Partida Rol por web

Adhellin le hace sitio a la recién llegada Caäniza, y saca otro cojín para que se siente. Le ofrece algo para cenar, y frutas exóticas y pan. También saca otra copa, y vuelve a llenar las demás con vino. -Una bonita reunión, sin duda. Con buena música, buen vino y buena compañía. Un pequeño descanso, aunque mucho me temo que se avecinan tiempos difíciles. Pero no será esta noche.

-Arkyn, tu talento es incuestionable, y tocas con pasión y sentimiento. Un pintor trata de hacer ver a su público el mundo tal y como lo ve él, pero un músico... Un músico es capaz de despertar el alma. Tocarás en la fiesta de la Academia junto al otro músico. Habrá una parte más formal primero, y luego la fiesta continuará en la parte de los obreros y constructores. Nos lo pasaremos bien sin duda.

A continuación, el pintor se dirige a Caäniza:

-Caäniza, ¿no? Me alegra saber que te han aceptado en la Academia. Aprovecha el tiempo que puedas estar, porque no hay muchos sitios como ése. Pero recuerda que no es más que un medio, una herramienta para poder avanzar en el camino de la vida. No es una meta en sí misma...

Parece que el vino poco a poco está haciendo efecto en Adhellin, y se muestra cada vez más locuaz.

Estaba de acuerdo en cada frase de las que dijo Adhellin, poco a poco se iba entendiendo con el pintor, aunque no le molestaba su silencio habitual. Tiempos difíciles? las piezas agonizantes de un reino que solo vive en la memoria no son mas que un caos, espectros y plagas han hecho huir a nuestros antiguos principes y sacerdotes, alejando toda guía sobre un pueblo cada vez mas ignorante... Tiempos difíciles? seguro lo son... Miró a la niña con curiosidad, hacía mucho que ninguna se sentaba a su mesa, ninguna con vida a decir verdad

- Una joven con ganas de aprender... eso sí es todo un milagro... alabado sean los Valar. Cuéntanos niña, que es lo que quieres estudiar en la academia?- intentó sonar amable aunque era consciente que el tono seco de su voz y el aspecto lúgubre de sus vestimentas espantarían a cualquier ignorante. 

Arkin sin duda había propiciado ese encuentro amablemente con la dulzura de sus versos y su cálida voz, los dos otros hombres que acompañaban al bardo eran muy distintos entre si, incluso parecían no conocerse, o eso le pareció por la poca complicidad entre ellos y el respeto mutuo, el mismo que mostraban ante ella misma.

Asintió a los consejos de Adhellin. y luego llegaron las alabanzas de Norión y su pregunta, -bien yo, es que aquí, bueno ni siquiera sabía por donde empezar, y paro en seco tomo la copa e hizo un largo trago. Es que yo vine aquí aconsejada por un buen amigo, y bien se que puedo aprender muchas cosas, en realidad y pese a mi pronta edad se lo que quiero hacer, algunos le llaman médico o curandera, pero de momento estoy aun un poco verde, se rasca la cabeza en un gesto de vergüenza y sonrie, y con maese Cerveth aprenderé sobre plantas y animales. había llegado el momento de presentar a su amigo, pero este ya había salido a dar un paseo y no pudo mostrar su mascota, -Uis donde te has metido bribón  se levanta y se pone a buscar. mientras le llama, al final aparece el pequeño hurón que se para a medio camino para observar a los presentes y luego se termina metiendo en el zurrón.

- Bien, Caäniza, que Yavanna te bendiga con abundancia - esas palabras sonaron con una elocuencia poco usual en él, y una convicción profunda, después de todo si bien pocos daban por él mas crédito que el de un escriba rengo y mal humorado, eso no aminoraba la potencia de sus palabras cuando invocaba a los dioses - eso si, aprende rápido, aquí hay una rodilla que te espera cuando estés lista - y le mostró una sonrisa amarga, esa pierna fue su condena y su salvación, era quien era gracias a ella, pero cada segundo de su vida le hacía recordar el precio de su aliento, del débil latir de su corazón, y anclaba su ímpetu, como una cadena eterna e indestructible.

Arkyn le agradece a Adhellin sus palabras y guarda el laud en su estuche. Tras cerrarlo y asegurarse de que está todo correcto se gira hacia Caäniza.

- ¿Qué tal te ha ido? ¿Cómo ha sido el recibimiento?

Pues muy bien, creo, de momento se que hay trabajo por hacer, y pienso ayudar en lo que pueda, hay dos alumnos más que yo sepa, uno que no me gusta, me da mala espina y del otro no puedo decir aun casi nada.

Y de repente sale a relucir la vena sanadora de la niña y se interesa por esa rodilla, ¿que le ocurre a esa rodilla? ¿me la dejas ver?

Se sorprendió por la actitud de la niña para con él, su herida era antigua ya , una marca que los dioses dejaron en su cuerpo, un signo de la pequeñez de la vida, de la impotencia de los mortales. Aún así levantó su túnica y le enseño lo que quedaba de su pierna - dudo que haya mucho por hacer con esto, quizás algún día, cuando hayas crecido y haya yo purgado mi espíritu, tal vez los dioses te usen de instrumento para liberarme... así que no te preocupes, las cosas son como son - se quedó observando a la pequeña inmóvil, algo de su espíritu inquieto le hacían recordar su propia infancia.

Sin duda el aspecto de la pierna era desagradable para el gran publico, era fea, delgada le faltaban trozos y un sin fin de cicatrices se reunían allá donde debería haber un músculo o un trozo de piel, pero en vez de amedrentarse, la niña cogió la pierna dulcemente y observo el estado en la que esta se encontraba, poco a poco con sus manos suaves fue recorriendo los abruptos caminos que dejaban las cicatrices y observo que en algún punto que se acercaba al hueso tenía aun costra, y una inflamación de una fractura que parecía no querer terminar de curarse, -Lo primero, has de tener en cuenta es que es muy probable que un vendaje puede ayudarte a caminar con menos cojera, y por otra parte si te lo vendas, ha de ser siempre poniendo un trapo limpio encima de esa costra, ahora esta seca y si la tapas se humedecerá, puede que llegue a supurar, por eso limita el vendaje a los momentos del día de mas ajetreo, mientras decía todo esto, ya había sacado una corteza que había encontrado de camino a la aldea y que había puesto en aceite para poder untar como un bálsamo o ungüento, eso le ayudaría con la inflamación, también saco unas vendas y gasas con las que le hizo un vendaje, y le explico cuanto había de saber para que el tuviera cuidado de su pierna, miraré de encontrar Arfandas, creo haber visto un bol durante el traslado, si lo consigo te lo traeré, puede que ayude a que esa pequeña fractura que parece no querer soldarse termine por sanar con ese pequeño empujón, aunque por dentro sabía que parte del tratamiento sería un mero placebo, y que posiblemente el dolor de esa herida atormentaba cada día a su portador, su incansable fe le hacía creer en la posibilidad de una pequeña mejoría. 

Las manos expertas de Cäaniza preparan hábilmente un vendaje para la pierna de Norión que debe aliviarle un poco el dolor al andar. La herida era antigua, de su infancia sin duda. Pero el dolor seguía presente, un recordatorio diario de lo sucedido. Un dolor constante que sin duda le producía angustia. El ungüento que había preparado Caäniza con la corteza que encontró quizá ayudara también, aunque no estaba convencida de haber acertado. Necesitaba más conocimientos del buen uso de las hierbas, sobre todo de las menos habituales.

Mientras trabaja, los demás la observan y siguen charlando. Caäniza no es una niña, pero su baja estatura y jovialidad puede llevar a confundir en un primer momento.

-Hay unos treinta alumnos en la Academia, ya lleva muchos meses funcionando, comenta Adhellin. -Hasta ahora daban clases aquí al lado, en una tienda vacía. Venían a ayudarme también con las encuadernaciones y lo demás. Pero ahora ya van a tener su propio edificio arriba, en el recinto del futuro castillo. Menos mal que llegó Norión para ayudarme en el taller, de lo contrario no daría abasto.

La inocencia de Caäniza al creer que eso ayudaría le pareció muy similar a la de Adhellín al creer que esa Academia iluminaría el caos reinante, o la de Arkyn al creer que la dulzura de la música podía apaciguar la oscuridad ... incluso la de él mismo al haber venido a ese pueblo dándole crédito a la frase "Sikil Kaluva Tielyanna" ... pero algo de él quería creer también, algo muy infantil dentro de él, pero sabía que eran solo un deseos y lejos estaban de lo real. 

- Gracias - fue lo único que le dijo, y luego bajó su túnica y siguió las indicaciones que la niña le dio. Era la única persona viva a la que le había permitido tocarle la pierna.

Luego vinieron las palabras del bibliotecario, a él no le sorprendía que su llegada haya sido oportuna, nada sucede sin un sentido en el juego de los Dioses, aunque ciertamente era difícil saber que se proponían. - nos queda bastante trabajo encuadernando aún, así que por un tiempo continuaré aquí contigo si me lo permites, luego pondré un pie en esa academia, al menos para conocerla, aunque tengo entendido que el camino hacia allí es bastante complicado para alguien como yo, verdad?-

-No está lejos, pero hay que cruzar un pequeño río por un vado fácil, y subir una cuesta. Una hora o un poco más, dice Adhellin y se lleva otra fruta a la boca.

-Se está haciendo tarde ya, dice bostezando. -Podéis quedaros los que queráis, yo pronto subiré al altillo a descansar. Allí hay otra litera también, y aquí abajo hay dos, una es la que usa Norión ... por lo de la pierna y subir al altillo.

Norión se levantó con menos dificultad gracias al ungüento que Caäniza le había puesto - yo terminaré de ordenar algunas cosas y luego me acostaré, buenas noches...- camina hacia una habitación y se detiene un momento, como si hubiera olvidado algo -...ha sido un gusto conocerlos a ambos- , tras lo cual desapareció de la vista de los presentes.

Quería ordenar los papeles y tomar algunas notas antes de dormir.

Norión releyó las notas tratando de encontrarle sentido. El vino, la música y la buena compañía habían hecho que su mente se aclarara nuevamente. No disponía de mucho tiempo, pronto sus párpados clamarían por un buen descanso pero se tomó el necesario para volver a leer algunos párrafos que no había comprendido claramente. Quería ordenar sus pensamientos antes de ver a la dama Aylarien.

undumë hácala métim´ auressë ...

Arkyn, que había permanecido en silencio durante la "curación" de la pierna de Norión y las conversaciones posteriores, se levanta cuando sus anfitriones comienzan a despedirse. Sin tomar aún ninguna decisión permanece en su sitio mirando de reojo a Caäniza para ver qué va a hacer ella esta noche.

Que lástima, me lo estaba pasando tan bien, y que tarde es, no me he dado cuenta entonces, creo que será mejor que vaya al castillo, no sería prudente que la primera noche desaparezca, ni tan solo avisé de que salía a pasear, una cosa llevo a la otra y aquí me tienen, Arkyn me acompañarías un trecho, sonríe y puede que sepa que esta abusando un poco de su cara angelical. El placer ha sido compartido, espero que sena más las veces que nuestros caminos se crucen. -Vamos métete en el zurrón que nos vamos. Le dijo al animal.

El bardo esboza una sonrisa al escuchar a la chica.

- Por supuesto Äni - contestó. Después pareció que iba a añadir algo pero debió pensarlo mejor porque sacudió la cabeza mientras se colgaba el laud del hombro.

Tras saludar a Norión y a Adhellin se dirigió a la puerta y, abriéndola, le hizo un gesto a Caäniza invitándola a salir de la cabaña.

Gracias, espero unos pasos antes de arrancar a preguntar, ¿actuarás, en..? bien eso que comentaban, me gustaría mucho asistir, ¿cuando sera? el paseo era largo y a cosa de medio camino cuando el podía ver como ella llegaba al castillo mientras el volvía, le agradeció el gesto, y se despidió con un abrazo y un beso en la mejilla, pues durante el tiempo que habían compartido ratos ya habían establecido una relación de amistad y ella estaba muy contenta de tener un amigo con el que contar.

Los dedos de Norión recorren las palabras arcaicas que narran enfrentamientos de los grandes elfos con criaturas de la Oscuridad en una Edad pasada. Puede que sea por el cansancio, por estar de pie tanto tiempo, por los nervios… La mano tan acostumbrada a tratar libros arcaicos y valiosos tiembla ligeramente. El erudito quiere  ver más allá de las hojas que tiene delante, de las cientos de líneas y líneas de texto copiado de distintas fuentes. Hasta ahora su mente viajaba hacia el lugar del texto original, tratando de adivinar los propósitos y las intenciones de los autores de los textos que había copiado Ayla con prisas. Intuir la obra por sus partes. Pero poco a poco, Norión comenzaba a organizar la información de otra forma, buscando la intencionalidad de Ayla como autora de este compendio de información. ¿Por qué había incluido este fragmento? ¿Y justo después había consultado otro libro para incluir éste otro? ¿Qué propósito tenía?

Por momentos, Norión se imaginaba en una espectacular biblioteca, con cientos de volúmenes organizados y al alcance de la mano. Se sintió extrañamente identificada con aquella mujer misteriosa. Pudo sentir su asombro y a la vez su angustia por estar delante de un tesoro de valor incalculable, y disponer de un tiempo limitado para tratar de retener el recuerdo de la magnitud de esa experiencia. Como la esencia del vino en una copa vacía. La pluma de Ayla plasmó ideas y conceptos en decenas de hojas, con una letra casi inmaculada, copiando sin faltas pero no dejando secar la tinta para pasar a la siguiente hoja. Luego regresaba a la anterior. ¡Allí estaba! Las hojas no van consecutivas, sino organizadas por temas… por … tipos de demonios. Era la línea que había seguido ella. No porque ella estuviera necesariamente interesada en clasificar la información en ese momento, no era eso. Es que no disponía de mucho tiempo, y dejaba secar la tinta en unas hojas mientras seguía con otras. Algo así sólo es posible si se dispone de suficientes fuentes originales como para no tener que parar en ningún momento. Como un explorador, ella había seguido una línea, una idea, su idea, de un texto a otro, para crear algo que no era una mera copia de otros autores. Era la visión de Ayla de esa información. No podía saberlo con certeza, pero Norión comenzaba a sospechar que al menos una parte del contenido lo había escrito directamente Ayla, resumiendo información, extrapolando… aplicando sus conocimientos, quizá.. ¿recordando vivencias propias?

Una vez tenía el hilo por dónde empezar a tirar, la organización de la información según tipo de criatura se hacía mucho más sencilla. Incluso halló algunos bocetos hechos a carboncillo por Adhellin de los demonios de la Antigüedad, sin duda encargos de Ayla que ella quería que estuvieran presentes en la obra acabada.

Norión respiró hondo, y se frotó los ojos. Agotado mentalmente, y exhausto físicamente, reúne su fuerza de voluntad para dejar las hojas por hoy. Una vez hallado el camino, queda seguirlo hasta terminar. Pero la ruta ya estaba marcada. Norión iba a participar en la creación de un compendio de los distintos tipos de demonios, sus características, su historia y sus debilidades.

Ya en la litera, mirando el techo, un extraño pensamiento sigue dando vueltas en su cabeza. Una pregunta. Una duda. Norión se había puesto en el lugar imaginario de Ayla, con todo ese volumen de información, la sabiduría acumulada durante milenios… Ella podría haber aprendido de cualquier conocimiento, de cualquier saber, hallado los secretos ocultos de la Naturaleza, de las Ciencias. No obstante, no lo hizo. ¿Por qué escogió averiguar más sobre las criaturas del Mundo de las Sombras?

Una sensación de regocijo intelectual lo invadió, conocía bien de que se trataba esa sensación, la había sentido muchas veces en sus años en el Templo, a veces su única fuente de satisfacción era la lectura, en parte por sus votos y en parte por la lúgubre tarea que realizaba. Aún así hacía años que no sentía esa sensación, y este manuscrito lo había logrado. Se sintió agradecido por lo que tenía en sus manos, era un conocimiento muy importante, que debía manejarse con cuidado, y que a la vez le permitiría seguir aprendiendo...si, eso se le había hecho impensado cuando llegó a la aldea, pero se estaba haciendo realidad, no solo Caäniza tenía cosas para aprender allí.

Terminó de ordenar los papeles y se dirigió a la cama, ya sus ojos estaban rojos y su mente perdía lucidez. La pierna comenzaba a dolerle nuevamente, pero no se quejaba, era parte de él, como el respirar. Mientras la oscuridad invadía la habitación, cuando se disponía a dejarse ganar por un sueño placentero y reparador, imágenes de espectros se le vinieron a la mente, y de muertos por la peste, cientos de ellos, y de las tumbas llenas , y de un olor putrefacto, y un recuerdo aún mas oscuro se mezcló con las imágenes, su propio demonio, su error, su pecado... y la imagen de la dama blanca se le puso a un lado, como si ella pudiera entenderlo... como si él fuese el único que pudiese entenderla a ella... y su consciencia se desvaneció en lo profundo de la noche.