El tercer día vimos en el oeste una polvareda provocada por muchos jinetes que cabalgaban hacia el sudoeste. Hacia la Loma. Parecían muchos.

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22/12/2018, 18:13
[Gi] Melechtor

CASTILLO

-Un centenar. Nada menos, dijo Melechtor animado. -Sin duda es la división de Elfwine. La extraña firma podría querer indicarnos eso. La letra “E” está presente, aunque nunca le he visto usar una firma así. También hay otro capitán de Lord Echorion cuyo nombre empieza por “E”. Somos tres divisiones en total. Su nombre es Erig, y estaba por Metraith, un poco más hacia el norte.

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22/12/2018, 18:16
[Gi] Barendil

CASTILLO

El escudero de Echorion guardó silencio. Con su frente arrugada observaba el símbolo improvisado que constituía la firma del mensaje. Finalmente intervino, pero dio la sensación de que lo hacía con la intención de zanjar el asunto. –Son buenas nuevas, eso es lo que sabemos. Y confirman que la estrategia de mejorar las defensas y esperar aquí es la más acertada.

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25/12/2018, 11:52
Director

SIL AURESSË

Mientras las reuniones se sucedían en Othrind, en aquellos días se respiraba un aire de tensa calma en Sil Auressë. Sus gentes estaban expectantes de lo que iba a suceder a continuación. Habían sufrido el zarpazo terrible del Mal que aún habitaba en Cardolan y en el mundo, y habían pasado cosas que no alcanzaban comprender. Poco a poco, con el paso de los días, se atrevían a hablar entre ellos de lo que habían visto y vivido en distintos lugares, y comenzaron a asimilarlo. Habían sobrevivido a una calamidad cuando aún estaban poniendo las primeras piedras de un sueño. En vez de huir, se habían mantenido firmes y se habían enfrentado a la Oscuridad.

El regreso del ejército de Sil Auressë y la llegada de nuevas tropas para reforzar las defensas les había animado. También ayudaron las noticias de las grandes victorias logradas en campo de batalla y de otras gestas no menos importantes como la puesta en marcha de la luz de los enanos en lo alto de la torre de homenaje, o la incursión al monolito. Y sobre todo la llegada de refugiados, supervivientes y evacuados, y  los reencuentros entre amigos y familiares. Faltaban muchos por localizar, y también eran numerosos los que habían fallecido, pero su recuerdo permanecía vivo en los que seguían en Sil Auressë. Todas esas cosas les dieron motivos para recibir cada nuevo día con cierto optimismo y esperanza.

La esperanza era sin duda una aliada poderosa, y el sol era testigo de cómo la luz de una nueva esperanza se abría paso en el reino perdido, de cómo se enraizaba en los corazones de las personas, y cómo les daba fuerzas para resistir cuando todo parecía estar perdido. Y en Sil Auressë se unían ahora personas con metas que iban más allá de la salvación de esa pequeña aldea. En el lejano horizonte estaba el sueño de un nuevo comienzo para todo el reino. Algo que era inalcanzable, pero después de derrotar a la Oscuridad y al Abismo, después de unir a fieles a Arthedain, a mercenarios, a hombres de Dol Tinarë y a seguidores de Echorion, después de frenar las huestes de orcos en varias batallas y después de derrotar a las manadas de huargos por primera vez en la historia de las contiendas de Cardolan, después de todo lo vivido… ¿acaso no se habían ganado su derecho a alzar la vista para elevarse hacia la luz y buscar un futuro mejor?

El rumor de la llegada del ejército de Echorion iba cogiendo fuerza en la aldea y en el castillo. Cuando regresaron Halbered y otros de la Loma, ese rumor se convirtió en una certeza. Se hablaba de centenares de jinetes, pues era conocido el tamaño de las tropas del Príncipe Desterrado. También que Echorion en persona estaba liderando el ataque. Áún así, continuaron mejorando las defensas del lugar. Había mucho trabajo que hacer, pero no podían evitar darse abrazos o simplemente sonreír cuando se cruzaban con caras conocidas o desconocidas en aquellos días. Mientras tanto, el sol brillaba con una intensidad que no se recordaba haber visto en días de otoño.

Se enviaron exploradores unas millas hacia el sur, y se encontraron solo con un puñado de orcos dispersos y huyendo. Barendil y Gaerel prefirieron no arriesgar, y siguieron esperando. Y por fin llegaron jinetes, pero no desde el sur sino desde el este. Una decena de soldados acompañando a cuatro personas que llegaron siguiendo el curso del río. Fueron directamente hasta el vado, y mientras los soldados se quedaron con Barendil, los cuatro continuaron subiendo hasta el castillo. Avanzaron sin hacer ruido, sin anunciar su llegada con el sonido de las trompetas. No obstante, a su paso el murmullo de las gentes iba en aumento…

Los cuatro jinetes llegaron hasta el castillo. El primero era un hombre ataviado con pieles de lobo, su rostro tapado y dos espadas se cruzaban a su espalda. Su nombre era Dos Colmillos, y era el líder de los Lobos del que ya habían hablado. A su lado iba un dúnadan de sangre pura y porte noble, de ropajes caros pero que igualmente se tapaba el rostro, pues aquellos que habían vivido tiempo en Cardolan lo reconocían al instante y en aquellos momentos prefería pasar desapercibido. No era otro que Barahir, cuyo parecido con su abuelo Hir Hallas era más que notable. Solo unos pocos del castillo habían coincidido con Barahir, pero había tenido mucho que ver con los acontecimientos recientes, y más aún con los que estaban por llegar. Porque de entre todos los nobles de Cardolan, era Barahir quien más se preocupaba por ganar las guerras del futuro. Un futuro que no le pertencía al reino perdido, y que tenían que reconquistar con acero y con diplomacia. Junto a él cabalgaba una dama con túnica. Iba montada en un caballo de los Primeros Nacidos, grácil y fuerte, de color grisáceo. Tardaron un poco en reconocerla, pues en cierto modo su ausencia la había convertido en casi un mito. La elfa que había fundado Sil Auressë para luego abandonarla en el momento de mayor necesidad. Así regresaba la Dama Ayla a su hogar, y los que la conocían notaron que algo había cambiado en ella. Un halo de tristeza la acompañaba, pues duras habían sido las pruebas que había tenido que pasar. Por último, a la diestra de Ayla cabalgaba Aelloth. Era el emisario de Echorion, y también el jinete de Garan Gwalorn que había partido con el mensaje de auxilio hacia Metraith después de la Batalla de la Loma.

Una vez dentro del castillo, se fueron hacia Othrind. Todos menos Ayla. Ella buscó a Curudae, y en silencio caminó hacia la Academia. Su Academia, que nació con el propósito de conservar el legado del pasado antes de que se pierda, de enseñar a los hijos de campesinos y nobles de por igual los valores que antaño hicieron grande el reino, y explicarles cómo la huella de los elfos perduraba en la esencia de Arda. Su sueño ahora convertido en las Casas de la Curación para poder lidiar los males de la guerra. Una guerra que había llegado demasiado pronto, cuando Sil Auressë aún era joven, cuando la luz aún era tenue. Pero sus habitantes y otros hombres de honor se habían aferrado a esa luz, y habían luchado con todas sus fuerzas y con toda su rabia para protegerla, para traerla hasta un nuevo día.

Ayla entró en la Academia, y buscó a Khoradur. A su lado estaba Curudae, y así los tres fundadores de Sil Auressë se volvieron a encontrar.

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26/12/2018, 17:12
Curudae

CASTILLO - LA ACADEMIA

La imponente figura de Khoradur yacía en la cama que ocupaba casi toda la habitación. Habían necesitado de sillones para alargar el lecho para el cuerpo del umbareano. Su pecho se movía al compás de una respiración forzada y agónica. A pesar de su fortaleza, parecía ahora extrañamente débil y vulnerable. El yelmo "Karma" descansaba en una mesita. Estaba abollado y la visera partida en trozos, pero habían logrado extraer cada pedazo de metal de su cabeza. El característico casco cerrado de los Corsarios le había salvado de una muerte instantánea, pero seguía sin despertarse del coma. Curudae se acercó hasta ponerse al lado de Ayla, y posó su mano en el hombro de la elfa. Tenían tantísimo de que hablar, pero era un momento para el silencio. Entonces se percataron de la presencia del fiel escudero Bergil que había estado sentado en un taburete en una esquina. -Bergil..., comenzó Curudae y au voz se quebró por la emoción. -No te marches. Tu lugar es con tu señor. Se despertará. Estoy seguro. Y quiero que sea tu rostro lo primero que vea cuando lo haga. No te vayas, pues has de contarle que la Dama Ayla ha regresado en este día, y que ella le espera a su Lugarteniente.

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26/12/2018, 18:14
[SA-serv] Bergil

CASTILLO - LA ACADEMIA

Bergil había cumplido las órdenes de Gaerel y había procurado que Khôradur no fuese molestado en ningún momento. Tanto fue su celo en la tarea encomendada que ignoraba que estaba pasando en el exterior de la Academia.

En ese momento Curudae se encontraba allí y de pronto la puerta se abrió y una figura entró. Se disponía a levantarse de su taburete cuando se percató de quien era y no osó moverse ni decir palabra, se quedó parado contemplando la escena.

Curudae puso su mano sobre el hombro de la señora Ayla y no tardaron mucho en percatarse en que él se encontraba allí. El joven escudero notó como lo observaban, y si bien se puso tenso, estaba en cierto modo tranquilo, no lo observaban con hostilidad.

Entonces Curudae le habló y Bergil en respuesta a sus palabras se puso en pie asintiendo con la cabeza.

-Mi señor Curudae ese es mi propósito, salvo que la oscuridad lo impida no pienso moverme de aquí. Es mi obligación permanecer a su lado para cuando despierte.

Dio unos pasos hacia la cama y observó a su señor Khôradur

-Pensé que había muerto pero ahora mi corazón alberga la esperanza de que sobreviva y de que en el futuro vuelva a guiarnos a la batalla, porque estoy seguro que la oscuridad volverá en diferentes formas, tarde o temprano, pero Sil Auressë permanecerá aquí y le hará frente.

Observó a los grandes señores allí presentes y sonrió como hacía tiempo que no había hecho, una sonrisa llena de esperanza y determinación.

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26/12/2018, 20:33
Director

CAMINO DESDE METRAITH

Llegó un nuevo día, y cuando el sol comenzó su recorrido por el cielo llegó también la noticia más esperada y deseada: las batallas habían concluido, al menos de momento. Las tropas del Príncipe Desterrado Echorion habían logrado una serie de victorias contundentes y decisivas en el sur, y los orcos habían sido derrotados hasta tal punto que iban a tardar muchos años en volver a criar y poder causar problemas a gran escala.

No obstante, nada de eso hubiera sido posible sin la resistencia y el valor de los hombres y mujeres que defendieron Sil Auressë cuando ese mismo sol que ahora brillaba con fuerza fue devorado por la esfera oscura. Ellos resistieron cuando todo parecía perdido, y detuvieron el avance de las dos huestes en la Batalla del Eclipse y en la Batalla de la Loma. Fue gracias a ese sacrificio de unos pocos que Echorion pudo llegar a tiempo y se encontró con un enemigo desordenado, a la deriva sin líderes y sin muchos de sus aliados más peligrosos. Un enemigo abatido incluso antes de la batalla pues no había logrado ninguno de sus objetivos.

Era cierto que aún podían quedar algunos orcos dispersos que huian, pero los soldados controlaban las rutas principales. En el campamento les informaron de la situación general, y la pequeña comitiva se preparaba para concluir su viaje de regreso a Sil Auressë.

Cuatro jinetes a caballo les acompañaban acatando así las órdenes de Aelloth, quien ya no se encontraba entre los soldados del campamento. Aelloth, según les decían, se movía con frecuencia de un lado a otro entre puestos, y ya había entrado también en Sil Auressë en varias ocasiones para informar a los de la aldea de los avances de la corta campaña militar emprendida por Echorion para limpiar la zona de orcos. No sabían si Aelloth conocía algo de la importancia de Sir, o simplemente se tomaba en serio su protección, pero en cualquier caso la presencia de la escolta les garantizaba la seguridad en el último tramo del viaje.

Era ya pasado mediodía cuando vieron en la distancia la torre del castillo de Sil Auressë. La estructura se alzaba hacia el cielo encima de una clina, y n lo alto de la misma una señal de luz blanca indicaba la ausencia de peligros. Sin apenas darse cuenta, sus pies comenzaron a caminar más ligeros hacia aquel lugar de luz y de esperanza.

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27/12/2018, 22:09
Arthondir

CASTILLO

Entre reunión y reunión en el Othrind, Arthondir trató de localizar al maestro cazador, lo cual, pese a las estrecheces del castillo no resultó nada sencillo. No fué sino en una ocasión en la que buscaba a Acero Rojo y los Valar quisieron que ya estuviera hablando con ella en ese momento.

¡Maese Denelloth! - una expresión alegre se dibujó en su rostro, pues empezaba a flaquear su esperanza en encontrarlo, aprovechó para saludar a Acero Rojo con un gesto, tratando de imitar el que ella hacía habitualmente - Por fin le encuentro, veo que es una caja de sorpresas - comentó señalando a la torre, en referencia al mensaje enviado a través del hopta - espero que tenga un momento para hablar.

Acercándose al montaraz cambió levemente su expresión por una un poco más seria, y redujo su tono de voz, tratando de que oídos indiscretos quedaran al margen de la conversación.

Me habló de una tarea importante maese Denelloth, que dudo que haya olvidado - comenzó diciendo - de los tres, Girion hijo de Gildur, fué el primero en alcanzar el castillo y por lo que sé dudo que lo abandone de inmediato. ¿Qué ha ocurrido? Me gustaría saber el papel que jugaba aquella persona en todo esto - dijo en una clara referencia a la niña sin querer usar su nombre - si hay que ocultarla puedo ser de ayuda.

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28/12/2018, 20:17
Tarbrand

CASTILLO

El montaraz pasó los días con cierta tranquilidad, la cual aprovechó para descansar y reponerse todo cuanto podía. En el tiempo que se encontraba en activo aprovechó para pasearse por las murallas y echar algún que otro vistazo al horizonte para asegurarse que ningún enemigo los pillase desprevenidos; a parte de cumplir con sus deberes como jinete y cumplir con el reconocimiento rutinario que ordenaba Melechtor.

No obstante, un inesperado día, los primeros refuerzos llegaron hasta el propio castillo, y entre ellos se encontraba una misteriosa elfa, el dúnedain jamás había visto ningún primer nacido, pero al contemplarla entendió que todo lo que se decía de ellos era escueto comparado con la realidad. El montaraz sabía que ella era la dueña de aquella villa, pero lo había tomado más como una leyenda que como una realidad, por lo que su sorpresa fue mayor si cabe. No obstante, cuando los recién llegados fueron separándose, se dirigió directamente a hablar con Aelloth, al cual saludó con un eufórico abrazo y le dijo al instante:

-¡Vaya sorpresa amigo mío! ¡espero que hayas vivido buenas aventura porque aquí te has perdido lo mejor! jajaja -rió amistosamente a la vez que le ponía al día de todo lo acontecido- cuando te vimos partir me temí no volver a verte, pero me alegra que no fuera así, aunque por lo que parece, vuelves con una compañía de lo más elitista jeje -concluyó esperando que el edain le contara lo sucedido, aunque sabía de sobra que no era muy dado a explayarse.

Notas de juego

Uff, ya sí que podemos morir tranquilos, hemos conocido a la élite de Sil Auressë al completo XD.

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28/12/2018, 23:48
[Gi] Aelloth

CASTILLO

-¡Tarbrand!, gritó Aelloth entusiasmado y se bajó del caballo para darle un sentido abrazo. Después de saludar a los demás amigos y conocidos, le contó por encima lo que había pasado desde que se separaron tras la Batalla de la Loma.

-Fui directo a Metraith. Allí me encontré con el capitán Erig que ya estaba al tanto de algunas cosas. Allí fue donde me encontré con la Dama Aylarien que llegaba desde el oeste, y la carta de Theon y lo que le pude contar hicieron el resto. Erig convocó a sus jinetes. Además, resulta que Elfwine también tenía su división en marcha hacia el sudeste desde antes de todo esto. Entre los han hecho un ataque de pinza sobre los orcos en el sur, y lo que me ha llegado son buenas noticias. Si todo sale bien, vamos a aniquilarlos. Los hemos rodeado desde el sur. No tienen escapatoria.

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28/12/2018, 23:49
[LC] "Dos Colmillos"

CASTILLO

-Así es, intervino el hombre con aspecto salvaje. Se presentó como Dos Colmillos y hizo un gesto que al parecer acompañaba su nombre, al mismo modo que Acero Rojo a quien buscaba con la mirada pero no la veía en ese momento. –Los Lobos hemos cerrado rutas de escape.

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28/12/2018, 23:50
[Gi] Barahir

CASTILLO

El nieto de Hallas Tinarë miró cómo Ayla se alejaba hacia el edificio de la Academia en compañía del Senescal Curudae. Por el camino ella se había enterado de lo sucedido con el Lugarteniente Khoradur. Barahir entendió que en aquel momento necesitaba estar con sus más allegados.

Saludó con un leve gesto a Theon y a Agnor, y se acercó a Aelloth y a Dos Colmillos. Dijo en voz alta: -Estamos ganando las guerras por venir, amigo Aelloth. Pero nuestras hazañas descansan sobre las piedras que han puesto los héroes de Sil Auressë. Hablaba con voz pausada, buscando el impacto de sus palabras.

Luego entró en la torre de homenaje, y en la sala de Othrind continuó su relato. -Yo vengo de acompañar a la Dama Ayla. Juntos hemos visitado una cabaña. Allí se encontró con dos personas, creo. Uno está herido. Y con un sacerdote de túnica oscura y cayado. Su nombre es Norion. No los conozco en persona, pero la Dama quiere que se haga que lleguen hasta aquí.

Su porte era noble, y sus modales refinados, pero sus palabras estaban repletas de autoridad.

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28/12/2018, 23:51
[SA-ac] Cerveth

CASTILLO

-Yo me encargo de organizar una expedición, señor, dijo el Director de la Academia. Había acudido a ver en persona a los recién llegados en cuanto había oído de su llegada. Conocía a Aelloth de la Fiesta de la Academia, cuando fue apresado por espía. Todo eso quedaba ya muy lejos. Cerveth estaba un tanto nervioso por la presencia de Barahir de Dol Tinarë. A pesar de no haber reclamado ningún título de manera oficial, por derecho de nacimiento le correspondía un trato que él mismo insistía en rechazar. –Mi nombre es Cerveth, y dirijo la Academia. Buscaré a cuatro o cinco personas de confianza, entre ellos el sargento Eliver. Los traemos de vuelta.

A continuación salió de la sala. Por el camino se paró a hablar con Tarbrand.

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28/12/2018, 23:51
Director

SIL AURESSË

La llegada de Ayla, Barahir, Aelloth y Dos Colmillos tuvieron un efecto casi inmediato en la aldea. Con ellos llegó la noticia de la presencia de las tropas de Lord Echorion, y por fin la balanza de la guerra se inclinaba a su favor. Los orcos estaban en clara inferioridad, y su derrota definitiva era ya cuestión de tiempo. Solo quedaba por ver el alcance de su derrota, y tal vez qué iba a pasar después. El Príncipe Desterrado había puesto en marcha casi la totalidad de sus tropas, y se había alejado de Metraith hasta casi el límite de Minhiriath.

Se rumoreaba que Lord Echorion en persona dirigía las operaciones en el sur. En los próximos días llegaron algunos mensajeros y soldados, pero poca información nueva. Barahir y Aelloth se quedaron en el castillo, igual que Dos Colmillos. Y Barendil mandaba sobre la guarnición permanente en el vado entre el castillo y la aldea.

Cerveth organizó una partida para ir hasta la Cabaña de los Montaraces. Además de Eliver y un par de guardias, les pidió a Tarbrand y a Eben que fueran con ellos. También les acompañó Girion durante parte de l trayecto, y luego continuó hasta el pequeño bosquecillo donde se encontraba el Monolito que era testigo de una contienda decisiva.

 

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28/12/2018, 23:52
[SA-ac] Cerveth

CASTILLO – Tarbrand

Cerveth les dio las últimas instrucciones al grupo que iba a partir en breve. No esperaban encontrarse con problemas tan cerca del castillo ahora que las tropas de Echorion habían llegado, pero nunca estaba de más ir con cuidado.

Después se quedó hablando con Tarbrand. En su mano sujetaba un papel donde había copiado la inscripción de la espada del montaraz.

Lúmë vánë ar alta nilmë yestanë. Nin nurar, carimmë núti.

-Voy a averiguar todo lo que pueda, Tarbrand de la Casa Ránduil, le prometió. -Puede que me lleve un tiempo.

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28/12/2018, 23:54
[Gi] Barahir

CASTILLO

Dentro de la sala de Othrind, Lord Barahir se dirigía a los caballeros de Sil Auressë.

-Soy Barahir de Dol Tinarë. Algunos me conocen, aunque soy casi un extraño en estas tierras. Conocí a Lord Echorion en Arthedain, y desde hace años cabalgo con él. Nos reconforta ver cómo en medio del caos y la oscuridad, una luz nace en el seno de Cardolan. Una luz brillante y fuerte. Una luz que guía a los que quieren un futuro mejor. Y no solo eso. Esa luz ilumina a los que buscan la sabiduría y el conocimiento, y a los guardianes del grandioso legado de Númenor que aún perdura en la esencia de esta tierra, y en vuestros corazones. Y es esa luz la que ha guiado a Lord Echorion hasta aquí. Pues es aquí, en Sil Auressë, donde empieza el camino que le llevará hasta el trono que le pertenece por derecho de sangre y de obra.

El noble hablaba en nombre del Príncipe Desterrado, aunque oficialmente eran representantes de principados diferentes. Dol Tinarë había dejado de existir como un feudo soberano, y Barahir había jugado el futuro de su Casa, o al menos el de su familia, al éxito de las pretensiones del joven señor Echorion.

-Después de largos años de exilio, ha llegado su hora. La hora de la justicia. La hora de comenzar algo nuevo y que perdure en el tiempo, pero sin olvidar aquello que dejamos atrás. En ese trayecto que nos espera, contamos con Sil Auressë y sus gentes como aliados. Como compañeros. Como iguales. Como hermanos. Es la misma luz la que nos guía. Y compartimos el mismo sueño para este reino.

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29/12/2018, 00:09
Ayla

CASTILLO - LA ACADEMIA

Ayla miraba con el rostro desencajado por el dolor, el cuerpo yacente de Khoradur. Curudae le había contado a su llegada como estaba, pero verlo así era insoportable. El dolor por no poder volver a escuchar su voz, a oír su consejo, por compartir una botella de vino, su risa, sí pocas veces lo había visto reír, pero cuando lo hacía era de esas personas que contagiaba su alegría. Permanecía en silencio con Curudae al lado. Sintió su mano en su hombro, después de lo que pareció tanto tiempo de ausencia, de tantas batallas libradas, dos amigos que intentaban reconfortarse por el dolor de las graves heridas sufridas por un buen amigo común. Los tres fundadores de Sil Auressë se reunían después de la batalla…
Recordaba la preocupación que reflejaba el rostro de Khoradur, cuando les dijo que tenía que partir a combatir un gran mal. Como se preocupaba por ella, como la protegía. Y ahora yacía en un camastro, caminando entre la vida y la muerte.
Atrapada por el dolor, escuchó unas palabras lejanas. Un llamamiento de consuelo, unos pasos que se acercaban y un nombre.
La Dama de Sil Auressë, giró el rostro y miró con sus ojos violetas a los ojos de aquel a quien Curudae se había dirigido como Bergil. Incontables lágrimas manaban de los ojos de la elfa, partida por el dolor. Durante su vida se había enfrentado a emisarios oscuros, a bandidos, dragones, incluso un Maya caído. Había tenido distintos maestros que la habían preparado para enfrentarse a todo mal, incluso para enfrentarse a su destino. Contra toda esperanza logró vencer al Cazador Oscuro, y así conseguir que la luz de Sil Auressë permaneciera viva. Pero nada ni nadie, la había preparado para esto.
Volvió a mirar el cuerpo de Khoradur, y tras un eterno silencio sintió que podía reaccionar otra vez. Fue entonces cuando la Dama se arrodilló junto al improvisado camastro, y sostuvo entre sus manos las del Umbareano.
La voz de la Dama quebrada por el dolor, rompió el silencio.
- Khoradur, soy yo Ayla. He vuelto y estoy bien. Me enfrenté a un gran mal, y la fuerza de lo que aquí hemos creado me dio lo que necesitaba para derrotarlo. Tu fuerza y la de toda Sil Auressë pude sentirla. Siéntela tú ahora y enfréntate a esta prueba. Sil Auressë te necesita, sus habitantes te necesitan, yo te necesito.
Ayla sollozaba y entre sollozos empezó a recitar:

En una fría noche de invierno,
contemplo la luna resplandecer.
Bajo las estrellas me encuentro,
mirando el cielo florecer.
Podré pasar por mil batallas,
podré pasar por mil infiernos
pero seguiré de pie,
seguiré avanzando hasta el fin,
por mi sangre corre sangre de guerreros.
Extiendo mi mirada
y a lo lejos veo una montaña,
montaña bañada de neblina
y encima el cielo azul.
Falta poco para que nos encontremos
y nuestros ojos se iluminen,
pero antes, amada mía,
debo pelear la última batalla
tengo mi escudo listo
y mi espada afilada.
Tengo el corazón acelerado
y la mente tranquila
Iré a combate por mí,
iré a combate por mi pueblo,
Iré a combate por mi Dama,
iré a combate por los ideales,
pero regresaré del combate por ti,
amada mía, victorioso volveré,
cubierto de sangre de mis enemigos,
con mi escudo destruido
y mi espada raspada
pero con cabeza bien en alto
pues habré ganado.
Cabalgaré por las noches,
para llegar a la montaña
navegando por los grandes mares,
descubriendo lugares
y viviendo noches de soledad
bajo la luz de la luna.

Ayla se quedó un tiempo en silencio con la frente apoyada en el costado de Khoradur.
- Es el poema que recitaste en la fiesta de la Academia, el poema que te hizo ganar un baile conmigo. ¿Recuerdas el baile? Has vencido amigo mío, has ganado el combate, y la gente vive, la esperanza vive. Ahora tienes que enfrentarte a tu propio infierno, y volver. Vuelve Khoradur, por favor vuelve…
Ayla escuchaba las palabras de Bergil, y vió su sonrisa. Una sonrisa limpia, sincera en medio de aquel dolor. Un faro de esperanza. El rostro de la Dama ya no tenía lágrimas, se habían quedado todas en las ropas de Khoradur, pues eran para su amigo. Miró a Bergil, y no pudo evitar sonreír ante sus palabras.
Tendió su mano para que la ayudara a levantarse.
- Gracias Bergil por permanecer aquí.
 

Notas de juego

Dire, no me sale Bergil para ponerlo como destinatario de los mensajes también.

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29/12/2018, 08:26
Eben

CASTILLO

Eben observaba el horizonte desde las almenas cuando tenía ocasión de salir a respirar aire fresco. El castillo le oprimía como siempre, pero procuraba ocultar sus sentimientos mientras vigilaba.

Los recién llegados causaron sensación, sobre todo por la elfa de la que se decía que era una de las fundadoras del Sil Auressë. A Eben todo esto le resultaba confuso, pero sí reconoció a Dos Colmillos, el líder de los Lobos y jefe de Acero Rojo, le saludó con un ademán de la cabeza.

Escuchó atentamente las noticias y se alegró sobremanera al saber que los dos compañeros de la cabaña del bosque heridos aún continuaban allí, junto con Norion. Apenas Cerveth indicó que iba a montar una expedición para traerlos de vuelta, Eben se levantó al instante presentándose voluntario.

El montaraz podía a duras penas contener su alegría y alivio de poder salir del castillo, aunque fuera un trayecto corto y una misión tranquila, y respirar aire fresco de verdad de vuelta en sus queridos bosques. Además, así comprobaría que la pequeña cabaña no hubiera sufrido grandes daños.

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29/12/2018, 12:49
Aeldric

CAMINO DESDE METRAITH

Aeldric miraba con júbilo y esperanza los vestigios de una Sil Auressë que había resistido a la oscuridad, una Sil Auressë fuerte y unida y su alma por fin sentía que podía vivir en calma en los tiempos venideros...al menos hasta que apareciese una nueva amenaza. El elfo comenzó a acelerar inconscientemente el paso.

- Vamos, veo el final de nuestra misión ya. Nos esperan muchas horas de celebración y tranquilidad.

Sin duda se acercaba ya al final de su viaje.