Partida Rol por web

Donny rugió cuando Viviane le agarró y empezó a soltar puñetazos de zarpazos tratando de liberarse. En cuanto le pusiese la mano encima a Ashley iba a hacerle tragarse la hoguera. Y después la olla.

-¡Suéltame! ¡Todavía tiene el brazo pegado al cuerpo! -rugió, llenándolo todo de saliva.

-¡Negro de mierda! ¡Ojalá te caigas encima de esa espada de plata de mierda que tienes! -aulló Ashley sujetándose el brazo desencajado con gesto de dolor. Se lo recolocó con un fuerte "¡HOSTIAS!" y se dejó caer en el suelo, jadeante.

-Luego me van a endiñar a mí... -murmuró por lo bajo, algo reticente. La expectativa de Donny y Ashley pidiéndole cuentas por haberles interrumpido la pelea no le resultaba nada grata, pero en cuando se dio cuenta de que el plan de Vivane incluía lanzarse en medio de los dos, lo que podía mejorar las cosas o empeorarlas drásticamente, puso una rodilla en el suelo y apoyó la guitarra, tocando los tres acordes que los dejarían mansos como cachorritos.

El efecto balsámico de la guitarra se notó al instante. Ashley dejó caer la cabeza hacia atrás y miró al cielo mientras su respiración se normalizaba y sus heridas se curaban. Las de Donny también sanaban rápido siempre y cuando se mantuviera en Glabro. Ashley cambió a Lupus y se hizo un ovillo sin dejar de mirar al Roehuesos. No había podido evitar meterse en la pelea con Donny. ¿Por qué era siempre tan jodidamente molesto? No podía ser una persona normal como Viviane o Alecto, no. Tenía que ser un Ahroun apestoso y cerrado, siempre con sus humores y sus silencios. Y todo por algo que no había sido culpa suya.

Maldito Urrah.

Donny dejó de intentar liberarse, y se limitó a jadear y a mirar a Ashley con furia. Cuando sus heridas sanaron y estuvo libre, Donny se sacó las llaves del coche del bolsillo y las tiró junto a la hoguera. De pronto se sentía terriblemente avergonzado por haber dejado que Ashley le provocase. Siempre hacía lo mismo y nunca acababa bien. Pero es que le tenía tantas ganas. Sabía que Ashley no tenía por que solucionarle la vida, pero había acudido a ella para pedir ayuda y le había mandado a la mierda.

Cambió a lupus y se tumbó junto a la hoguera. Estaba resentido con Ashley, y con Viviane y Alecto por haberse metido en medio. Pero al menos ya no tenía ganas de partir cabezas.

Cuando los ánimos se calmaron, Viviane accedió a soltar a Donny y volvió a ser una chica normal. No entendía cómo habían llegado hasta ese punto, pero habían estado a punto de matarse. Si eso volvía a ocurrir cuando la manada no estuviese presente, la cosa iba a acabar fatal.

Con las manos en los bolsillos, se acercó hasta Ashley. La que había insistido hasta sacar de sus casillas a Donny había sido ella.

-Ven conmigo -dijo, señalando con la cabeza hacia otro lado.

Ashley acompañó a Viviane hasta que se alejaron. Volvió a la forma Homínida y se cruzó de brazos.

-Ya sé lo que vas a decirme, conciencia. Lo siento. No he podido evitarlo. Hay cosas que no sabes y que me sacan de quicio.

-Eh, eh. Tranquila -dijo, levantando las manos-. Ya sé que sabes que se te ha ido de las manos. No quería hablar contigo por eso, eres nuestra Philodox. Es solo que... me preocupa que siempre estés chocando con Donny. Y sí, digo estés porque has sido tú la que le ha pateado su olla cachambrosa. No sé qué problema hay, pero no creo que lo vayáis a resolver a hostias. A no ser que uno de los dos acabe muerto.

-No lo sé -refunfuñó Ashley-. Es raro. A veces Donny y yo parecemos los mejores amigos, y otras... ¡No le aguanto! Parece que el único que tiene problemas es él. Todo el mundo tiene algo de lo que preocuparse, pero él se las arregla para echárselo a los demás. Y si no te ocupas, eres lo peor. No sé, Viviane, no quiero fallar como alfa, pero... Necesitaba eso, ¿entiendes? A veces me parece que es imposible hablar con Donny y que la única manera de comunicarme es darle de hostias.

La Philodox sonrió de medio lado.

-Y podría haber ganado. Oh, sí que podría. Le estaba dando una paliza cuando te has metido en medio. Bueno, salvo por el brazo. Será cabrón...

Alecto se acercó a Donny, echándose la guitarra a la espada y arrodillándose a su lado.

-¿Necesitas ayuda con las heridas? -preguntó, aunque era evidente que no la necesitaba, así que aprovechó para añadir-. Oye, siento mucho lo de la guitarra, no me hacía demasiada ilusión interrumpiros, pero, ya sabes... la cosa se estaba saliendo un poco del tiesto...

Donny levantó la cabeza perezosamente y miró a Alecto. No tenía ganas de hablar del tema. Pero Alecto había evitado que hiciese una estupidez. Aún así no podía evitar mirar a Alecto con desconfianza.

-Estoy bien.

Volvió a ser humano y se sentó a lo indio. Resopló y suspiró y buscó la manera de explicar qué acababa de pasar. Aunque ni siquiera él lo tenía muy claro.

-Gracias. Nos hemos pasado. Es, eh... Ashley y yo no nos llevamos bien últimamente.

-Aham...

Una vez dejó de hablar tomó la palabra, obviando el tema de la pelea. No iba a contradecirla.

- Yo voy a visitarle en su cubículo de cartones en Naperville para llevarle bocatas. Solemos hablar. Siempre que no menciones temas de chicas va bien, incluso para lo reservado que es. -Era una breve exposición de que no hacía falta mucho para ser amigo del Ahroun. Algo de atención y evitar temas incómodos, nada más. Viviane buscó la mirada de su Alfa, seria-. Creo que si te escogió a ti para ayudarle es porque confía en ti, y porque también eres su Philodox. Él se preocupa de mantenernos a salvo cada vez que nos metemos en pelea, y es el primero en tirarse contra el enemigo. Pero no creo que sepa manejar otros asuntos más... emocionales, y confía en que su manada pueda hacerlo. Los dos sois hijos de la Rabia, entiendo que necesitéis (o al menos tú) pegarte de hostias. Pero eso no va a llevar a ningún lado. Habla con él. O busca la forma de hacerlo.

Viviane siguió andando y miró hacia otro lado.

-Y quizá también deberías revisar lo que está pasando en tu cabeza.

-No es la primera vez que tengo que sacarla desde que llegué, a todos se los ponen los nervios de punta alguna vez -dijo, ecogiéndose de hombros. Sentía que, como siempre, Donny no estaba demasiado receptivo. Se rascó la parte de atrás del cuello y dijo, de la forma menos intrusiva posible:

-¿Me podrías hacer un favor? Cuando lleguemos al túmulo, espera un poco antes de desaparecer, ¿vale?

Quería hablar con él cuando los ánimos no estuvieran tan agitados. O probablemente hablarle a él mientra la miraba con cara de pocos amigos o miraba con cara de pocos amigos hacia sus propios pies.

Donny asintió.

-Vale.

Ya no sabía qué decir. Se rascó una rodilla y miró la hoguera. A ver si se terminaba de quemar toda esa mierda de una vez.

-A ver si se quema toda esta mierda de una vez -gruñó, por llenar el silencio.

-¿Qué está pasando en mi cabeza? -preguntó Ashley con tono burlón, aunque en realidad temía la respuesta. Cualquier respuesta.

Viviane levantó la mano fingiendo tener una libreta en ella sobre la que señalaba cosas.

-Cito textualmente: "Somos mejores amigos"... bla bla bla, "No le aguanto", "Es un egoísta que se guarda sus problemas", "Me ignora", "Le tiro su preciada olla de comida para cabrearlo hasta el infinito aunque me pueda partir la cabeza porque no me hace caso", etc, etc... -La ragabash bajó los brazos y la miró de forma significativa con las cejas alzadas-. Vamos. Parece que acabáis de salir de preescolar.

Ashley se echó a reír.

-Esa olla daba asco. Le compraré una más bonita, aunque creo que se va a quedar con la que tiene, aunque se la haya abollado. -La Fenris perdió la sonrisa y miró a Viviane con los ojos entrecerrados-. ¿Estás insinuando lo que creo que estás insinuando?

Viviane se cruzó de brazos y dejó que ella misma se respondiese a la pregunta.

Ashley cerró los ojos y levantó las manos en gesto de repulsión.

-Viviane, NO. -La Fenrir torció la boca como si el pensamiento le diera asco-. En primer lugar... Letanía, ¿hola? En segundo lugar... Puede que sea un amigo, pero huele. Huele mal. Y es un Urrah. Y es negro.

Se llevó las manos a la cabeza.

-¡Agh! Creo que prefiría liarme con alguna de vosotras, y fíjate que el pescado no me gusta nada de nada. ¡No vuelvas a decir eso!

Alecto se dedicó a arrancar trocitos de hierba y a tirarlos a la hoguera, mirando las siluetas de Ashley y Viviane a través del humo:

-Cómo tardan... -murmuró, sin esperar respuesta, casi esperando que empezaran a pegarse de un momento a otro. Y tras unos segundos sentada y sintiéndose demasiado agitada con lo reciente de la pelea como para quedarse quieta, se puso en pie de un salto y empezó a andar alrededor de la hoguera, intentando no acercarse hacia donde las chicas hablaban.