Partida Rol por web

El sufrido montaraz Denelloth se agitaba en su jergón, profundamente dormido. Murmuraba y su pecho subía y bajaba. El instinto del sueño se imponía sobre su razón. Sentía de alguna manera la presencia de Sir propiciando todo aquello. Por eso se atrevió a dejarse llevar... Por el frío, el aullido de los lobos, la voz...

Un Guardián... No sabía a quién se referían esas palabras. Tal vez a él mismo. Denelloth sintió miedo y compasión a la vez. Le hubiera gustado consolar a Sir, pero por alguna razón le pareció que estaba a miles de leguas de distancia, o más allá. Sólo podía ver ante él, o intuir, o lo que fuese, un páramo helado que le recordaba al norte, y la figura hermosa y extraña de... ¿un elfo?

¿Qué lleva en la mano?¹

Se acercó despacio al elfo que le daba la espalda. Temió sobresaltarlo, así que se quedó a una distancia prudente antes de hablarle con suavidad. Las palabras sonaron en élfico en su cabeza, y no tuvo noción de mover los labios. Ai!, suilannad! Im Denelloth. Man i estoch tir?

-Saludos. Me llamo Denelloth. ¿Eres el Guardián?²

El viento aumentaba de intensidad, y las palabras del montaraz se perdían en la inmensidad del frío páramo. Pero aún así, el misterioso elfo las oyó. O eso parecía, ya que se giró hacia él.

Ai!, suilannad! Im Denelloth. Man i estoch tir?

No reaccionó ante las palabras pronunciadas. Sus ojos eran de un azul eléctrico, su cabello blanco como la nieve. Y su tez blanca. Sus labios no se movían, pero Denelloth pudo escuchar una voz en su cabeza.

Ar úlamanen
Lossenúr erumessen,
Talmassen naulenen
Voronwa brávanen
Enila i tári¹

Y entonces abrió el puño cerrado, y en su mano sostenía una piedra como la de Sir.

-Ha dormido inquieto, pero muchas horas, dijo Ionell referiéndose al montaraz. -Su pierna ha mejorado mucho en poco tiempo, se recuperará. Tengo que despertarle de todos modos, para su medicación. Por si queréis hablar con él, es el momento.

Las palabras de Ionell ya le habían despertado de todos modos, y Denelloth abrió los ojos algo desorientado. Vio a Khôradur, Russef, Curudae y Norión junto a su lecho.

Se despertó de repente, sobresaltado, rodeado de rostros que en un primer momento no pareció reconocer. Los miró uno a uno, y estos pudieron notar el aturdimiento en su mirada. Cerró los ojos con fuerza un momento, y murmuró:

-Enila i tári...

Cuando volvió a abrirlos, Denelloth parecía haber recobrado la noción del tiempo y el espacio, y volvió a mirar alrededor, murmurando una disculpa y reclinándose trabajosamente en su jergón improvisado. Buscó a Sir con los ojos, y luego a Ionell, con una mirada aprensiva que no dejaba lugar a dudas acerca de la principal preocupación del montaraz: la pequeña que luchaba contra la muerte unos pasos más allá.

-¡Curudae, Khôradur! ¿Qué nuevas hay? ¿Qué hora es, he dormido mucho? ¿Han vuelto los que estaban fuera, Ragi y los demás? ¿Cómo ha ido en el Consejo y el Othrind?

Se dio cuenta de que estaba haciendo demasiadas preguntas al mismo tiempo. Pero miró largamente a Norion y recordó que él también tenía algunas respuestas que dar. Le hablo agitadamente, sin circunloquios, aunque ambos se conocían superficialmente.

-Por fin nos encontramos maese Norion. Tal vez Khôradur ya te haya puesto al tanto de lo que ocurrió en el claro, quiero que lo sepas porque sin duda estás más versado que yo en la práctica de las oscuras religiones antiguas y puede que entiendas mejor que yo lo que ocurrió. En ese claro hay un monolito donde se realizan rituales, danzas, ofrendas. Intenté saber más canalizando la energía de la tierra, y alcancé a ver... A un grupo de encapuchados entre los que destacabaun viejo de larga barba y mirada terrible. Ahora me parece que encarnaba la fuerza del lugar o de sus espíritus antepasados; no lo sé. Sentí que el monolito se apoderaba de mi energía, que me consumía y me transmitía a cambio sensaciones de un dolor y un odio antiguos y profundos. No fue agradable, y te prevengo, Norion, contra aquella piedra maldita. Si queréis saber mi opinión -concluyó para todos, mirando su regazo- habría que convertirlo en arena.

-Y luego está Sir. Lo dijo mirándola con una expresión triste. -Debemos averiguar más sobre ella. A veces se expresa como una persona mayor y muy sabia, como si alguien hablase por su boca. Por eso es urgente encontrar a Ragi, tal vez tenga algo que contarnos. Volvió a mirar a Ionell, tocándose la pierna. Sin duda pensaba ya en salir a buscar al joven explorador, y se preguntaba cuándo se repondría de sus heridas.

¿Sabes algo de sueños, Norion? He soñado con ella, con Sir, más o menos. -añadió de seguido, sin preocuparse por ser discreto, al contrario. -"Un Guardián está siempre comprometido. Es esclavo de su sueño, y libre en sus pasos" -recitó- ¿Alguien sabe quién es Enila?

Las heridas de Denelloth parecían profundas, y el hombre se veía notoriamente agotado, sin embargo era claro para el sacerdote que aún no le había llegado su tiempo, mas pronto que tarde estaría caminando nuevamente, pero de ahí a combatir había un largo trecho, a menos que la voluntad de los hijos de Eru fuese ayudarlo. Inspeccionó la herida a la distancia, un buen trabajo había hecho Ionell pero estaba claro que no era suficiente.

- Es gratificante encontrarlo entre los vivos, Denelloth, quería conocerlo. Girion me había comentado de vuestro encuentro con el monolito, y siempre se mantuvo fiel y preocupado por vuestro destino. Rescatar a Sir ha sido algo de invaluable provecho para todos, sean pues vuestros pasos benditos de ahora en adelante - hace un gesto con las manos, lento y con aparentes figuras que solo él veía, si es que lo hacía, que no podían significar otra cosa que un sello de buen augurio - Había descubierto que el monolito encarnaba una fuerza primitiva, que no era la misma que Gothdust intenta convocar, es otra cosa, algo salvaje y primigenio, tal vez mas antigua que los hombres, y que ciertos cultos locales aún veneran. Las fuerzas del señor oscuro lo han despertado y corrompido, y ahora absorbe toda la esencia de la que puede disponer. Si hubiese llegado hasta él, como me propuse en un primer momento, no solo me habría dejado inconsciente, sino se habría valido de todas mis fuerzas sacerdotales para ganar poder, eso es lo que os ha hecho, drenó vuestra magia y se hace mas y mas fuerte. Esto hace que toda la naturaleza de alrededor del bosque entre en una locura creciente, y es justamente parte del ataque bajo el que estamos... yo pienso igual que usted, debemos hacerlo arena, aún no tengo claro de que modo. Sin embargo no estoy en contra de quien siga este tipo de cultos, la muerte le llegará a ellos también como a todos nosotros, así que lo que hagan con su iconos religiosos me tiene sin cuidado, por lo que si encuentro otro modo, preferiría preservar el monolito, por respeto a esa fe ignorante, pero fe al fin -

Escuchar acerca de Sir hacía que se sintiera levemente victorioso, aún sin haberla conocido en profundidad, cada vez comprendía mas la importancia de esa niña, tal vez mas que todos los que la habían conocido, a excepción de Ayla, que tenía el don de leer las redes del destino sin perderse en el intento - Apenas inspeccione sus heridas iré a ver a la niña, pero por ahora prefiero que ella descanse- luego se quedó pensativo acerca del último comentario del explorador - Sí se de sueños, muchas veces Namo decide hablarme de ese modo, pero hay que saber que recordamos solo una parte y bajo la comprensión limitada que podamos haber tenido mientras dormíamos, si hay un error no está en el sueño sino en nosotros... que soño con Sir? que papel jugaba Enila? tal vez sea algo para tener en cuenta en todo esto-  

Ante la reacción de Denelloth, Khôradur puso su mano sobre su hombro

-Tranquilo, descansa, entiendo que quieras ayudar, pero nos ayudarás más si te repones cuanto antes. Las pruebas que hemos de superar son muchas. A Norión le he explicado tu experiencia con el monolito. De momento nadie ha regresado, pero ya han salido en su búsqueda, volverán, tranquilo.

Escuchó pancientemente las palabras de Denelloth y de Norión y cuando acabaron de hablar intervino

-Está claro que esa niña tiene algo especial, por eso Ayla quiso que estuviese aquí, y por eso el enemigo ha intentado capturarla. Tal vez de su protección dependa el destino de Eriador, o incluso de la Tierra Media. Hemos de intentar averiguar más sobre ella. Y sobre el monolito, nada me gustaría más que poder conservarlo, pero si se ha corrompido y es un peligro potencial ha de ser destruido. Prepararé un grupo para que cumpla la misión, pero, ¿correrán peligro?, ¿les afectará?, ¿como podemos protegernos? Norión, ¿que puedes decirnos al respecto?

Norión poseía una comprensión casi mística del dolor, tanto físico como emocional. Entendía la herida en la pierna del montaraz, pero también las otras heridas marcadas con cicatrices para siempre en su rostro, en su espalda, en su mano… Y en su alma. Un hombre cuyo espíritu casi fue doblegado no reacciona igual que el resto a las heridas sufridas. No trata de vencer al dolor, ni huye de él. Lo acepta y lo asimila como si el dolor ya formara parte inseparable de su propia existencia. Y de eso pocos sabían más que el anamarta.

Mientras seguían hablando, el sacerdote tomó asiento entre el montaraz y la niña.

La herida de la pierna era básicamente muscular, un corte muy feo pero el tratamiento de Ionell era no sólo adecuado, sino innovador. Había puesto unos juncos con propiedades curativas que forman una especie de cataplasma alrededor de la pierna, y luego había aplicado calor del carbón quemado para que hiciera reacción y ayudara a curar los músculos y tendones. El curandero era un hombre de recursos, y sobre todo sabía tratar a las heridas de guerra.

Era un tratamiento doloroso, y que había traído recuerdos más que dolorosos a Denelloth. Su rostro tiene marcas de unas torturas con hierros ardiendo de años atrás que le acompañarán el resto de su vida, y se rumorea que su espalda está llena de marcas. De su mano derecha faltaban dedos. Pero todo eso pasó a un segundo plano al acercarse Norión al montaraz. Había un vínculo mágico entre él y la niña. Lo podía sentir, los pelos de su nuca lo sentían. La niña trataba de comunicarse con alguien, proyectaba su energía de alguna forma, aún inconsciente. Y Denelloth, en su estado de agotamiento mental y de recuerdos reprimididos, era más que receptivo a este tipo de fuerzas.

-Hay distintas fuerzas en marcha, y al parecer no todas van a favor de la Oscuridad que se avecina, intervino Finduilas de repente desde el otro lado de la sala. No había pedido permiso para entrar, pero tampoco tenía costumbre de hacerlo. -El monolito es un foco de poder ancestral que ahora está siendo utilizado para hacer el mal. Pensáis en destruirlo. Lo entiendo. No seré yo quien os juzgue por decidir destruir algo que no comprendéis. Así hemos obrado siempre...

Su mirada se centró en el montaraz. Lo había conocido brevemente en un lugar que ahora quedaba muy lejos. Ayla había acudido en busca de Finduilas, pero había vuelto con el montaraz. También Sir, y muchos otros. -Denelloth tiene la posibilidad de comunicarse de alguna forma con la niña. No puede ser casualidad. Ayla tenía un don especial para sentir la importancia de cada uno, de todos. No necesitaba saber más, confiaba en su intuición. Y en las personas. Tal vez demasiado.

Escuchó la propuesta de Khôradur de preparar un grupo para ir a destruir el monolito. Y entonces dijo: -No es tarea sencilla. Albergan un gran poder, y me consta que fuerzas oscuras se encuentran ahora entre nosotros y el claro. Yo tal vez podría doblegar ese poder para destruir la piedra. O cancelarlo para que lo hagan otros.

Se quedó pensativa. ¿Era éste su cometido en esta hora tan oscura?

Denelloth escuchaba ansiosamente las explicaciones de Norion. Apoyaba una mano en el rostro y seguía con el ceño fruncido, un gesto habitual en él, pero por la expresión su mirada podía advertirse que las palabras del sacerdote confirmaban muchas de sus sospechas y resolvían algunas de sus dudas. La mano de Khôradur le reconfortó, pues no notaba en su gesto compasión, sino comprensión y consuelo.

-A mí tampoco me gustaría tener que destruir el monolito... -susurró, con cara de disgusto. Luego miró a Russef, preguntándose qué estaría pensando. Lo recorrió con la mirada, pues le parecía bastante repuesto de sus heridas. -Si no existe redención posible para esa piedra, así tendrá que ser. Lo sacudió un visible escalofrío, quizás ante la idea de verse envuelto en un acto que en el fondo le parecía repugnante.

En ese momento la Dama Finduilas apareció en escena. Era una figura misteriosa e inquietante para el montaraz, y calló mientras hablaba. Luego miró desde abajo a Khôradur, revelándose con mayor facilidad sus ojos grises y las cicatrices que le bajaban por el cuello, y luego a Norion. Seguramente incitado por la presencia de la Dama, les contó su sueño.

Les contó que había estado solo, en un páramo helado, sintiendo el viento del invierno en la cara. Les contó que Sir estaba presente de alguna manera, su angustia, tal vez en los aullidos lejanos que atravesaban el viento, tal vez en las palabras que había oído. "Un Guardián está siempre comprometido. Es esclavo de su sueño, y libre en sus pasos." Les contó que vio una silueta alta y fuerte, una figura blanca; un elfo armado con extraña espada y rica armadura. Les contó que habló con él:

-Me miró con ojos refulgentes y le pregunté si era el guardián. Me respondió con unos versos, que recuerdo perfectamente:

Y entre el silencio
De los Yermos Cubiertos de nieve
En el aullido del lobo sobre la tundra
Enila Llama

-Entonces desperté. Llevaba algo en la mano. Pero no sé lo que era.

Y dijo esto último con una tremenda tristeza, mirando a Sir como si no estuviera allí. Como si estuviera perdida.

Su mirada se había perdido en las heridas que Denelloth llevaba consigo, comprendía el dolor que éste sentía y veía un futuro de sanidad en él. Susurró a los oídos de Ionell unas palabras acerca del innovador tratamiento que estaba realizando, y le propuso colaborar con él en las curaciones del explorador y de Sir.

Había observado algo mas, algo alentador en cierta medida y que la dama Finduilas parecía comprender, efectivamente Denelloth y la niña estaban enormemente conectados, tal vez ella misma estuviese en su mente en ese momento. Se preguntaba si los sueños en realidad no era un modo que ella tenía de comunicarse con él. Buscó el cuerpo casi sin vida de Sir, que estaba a unos metros mas adelante.

- Gracias Khoradur por su apoyo, es importante bloquear esa fuente de caos. También veo que en realidad ninguno de nosotros desea destruirlo, solo que no encontramos otro modo...- se detiene pensativo, no era eso un signo de barbarie? acaso ya estaban perdiendo todo rastro de la excelencia que alguna vez supo tener? destruirlo porque no podía lidiar con él no era algo digno de un Anamarta - Princesa Finduilas, si vuestras fuerzas pueden bloquear esa fuente una vez que el grupo que el lugarteniente está armando haya despejado el acceso al claro, tal vez podamos orientar ese poder para regenerar el daño que ha hecho e incluso fortalecer las defensas de Sil Auresse, verdad? Si esto que propongo tiene algún grado de posibilidad, entonces me sumare al grupo para que la guía de los hijos de Eru esté con nosotros... de todos modos creo que si esto no funciona, tal vez los enanos puedan darnos una mano para convertir esa piedra en arena -

El monolito le preocupaba tanto como la necesidad de explorar otros lugares, sea el sur o el misterioso vado, y eso solo era un aspecto, tenía presente la necesidad de colaborar con Ionell y Caaniza y a la vez de ayudar a esa aldea para que la fe sea una fuente de fortaleza en ese duro momento. Y estaba también Sir... - Denelloth, es muy interesante su sueño, veo que el verso del elfo habla del mismo lugar donde usted se encontraba, verdad? nieve y aullidos lo rodeaban... lo que me hace pensar que usted es el guardián. Por cierto coincido con las palabras del Quendi porque las vivo desde mi iniciación, un guardián está siempre comprometido con aquello que ha jurado proteger, no puede evitar sus sueños ni lo que se le presenta día a día , pero sí puede elegir como lidiar con eso. Y tal vez me esté apresurando en mis palabras, pero creo que Irmo os está mostrando vuestra responsabilidad respecto a esa niña, la unión que tienen es poco usual y le sugiero que deje crecer ese vínculo y camine el destino al que es llamado - el nombre de Enila no se le hacía familiar, pero en cuanto tuviese un tiempo leería nuevamente esas profecías que había encontrado en la biblioteca y buscaría en ellas ese nombre.

Mientras Norion arrojaba luz sobre el sueño de Denelloth, este asentía muy serio, cabizbajo. Pero levantó la cabeza de repente, cerró los ojos y luego los dirigió a la niña, sorprendido.

-¡Cómo había podido olvidarlo! Ya recuerdo lo que llevaba el elfo en la mano. Una piedra. Una piedra como la que sostiene Sir ahora mismo.
 

Khôradur permanecía atento a la conversación. Miró de reojo a Finduilas cuando habló pero permaneció callado hasta que sus compañeros callaron

-Si hubiese alguna forma de eliminar el poder que ha mancillado al monolito, no habría necesidad de destuirlo, es más, así incluso podríamos usarlo en nuestro beneficio, si tal cosa fuese posible, pero si no es así, si su mal no puede ser erradicado,  por muy antiguo que sea y por mucho que lo lamentemos tendremos que reducirlo a escombros. Prepararé un grupo para que se encarguen de su destrucción, si no podemos salvarlo, la pregunta es ¿como han de ir preparados para una misión de este tipo?

Se quedó mirando a Sir

-Ayla ya dijo que era una niña especial y diría que tendrá un gran papel en el futuro, ¿cual?, lo ignoro, se escapa a mi comprensión, pero haremos lo imposible para rescatarla. Ragi, el muchacho al cual le fue encomendada su protección no está aquí, pero en cuanto regrese le asignaré su protección de forma permanente. A partir de ahora Sir no estará sola, aunque ella no lo vea.

La cuestión del monolito se estaba volviendo demasiado mística para mí. No tenía mucha idea de estas cosas tan antiguas, o más bien, no quería tenerla.

Si ese monolito es tan antiguo como decís, por mi poca idea al respecto, es muy probable que no sea maligno en sí.

La mayoría de estas cosas ancestrales siempre han sido neutrales, aunque se pueden usar para hacer el mal, de eso no me cabe duda. Pero destruirlo...., no sé, pienso que debería ser la ultima opción, aunque dejo esa decisión a mentes más lustradas en estos temas.
 

–Poco puedo aportar a estos temas me temo, dijo Curudae. –De Sir sé que llegó aquí con Ragi, y que anteriormente había estado bajo la protección de una persona de la máxima confianza tanto mía como de Ayla, en Tharbad. Siempre me dio la impresión de que Sir necesitaba protección, y que Ragi estaba con ella para protegerla sin levantar sospechas, pero sin saber muy bien por qué. Ragi es un niño criado en las calles de la gran ciudad, y ha estado al servicio de la persona de quien hablo más tiempo, mientras la llegada de Sir fue más reciente.

Se quedó pensativo, tratando de recordar algo más de Sir. –Sobre tu visión Denelloth, necesitaría más información sobre ese misterioso Guardián elfo con la espada y armadura. No quiso aventurar más, pero una sensación extraña crecía en su interior. Una sensación familiar, como que se le escapaba algo demasiado obvio. Había sido un largo día.

–La importancia de los sueños y de las visiones no debe tomarse a la ligera, dijo Finduilas. –Las fuerzas que se han despertado lo han hecho por un motivo. Unas antiguas profecías hablan de la llegada de una gran oscuridad, y de una serie de luchas decisivas. Esas profecías provienen del reino de Irmo, y su poder está en su apogeo ahora en esta convergencia. Norión, si puedes ayudar a Denelloth a comunicarse con la Niña, tal vez sea el camino. Aunque no esperéis mucho. Es posible que ella deba morir tanto en un desenlace como en el otro. Puede que esté escrito así.

La princesa evitó mirar a la niña herida, y centró su atención en Denelloth, Khôradur y Russef. –El enemigo se está agrupando entre la aldea y el claro. Lo noto. Las huestes han sido convocadas, y están acudiendo a la llamada del Abismo. Les han prometido la victoria sobre la luz. Pero un grupo pequeño, no más de cinco o seis a lo sumo, podría llegar con sigilo hasta el claro. Tal vez. Y una vez allí, podría haber alguna forma de desactivar el poder del monolito. Es la fuente principal de energía para los planes del enemigo, quien se aprovecha del odio ancestral, de la fuerza primogénita contenida en esta tierra que tanto odia a los dúnedain. Aquí nunca hubo comunión entre nuestro pueblo y la tierra, no como en Arthedain. Aquí fuimos los invasores, los que destrozamos los bosques para nuestras flotas, los que exterminamos a los pueblos primitivos. No comparto el optimismo del sacerdote acerca de poder usar el monolito para el bien, pero tampoco creo que debamos destruirlo salvo que no nos quede otro remedio. Y en caso de querer destruirlo, no sé si queda poder aquí para hacerlo.

Sopesó con cuidado las siguientes palabras. –Russef conoce el camino hasta el claro. También Denelloth, pero no sabemos si estará en condiciones para viajar. Deberían ir al menos dos que conozcan el camino y que sepan moverse y luchar. Porque dudo que todos volverán. En cuanto al monolito, puedo ver si hallo algún sortilegio que se puede escribir en runas y que nos sirva. Debo estudiar el asunto con urgencia. Si acompaño al grupo, eso puede ser una ventaja o un peligro, o ambas cosas. De lo que no tengo dudas es de que el tiempo juega en nuestra contra. La hora de la oscuridad se acerca, y cada vez se mueven más de prisa.

Los caminos del destino les habían unido en esa sala. Al sacerdote de los muertos, a la princesa de un feudo de Cardolan, al montaraz real de Arthedain, al corsario de Umbar, a un tabernero de Tharbad, a una niña con extraños poderes, y a un guerrero de los clanes de Saralainn.  Los Defensores de Sil Auressë. En sus manos estaba el destino de tantos. Por un lado, se había convocado a la milicia. Pronto el ejército de Sil Auressë estaría listo para actuar. También saldrían a buscar a los que faltaban. Al mismo tiempo, Denelloth y Norión querían averiguar más sobre la niña Sir, la extraña piedra que sujetaba, y sus visiones. Por último, en breve tenía que partir un grupo con una misión muy concreta: inhabilitar el monolito en el claro. Pero para llegar hasta allí, había que esquivar a lo que parecía ser un gran ejército de la oscuridad.