Partida Rol por web

Como si siempre hubieran estado ahí, en cuanto Aina describió las nuevas llamas del reloj todos pudisteis ver cómo en la gran torre se veía exactamente lo que ella había dicho: Nuevas llamas negras moviéndose sobre los números VIII, IX y XI, y otras dos blancas en el I y en el XI. Efectivamente, sobre el número XI había una llama de cada color, y tal y como ella había dicho se movían, mezclándose continuamente, bailando juntas.

- Si esas llamas nos representan, entonces la teoría de que el color está relacionado con nuestra naturaleza, es equívoca - dijo, con el ceño fruncido - Tampoco tendría que ver nada con nuestros orígenes, pues no pertenezco a ningún Reino. 

Míriel se acercó a Rais cuando este apareció, la situación se le antojaba cada vez más complicada. ¿Votar a Ivanna? ¿Pero acado Ivanna no había muerto la noche que él lo hizo? para no parecer un idiota se guardó aquello para sí y continuó escuchando.

Entonces Aina comentó lo del extraño reloj y de repente se materializó ante ellos, mostrando lo descrito por la Fata, Míriel enarcó una ceja. La idea de que cada hora los representara a ellos tenía sentido pero lo que no conseguía saber era el significado de las llamas y sus colores.

- A lo mejor el color se refiere a oscuridad y luz... pero el número de los que hemos caido no se corresponde con el de los números, somos 6 y hay 5... lo de las llamas es todavía más complicado, pero quizás las llamas entremezcladas se refieran a un tipo de enlace o unión... quizás así los números si podrían cuadrar... pero esto es hablar por hablar, no tengo ni idea y jamás se me han dado bien estas cosas- comentó un tanto avergonzado por ofrecer una conjetura tan pobre

Al ver las llamas, Rais se encogió de hombros y sonrió con tristeza.

Sabía que la teoría de blanco=bueno y negro=malo iba a desestimarse conmigo, aunque de darse el caso me la había imaginado en las campanadas. - haciendo referencia a las votaciones.

Luego miró a Aina.

Dile a Tarma que estoy bien, y que espero podernos reunirnos pronto. Y lo mismo para cierta Fata que ya sabrá a quien me refiero. - Rais hizo una mueca - Lo siento, no puedo decir su nombre de Fata, podría poner dicha Fata en riesgo por ello. Y más aún tras lo que ha pasado con Míriel.

Míriel escuchó nuevamente a Rais y no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica.

- Bueno, por lo menos he sido útil para algo...- se expuso para conseguir identificar a Vanya por lo peligroso de su poder... sin embargo a medida que iba pasando el tiempo estaba llegando a la conclusión de que aquello no había servido para nada. Ni le creían ni terminaban de eliminar a aquella Fata y al final había muerto por bocazas, de todos los finales posibles que se había imaginado mientras estuvo al servicio de la familia Real, jamás pensó que la suya sería una muerte tan estúpida... De nuevo la impotencia y el malestar consigo mismo se adueñaron del Fata haciendo que se alejara del grupo, mejor sólo... así no molestaría a nadie.
 

Elendire miró las llamas con curiosidad- Algo que me explicó una anciana en el sueño perdido en el que me encontraba, es que esas llamas son símplemente reflejo de las decisiones que uno toma sobre su propio destino, o sobre el de otros.- suspiró- Supongo que morir no implica directamente tomar una decisión sobre el destino de nadie.

Y uniéndose a las demás, una nueva llama oscura apareció sobre el número IIII.

- Pero sí que ha habido alguien que ha tomado una decisión sobre tu destino - Aina había vuelto a mirar hacia el reloj y arrugó el ceño al ver la nueva llama negra. - La que faltaba - . Murmuró y volvió a mirar a los que allí se encontraban.

- Los nervios están muy tensos. Se acerca la hora decisiva y no sé qué ocurrirá - . Sus labios formaron una mueca. - Anya ha estado insinuando que si la votamos será otro el que morirá. Yo lo tengo claro, se ha contradicho varias veces y se ha puesto muy nerviosa. Pero temo que muera un inocente si sale ella elegida - . Suspiró y volvió su mirada hacia Rais. - He dicho lo que me pediste, pero al igual que con los demás, no les he dicho quién eres como fata. Si prefieres que lo diga, házmelo saber - . Tras eso, se volvió a mirar a Loth. - Alana te buscaba. Dice que al recuperar la memoria recordó la antigua amistad que os unía. No sé si llegasteis a hablar, pero parece ser que sabe quién eres - . Una suave sonrisa se dibujó en sus labios. - ¿Quieres que le lleve algún mensaje? -

Rais sonrió ante las palabras de Aina.

Gracias. Y de momento no, si alguien quiere saberlo, espero en algún momento poder volver al otro lado y hacerlo personalmente. - No sabía que hora era, pero debía acercarse la hora de las votaciones - Atentos a las votaciones de hoy, no sólo por la posible amenaza de Anya, sino por si alguien hace una votación extraña, y trata de excusarse luego...

- Anya se está viendo acorralada y por eso está tratando de hacer lo posible para no ser votada. Es posible que se lleve a alguien con ella, pero no tiene por qué ser un inocente... si ha establecido lazos con un traidor es una posibilidad que se lo lleve a él o ella... A todo esto ¿Cuantos poderes ha dicho que tiene? creo que he perdido la cuenta- ironizó Míriel para poco después ponerse más serio- Coincido con Rais, en las votaciones de hoy podremos llegar a muchas conclusiones... una última cuestion. Aina, sólo por curiosidad... ¿Quienes han creido en mis palabras? no espero sacar nada en claro, pero siento curiosidad

Aina dirigió su mirada hacia Míriel y arqueó suavemente una ceja. 

- Si Anya no hubiera perdido los papeles, no sé si te habrían creído - . Le dijo y una pequeña mueca se formó en sus labios. - No entienden por qué ayer te pusiste en el punto de mira y no dijiste todo lo que sabías. Te guardaste esa información y a muchos no les ha gustado. Creen que me he puesto yo en peligro al informar de lo que has explicado aquí - . Hizo un gesto con la mano, quitándole importancia, antes de que él dijera nada. - Ya les he dicho que tu intención no era que yo explicara nada. Pero de todas formas, hay a muchos que no les ha parecido bien - .

Mientras hablaba, su mirada viajó por todo el jardín y finalmente sonrió, señalando un punto. Bajo un árbol había aparecido un mantel blanco, bordado con hilo dorado. Sobre él habían dispuestas varias bandejas de frutas y queso y varias botellas de vino. 

- Vayamos a disfrutar de ese pequeño festín. Es el vino que solían servir en las fiestas de Palacio. Su sabor es una delicia en el paladar, dulce y afrutado, recuerda a las noches de verano de Fäe - . A Aina siempre le habían encantado las fiestas que solían celebrarse en Palacio. No se perdía ni una y solía pasarse toda la noche bailando, y bebiendo también.

- Quizá deberíais aseguraros de votar a alguien más de quien tengáis sospechas. Sólo por si lo que dice Anya es cierto y no lográis sentenciarla- se encogió de hombros- Aunque veo absurdo que intente zafarse de esa manera. Sólo conseguirá retrasar lo inevitable. 

Míriel puso los ojos en blanco cuando Aina le contó lo que pasaba abajo, realmente era frustrante estar allí sin poder ver de primera mano lo que estaba pasando. Vale que debería haber actuado de una manera más inteligente, vale que tenía que haber sido más paciente... pero al único que terminó poniendo en peligro fue a él mismo...

- Quizás lo que me pasó es que me morí y ya no me dió tiempo a decir nada más... no se si habéis caído en ese detalle- comentó con cierto indignación.

Aina pareció convocar entonces alimento en un punto concreto de aquel sitio pero Míriel sencillamente no tenía apetito, ni estaba del humor suficiente como para probar nada, así que sencillamente se dirigió a la fuente de agua y se sentó en el bordillo evitando verse reflejado... el Fata apoyó los codos en las rodillas y se cubrió la cabeza con ambas manos, ya no quería saber nada más.

Aidane sonrió levemente cuando escuchó las últimas palabras de Miriel, se le notaba frustrado por no poder hacer más, estaba muerto y ya no podía interceder tanto cómo le gustaría en los asuntos de los que aún vivían. Giró un poco el cuello para mirarle, y de pronto deseó poder concederle una segunda oportunidad para volver allí abajo.

Agradeció a Aina aquel nuevo regalo que les ofrecía, tomó una de las copas llenas de vino, se acercó a Miriel sin hacer ruido y le puso una mano sobre el hombro apenas un momento antes de volver a apartarla, como si la piel del fata pudiera abrasarla.

Míriel no quería pensar en nada, casi deseaba poder desaperecer por completo... e incluso volvió a pensar en la vida que llevó como humano, lo mejor para todos hubiera sido no escucharse a sí mismo, permanecer con aquellos humanos a los que durante un tiempo consideró su familia y con los que simplemente había sido feliz. Derrotado y hundido, tan sólo esperaba que el tiempo pasase y ocurriese lo que tuviera que ocurrir... ya de poco importaba lo que él dijera, ¿para qué molestarse?

 Entonces sintió un suave contacto en su hombro, sobresaltado se giró para toparse con la tímida Fata llamada Aidane y su sonrisa. Sus ojos pasaron del rostro de Aidane a la copa de vino y de esta una vez más a Aidane. Míriel se apresuró en coger la copa y alargar la otra mano y asirla del brazo con suavidad.

- Gracias... Aidane- le dijo mirándola a los ojos con una sonrisa de gratitud y el avatimiento reflejado en su mirada

Un instantes después de que Míriel tomase la copa de manos de Aidane en medio de aquel claro comenzó a formarse la imagen de una nueva figura... Tarma, Fata del Bosque.

- Aina sólo está intentando ayudarnos a todos, Miriel - dijo Loth. En su tono se apreciaba cierta severidad, aunque era complicado descubrir impresiones en su rostro tentaculado - Pudiendo dejarnos como almas en pena, abandonadas en este disfrute eterno, está intentando salvar la mayor cantidad posible de vidas.

Hizo un ademán de agradecimiento a la joven de Palacio, pero no se alejó mucho de su amada. 

- ¿Es todo esto real? - preguntó el Fata, mirando el festín del que hablaba la doncella de la Princesa - Quiero decir... el hecho de que tú puedas caminar entre dos mundos, Aina, ¿implica que estamos totalmente muertos, o quizás sólo es un estado transitorio?

Y, de repente, se hizo el silencio. Las seis campanadas de esa torre de reloj, también presentes aquí, distrajeron vuestra atención.

Sería fácil quedarse preguntándose qué estaría pasando, o incluso atosigar a Aina con más y más preguntas. Sería fácil... Pero innecesario, pues en la superficie del agua de la fuente parecían empezar a formarse imágenes de lo que sucedía en aquella ciudad oscura.

Podríais observar el combate. Puede que no fuese agradable, ni tampoco fácil de ver... Pero había demasiado en juego como para mantener los ojos cerrados.

Y cuando todo hubo terminado en medio de aquel claro comenzó a formarse la imagen de una nueva figura... Tarma, Fata del Bosque, estaba ahora con vosotros.

Míriel estuvo a punto de contestar a Loth cuando la imagen del agua comenzó a oscilar y con ello pudo ver lo que acontecía en el mundo de los vivos. De manera inconsciente soltó el brazo de la Fata que tenía a su lado y se concentró en lo que ocurría. Observó con tensión aferrándose la copa con fuerza, sin embargo el resultado no fue el esperado.

-Cobarde...-susurró para sí cuando Anya recurrió a su poder para salvarse a sí misma. Desalentado dirigió entonces su mirada hacia la Fata que había caído en lugar de Vanya. Lo sentía, lo sentía mucho.