Partida Rol por web

En medio de toda esta tensión y las ansias, ahora tocaba un momento de relajación y disfrute. Una fiesta que a priori iba a ser sencilla, para la gente humilde y trabajadora que estaba labrando su propio sueño, posiblemente menos pretensiosa y trascendental que los ideales de Sil Auressë. Porque antes de aspirar a más, había que sobrevivir. Sin embargo, aún en esa lucha contra los elementos, contra la historia, contra las guerras y contra las plagas, aún así, también formaban parte de ese sueño.

Algunos ruidos le sacaban a Ayla de sus reflexiones. Se dio cuenta que era pasado mediodía. Una sirvienta tocó la puerta y le dijo: -Han llegado personas de Tharbad, milady. Una docena. Y entre ellos está Lord Danroth.

Ayla le dio las gracias y le preguntó si Lord Danroth tiene una habitación preparada, si no era así que la preparen. Habia una o dos habitaciones para invitados. Después se arregló un poco rápidamente y salió a recibirlos. Miró quienes venían, buscando caras conocidas. Creía que Adhellin no venía con esta caravana, o puede que si... Cuando vio a Danroth, no pudo evitar el dirigirme a él y darle un abrazo, como dos amigos que habían compartido aventuras y la muerte de un amigo común... Cuando se dio cuenta guardó un poco las apariencias y le dijo: -Lord Danroth, espero que su viaje haya sido cómodo en la medida de lo posible y que la llegada hasta Sil Aüresse haya transcurrido sin percances, supongo que estareis cansado y querreis descansar, pero antes vamos a buscar a un viejo amigo

Fueron a buscar a Curudae, aunque suponía que estaría en el comité de bienvenida. Khoradur tal vez no, pero después de saludarse Curudae y Danroth, irían a la busqueda de Khoradur.

Ayla salió fuera a recibir a Danroth. Vio que en la comitiva había unos cuantos jóvenes alumnos, incluso niños acompañados de sus padres o cuidadores. El mensajero había partido ya hacia Tharbad, pero no sería hasta pasada al menos una semana que pudiera llegar Adhellin, si aceptaba. Danroth estaba conversando con un noble dúnadan de considerable altura y vestido con tonos azules. Danroth gesticulaba con la mano y enseñaba el lugar, mientras él asentía con la cabeza. Al ver a Ayla, Danroth se despidió de su interlocutor y se acercó hacia ella.

Los dos se fundieron en un abrazo espontáneo y poco protocolario que despertaba la curiosidad de muchos trabajadores de Sil Auressë. -El viaje bien, Ayla. Hacía tiempo que no salía de Tharbad y me ha resultado divertido. Muchas gracias por la invitación, aunque debo confesarte que tengo también otros asuntos que requieren mi presencia en esta zona. Juntos, los dos se dirigían hacia una gran carpa que se estaba levantando bajo la supervisión de Curudae. Los dos amigos se saludaron, y Curudae les sirvió una gran copa de vino.

-No estoy cansado del viaje, así que te haré compañía si no te importa Ayla, dijo Danroth.

Curudae comentó que iba a estar ocupado hasta la cena, ya que mañana a mediodía se inauguraba la fiesta de Sil Auressë y aún quedaban cosas por hacer. Pero prometió verlos para la cena. Le mira fijamente a su amigo Danroth y le susurró: -¿lo llevas?, mientras le miraba de reojo a Ayla, -aún no sabe nada, no se lo enseñes. Luego hablamos. Curudae se alejó entonando alguna melodía desconocida para Ayla, y ella sabía que no habría forma que revelara nada más hasta que él lo consideraba oportuno.

Mientras buscaban a Khoradur, Ayla le iba comentando, -desde que llegamos no hemos parado, todo esto eran ruinas y poco a poco lo estamos reconstruyendo todo. Hemos construido molinos de abatanar para reactivar el comercio de la zona, así como la Casa del Comercio , y sonrió: -ese es el dominio de Curudae aunque de momento es la construcción terminada más solida de Sil Aüresse y se utiliza para todo.

Cuando hubieran visto a Khoradur, le comentó a Danroth que se fuera a descansar del viaje y que se verían en la comida. Lo dirigió a su habitación, que suponía iba a estar preparada y luego se iba a hacer cosas que faltaban hasta la comida

Les informaron de que Khôradur había salido con algunos hombres a comprobar los alrededores para no tener sorpresas desagradables durante la fiesta. Volvería para el atardecer.

Con la copa de vino en la mano, Ayla y Danroth iban dando un paseo por los alrededores del mercado, entre los edificios nuevos de las tiendas, las tiendas de campaña, las mesas y puestos de mercado… Y varios cientos de obreros trabajando sin descanso.

Ayla observó a Danroth y pudo ver que la edad no había hecho mella en su rostro, pero sí en su mirada. Una forma de envejecer típico de los que tienen sangre dúnadan, pero su aspecto no lo denotaba. Llevaba una sobrevesta, y ropa cómoda pero elegante. Su capa era de color verde, y llevaba multitud de pulseras y colgantes, así como una diadema en el pelo y su anillo mágico, y una espada corta en el cinto. . En Tharbad pocas veces se le había visto con estas cosas puestas. 

Danroth le escuchaba con atención mientras Ayla hablaba de los molinos de abatanar y de la Casa del Comercio. -El dominio de Curudae, repitió, -no tengo dudas de que lo hará bien, pero llevará su tiempo. Y no podréis contar con el apoyo de los gremios de Tharbad, que siguen siendo poderosos. Pero tiempo al tiempo. ¿Cómo va la Academia?

-Tenemos ya la Academia en marcha, aunque de momento tiene muchas carencias materiales que poco a poco se iran solucionando, aunque ahí el tiempo no juega mucho a nuestro favor, pero es compensado con la valía de los maestros... Son muy buenos maestros. Ahora están trabajando en la muralla para reforzar las defensas de Sil Aüresse, después se hará el edificio de la Academia y por último la torre... O Danroth, si pudieras ver como la imagino verías lo magnífica que será." Le voy explicando el ejército que tenemos ahora mismo, y los movimientos de los restos de lo que fue el ejército del Señor de la Guerra. Así como el entrenamiento que está recibiendo o recibirá tanto el ejército como la población, y mi participación en los entrenamientos (seré instructora).

-La idea es que cada habitante de Sil Auressë sepa las desenvolverse en el arte de la guerra y de las letras, y todo ello sobre las bases del respeto, honor y humildad, solo así será grande el desarrollo de Sil Auressë, como lo fueron los grandes hombres de antaño y de los que hoy quedan muy pocos... La idea es rescatar aquellos ideales, desarrollo pero con respeto, inculcar en la gente que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que no hay que utilizar tales situaciones en beneficio propio... Eso es Sil Aüresse Danroth, eso es lo que estás viendo nacer ahora mismo...

-Sí. Te dije que iba a hacer lo que estuviera en mi poder para echarte una mano, y he conseguido convencer a unos cuantos tharbadianos para que me acompañen con vistas de aumentar el número de alumnos de tu Academia. La persona con la que estaba hablando cuando has llegado… Él es clave. Se llama Gildûr, dudo que hayas oído hablar de él, pero ostenta un poder considerable que abarca distintas facetas de la sociedad dúnadan. Poder económico y político, no militar. Ha venido con su hijo, el pequeño de la familia y algo indisciplinado. Por eso no le importa que no esté terminada la Academia, lo que quiere es que reciba una formación completa. Si logras convencerle, te puede solucionar algunas cosas. Es un hombre que busca el placer y el disfrute en su vida, y por ese motivo se separó de su mujer gondoriana. Al fallecer ella, Gildûr se hizo cargo de los hijos.

-También tenemos que hablar de tu propuesta de comercio de objetos, pero tenemos tiempo. Veo en tus ojos el brillo de la ilusión, le dijo mientras bajaba la voz y cambiaba el idioma al quenya casi sin darse cuenta: -En estos tiempos aciagos contemplarte tan radiante es un regalo para la vista… Hablando de regalos, y antes de que se me olvide, tengo que darte algo. Pero no creo que sea el momento, mejor en un lugar lejos de miradas indiscretas.

-Entiendo, entonces tendré que hablar con Gildûr. Su hijo será un reto para los maestros y para la Academia...Su prueba del fuego. Paseemos un poco si te parece y luego iremos a la Casa del Comercio a hablar mas tranquilamente... Veamos la Academia.

Mientras caminaban, Ayla le iba explicando. -La Academia, no se ha concebido como un lugar para la enseñanza exclusiva de las letras, los alumnos aprenderán todas las artes posibles y así han sido elegidos los maestros. Historia, matemáticas, geografía, astronomía, idiomas, pronto esperamos disponer de Adhellin, con lo que ampliaremos a pintura, escultura, poesia... Todo ello cultivará la mente, pero no descuidaremos el cuerpo. Recibirán adiestramiento en las armas y se les enseñará tácticas de combate, y aquí Khoradur será quien imparta las clases, como verás, al principio te comenté que yo estaba participando en la instrucción militar, y el participa en la enseñanza y aprendizaje de los alumnos, así con el ejemplo enseñamos que en Sil Aüresse se cultivan todas las artes, porque todas son importantes. En los últimos niveles de la Academia los alumnos se especializarán en aquello para lo que sean más hábiles. De esta forma un experto en letras sabrá manejar las armas con cierta soltura, y un general sabrá desenvolverse en una Corte. Esa es la idea de Sil Aüresse, pero no se queda ahí, (bajo un poco la voz) las personas con aptitudes arcanas, estarán bajo mi directo tutelaje... La idea general es que se les intentará hacer grandes hombres, pero también se les inculcará una gran responsabilidad, enseñarles a utilizar un gran poder y no a abusar de él...

Cuando llegaron a la Academia, le presentó a los Maestros y ellos a su vez explicaron un poco como daban las clases y después fueron a hablar a la Casa del Comercio más tranquilamente...

-La Academia tendrá muchos retos en los meses venideros, no lo dudes, le dijo Danroth. -El hijo de Gildûr, de nombre Girion, no creo que sea una auténtica prueba de fuego, o al menos eso espero. Les he pedido que me acompañen porque pueden resultarte interesante su apoyo a tu proyecto, y creo que os podéis ayudar mutuamente.

Danroth le acompañó a la Academia mientras escuchaba atentamente las explicaciones. Llamó la atención de Ayla la forma que tenía de cruzarse de brazos, introduciendo ambas manos dentro de la manga del brazo contrario. Era un pequeño detalle, pero recordaba una postura de meditación y una muestra de respeto común entre los elfos.

Una vez en la Academia, saludó uno a uno a todos los maestros y en modo general a los alumnos. Tras escuchar las explicaciones, comentó que además de Girion hijo de Gildûr había un puñado de alumnos más que habían venido con ellos. El resto estaban prácticamente decididos al menos para probar la Academia, la duda era Girion. Salió un momento fuera para llamar a los nuevos alumnos y sus acompañantes, e iban entrando de forma respetuosa, sin molestar a las clases que se estaban dando.

Ya se estaba haciendo tarde, y las clases se iban terminando. Cerveth se acercó a los padres y cuidadores, y tomó el relevo para hablar de la Academia. Por lo que podían observar, aprovechaba cualquier ocasión para mostrar sus credenciales para el puesto de director de la Academia.

Regresaron a la Casa de Comercio, a la sala de reuniones. Mientras les servían algo ligero para comer, Ayla se asomó a la ventana para ver los puestos de mercado que se estaban montando. Aún quedaba mucho por hacer, pero cada vez había más movimiento y más vida en Sil Auressë.

Danroth se sentó en la mesa, y dejó su copa en la mesa. -Aylarien de Sil Auresse, debo felicitarte por tus progresos aquí en tan poco tiempo. Sé que aún te queda mucho por hacer, pero lo que he visto hasta ahora me ha impresionado. Esta región necesita personas como tú. Valientes, leales. Gente de principios, dijo y bajó un poco la voz para continuar: -estaremos pendientes de los resultados de la Academia, y sobre todo de los ideales que promueve entre los alumnos con poder. Pero de momento tienes nuestro beneplácito.

-Muchas gracias Lord Danroth, y transmite mi más sinceros agradecimientos. Sil Aüresse es un lugar para el bien, y refugio para aquellos que busquen de su amparo... Se quedó un poco pensativa como recordando sus primeros pasos, cuando buscaba ayuda, una guia, y no la encontró. Fue dueña de sus propias decisiones, nadie desarrolló sus conocimientos y eso le había traído hasta el lugar donde se hallaba ahora. Tal vez nadie sabía como guiarla, porque su camino era confuso y ahora que estaba definido se le había abierto una puerta, que nunca había estado cerrada pero a la que no podía entrar... Todo ello le ha definido como era hoy, hasta las malas tentaciones que le habían rondado...

-Hace tiempo tomé una decisión y he seguido fiel a mi camino, y parece que cada vez está más cerca de un desenlace, para bien o para mal. Por ello antes de que llegue, quiero legar todo lo que he visto del mundo, lo que ha sido y lo que debe ser. Quiero dar la oportunidad de que la gente recupere valores perdidos, las ganas de vivir, la confianza en la ayuda desinteresada y que recuperen la esperanza... Llegará un momento que todo el mundo se acordará de Sil Aüresse, pero nadie se acordará de Ayla y ese habrá mi legado en esta tierra rota... Plantar una semilla de esperanza en los corazones torturados hasta hace bien poco y mi sueño es que esa semilla germine y crezca, y que contagie otros lugares y que se expanda hasta allá donde pueda llegar...

-Pero eso requiere mucho trabajo y tal vez no tenga tanto tiempo. Por ello me he rodeado de los mejores y he intentado transmitirles con la mayor nitidez posible mi sueño, porque llegará un momento en que ellos deberan continuarlo y transmitir dichos valores y la responsabilidad de conservarlos, a sus herederos. Parece mentira... Me fue concedido el don de elegir entre una vida mortal u otra inmortal... Ésta segunda fue mi elección, y aún así siento que mi tiempo aquí en esta región tiene un fin, en algún momento deberé partir y si vuelvo no veo que sea para quedarme mucho tiempo...

-Parte de mi alma se ha quedado en otro lugar y una parte de mi anhela volver... Mi sangre élfica me está empezando a llamar y es cuestión de tiempo que yo atienda a dicha llamada...

-Te comprendo, quizá más de lo que te imaginas. El tiempo que los Primeros Nacidos están entre los humanos siempre me provoca la sensación de un tiempo prestado, un instante suspendido en el aire, como si su espíritu siempre anhelase estar en otro lugar. Atrapados en el mundo, y atrapados por su propio destino. Y a la vez eso hace aún más grande el regalo que nos concedéis cuando aportáis vuestra parte en esta lucha. Tu destino y tu camino han sido muy distintos a los de otros que conozco, pero en ti veo la misma fuerza, la misma luz que observé por ejemplo en Vradriel…, se quedó en silencio, recordando a su amigo. Tragó saliva y cerró los ojos para luchar contra las lágrimas.

-Los dos hemos tenido que dar la despedida a muchos amigos y compañeros. Pero la lucha sigue. El Enemigo avanza de nuevo ahora, al llegar la primavera. No entendemos por qué motivo sucede eso. El Rey Brujo desaparece durante un tiempo a finales de otoño durante un tiempo, y hace lo mismo al terminar el invierno. Pero al regresar, nos enfrentamos a nuevos peligros. El Enemigo actúa en todos los frentes a la vez, es como si una fuerza oscura empujara a todos sus siervos a propagar el Mal al mismo tiempo…

-No te puedo pedir que te involucres más en esta guerra de lo que ya haces en este momento, a tu manera. No puedo pedir que vuelvas a primera línea, ya que yo mismo estoy luchando desde la seguridad de los muros de Tharbad. Es una forma digna de luchar, y muy necesaria. Sil Auresse es un rayo de esperanza en esta tierra, y me reconforta tenerte tan cerca de Creb Durga, el antiguo reino del Señor de la Guerra. Porque Dagorhir no eligió ese emplazamiento por casualidad… Se trata de un camposanto de los Daen Coentis, y debes permanecer atenta a cualquier movimiento de fuerza mágica que detectes. En cuanto a la lucha, la diferencia entre tú y yo radica en que puede que pronto te encuentres en primera línea, lo quieras o no. Ostentas un poder considerable, y el Enemigo se fijará en ti y en Sil Auresse tarde o temprano. Hablas de regresar, de seguir la llamada de tu sangre élfica. Si con eso te refieres a retirarte de los problemas del mundo, es una opción para evitar ese enfrentamiento, pero me temo que te va a resultar muy difícil querida Ayla. Te has hecho parte de este mundo, sientes el sufrimiento de los humanos como tuyo, y tu corazón late al ritmo del tiempo de los mortales. No, creo que la eternidad de los refugios élficos no será tu camino.

-También estoy de acuerdo en lo que dices, puede que Sil Auresse tenga que seguir su camino sin ti. Pero siempre será tu legado. Debes dejar encaminada tu obra. Porque tienes una oportunidad de realmente cambiar las cosas aquí. Al mismo tiempo que les transmitas tu ida, te aconsejo que disfrutes al máximo del tiempo que se te brinda aquí.

-Siento si he pecado de osado dándote consejos, no pretendo dirigirte. Encontrarás tu camino, como has hecho hasta ahora. Tampoco poseo el Don de la Premonición de los dúnedain, pero no hablo sin conocimiento acerca de tu destino. Y te explicaré el porqué. Una mujer cercana a los dos, unida tanto a ti como a mí por la desgracia de una muerte, me dio esto para ti. Y ella sí posee ese Don.

Danroth colocó encima de la mesa un saquito cerrado de terciopelo negro.

Ayla pensó: -una mujer dunadan unida a Danroth y a mi por la desgracia de una misma muerte... Es la madre de mi amor perdido, que me arrebató el mal y el que me hizo ver mi camino...

No pudo evitar que unas lágrimas se derramen por su rostro, mientras su mano temblorosa se aferró el saquito, como si con ese gesto pudiera tocarlo a él... Hizo una pausa sin apartar la mirada del saquito, y despacio empezó a desatar el lazo mientras intentaba recomponerse cada vez que tiraba de las cuerdas. Cuando abrió el saquito miró a Danroth con una renovada fuerza y le dijo a Danroth: -Me quedé aquí por él, para que el mal que nos hizo ese daño no pueda volver a mancillar esta tierra y desde aquí poco a poco poder combatirlo... Se que cerca de Creb Durga hay un camposanto, pero no solo eso... Hay una fuerza terrible encerrada bajo tierra, prisionera, que anhela la destrucción de la noble raza de los Dúnedain, y así me lo hizo sentir cuando antaño pasé con Thelran por estas tierras y por fortuna o no por casualidad topamos con su cárcel y Thelran se sintió como poseido por una llamada y lentamente se posó encima de la cárcel de tierra de aquella fuerza que no dejaba de golpear para arrancarle la vida... Créeme, no creo que haya aquí en estas tierras poder para combatirlo, pero también el enemigo necesita un gran poder para liberarlo...

-En cuanto a volver a un refugio élfico... No es esa mi idea de momento, aún me quedan muchas cosas que hacer, pero llegará un momento en que lo habré dado todo por esta tierra y no tendré nada más que ofrecer... ¿qué haré en ese momento? En esta tierra, los hombres me habeis dado los mejores momentos de mi vida, mis mayores ilusiones, y las mejores sensaciones y bien sabes tú eso, pero también he sentido dolor, mucho dolor y ese dolor me acompañará siempre hayá donde vaya, y cada día que pasa, cada vez que cae una amigo, conocido o desconocido por una causa absurda mi corazón se agota y llegará un dia que necesitaré desaparecer para descansar y lamer mis heridas que nadie ve, pero que están ahí. Pero no me iré para no volver mi amigo. Amo mucho esta tierra y a sus gentes como para abandonarlas y mientras tenga algo que ofrecer aquí estaré e incluso cuando no me veas, seguramente estaré más cerca de lo que crees.

-Por otro lado, no me he retirado de la primera línea amigo. Me estoy preparando para la primera prueba real de Ayla. Hasta hoy he estado aprendiendo y aún me queda mucho, pero se acerca el momento en el que necesitaré todo lo que he aprendido de esta tierra para defender aquello que amo y aquello en lo que creo. Y en esta lucha, aunque me lo hubiese parecido, no estoy sola, como me dijo un buen amigo. Todos, de algún modo u otro, ese día estareis conmigo y esa fuerza espero que me ayude a asestar un golpe muy duro al enemigo. Aunque eso supondrá que me tendré que descubrir, aunque mi rival y yo ya nos conocemos muy bien...

-Perdona Danroth que te moleste con mis divagaciones. Estoy muy contenta de tenerte cerca también, sé que juntos nos apoyaremos y podremos contar el uno con el otro y saldremos airosos... Lo sé

Terminó de abrir el saquito y miró lo que había dentro.

Mientras la mano de Ayla se aferraba al saquito, Danroth le dijo en voz baja: -Sucedió todo tan de prisa, Garrano quiso asentar cabeza, formar una familia. Compartía con ella el dolor por lo que estaba pasando en las Quebradas. Una historia de amor que creció sin que los demás casi nos diésemos cuenta…

En ese momento Ayla entendió de quíen se trataba. No era la madre de Garrano, sino su prometida. La Dama Pelenwen de Tyrn Gorthad, la hermana del Hir Pelendur. Una punzada de celos recorrió el alma humana de Ayla, pero esa sensación fue reemplazada por dolor y recuerdos de su tiempo juntos. Aún era joven, sin la carga de experiencia que ahora soportaba. De alguna forma, quizá fueron sus últimos momentos como humana. Con él su vida habría sido diferente, pero también entendió que nunca tuvieron una oportunidad. El destino de Ayla era distinto. Ella estaba en el comienzo de su cometido, y él ya de vuelta de tantas cosas. Y se encontraron por el camino, y la vida de Ayla nunca volvió ser la misma…

-Me quedé aquí por él, para que el mal que nos hizo ese daño no pueda volver a mancillar esta tierra y desde aquí poco a poco poder combatirlo... Sé que cerca de Creb Durga hay un camposanto, pero no solo eso... Hay una fuerza terrible encerrada bajo tierra, prisionera, que anhela la destrucción de la noble raza de los Dúnedain, y así me lo hizo sentir cuando antaño pasé con Thelran por estas tierras y por fortuna o no por casualidad topamos con su cárcel y Thelran se sintió como poseido por una llamada y lentamente se posó encima de la cárcel de tierra de aquella fuerza que no dejaba de golpear para arrancarle la vida... Créeme, no creo que haya aquí en estas tierras poder para combatirlo, pero también el enemigo necesita un gran poder para liberarlo...