Una extraña voz acoplada surgió del comunicador que sujetaba Draze. Sin duda alguna se trataba de Katkazza, ya que se sumaba la reproducción a través del comunicador a la voz sintética de su traductor.
—¡Draze! ¡Lyn y yo hemos tenido que marcharnos! ¡Salieron por todas partes! ¡Nos vemos en el Halcón!
Uff… al menos están bien. Ya hablaremos todos más tranquilos cuando estemos en un lugar seguro. Si bien todavía quedaban muchos interrogantes por aclarar, la historia de la twi’lek iba ganando verosimilitud por momentos.
—Recibido, Katk —respondió cuando la voz del traductor del wookie se perdió en la estática—. Tenemos al objetivo. Nos vemos allí.
Draze se volvió entonces hacia Noa.
—¿Puedes continuar, Noa? —estaba claro que interpretar correctamente expresiones nautolanas no era el fuerte del humano, pues a pesar de los ademanes corporales de su compañero, que para el ojo entrenado sugerían que quería que le dejasen tranquilo, le siguió insistiendo— ¿O prefieres que nos dividamos para ir a la nave?
Perdonad el doble post, estaba inspirado :P
Nahir miro a Noa y luego busco alrededor preguntándose si esa repentina caída se debería a alguien que estuviese cerca.
-¿Está bien? No podemos pararnos aquí, tenemos que salir juntos y regresar con Lyn y Katkazza.
Manteniendo aun su sable en su mano, aunque con los filos apagados, Nahir continuo avanzando hacia la salida, abriendo paso por el grupo.
-Apresuraos, no sabemos si ya habrán contenido los daños de la distracción y ya están en camino.
Noa miró a Nahir sabiendo que tenía toda la razón y asintió mientras seguía caminando lo más rápido que podía. Poco a poco iba aumentando el ritmo y las fuerzas volvían a el a cada paso que daba.
-Es cierto, larguémonos de aquí de una vez. Hemos estado demasiado tiempo aquí dentro.
El nautolano sonrió un instante al ver que las fuerzas volvían a él y por última vez echó la vista atrás, donde había caído, preocupado por sucedido. Miró a sus compañeros de nuevo y les vió avanzar y siguió detrás de ellos lo más rápido que podía.
- Vale vale ojitos!! – respondió a la negativa de Noa. – Encima que uno quiere ser agradecido con quien le ha salvado… Si es que este mundo se desmorona… En fin… - comentó negando con la cabeza.
Iba a continuar hablando cuando escuchó como el humano hablaba por el comunicador y era respondido por una voz sintética al otro lado. El nombre de Lyn volvió a sonar y eso tranquilizó aún más a Korven.
- Bueno, pues si el tentaculitos dice que está bien, yo le creo, así que vámonos hacia el Halcón ese cagando leches. – comentó mientras comenzaba a andar hacia la salida. – Aunque… - se detuvo y giró sobre sus pies. - ¿Qué tal si cogéis algún arma de esos tíos?. A ver, mi rifle es como una extensión de mi brazo… - los miró a los ojos. – Vamos, que soy muy bueno con él… de los mejores diría yo, aunque no me gusta alardear… Pero oye, nunca se sabe cuántos enemigos pueden aparecer, y yo solo protegiéndoos a todos… no se… podríais poner un poco de vuestra parte ¿no?... Anda, coged algún arma y vámonos, que ir desarmados por el mundo es peligroso – comentó con voz conciliadora. -... ¿No os lo ha dicho nunca vuestra madre?. -
- Vaya misión de rescate… si al final lo tengo que hacer yo todo!!!. – comentó entre dientes para si mismo.
Me pareció bien que Draze tomara la iniciativa de contactar con Katk y me alivió el hecho de que nos ahorraran el tener que ir a buscarles, con ir al Halcón ya era suficiente. Noa parecía recuperarse de su ligero traspié y todos estábamos de acuerdo en no perder más el tiempo aquí. Sólo Korven seguía con esa actitud pretenciosa. Si quería conseguir una buena impresión estaba consiguiendo lo contrario.
— Preferimos nuestras espaditas de colores sino te importa —dije con un tono mordaz y una sonrisa algo fingida. Nos íbamos a tener que armar de mucha paciencia hasta que entregáramos este sujeto a Lyn. Quería suspirar pero tampoco quería dejar entrever que me estaba irritando, parece que Korven se divertía con ello. Me aguanté con todas mis fuerzas.
Y yo que pensaba que Lyn sería la graciosa, se dijo el muchacho mientras seguía el ritmo de sus compañeros, dejando atrás al nautolano y a sus elocuentes silencios. Si Draze esperaba a un tipo serio, estaba claro que se había equivocado. La duda era ahora quién de los dos soltaría los peores chistes, si el preso rescatado, la twi’lek o la propia Kate. Iba a ser una dinámica curiosa*.
—No te proecupes, Korven, que vamos bien abastecidos —le dijo a su nuevo compañero mientras aumentaba el paso y miraba receloso a ambos lados.
Todavía quedaba un buen trecho de camino –de hecho faltaba por recorrer prácticamente todo el recorrido de vuelta al puerto- y a juzgar por el escándalo que habían montado, no debería de faltar mucho tiempo para que llegasen las autoridades a la zona. Con un poco de suerte podrían pasar desapercibidos y salir indemnes de su alocado –e improvisado- plan de rescate.
* No es ningún reproche enmascarado. Me encantan estos comentarios y ese tipo de humor on-rol. Lo que pasa –que como Bysne ya sabe- es que Draze es un poco cenizo y un tanto waterparties.
-Dejaos de cháchara o nos acabaran escuchando -Increpó Nahir a sus compañeros mientras miraba por el hueco de la entrada que habían hecho en el almacén. Pasando sobre los calamari inconscientes, el arkaniano hizo gestos a sus compañeros para que avanzaran.
-Tenemos suerte, parece que está despejado... larguémonos de una vez.
Una hora más tarde, tras haber eludido a algún control de seguridad de los que patrullaban en los aledaños del puerto y hacer una rápida presentacion, el grupo formado por los cuatro padawans y el contrabandista rescatado llegaban al espaciopuerto dónde los esperaban Lyn y Katkazza.
De hecho, la pareja formada por la twi’lek pielvierde y el enorme wookie embozado, les esperaba frente a un viejo carguero de clase dinámico, el Halcón Estelar. Pese a que todo en general era bastante extraño, si algo terminó por llamarle la atención a Korven fue la presencia de Katkazza, pues la mayoría de los suyos eran esclavos del Imperio y podía contar con una mano los que había visto en su vida. Además si ya de por sí un wookie era imponente, verlo con el ojo derecho vendado y la harapienta capa que usaba para cubrirse le daba un aspecto mucho más impresionante.
La twi’lek con un rasguño en la mejilla y algunos bollos en su blindaje, sonrió cuando vio aparecer al grupo.
—Me alegra verte canijo—le dijo a Korven mientras lo observaba de arriba a abajo con una mirada evaluadora—. La verdad es que no tienes muy mal aspecto, cualquier diría que te has perdido unos días por el espacio Hutt. ¿Has hecho amigos?
El wookie saludó a sus compañeros uno por uno cuando llegaron.
—Me alegra veros de una pieza compañeros—dijo con la sintética, irreal e insensible voz que emitía su traductor, pero que hacía que todos pudieran entenderle—. Después de la explosión las cosas se pusieron un poco feas. Nos vimos atrapados en un fuego cruzado, pero aprovechamos la confusión para marcharnos, evitando el conflicto. Al menos hasta que nos encontramos con una patrulla de milicianos.
Era sorprendente e incluso cómico que una voz así saliera del enorme wookie sobretodo teniendo en cuenta que su lenguaje no-verbal transmitía mucho más, en especial cuando mencionó a los milicianos. Y de hecho quedaba patente que Katkazza no estaba cómodo con las "traducciones" de su dispositivo, pero se resignaba a ello.
Cuando vió la herida de Noa, el padawan no pudo evitar esbozar una sonrisa y bromear al respecto.
—Parece que siempre somos los que nos llevamos la peor parte—dijo señalándose su ojo. Después, mirando hacia la nave añadió—. Será mejor que entremos en la nave, Shanna y los demás os están esperando.
El grupo al completo entró en la nave y se dirigieron a la sala de estar, allí les esperaban tres humanos. Dos hombres y una mujer. La mujer y uno de los hombres vestían como mercenarios, aunque eran como la noche y el día. Ella tenía una mirada dura y ceñuda, todo lo contraria a la de él, que era risueña y despreocupada.
El otro hombre estaba analizando un pequeño comunicador desmontando, justo cuando todos entraban, así que junto con sus compañeros se levantó para saludar a los recién llegados. Ellos eran Shanna, Barret y Goror, la tripulación del Halcón.
He aprovechado para hacer un poco de presentación de los PNJs a Korven, por eso he repetido algunas cosas que los demás ya conocéis :)
-Chicos...siento interrumpir este momento de presentaciones pero hay algo que debéis saber...
Noa se desplazó de forma que podía ver a todos sus compañeros.
-He sentido una alteración en la fuerza, antes cuando caí al suelo, y he visto algo grave...no se si ha sido algo que pasaba en el momento, que ya había pasado o que pasará, pero tengo que volver a la casa de Ackbar rápidamente, su vida está en juego. Es posible que se haya suicidado, y sino es el caso creo que sé donde encontrar lo que necesitamos.
El jedi observó a sus compañeros poniendo principal atención en aquellos que podrían pensar que era un cuento chino aquello de lo que hablaba.
-Kate, Ackbar ya te conoce, quizás sea bueno que vengas tu también, siempre y cuando no lleguemos tarde. Vosotros tened cuidado, los refuerzos de los amigos de Korven buscaran en la zona y el primer sitio será en el hangar... no van a dejar que nuestro invitado abandone el sistema con facilidad.
La expresión de Noa era de todo menos de felicidad por conseguir cumplir su misión. Estaba claro que lo que había visto no era algo agradable y su conciencia no estaba tranquila.
-Quizás no debimos dejarle solo después de todo.
Se movió deprisa hacia un lateral de la nave y empezó a comprobar que llevaba todo su equipo. Al agacharse para apretarse bien las botas una punzada le recordó la herida que había sufrido pero intentó disimular para que no le retuvieran más tiempo.
Me alivió el hecho de ver a Lyn y Katk de una pieza y sin heridas. Me alegró aún más ver al resto de la tripulación del Halcón, mi actual familia. Mi Hogar. Sonreía con la expectativa de darles un abrazo. Apenas me dio tiempo a saludar a Goror, Barret y Shanna.
Escuché con atención lo que Noa nos estaba contando y la cara me cambió a una expresión de preocupación cuando mencionó el posible estado de Ackbar. El calamari era un poco idiota pero tampoco sentaba bien que tomara esa vía tan drástica.
— Vale, cuenta conmigo, Noa. Pero tenemos que darnos prisa —respondí a mi compañero.
- ¿Espaditas de colores?. – preguntó con extrañeza. – Bueno, la verdad es que no se si quiero saberlo… - En toda su vida había conocido a demasiados tipos raros, pero la verdad era que estos se llevaban la palma. – Espadas de colores dice… je… Me pregunto qué droga tomará esta gente. – se dijo para sí mismo mientras comenzaba a andar con el reto del grupo.
Por suerte para ellos, el resto del camino hacia la famosa nave fue más o menos tranquilo. Una extensa sonrisa se le dibujó en la cara al ver a Lyn. Le extraño la compañía que traía y, aunque no era el primer wookie libre con el que se encontraba, no era demasiado común verlos por ahí pululando. Aunque bueno, después de ver el variopinto grupo de mercenarios que iba con él, podía esperarse cualquier cosa. – Hace falta más que unos cuantos carapulpos para acabar con Korven… - sonrió. – Pero eso tú ya lo sabes, preciosa. La verdad es que no me han tratado mal, tan solo me torturaron un par de veces para sonsacarme cosas. Pero bueno, ya tendremos tiempo de hablar más detenidamente de todo, y sobre todo de ese mercenario hijoputa. – comentó mientras se acercaba a la contrabandista.
– Y… gracias por la ayuda… - susurró al oído de Lyn a su paso. – Tenía claro que no podías vivir sin mí. – concluyó mientras daba una palmadita en el trasero de la Twi’lek.
Luego dirigió su mirada hacia la nave. No era nada del otro mundo, la suya era mucho mejor, pero parecía que allí no estaba el dueño para mofarse así que prefirió esperar a estar dentro de la misma.
Una vez ya dentro y tras las presentaciones con la tripulación del Halcón, justo antes de que comenzara su recital, Noa habló, y lo que dijo sí que llegó a llamar su atención, mucho más que el sacar las faltas de la nave. – Espera espera… ¿qué ha dicho?, ¿alteracion en la fuerza?, ¿esa es la forma de llamar a un desmayo en tu planeta?. – miró a Lyn algo desconcertado. – ¿De dónde has sacado a estos tipos?. -
Nahir asiente a Noa y Kate cuando cuentan lo ocurrido y deciden marcharse a asegurarse de que Akbar esté a salvo. -Cuidado con las profecías... a veces solo se precipitan por el hecho de intentar evitarlas... buena suerte y que la Fuerza os acompañe.
Nahir alzo su garra abarcando su máscara y que la quito, revelando el rostro del Arkaniano de ojos blancos y sin pupila, que miro a Koven al hacer esas preguntas -Supongo que se puede resumir en que pertenecemos a lo poco que queda de la antigua Orden Jedi que protegía la Galaxia antes de que el condenado Imperio se alzara. Estamos intentando alzar un movimiento de resistencia aquí en Mon Calamari, aunque apenas nos encontramos con Lyn cuando llegamos al planeta. -Su tono de voz resulta neutro, y su rostro es casi tan inexpresivo como su máscara, es casi como si fuera un androide.
El arkaniano mira con sus ojos vacios a Lyn y luego a Korven -Espero que tus captores no nos encuentren, aunque me gustaría saber en qué lio os metisteis exactamente como para que te atraparan y te torturaran ¿Les robasteis algo o algo así?
¿Una alteración en la fuerza? Aquello sí que resultaba extraño, y más si tenía que ver con Ackbar. Cuando Kate y él le conocieron en su primera visita a Mon Calamari, hacía ya casi un mes, a Draze no le pareció percibir en el calamari nada inusual. De hecho, la última vez que la fuerza sufrió una gran sacudida –justamente cuando el maestro de Nahir fue emboscado por los guardias oscuros-, tanto él como Sto Lessat –su maestro- fueron capaces de percibirla con total claridad. ¿Qué habría pasado para que sólo uno de ellos pudiera tener aquel presentimiento? Tal vez se tratara de una perturbación lo suficientemente leve como para que sólo los más receptivos pudiesen captarla.
Y en ese caso… ¿por qué habían esperado hasta llegar al halcón? Si la situación era tan grave como Noa la exponía, quizás les hubiera convenido más separarse mientras huían y no ahora, una hora después de su visión. Pero si el curso de los acontecimientos había seguido aquel camino, sería por algún motivo. Y no había ninguna razón para dudar del buen juicio de su compañero.
—Está bien —accedió tras estudiar detenidamente el estado del nautolano, quien parecía relativamente recuperado del combate anterior—. Esperaremos un tiempo prudencial y si la cosa se pone fea nos marcharemos. Estad atentos a los comunicadores.
¿Qué estás haciendo?, se preguntó mientras observaba cómo Kate y Noa se disponían a marcharse. Deberías de ir con ellos, asegurarte de que no les pasará nada y en caso de que sea demasiado tarde, utilizar las habilidades sensitivas en las que te instruyó el maestro para investigar la escena del suicido. Sin embargo, el tiempo apremiaba y no podían permitirse otra discusión sobre quién haría qué. Si el nautolano había decidido tan vehementemente que Kate y él se bastaban, no merecía la pena incidir más sobre aquel asunto.
Tal y como le había dicho el maestro antes de separarse: confía en la fuerza y en tus compañeros.
—Que la fuerza os acompañe —añadió lacónico, sumándose al arkiano.
Tras las palabras de Draze y Nahir, Kate y Noa hicieron sendos gestos con la cabeza a modo de despedida y abandonaron la nave. Quizás Nahir tenía razón y de nada servía intentar evitarlas. Quizás Draze tenía razón y debían de haber actuado antes. O quizás aún podía evitarlo y la Fuerza había elegido a Noa como el medio para ello.
Fuera como fuese Ackbar era la única baza que tenían si querían que sus actividades en Mon Calamari prosperaran. No sabían muy bien cómo, pero pese a haber sido engañado y utilizado por el Imperio, el calamari los odiaba y eso lo convertía en la única persona que podía ayudarlos.
Pero mientras los padawans se focalizaban en Ackbar, nuevas piezas habían aparecido en el tablero a las que no habían terminado de presetarles la atención que merecían. Lyn Vao y Korven Raven. ¿Serían simples peones de paso o el futuro les tenía reservado una importante tarea?