Partida Rol por web

Sil Auressë

[19] Un nuevo día

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02/12/2018, 21:31
[SA-serv] Bergil

ZONA CASTILLO bis

Bergil recibió la noticia de que se le convocaba para el consejo de Othrind con sorpresa, era un mero escudero y no comprendía que podía hacer allí

Habrá hombres con mayor experiencia que yo, auténticos soldados expertos en armas y en la guerra, ¿que puedo aportar yo, mero escudero?

Pero no podía negarse ante una orden

-Muy bien voy de inmediato, gracias soldado

Se tocó la nariz y notando la sangre, buscó un pañuelo o trapo y un cubo de agua para limpiarse la herida lo mejor que pudo. Cuando se iba se encontró con Theon, quien le dio palabras de agradecimiento. Bergil sonrió tímidamente

-Gracias mi señor, no soy versado en armas aún, sólo soy un simple escudero, simplemente intenté ayudar en lo que pude.

Tras hablar con Theon se dirigió hacia la gran sala de Othrind

¿Cómo estará mi señor? seguramente en el consejo nos lo dirán

Notas de juego

Bergil sale del patio de armas y se dirige hacia la sala del consejo

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02/12/2018, 21:52
[CM] Caldrim

ZONA CASTILLO

Caldrim era de los últimos en bajar del caballo tras la batalla. Una más en su larga hoja de servicios. Por su mente pasaban imágenes de las cargas de los últimos días, y de muchos instantes donde su brazo había flaqueado, o donde había fallado. Lamentaba cada error, y en su interior una voz familiar le recordaba que los años iban pasando. Y que más pronto que tarde iba a llegar su último combate. El que le iba a retirar, de un modo u otro.

Comprobó que Bakar estaba bien atendido, y dio instrucciones acerca de su caballo de guerra. Luego dio unos pasos hasta llegar a Cathael. Pero esta vez no le saludó como solía hacerlo. Simplemente le dio una palmada en el hombro, igual que a los demás caballeros con los que se cruzaba. -Me temo que siempre es así, hijo, le contestó.

-¡Caldrim de Dol Tinare! ¡Qué extraño destino te ha traido hasta aquí! ¿Ya te has cansado de los páramos de Rhudaur?

Sonrió a Belegund. Era un buen hombre y últimamente las unidades de mercenarios reclutaban más y mejor que antes gracias a él. -Bueno, el invierno llegaba y pensé que era un buen momento para unas vacaciones tranquilas y apacibles en mi tierra.

Luego se quedó hablando con Theon. -Nada que agradecer. En la guerra cada uno tiene su lugar y su función.

Ahora que las espadas estaban enfundadas de nuevo, Caldrim se mostraba preocupado. La ausencia de Khoradur dejaba un vacío difícil de llenar. Ahora entraban en el terreno donde los señores decidían pensando a veces más en la política y en sus propios intereses. Eran cosas que de buena gana solía dejar para Daeros, el Caballero Capitán de los Cruaidh-Marach. Ahora, sin el Corsario al mando, no sabía a quién recaía esa responsabilidad. Caldrim no quería obedecer a un señor que no conocía la guerra, o no era merecedor de su lealtad. Había escuchado nombrar a un "dirgon", lo que venía a ser un capitán con el cometido de ocupar el lugar del comandante en caso de necesidad. Eso le reconfortaba en parte, pues significaba que el Corsario lo había escogido antes de la guerra para esa tarea.

Cuando Theon se preparaba para ir a por el yelmo, Caldrim le detuvo. -Que vaya Cathael. Hijo, acompaña a Bakar a los curanderos, y luego lleva el yelmo del enano hasta la torre. Theon, nos espera ese dirgon Gaerel. Prefiero que hables tú en mi nombre, dijo confirmando así el liderazgo de hecho de Theon sobre los tres miembros de los Jinetes de Acero. -Iré contigo a Othrind. El alto mando formado tras la Batalla de Eclipse está por debajo del rango de Gaerel en lo referente al ejército, comentó con cierto hastío en su voz. Había visto cómo a veces terminaban estas cosas, y cómo los aliados se entretenían en absurdas disputas de poder e intriga en vez de centrarse en derrotar juntos al enemigo. Todo era mucho más fácil en el campo de batalla.

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02/12/2018, 23:55
Arthondir

ZONA CASTILLO

Rápidamente, los últimos combatientes entraron al castillo siguiendo las órdenes de Theon, y Arthondir hizo lo propio. El lugar le resultaba extraño y familiar al mismo tiempo, era la primera vez que pisaba aquel suelo empedradro, pero los días que había pasado luchando por aquel lugar, aun sin conocerlo, le otorgaron una leve sensación de hogar, de meta. En parte gracias al lema de la puerta, que le indicó que sus esfuerzos habían sido en la dirección correcta.

Desde el día en que el día se tornó en noche mucho había cambiado en la vida itinerante del dúnadan, había conocido valerosos guerreros y hábiles exploradores, y se había enfrentado con sus propias manos a El Enemigo, aquel que amenazaba con extinguir la luz en la Tierra Media. Realmente no era un muchacho, tampoco era mayor en cuentas de los dúnedain, pero aquella experiencia le había cambiado de algún modo, podía sentirlo dentro de él, sólo que aún no sabía de que forma lo había hecho.

Arthondir, gracias por el caballo.

Gracias a tí, Acero Rojo, por sumarte a esta noble causa, aun tenemos mucho de qué hablar - respondió una vez hubo desmontado. Asintió a su comentario de cuidar los caballos, sin duda él estaba mucho más acostumbrado a la interacción social y las edificaciones, pero algo le decía que permanecerían poco tiempo en zona civilizada.

Buscó a Ginawr con la vista, mas viendo como era llevado con los heridos no quiso interrumpir a sus porteadores, trataría de localizarlo también, pues tenía una deuda de gratitud con el jinete, al igual que con Tarbrand.

Maese Tarbrand - llamó con cierta pesadumbre en la voz - espero que Ginawr se recupere pronto, sin duda fui muy atrevido al solicitar vuestra ayuda en aquel camino, espero que pueda disculparme - Arthondir se sentía visiblemente culpable  - estoy en deuda con ambos.

Me da gusto verte de nuevo, bienvenido

Al momento se acercó Theon, quien le saludó con cierta reticencia, y no era para menos pues bien sabía Arthondir el por qué. Le había enviado una nota porque temía no volverlo a ver para disculparse en persona.

Me alegro de que estéis a salvo - dijo tratando de ocultar un gesto de dolor al recibir el saludo de su interlocutor, su muñeca seguía hinchada, dolorida e inútil, puede que este sí fuera el momento de hacérsela mirar. - sólo espero que podáis esperar a conocer mis motivos antes de juzgarme, maese Theon.

Lo cual le recordó su principal motivación en ese entonces y despidiéndose cortésmente acudió en busca de Eben.

¿Sabéis dónde puede estar Denelloth? Le perdí la pista al subir la colina.

¡No puede ser! exclamó sorprendido cuando escuchó estas palabras del último hombre que había marchado con el Cazador de Sil Auressë ¿Acaso no ha llegado al castillo? ¿A dónde creeis que podría dirigirse en tal caso?

La ausencia de Denelloth lo desconcertaba totalmente, pero Theon le advirtió de que Girion ya había accedido al castillo, así que, ante la ausencia del explorador tomó de nuevo como suya la misión que le había encomendado al poco de conocerse.

Era la primera vez que visitaba el castillo así que prefirió esperar a que los jinetes con los que había llegado marcaran el camino.

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04/12/2018, 00:05
Denelloth

ZONA CASTILLO - Interior - Denelloth

Agradeció a Intorin la comida, que le resultó suculenta. Comía con apetito, como encontrando olvido en el acto de cucharear y masticar. Sólo se incorporó un momento para mirar por una ventana cercana; no veía el portón, pero sí parte de la gente que observaba a los bravos que volvían. Creyó atisbar a algunos de ellos. Quería bajar a verlos, y sin embargo se sentó y siguió comiendo.

Apuraba los restos cuando llegó Curudae.

- ¡Russef! -exclamó el montaraz. Wrings se había convertido en uno de los hombres con los que más experiencias había vivido en los últimos y ajetreadísimos días. Sin duda le agradaba saber que estaba sano y salvo, aunque resultaba extraño tenerlo aquí tan pronto. También, y así se lo dijo a Curudae, le gustaría preguntarle si Norión, Otho y, para qué negarlo, su prisionero seguían en la cabaña.

La carta de Norión resultó mucho más inquietante, claramente la alusión a proteger a Finduilas y a Sir. No era ningún secreto que la aristócrata cardolani no contaba con muchas simpatías en el país, y Denelloth no pensaba distinto a la mayoría, a pesar de no tener otra cosa aparte de rumores para fundar sus opiniones adversas.

Miraba a la ventana próxima, como buscando en el cielo el camino que lo llevaría instantáneamente al grupo con el que Sir había salido de entre los muros de Si Auressë. Las dudas de Curudae no hicieron sino aumentar las suyas propias. Estiró el cuello, como olisqueando, como queriendo salir volando por aquella ventana cuanto antes.

-La simpatía de Norión por Finduilas ha tenido mucho peso para que la mire con más benevolencia. A pesar de los desencuentros que Norión y yo hayamos tenido, es un hombre sabio, y nos despedimos como amigos. No creo que se engañe. Aún así, temo por Sir, y estas letras no me calman el espíritu, como a ti. Yo tampoco sé si obrásteis bien.

Sacudió la escudilla con ademanes tristes.

-Es hora de seguir. De cuidar a Hugaew, recibir a los combatientes, ver a Russef y reunir al Othrind.*

Estaba maltrecho, pero parecía haberse rehecho. Su voz sonaba firme. Estaba listo para afrontar nuevos desafíos. Pero no olvidaba...

Notas de juego

Se pueden elidir las que consideres, dire, para agilizar. En algún momento sí me gustaría hacer un post con Hugaew, pero no tiene por qué ser ahora, creo. Avancemos como lo consideres necesario.

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04/12/2018, 12:35
Ragi

CAMINO DESDE METRAITH

Ragi suspiró aliviado al ver un campamento en el camino. Necesitaban, sin ninguna duda, del amparo para pasar la noche y poder continuar su camino a Sil Auressë. El recibimiento cordial y las noticias le ayudaron a perder la tensión que tenía acumulada.

A pesar de todo, se sentía obligado a permanecer en todo momento con su protegida para evitarle cualquier mal.

-Ya estamos cerca-le dijo a la niña mientras observaba el campamento-. ¿Necesitas algo? ¿Cómo te encuentras?

Desde que habían empezado el viaje había tenido poco tiempo para hablar con ella y, por desgracia, sentía que la niña había acabado teniendo una pesada carga sobre su vida.

- Tiradas (1)
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04/12/2018, 15:39
Anael

CAMINO DESDE METRAITH

Anael llegó al campamento y observó a los allí reunidos. Se veía que eran pocos los que formaban el campamento, pero tras una guerra como la vivida, la verdad es que eran bastantes. El guardaespaldas se limitó a escuchar lo que Aelloth les contaba y cuando salió el nombre de Sil Auressë, se dio cuenta de que allí había dejado a dos personas muy importantes para él. Estuvo a punto de preguntar por ellos pero se aguantó, no quería escuchar nada malo de ellos, no antes de acabar lo que le habían encomendado, de acabar su misión.

El hombre miró en la lejanía esperando poder ver la fortaleza, esperando que todo siguiera como cuando de salió de Tharbad hace ya mucho tiempo.

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04/12/2018, 19:48
Aeldric

CAMINO DESDE METRAITH

Aeldric avanzó con el grupo, relajado, hacia el campamento. Mientras todos descansaban y hablaban, Aeldric se apartó un poco y comenzó a realizar florituras con su espada. No debía dejar que sus habilidades se oxidasen, la misión aún no había terminado.

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04/12/2018, 21:13
Curudae

ZONA CASTILLO – Interior- Denelloth

-Hugaew… ¿Así se llama? Suponía que tenía que ver contigo, Denelloth. El búho llegó magullado. Herido por murciélagos que le querían dar caza. Es una criatura extraordinaria sin duda. Pero ya no se encuentra entre nosotros, comentó Curudae y su mano buscaba algo en lo profundo del bolsillo. Sacó un trozo de papel. –Actuó de forma extraña, pero entendí sin lugar a dudas que quería seguir con vuestro mensaje hacia algún otro lugar. Así que se lo devolví, y también le puse una pequeña nota mía, y me guardé una copia.

Curudae le enseñó el trozo de papel, y escudriñaba la reacción de Denelloth.

El búho insistió en quedarse el mensaje anterior, y en estos días de oscuridad y de encantamiento, me veo obligado a dejar que haga su voluntad. O la voluntad de quién le ordena. Que los valar le protejan y que la Luz le guíe en su camino. Lucharemos por sa luz. Hasta el final.

Curudae, Senescal de Sil Auressë

Cuando Denelloth había terminado de leer, el Senescal le siguió comentando, pasando ahora al tema de Russef. –Grande es el coraje y ligeros son los pies de aquel hombre de Saralainn. Ha llegado directo desde la cabaña sin rodeos y a la carrera. Está agotado y herido, pero se recueprará. Entiendo que Norion sigue en la cabaña. Después podrás hablar con Russef si quieres. Ahora te necesito conmigo en Othrind. Están a punto de entrar los hombres que han luchado en la batalla.

Esperó a que Denelloth se incorporase, y le susurró: -El enemigo piensa que Sir está aquí. Nos atacará con toda la fuerza de la que aún dispone. Mientras tanto, ella sigue su camino hacia algún lugar seguro. Hemos de resistir aquí hasta recibir ayuda del Vado de Sarn o de Metraith o de otro lado. Tarde o temprano, debe llegar. Cuando los orcos hayan sido derrotados, la podrás buscar.

Y a continuación le llevó a la sala de Othrind donde ya estaba esperando Gaerel. Desde el patio de armas se escuchaba la llegada de numerosos jinetes.

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04/12/2018, 21:15
Director

CASTILLO – Othrind

Othrind era una sala sin ventanas en el corazón de la torre de homenaje. Era de las pocas zonas ya terminadas de aquel castillo. Unos diminutos agujeros en lo alto de la pared apenas dejaban pasar algo de luz, pero numerosas velas iluminaban todo el lugar.

A medida que iban entrando los recién llegados, pudieron ver el escudo de Sil Auressë estaba pintado en el suelo de la sala. Las sillas que solían formar un semicírculo habían sido apartadas, y en un lateral había una mesa ovalada junto a una pared donde colgaba un gran mapa de Cardolan. En aquella mesa había numerosos pergaminos cerrados, y también distintos mapas. Y fue allí donde Cathael depositó con cuidado el gran trofeo conquistado en la Batalla de la Loma: el Yelmo del Enano, antaño portado por el legendario naugrim Tagli y que había coronado el estandarte de batalla de la gran hueste de los orcos que llegaban desde el sur.

En un lugar dominante, sobre una pequeña plataforma, había tres sillas de mayor tamaño. En una estaba sentado un hombre al que varios de los presentes identificaban como Curudae, el Senescal de Sil Auressë. Las otras dos sillas permanecían vacías, pero al lado del Senescal había dos hombres de pie. Uno era el montaraz Denelloth, y el otro debía ser Gaerel.

Por la puerta entraron en la sala los jinetes de Garan Gwalorn. Theon, Caldrim, Ungail, Aaren y Tarbrand. Con ellos iba Agnor, que además de formar parte de aquella unidad era también sargento de Sil Auressë, igual que Faelimir que le acompañaba. También Belegund, el enlace de los mercenarios de Metraith, y Eben y Sudwyll de los cazadores o exploradores. Y Bergil, el escudero de Khoradur. Por último entró Arthondir de Arthedain, cuyos pensamientos se dirigían una y otra vez a la misión que se le fue encomendada. Cuando su mirada se cruzó con la de Denelloth se tranquilizó un poco.

Muchos de los que llegaban tenían heridas de todo tipo. Y los que no estaban heridos, estaban cansados. Había una gran olla con cachas y al lado agua, vino y pan recién hecho. Una joven que se presentó como Caäniza estaba junto a esa mesa hacia donde se dirigían muchas de las miradas de los que entraban. También tenía vendajes y gasas, y aguja e hilo. Y sobre todo sabía curar, y estaba preparada para pasar por todos los que llegaban en cuanto se hubiesen completado las pertinentes presentaciones.

Notas de juego

Cathael coloca el yelmo y se marcha de nuevo a la enfermería
Marcad como destinatarios: Denelloth, Curudae, Arthondir, Eben, Theon, Tarbrand, Aaren, Agnor, Khoradur (Bergil)
 

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04/12/2018, 21:21
[SA-ej] Gaerel

CASTILLO – Othrind

El veterano Gaerel fue el primero en hablar, incluso antes de que hubieran entrado todos. –Entrad, poneros cómodos. Junto a la pared, o en el suelo. No importa. No estamos en un palacio, les dijo con su voz áspera.

Cuando las puertas se habían cerrado, se presentó algo más formal. -Soy Gaerel, y por circunstancias tengo el rango de Dirgon. Por lo tanto estoy al mando del ejército de Sil Auressë y de todos aquellos que voluntariamente se han unido para apoyarnos. Os presento al Senescal Curudae, uno de los fundadores de esta aldea y la máxima autoridad política en este momento. Y Denelloth, el Maestro Cazador y jefe de los exploradores del ejército. Ostenta un rango superior a los sargentos, que además faltan la mayoría.

Hizo un leve gesto hacia Agnor y Faelimir, los únicos presentes.

-Se han logrado importantes victorias, a un precio alto. Pero nuestra situación sigue siendo complicada. Aquí veo hombres capaces, armados y fuertes. Y eso me reconforta. Hay dos huestes enemigas de camino hacia aquí. Puede que os necesitemos de nuevo en breve. Descansad ahora, y que os atiendan las heridas. Comed. Esperamos aquí para que os recuperéis. Nos avisarán de cualquier novedad, y nos ponemos al día. El ejército de Sil Auressë partió hacia el oeste bajo el mando del comandante Khoradur. En ese contingente iban casi todos nuestros hombres, para hacer frente al enemigo. Nos han llegado algunos mensajes, pero preferimos oír las nuevas directamente de vosotros.

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04/12/2018, 21:23
Curudae

CASTILLO – Othrind

Mientras Gaerel hablaba, Curudae se hundía un poco más en la silla, y por momentos parecía estar ausente. Miraba de reojo a las otras dos sillas vacías. Eran simples sillones de madera aunque con alguna decoración tallada. Cada uno de los tres asientos de los fundadores tenía alguna característica particular. En el centro estaba el lugar resevado para la Dama Aylarien, ausente desde hacía tiempo. En el respaldo se podían ver elaboradas figuras geométricas. Recordaba la despedida de Ayla en esta misma sala.

-Vosotros sois Sil Auressë. Habéis venido aquí voluntariamente, porque queríais creer, porque tenéis esperanza, y aquí se nos ha dado a todos una nueva de oportunidad de cambiar un mundo que lucha por sobrevivir. He intentado poner todos los medios a disposición de una causa, de una forma de ser. Y ahora os necesito a vosotros. Necesito que luchéis por todo esto, necesito que creáis en todo esto, necesito que la luz sea mas fuerte que nunca en vuestros corazones, sólo así podréis ayudarme. He de partir lo antes posible… -y nadie puede acompañarme.

La tercera silla, con varios barcos tallados, era el sitio del Lugarteniente Khoradur. A él la Dama había dedicado otras palabras.

-Khoradur, eres la espada, la ira y el custodio de Sil Auressë. Curtido en mil batallas, creo que nunca te has enfrentado a una como ésta.

Curudae echa en falta más que nunca a sus dos compañeros, socios y amigos. Ahora como apoyo tenía a Gaerel y a Denelloth. Miró al dirgon. Confiaba en Gaerel para el tema militar, y se alegraba del regreso de Denelloth. Le vio agotado más allá de lo humanamente posible. Sobre el dúnadan, Ayla había dicho:

-Denelloth, contigo trajiste la oportunidad de ver en todo momento qué ocurre en nuestras tierras. Nos has enseñado a ver. Tus heridas van sanando, y pronto llegará el día en que tendrás que decidir cómo quieres que siga tu camino.

Lentamente y con esfuerzo, el Senescal se incorporó con recuerdo de la voz de Ayla aún en su cabeza.

-Curudae, viejo amigo... En mi ausencia quedas al frente de Sil Auressë. Ahora deberás decidir sobre todas las cuestiones importantes. Habrá decisiones difíciles, y en ellas deberás escuchar tu corazón. Nosotros construímos Sil Auressë, y éste nos está forjando a nosotros, nos está cambiando recompensándonos por todo lo que le hemos dado.

Ahora solo quedaba él para dirigir los destinos de Sil Auressë en estos tiempos de dificultad. Era un hombre de mediana estatura, con evidente sobrepeso. A simple vista, nada en él emanaba autoridad. Aún así, cuando habló, todos tuvieron la sensación de estar ante aguien quien manejabalos hilos del poder de aquella peculiar aldea, y posiblemente de una parte de los alrededores.

-Saludos. Soy Curudae, el Senescal n la ausencia de la Dama Aylarien. En nombre de Sil Auressë, os doy las gracias más sinceras por todo vuestro empeño durante esta guerra. Veo aquí bastantes rostros nuevos para mí. Quiero que cada uno de vosotros sepa que tendrá nuestra gratitud de por vida, así como abiertas las puertas de este lugar. Sil Auressë nació con la idea de crear un sitio de luz y de esperanza en medio del caos de Cardolan. Un nuevo comienzo donde el pasado no importaba. Llevamos algo menos de un año trabajando sin descanso para hacer realidad ese sueño. Sin desafiar a ningún feudo, sin aspiraciones más allá de forjar nuestro futuro en paz y de tratar de mejorar el de nuestros vecinos también. Y ahora, la Oscuridad nos ha atacado. Ha querido arrebatarnos ese sueño. Apagar esa frágil luz antes de que pudiera nacer del todo.

Dio un paso al frente y miró a los presentes uno a uno. -Nos han atacado a nosotros. Pero que nadie se equivoque. Los orcos y las demás criaturas del Mal no amenazan solo a esta aldea. Si Sil Auressë cae, las tribus del antiguo reino del Señor de la Guerra Dagorhir tendrán una base aquí, a pocos días de Metraith y del Vado de Sarn. Cardolan está débil, y en esta contienda está en juego el futuro de todos.

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05/12/2018, 12:01
Theon

CASTILLO – Othrind

Theon entraba a la sala del Othrind con una mezcla de curiosidad y de entusiasmo, era el lugar dónde se definía la estrategia militar de toda la región, desde joven se había formado para ser parte de aquello. La circunstancias habían querido que sea en Sil Auressë y no en Fornost, pero una parte de él se alegraba que este encuentro tuviese lugar en las tierras de su bisabuelo.

Theon había escuchado el nombre de Khoradur, de Ayla y de Gaerel con anterioridad, pero no recordaba haber oído acerca de Curudae, un hombre que a las claras estaba a la altura del cargo que le habían delegado. - Senescal Curudae, mis respetos - dijo con una leve inclinación. La presencia de Denelloth lo reconfortó, muchos estaban preocupados por su destino, y si bien él confiaba en que podía abrirse camino solo hasta el castillo, le sorprendió que ya lo hubiese hecho. Cuando fue presentado como maestro cazador se dio cuenta la grandeza y la humildad de ese hombre, que había peleado a la par de todos ellos - Denelloth, me alegra que volvamos a vernos tan pronto - asintió con una sonrisa amistosa hacia el cazador. Luego se concentró en el líder militar, tenía deseos de conocerlo desde que había oído de él - Dirgon Gaerel, es un honor conocerlo. La misión que el alto mando nos encomendó hubiese sido imposible sin vuestro apoyo. Espero que el mensaje que le enviamos por medio de palomas haya llegado a tiempo - dijo, haciendo referencia a los detalles del plan para ingresar a Khoradur al castillo.

- Soy Theon Villarion de la Casa Hallas, me he formado en la escuela militar de Fronost y formo parte, al igual que muchos de los presentes, del Garan Gwalorn. Somos un gran grupo de jinetes, integrado por hombres unidos por una convicción, algunos fieles a Lord Echorión, otros a Sil Auressë, y también hombres libres que por elección propia nos hemos unido a esta causa, como es mi caso y el de los Jinetes de acero. Estoy a vuestra entera disposición para colaborar con ustedes en defender estas tierras - dijo a modo de presentación. - Cuando Khoradur fue herido en batalla y el Garan Gwalorn se unió al grueso de las fuerzas de Sil Auressë y de Lord Echorión que peleaban juntas,  se formó un Alto Mando dentro de ese ejército, compuesto por Parthil, Sargento de Sil Auressë, Barendil, Consejero de Lord Echorion, y Melechtor, Capitán del Garan Gwalorn. Ellos nos encomendaron a Agnor, a Tarbrand y a mi coordinar el regreso a salvo del Lugarteniente y del grueso de los heridos-

-La última información que tenemos es que el Alto Mando llevó a todo el ejercito a una colina que Khoradur había elegido para enfrentar al enemigo con anterioridad, porque allí el terreno les era favorable. Habían tenido antes una victoria en ese lugar y cuando los vimos por última vez se preparaban para un nuevo combate. Previamente habíamos logrado dar un gran golpe al enemigo, matando a uno de sus líderes, un gran Uruk, e hiriendo a otro, un anciano orco que montaba un huargo - miró hacia sus compañeros presentes, que habían sido quienes lograron esa hazaña - Se nos sumó el noble Girion, quien traía la cabeza de otro líder, conocido como Gothdust - con Girion en el castillo, podían preguntarle a él todos los detalles. - Al sur, en el Paso de la Loma, hemos logrado una gran victoria, allí dimos muerte a los líderes de la horda y el paso fue bloqueado. Además, las máquinas de asedio fueron destruidas. Allí recuperamos este yelmo que fue el símbolo de la Alianza de los Señores que encabezaba Hir Hallas contra el Señor de la Guerra Dagorhir - agregó, mirando el yelmo de confección enana y mostrando respeto al nombrar al último Príncipe de Dol Tinaré - Falta mucho para hablar de victoria, pero hemos diezmado al enemigo, acabado con sus líderes y ganado un tiempo valioso -

Luego se detuvo en Curudae, su preocupación por la región era la misma que él sentía, pero además de lo militar, había acciones políticas que quería comentarle - Senescal, se ha encontrado con Aelloth?- preguntó - El porta tres cartas de mi puño y letra poniendo al tanto de lo ocurrido a grandes líderes de la región, que estoy convencido que nos brindarán apoyo. Una dirigida al Príncipe Minastir de Arthedain, que ahora mismo tiene sus fuerzas en los alrededores del Vado de Sarn y es quien nos envió a Aaren y a mi, junto a un grupo de Lobos, a investigar los extraños movimientos de enemigos por la zona. Otra dirigida a Lord Echorión, con quien comparto una amistad, y que ya envió parte de sus fuerzas para unirse a las defensas de Sil Auressë, pero que cuenta con un ejército mayor en una posición estratégica. Por último, otra dirigida mi prima Olanwen, quien pondrá al tanto de inmediato a mis tíos Lord Barahir y Lord Faradon de Dol Tinaré, con su apoyo espero que Metraith esté preparada para defenderse cuanto antes y puedan enviar refuerzos - se volteó hacia Belegund, que ya se había sumado desde esa ciudad. Temía que nombrar a Lord Faradon no fuese la mejor de las ideas, hacía tiempo que había elegido las comodidades de Gondor en lugar de proteger a los suyos, pero incluso eso podía llegar a ser favorable si podía conseguir aliados de ese reino - Sil Auressë no será abandonada a su suerte, en este lugar se está forjando un nuevo Cardolán - dijo con convicción, lo que reflejaba su más profunda ideología , compartida por varios que portaban el ribete rojo en sus brazos- Muchos somos los que elegimos defenderla, aún si nuestra vida se va en ello - se sentía orgulloso del grupo de hombres que lo acompañaba, todos ellos eran grandes héroes silenciosos que estaban cambiando el destino de ese lugar, y él tenía el honor de estar a su lado.

Notas de juego

Tochopost, volcando las piezas militares y políticas del gran rompecabezas de Sil Auressë (las que conoce Theon, claro) XD

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05/12/2018, 19:39
Tarbrand

-CASTILLO – Othrind:

Al fin había llegado el día, el día por el que tanto habían luchado, aquel en el que por fin llegaran a Sil Auressë para hacer honor a la palabra de Echorion, aunque lo cierto es que llevaban haciendo honor a dicho trato desde que eliminaron las máquinas de asedio. Así pues, tras el brillante resumen de Theon, Tarbrand tenía poco que añadir, sólo matizar algunos datos: 

-Saludos nobles señores -dijo admirando la sala y la nobleza de sus interlocutores- mi nombre es Tarbrand, como bien ha indicado mi amigo Theon, y estoy aquí por ser uno de los hombres de confianza de mi capitán, Melechtor, y por ende como muestra del trato contraído con mi señor, el legítimo rey de Cardolan, Lord Echorion; pues se pidió ayuda militar a cambio de mostrar vuestra lealtad al mismo, y por los Valar que lo hemos hecho -expuso dejando clara su presencia allí, y de paso, confirmar que el apoyo de Sil Auressë seguía vigente- en lo relatado por el señor Villarion, sólo añadir que llevamos varias semanas deshabilitando en la medida de lo posible todas las fuerzas enemigas que nos hemos encontrado, primero desarticulamos sus máquinas de asedio, aniquilando a varios trolls en la tarea, tras ello liberamos a bastantes prisioneros, los cuales en su mayoría me temo que han quedado tras las líneas enemigas pues no tenían caballos para seguirnos el paso; tras ello matamos a un uruk líder y a sus guardaespaldas que habían saqueado una granja y se establecieron en la misma como base de operaciones; después vino la batalla del paso, de la que poco tengo que añadir, y tras ello la lucha en la Loma; por cierto, ¿como se encuentra el lugarteniente? hemos hecho grandes sacrificios para mantener viva la esperanza... -preguntó esperando que Khoradur se recuperara y sin entrar en detalles de cómo lo salvó no sólo una, sino tres veces, matando al propio líder uruk que lo derrotó- tras ello fui designado, junto a Aaren y a los Jinetes de Acero, así como dos jinetes más para eliminar a un grupo de snagas que pretendía informar al grupo retenido en el paso, derrotamos a bastantes, pero creo que alguno pudo escapar -aclaró en la medida de lo posible pues la lucha fue en la oscuridad de la noche- tras ello volví a unirme al grupo de avanzadilla y tras dos duras refriegas, aquí me encuentro... -concluyó esperando oír el motivo de dicha reunión, pues de momento le era desconocido.

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05/12/2018, 20:19
Aaren

CASTILLO – Othrind

La ocasión era propicia para el reposo y sin embargo, procuré no relajarme demasiado cuando finalmente accedimos a la sala del torreon.

Othrind repetí entre susurros tan leves que solo yo podía escucharlos.
El sonido de aquella palabra resonaba en mi cabeza mientras intentaba en vano desentrañar el significado oculto que guardaban sus raices.

Atrás habia quedado Cathael. El joven muchacho se habia enfrentado a la locura de la guerra por primera vez, y su cuerpo temblaba como un junco en medio de la tempestad. Quise acercarme para confortarlo, pero Caldrim, su padre, se adelantó para mantener en alto su concentración. No quise interponerme, de modo que seguí subiendo las escaleras y me quité el Yelmo. Los bordes se encontraban mellados y un par de grietas habian asomado allí donde el Huargo lo habia golpeado, pero todavía parecía de una pieza.

Uno a uno fuimos pasando a la gran sala. Esperé a mi turno para las curas dejando que aquellos visiblemente mas afectados recibiesen los cuidados oportunos y me senté cerca de Theon, pero un par de pasos por detras.
Me alegró ver a Denelloth de pie junto al Senescal de la Villa. El cazador era un hombre huraño y silencioso, pero a todas luces competente y de buen corazón. El tipo de personas que me gustaban.
De nada conocía al senescal, ni tampoco al hombre que se encontraba a su izquierda, el del parche en el ojo. Aunque no tardé en descubrir que se trataba de Garael, el hombre de armas que Khoradur habia elegido como su Dirgon.

Cuando Curudae empezó a hablar no pude evitar preguntarme de nuevo que hacía allí. Aquel no era mi lugar. Me sentía tan desubicado como un gusano en medio del gallinero. Todo aquello me venia grande, poco o nada conocía de los reinos de Cardolan, mas allá de los vagos recuerdos que tenía de lo que habia aprendido de mi padre, cuando era apenas un niño. Y menos todavia era lo que sabía sobre las diferentes relaciones de vasallaje entre los distintos señores y casas salvo por las pocas cosas que Theon me había contado. Y para ser francos, de todo aquello, solo una parte había arraigado en mi cabeza, a pesar del esfuerzo que habia hecho por qué asi fuera, pues era consciente que en aquellos retazos de información yacia la clave para desentrañar quién y como se manejaban los designios de Arthedain y Cardolan. Pues en ellos se manejaban nuestras propias vidas y no era de sabios ignorarlas.

Y sin embargo yo no era Theon, ni tenía las aptitudes para entender en profundidad el complejo entramado de intrigas que se dirimian en las alturas, ni la habilidad para manejarlas o usarlas a mi favor. Al menos eso creía. Y lo cierto es que con lo poco que conocía del puzle general, estaba convencido de ello.

No obstante, las palabras del Senescal y la consiguiente réplica de Theon, me proporcionaron nuevas piezas de ese puzle y me abrieron una serie de caminos hacia el conocimiento de la situación que antes se hallaban cerrados para mi.

Escuché con atención todo cuanto se decía, siempre en silencio, y apenas me incorporé un tanto cuando Theon reveló algunas piezas de información que habian permanecido ocultas incluso para mi.

Los mensajes, su linaje...no eran algo que realmente me importasen, pero dejaban al descubierto que Theon era un hombre mucho más precavido y minucioso de lo que pensaba.

Bajé la cabeza y sonreí para mi al comprender la excelsa capacidad previsora de su mente.

Los lobos se reunían y sus gruñidos se filtraban entre las piedras de Othrind como retazos de conversaciones inentendibles para el resto de animales. Se preparaban para la guerra y en cada gruñido se tejia una parte del gran tapiz que habria de repartirse y del que todos querían formar parte. Pronto los gruñidos se transformarían en bramar de cuernos y tambores y más tarde sus aullidos se elevarían sobre las almenas haciendo temblar la cerviz de los mismisimos hijos de la sombra...pero yo no era un lobo. Yo era un aguila y nada de aquello me importaba. Mi tapiz eran los cielos y la libertad mi única aspiración. Habia llegado allí de la mano de mi amigo porque sabía que mi destino, como el de todos los seres vivos estaba unido al de aquellos lobos. Los únicos lo suficientemente tercos y osados como para juntarse y formar una manada capaz de hacer frente a la mismisima sombra.
Aquel era mi lugar. Al lado de Theon lucharía por mantener mi libertad y la luz de todas aquellas cosas que amaba...y un lugar donde Thorian y Theon y los Jinetes de acero y todas las buenas gentes de Sil Auresse pudiesen vivir sus vidas con dicha y con bienaventuranza, antes de que la voz de Mandos los llamase a todos a sentarse en su mesa.

Mi pensamiento se perdió entonces en el tiempo, y viajó muchos años atras, antes de que la oscuridad hiciese presa de mi mente.
La dulce fragancia de madre estaba allí, como lo voz protectora de padre y los ojos radiantes de mi hermana... para ellos también habría un lugar al pie de la montaña, un lugar al lado de lago azul donde los rayos del sol no se perdiesen durante las horas del dia, un lugar donde al caer la noche, las luces de Varda iluminasen los nidos de los zorzales y la luna se reflejase sobre las cristalinas ondas del Nenuial...si seguian con vida lo tendrían. Yo me encargaría de ello.

Notas de juego

Antes de entrar dejo recado a alguno de los mozos de armas que me busquen una estrella de la mañana nueva.

Aaren no debería saber mucho de las intrigas de Cardolan. Algo que me vendrá bien oara volver a leer algo de informacion sobre los reinos y vasallajes y tener más idea de lo que pasa ^^

Dejo este post reflexivo y lo mantengo callado. Creo que ese es su lugar de momento.

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06/12/2018, 23:00
[CM] Caldrim

CASTILLO - Othrind

El Jinete de Acero soltó un suspiro al sentarse en un lado de la sala de Othrind. Mientras tanto Theon narraba con su habitual elocuencia los acontecimientos de aquellos días de tormenta y de sangre. Eso le permitió a Caldrim quitarse con cuidado las hombreras de su coraza, y las depositó con cuidado en el suelo junto a su yelmo con visera. Las heridas que había sufrida eran profundas, y el vendaje del pecho estaba manchada de sangre oscura.

Mientras descansaba, sus ojos se quedaron mirando el Yelmo del Enano. Y entonces su mirada se cruzó con la de Gaerel. El dirgon asintió y con la cabeza, y después de las palabras de Tarbrand vio que quería decirle algo.

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06/12/2018, 23:01
[SA-ej] Gaerel

CASTILLO - Othrind

-Caldrim… Te vi en Quiel hace ya unos años, junto al Caballero Capitán Daeros. Fue la carga que rompió las líneas del enemigo. Sin vosotros, el avance de los Señores Aliados se podía haber detenido. Le distéis alas a la campaña de Hallas.

Gaerel se quedó unos instantes recordando los detalles de aquella proeza. La Tormenta de Acero de los mercenarios de Cruadh-Maraich. Una carga nocturna contra los orcos de Dagorhir. Fue algo realmente épico, pero la rueda seguía girando y desde entonces ha habido otras batallas no menos grandiosas en Cardolan. Se acercó al yelmo.

-En efecto, Theon Villarion. Es un símbolo para Cardolan, y también para los enanos. Forma parte de la historia de este reino condenado. Me había llegado la noticia de los orcos portando el estandarte del enano desmembrado, coronado por el yelmo de Tagli. Me reconforta ver que ha sido recuperado.

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06/12/2018, 23:02
Curudae

CASTILLO - Othrind

El Senescal había escuchado las palabras con atención, y contestó primero a Theon. –Recuerdo a Aelloth. Agnor le acompañó desde aquí a pedir auxilio de Lord Echorion antes de  comienzo del ataque. Y Agnor ha regresado con más de lo que nos podíamos imaginar. A Aelloth no le hemos visto, me temo. Pero no ha sido posible para nadie entrar en el castillo estos días. Bueno, a casi nadie, añadió mirando un segundo a Denelloth. El montaraz era capaz de pasar desapercibido y conocía cada palmo de aquella fortificación. -Espero que esos mensajes hayan llegado a sus destinatarios, y hay más ayuda de camino. Mientras tanto, nos queda resistir aquí.

-En cuanto a Khoradur, mi gratitud personal por haberle traído hasta aquí. Está siendo atendido, y está estable aunque sigue grave. No sabemos si va a salir de ésta, pero confiamos en que así sea. Sin vuestra intervención no habría tenido ninguna posibilidad. Hemos logrado detener el avance de los orcos, pero hemos pagado un precio muy alto. Khoradur llevó nuestras tropas hasta el campo de batalla. Y vosotros habéis cargado desde el sur. Se han logrado grandes victorias, pero al mismo tiempo se estaba librando una batalla muy diferente más al oeste. El enemigo quiso realizar durante el Oscurecimiento un ritual de sangre que iba a traer la ruina sobre todos nosotros en forma de demonios de gran poder. Ese Gothdush que mencionáis era el sumo sacerdote encargado de llevar a cabo el sacrificio para liberar a aquellas criaturas. Y de haberlo logrado, la destrucción de Sil Auressë hubiera sido total y a vuestra llegada solo habriáis encontrado cenizas y muerte, como ya había sucedido en tiempos remotos. Por eso enviamos a un pequeño grupo liderado por Denelloth hacia el lugar del ritual, y para darles una oportunidad de llegar Khoradur tuvo que plantar cara al ejército enemigo en campo abierto.

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06/12/2018, 23:58
Denelloth

Avanzaba la tarde* cuando los hombres se congregaban en el Othrind, recibidos por Curudae, Gaerel y el propio Denelloth. El cazador saludó con la cabeza y un amago de sonrisa a aquellos que conocía y con los que había compartido fatigas en los últimos días, con un gesto de saludo para Eben, y aún buscó a algunos otros con la mirada. Pero al mismo tiempo parecía ausente, como dándole vueltas a algo en la cabeza. No dudó en sentarse en el borde del estrado, al pie de una silla de madera vacía, cuando Gaerel lo indicó.

-¿Cómo está tu señor, Bergil? -preguntó sin ambajes al buen escudero del Lugarteniente.

Poco a poco, conforme iban hablando, fue prestando mayor atención. Pronto los hombres ajenos a Sil Auressë se presentaron, excepto Arthondir; Aaren no habló, pero Tarbrand y Theon se refirieron a él mientras callaba. Algunos detalles interesaron especialmente a Denelloth. En realidad, no había podido cruzar con ellos más que unas pocas palabras, con alguno ni siquiera eso. Miró a Agnor y a Faelimir y se decidió a hablar.

-Curudae y Gaerel ya os han dado las gracias y la bienvenida, y yo lo hago también. Han sido días difíciles, y me enorgullece de veras haberlos compartido con muchos de vosotros, valientes y nobles de corazón.

Denelloth, que no era dado a palabrerías, volvió a mirarlos de uno en uno, empezando por Eben, con fraternal aprobación. A Arthondir, el desconocido con quien tanto parecía tener en común; a Aaren, que permanecía absorto en sus pensamientos; a Ungail, su recio compañero; a Caldrim, curtido caudillo; a Theon, conductor nato de hombres; a Agnor, el temible sargento, cubierto de sangre enemiga; y a Tarbrand, al que apenas había podido ver unos instantes entre refriega y refriega.

-Sobre los últimos días... Ya informé a Gaerel y Curudae, y muchos sabéis de la misión al monolito, algunos por haber participado. Resumiendo, impedimos un ritual maligno para invocar terribles espíritus de más allá del mundo, acabamos con el Gothdust (un poderoso líder religioso de la hueste enemiga) y con unos cuantos orcos, apoyados por buenos aliados de grandes fuerzas; nos dispersamos en el camino de vuelta, separándonos y encontrádonos con nuevos y viejos amigos. Pero todo eso, ahora...

Miró a un punto indefinido en la pared y se palpó la herida de la cabeza.

-Ahora debemos ver cómo defender Sil Auressë -añadió, frunciendo el ceño con la expresión del que está íntimamente entregado a una tarea. -Curudae cree que se avecina un asedio. Hablad de números, si los sabéis; ¿cuántos aliados tenemos, cuántos enemigos? ¿Cuándo llegarán los que han sobrevivido? ¿Tenemos buena provisión de víveres? Y miraba a Curudae y Gaerel, pero se refería también al resto de los presentes.

-Aún queda gente en la aldea -añadió como en un inciso, de nuevo mirando al Senescal. -Muy Pocos. Convendría ir a buscarlos. Me ofrezco, aunque Eben o Sudwyll harían también buena labor.** Y en la forja... ¿Dónde están Ferrim y Acero Rojo, Arthondir? ¿Y Belkazir, y los demás enanos? ¿Y tus nobles caballos?

Se notaba que había esperado verlos; y no era a los únicos.

-También quisiera saber más sobre las posibles ayudas que puedan llegarnos. Es interesante lo que dices, Theon, de esas cartas. En el monolito liberamos prisioneros que viven en las granjas cercanas al Vado de Sarn, con suerte abogarán por nosotros allí; pero tus informaciones suenan más reconfortantes; ¿alguna idea concreta de fechas o contingentes?

Calló por fin, mordisqueándose un dedo con ansiedad. Miraba a los que todavía no habían abierto la boca; a Agnor y a Faelimir, ante todo, los otros hombres de Sil Auressë con mando; eran expertos soldados, su opinión para organizar la dfensa sería muy valiosa. El montaraz era un hombre de campo y se sentía menos cómodo defendiéndose entre cuatro paredes.

-Si es necesario salir en tareas de reconocimiento, forrajeo o... O lo que sea, podéis contar conmigo -añadió sencillamente, casi con timidez. -Y ahora, si alguien sabe algo del joven Girion... ¿Cómo es que no está aquí?

Notas de juego

*Esto es por ubicar... o desubicar, porque me lo estoy inventando. Dire? DJ: CORRECTÍSIMO

**Lo delegaría en Sudwyll por automatizar, evitar rolearlo y no alargar la escena demasiado. Si quieres se rolea, dire.

EDIT: Solapado me he con el anterior... Ahora lo leo... bueno, eras tú, dire... Bueh, ya no modifico nada, apenas hay canteo.

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07/12/2018, 23:25
Arthondir

CASTILLO - Othrind

La visión de Denelloth entre los dirigentes de Sil Auressë impresionó y tranquilizó al dúnadan a partes iguales, sin duda conocía alguna forma de colarse en el castillo, pues el propio Eben le seguía a la zaga y el montaraz, a todas luces, había desaparecido por el camino. Sin embargo el hecho de encontrarlo allí le liberaba, en parte, de la promesa que le había hecho aquel mismo día.

La exposición de Theon y Tarbrand había sido esclarecedora, brindándole una información harto valiosa para que el viajero arthedainii se hicera una composición de las fuerzas allí reunidas y representadas. Comenzaba a comprender por qué El Enemigo pretendía golpear con tal fuerza en una villa tan humilde. Tal y como había escuchado, Sil Auressë podía ser la semilla de un nuevo amanecer para el Reino de Cardolan, la unión de los pueblos en pos de la luz, para desterrar a las tinieblas.

Dando un paso al frente, Arthondir se destacó entre los asistentes al ser nombrado por Denelloth, presentándose formalmente frente al consejo que aunque fuera circustancialmente, parecía llevar las riendas de Sil Auressë - Senescal Curudae, Dirgon Garael, Maese Denelloth - dijo dedicando una leve reverencia con la cabeza a cada personalidad para terminar abriendo los brazos en un gesto que abarcaba a los presentes - compañeros de armas, permítanme presentarme formalmente. Mi nombre es Arthondir y soy un explorador al servicio de Lord Echorion, destacado en la división del capitán Elfwine, al este. A un par de días de viaje. - aguardó unos segundos para comprobar el impacto de sus palabras - Lamentablemente no conozco su situación en este momento, mas un centenar de jinetes no debieran ser difíciles de rastrear. - finalizó, respondiendo directamente a las pesquisas del maestro cazador.

La división del capitán Elfwine sería sin duda una ayuda inestimable para la contienda que se avecinaba, el problema ahora era el tiempo pues, suponiendo que los encontrara en un sólo día serían necesarios otros cuatro, dos para ir en su busca y otros dos para llegar de vuelta, suponiendo que todo saliera como tenía pensado y sin contratiempos.

El Oscurecimiento había interrumpido los cometidos de Arthondir, más le otorgaron la posibilidad de conocer a los Lobos de Cardolan y, por ende, al pequeño grupo comandado por Denelloth, de quienes ahora comprendía su procedencia y el estado en que los encontró. Sin duda se trataba de personas excepcionales.

En cuanto al estado de la forja - continúo tras aclararse un poco la voz - maese Ferrim optó por quedarse con los suyos, y Kranz y el resto de los naugrim decidieron permanecer allí en su defensa tras despejar la ribera de enemigos. Estimé un intento fútil tratar de convencerles de lo contrario, pero ahora... - divagó mientras sus ojos se posaban firmemente sobre el yelmo de Tagli - ... ahora quizá pueda convencérseles de otro modo.

En cuanto a Acero Rojo me acompañó hasta aquí, esta abrevando los corceles ahora mismo, pues no sabemos cuando podamos necesitarlos de nuevo. A Belkazir le vi en la forja por última vez, desconozco su paradero, si no está en el castillo es posible que fuera a proteger la aldea, pues pocos quedaron en ella en el momento de nuestra partida y ninguno estaba versado en el arte del combate.

Dejando la última frase en el aire, esperó la respuesta de alguno de los presentes, pues no se habían dado las circustancias para presentaciones como es debido y esperaba que ninguno de sus recientes compañeros de armas se ofendiera por ello.

 

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09/12/2018, 11:59
Curudae

CASTILLO - Othrind

El Senescal meditaba en silencio sobre las palabras pronunciadas hasta el momento en Othrind. Tenía la mano en el bolsillo de su túnica. Allí guardaba un pequeño amuleto. En aquellos días necesitaba sentir con más frecuencia su tacto reconfortante.

-Girion hijo de Gildur llegó hasta el castillo junto a Milzarak, le contestó Curudae a Denelloth y en sus ojos había una pena grande. -Y al llegar le dieron la peor de las noticias me temo. Hemos de darle tiempo.

Alzó su vista cuando Arthondir habló sobre los jinetes de la división de Elfwine. Por las diminutas rendijas casi en el techo se podía ver un trozo del cielo despejado. La tarde estaba ya avanzaba, y el sol descendía imparable. –Es una gran noticia, pues contaba con ayuda pero entre que llegue el mensaje o la noticia, se reagrupen y se pongan en marcha pueden pasar demasiados días, incluso semanas. Pero si las tropas de Elfwine ya habían sido convocadas y se estaban moviendo antes…

Luego volvió al tema de los aliados más próximos. –La aldea ya fue evacuada, constató. No podía ignorar que allí aún quedaban aldeanos. Y cerca estaban los aliados naugrim. Pero arriesgar vidas o recursos, cuando ahora eran tan pocos no parecía sensato al menos de momento. –Nuestra prioridad debe ser el castillo, insistió en lo que había dicho Denelloth. -Es el objetivo principal y diría que único del enemigo. Le obsesiona y centrará todos sus esfuerzos en conquistarlo. El ataque llegó de improviso, y de las granjas de alrededor no llegaron tantos como esperábamos. Contamos con víveres y una fuente de agua, pero las defensas son precarias y ciertamente somos escasos en número, y en armas. Lo primero es descansar y recuperarse lo mejor posible en las próximas horas. Aquellos que no puedan luchar o han fallecido cederán sus armas a los que las necesiten. Me encargaré de que eso se haga de la forma más discreta posible.