Partida Rol por web

Sonrío con una frialdad extraña incluso en mí. Tengo claro que si mi magia estuviera aún en mí no dudaría en matar a Aina, pese a que luego me arrepintiense toda la eternidad.

Vuelves a mentir Aina, incluso Allegra te dejó claro ayer que lo que decías era una más de tus burdas mentiras, que yo siempre había dicho lo que sucedería, incluso cuando ella ha sido una de las que ha decidido matarme. Y, antes de que engañes al resto, allí nadie tiene duda de la culpabilidad de Miriel, salvo tu, su compañera de juegos nocturnos. Si yo estoy muerta es porque muchos creen que él y yo estábamos compinchados, una pena que se equivocaran de mujer - la actitud de Aina me resulta muy molesta, máxime sabiendo su inclinación -mis insultos fueron la respuesta a tus palabras, pues no dudaba de tu inocencia y solo se podían explicar por la estupidez. Como lo de la ciudad de Lyman que trataste de usar para que fueran a por él. Pero ya no me engañas, te haces la tonta pero eres muy lista. Me has matado a mí, ahora vas a por Paul y luego irás a por Lyman. Más tarde ¿quién sabe? Tal vez te inclines por Anastasia o Allegra, la primera por no tragarse tus mentiras, la segunda por ser más lista que tu. Has traído la guerra, nos has cerrado las puertas de Fäe. Pero tu colega Miriel ya no podrá hacer más daño y tu terminarás cayendo con él -no puedo evitar sonreír ante una imagen de Aina muerta, destruida -Los de palacio siempre habéis sido retorcidos pero nunca imaginé que llegaría a tanto.

Dándole la espalda a Aina, pues no puede matarme otra vez, miro al resto de los presentes -Elendire, si no me equivoco se quien eres. Y tu Loth tienes una estrecha relación con ella. Tarma, siento que estés aquí, tu muerte no tendría que haber acontecido. Falmari, tu también eres de palacio, razón por la que no me extrañan tus actos. No tengo duda de que tuyas son las manos que trataron de darme muerte hoy, por la petición de Aina. Y tu, Aidane, debes ser la mujer cuya presencia apenas se hizo notar y que murió junto a otros tantos.

Míriel abrió los ojos de par en par, con el sabor de su propia sangre en la boca. Pestañeó varias veces hasta ubicarse, miró a su alrededor desorientado, hasta que finalmente se percató que se encontraba en el mundo de los muertos y que este había adquirido una nueva forma, una sala del palacio real... mejor, así se sentía más en casa.

 Vanya no tardó mucho en hablar... lo peor de que aquella Fata hubiera muerto es que ahora tendría que escucharla, como si no hubiera ya tenido bastante castigo.

- Deberías aceptar tu destino con honor, Vanya. Si no vas a aportar más que descalificativos y amenazas te pediría que guardaras unos minutos de silencio- le dijo Míriel muy serio con una mirada fría como el hielo.

Después miró a Tarma esta vez con gesto cansado, pero no añadió nada simplemente se encogió de hombros. Para después dirigir su atención a Aina y Elendire, cuando esta última se dirigió a él, un ligera sonrisa le iluminó el rostro- Es el primer halago que he escuchado en todo este tiempo... me alegro de verte, aunque preferiría que estuvieras viva. Yo por mi parte, prefiero estar muerto, al menos aquí no soy objeto de ser el instigador de las más variopintas estrategias conspiratorias- suspiró

Los ojos de Míriel se posaron en todos, era una mirada triste y derrotada.

- Mi retorno al mundo de los vivos ha sido doloroso y tormentoso... Voy a contar lo que me ha pasado ahora que ninguna cadena doblega mi voluntad- cogió aire y comenzó su relato- Volví a la vida por obra de Lassa... sí.- miró nuevamente a los presentes muy serio- la madre de los niños a los que asesiné tras mirar en su interior... Me trajo de vuelta y me ató a su voluntad, su poder consiste en eso... estuve en un mundo paralelo, donde me encontraba encadenado a ella, por unas cadenas extrañas... durante el tiempo que he estado con ella, yo no podía resistir a nada de lo que ella me pidiera... tenía muchas preguntas y... ansias de hacerme daño... he estado todo el tiempo agonizando por efectos del veneno, ante la sádica mirada de quien fue mi asesina... pues fue ella la que me mató la primera vez. No se que creer... no tiene por qué ser una traidora, pero creo que debo compartir con vosotros lo que me ha pasado.

Míriel pareció incómodo, bajó la mirada y contuvo la respiración, como esperando un nuevo ataque ya fuese verbal o físico.

Elendire se tapó la boca con más fuerza, intentando no carcajearse mientras escuchaba hablar a Vanya- Ay...-dijo, suspirando, tomando una bocanada de aire- Por la Bruma. ¡Hacía mucho tiempo que no me entraban tantas ganas de reir!- exclamó, entusiasmada, riendo- Vale, perdón, no debería reírme, ¿verdad? No. Nada de esto es positivo, supongo. Bueno... Ya está, sí. Ya está...-concluyó, intentando recuperar la compostura, mientras la risa hacía que se contrajese su estómago.

Respiró hondo varias veces, hasta que consiguió serenarse. Miró alrededor, esforzándose en prestar atención a lo que allí se decía, parpadeando mientras escuchaba a Miriel- Entonces, ¿Lassa te trajo a la vida y subyugó tu voluntad? Y justo después de que muriese Tarma, que supuestamente es capaz de hacer eso mismo con nosotros... ¿No os parece tremendamente coincidente? - preguntó, con un brillo de curiosidad en la mirada, posando sus ojos entonces sobre Aina- ¿Qué es eso de la ciudad de Lyman?

Aidane dio un paso alante, abriéndose paso entre todos aquellos dimes y diretes de los cuales ella se sentía y siempre se había sentido ajena. Miraba a Vanya, que se había dirigido a ella.

- Sí, yo soy Niba, o era Niba - Respondió sin demostrar sentimientos ni de alegría ni de pena, finalmente ella había caído junto a Miriel, de quien decían hacía bien poco que se la había jugado a todos, pero ahora volvían a estar en contra de Vanya y haberse olvidado del supuesto engaño de Miriel. Todo era falso y extraño - Lamento tu muerte, hermana. 

Acto seguido se volvió hacia Miriel.

- Y lamento también que hayas tenido que pasar de nuevo por ese final, Miriel. Cada vez tengo menos esperanza de que podamos sacar algo bueno o positivo de esto. 

Aquello último no había querido decirlo en voz alta, era lastimoso que estuvieran sufriendo tanto dolor, tanta violencia y tanta muerte y todo ¿para qué? ¿Merecía la pena el precio que estaban pagando?

Observo extrañada a Elendire. Sin duda es ella. Parecía que le habían comido la cabeza totalmente, algo nada raro visto como la pareja de mentirosos se complementaba a la perfección -Lyman hizo una metáfora pues alguien llamo al lugar que nos encontrábamos ciudad oscura y,tomándola prestada, declaró que él era dueño de la ciudad, por eso de ser ciego. Aina hizo como si no entendiera nada y se tiró a por su cuello, tratando de hacer que el resto fuera a por él ¿eso no os lo ha contado verdad? Y, por cierto, ¿tampoco os ha hablado de su rinconcito secreto en el que hablaba con Miriel y con Paul Adam? Si, una especie de palacio parecido a este, en el cual parece que mantenía largas conversaciones con Miriel, algo que Paul Adam confesó cuando Aina fue a por él por no seguirle el juego de ir a por mi. Con razón no querías que mirara en el cadaver de Roger Templer, es decir, de Miriel.

Tras hablar me giro hacia Aidane -Yo también lamento nuestra muerte, pues nadie nos otorgará a nosotros una segunda oportunidad, no cuando la que habla con nuestra voz está en el bando contrario a los intereses de Fäe.

Míriel elevó el rostro al escuchar la cantarina risa de Elendire... para después esponer en voz alta lo que opinaba de que lo que acababa de decir... en verdad era curioso.

- Es cierto, es muy curioso... pero te aseguro que no me lo he inventado. No soy capaz de resucitar yo solo ni tengo una imaginación tan retorcida. Lo que me preocupa de Lassa es toda la información que ha obtenido a través de mí...

Iba a continuar con su alegato cuando apareció Aidane, tan silenciosa como siempre, Míriel le dedicó una ligera sonrisa, hasta donde la conocía se trataba de una Fata amable.

- La esperanza no debe perderse Aidane... prefiero no pensar que todo mi sufrimiento ha sido en vano...- entonces Vanya habló nuevamente y Míriel esta vez la fulminó con la mirada- ¿No sabes lo que es estar callada unos minutos? No te he pedido tanto... El Salón del Trono es un lugar donde van a parar los fatas de palacio que han muerto y han resucitado, cuando yo resucité Aina se encontraba allí junto con el satiro... lamento contradecirte pero no he tenido oportunidad de tener esas largas conversaciones con Aina, estaba un tanto indispuesto... con lo que acabas de decir no haces más que confirmar tu culpa... y la de Paul... y ahora por favor tenemos asuntos más importantes que atender que tus mentiras.

Loth permaneció en silencio mientras las dagas cruzaban la habitación en forma de palabras. Tan solo se movía ligeramente cuando hablaba Elendire, llegando incluso a dedicarle una enigmática mirada. Cuando la furiosa Vanya empezó a nombrar a unos y a otros, decidió responder, pues había sido citado.

- No comparto tu rabia ni tu dolor, pues apenas si tuve tiempo de sufrir las mentiras que flotan en esa ciudad oscura, pero te pediría, por favor, que te calmaras. ¿Miente Aina? ¿Dice la verdad? No soy quién para juzgar eso, pues sólo sabemos de lo que os ocurre por ella? Y digo más, ¿qué importa? Permítete disfrutar de la paz que llena este palacio, este bosque, esta linde o estas ruinas, pues serán lo que tú quieras. Aquí no albergamos discusiones ni odio, y te pediría que no lo trajeras.

Luego se acercó a Elendire, y su mirada era severa.

- Amor mío, te pediría, por favor, que calmaras tus ironías, pues no son más que leña con la que alimentar un fuego creciente.

- ¿Ironías?- preguntó, confusa, tras escuchar a Loth- No es una ironía, mi querido Loth, realmente todo esto me parece curioso. -dijo, encogiéndose sobre si misma, sintiéndose reprendida y algo más apesadumbrada que antes- Si Lassa ha sido capaz de hacer eso y Tarma ya poseía esas capacidades de antemano, la única explicación que le encuentro es que una robó los dones que la otra poseía.

Aina escuchaba las palabras de Vanya con una mirada entre divertida y furiosa.

- Estás haciéndolo otra vez - . Le dijo y un suspiro cansado salió de sus labios. Se volvió hacia los demás, sobre todo hacia Elendire y le sonrió con tristeza. - Es verdad que le pregunté a Lyman sobre qué decía de su ciudad. Sólo le pregunté eso, ya que él hablaba de una forma que no entendía. Empezó a decir que aquella era su ciudad y también que lo que teníamos que hacer era no votar. Yo le dije que si no luchábamos por buscar a los culpables, ellos seguirían matando impunemente. - Sus labios formaron una mueca. - Y luego, nuestra querida - aquella última palabra fue pronunciada con rabia - Vanya explicó que se refería a las sombras, que como él era ciego y se movía en la oscuridad, era el mejor preparado para moverse por ahí - . Miró a la nombrada con un ligero arqueamiento de cejas. - Lo único que le dije fue eso. Le pregunté por el significado de sus palabras y le dije que no era buena idea dejar de votar. Así que deja de inventarte historias, porque lo único que haces es retratarte una y otra vez. Si hubiera tenido alguna duda, tu forma de llegar aquí e intentar poner a todo el mundo en mi contra, las hubiera despejado todas - . 

Tras esas palabras dirigió su mirada hacia Míriel. - No sabía... - Se mordió el labio, indecisa. - ¿Puedes decirnos quién está detrás de Lassa? Si puede esclavizar a alguien más, es peligrosa. Buscará solo sus propios intereses y desconocemos si busca ayudarnos a regresar o si lo que quiere es destruir Fäe... - Apartó la mirada del guardaespaldas de la princesa y la dirigió de nuevo hacia el espejo ovalado. Se estuvo unos segundos en silencio, pensativa, intentando recordar qué más se dejaba. - ¡Oh! Claro... - Exclamó y se volvió a mirar de nuevo a Elendire. - Una cosa que Vanya ha dicho que sí que es verdad, es que al resucitar, no sé cómo ni por qué, somos capaces de ir a otro sitio también. Ahora mismo estoy en el salón del Trono. Hasta esta tarde hemos estado Míriel, Paul y yo. Yo fui la primera en llegar allí y, desde que Paul dijo que Míriel mentía, he estado discutiendo con ellos en ese sitio. Bueno, más que discutir, intentando averiguar quién mentía y quién no - . Miró de nuevo hacia Míriel con una disculpa en sus pupilas. - He confiado en ti y he seguido apoyándote, aunque hayas creído que no era así. Pero tenía que preguntar porque no entendía qué estaba ocurriendo -. Se excusó y se encogió suavemente de hombros. - Imagino que al igual que los que pertenecíamos a Palacio podemos estar en ese sitio, los demás iríais a alguno parecido, que representara lo que vuestro corazón más añorara - . Les dijo y una suave sonrisa iluminó su rostro, mientras sus ojos celestes brillaban. - No os lo expliqué porque sentía que era algo... Especial. Allí me siento de nuevo como si estuviera en Fäe y quería guardarlo para mi misma. No lo conté por eso. Pero ahora ya da igual... -

Míriel no pudo evitar sorprenderse por la actitud de algunos de los fatas presentes, no podían permanecer impasibles mientras hubiera un mínimo de esperanza para Fae, daba igual que estuvieran muertos si podían ayudar en algo...

- Te entiendo Aina, no tienes por qué justificarte ante mí... Lera Madison...- dijo sin dudar cuando le preguntaron sobre el nombre humano de Lassa- Se descubrió a sí misma cuando rebelé mi nombre como Roger, no se si os disteis cuenta de su reacción... Con respecto a lo demás estoy con Elendire, es muy posible que haya sido capaz de copiar a Tarma... pero no puedo asegurar que me dijera la verdad, yo no podía mentir... ella ya es otra cosa. Con respecto a lo que pasó durante el tiempo que estuve bajo su voluntad, varias mentes piensan mejor que una, de manera que os lo contaré todo. Lo primero que hizo fue preguntarme acerca de mi poder y el de Vanya. Después me preguntó sobre quienes había aquí, tenía mucha curiosidad por saber como es el mundo de los muertos y quienes lo habitan, siento deciros que no pude mentirle y le dije vuestros nombres...- Míriel se avergonzo cuando llegó a este punto- lo siento, traté de oponerme... pero no pude. Después- tomó aire y continuó su relato- Lo que más me incomodó fue la insistencia en que le rebelara si conocía quien era la princesa Celebia, afortunadamente no lo sé... me dijo que quería asesinarla para que su muerte cayera sobre mi conciencia... no se si sería una amenaza real o no... le preguné abiertamente si era una traidora y ella me dijo que no. Por último mostró interés en saber como era el salón del trono que compartíamos el satiro, Aina y yo... para terminar por pedirme que en vez de a Paul, mirara al francés y que a quien había votado... le dije que a Anya y... no se si ha sido ella, pero mi voto ha sido cambiado en contra de mi voluntad.

Sonrío ante las respuestas nerviosas de Aina y Miriel. Al otro lado había tratado de disimular tras ver como la primera me atacaba siempre que podía pero ya no tengo nada que perder y no pienso callar -Poner a todo el mundo en tu contra ¿eso no es nuevo para ti, verdad? Por eso de que desde aquí fuisteis a por mí, seguramente por las mentiras que vomitaste en este salón para defender a tu compañero. Si, ese mismo compañero que, por desgracia para él, se vió obligado a decirle toda la verdad a Lera, según nos ha contado. Es gracioso que ella, sabiendo toda la verdad, decidiera votarlo. No tengo duda de que ya has apuntado el nombre de Lera para matarla ¿verdad Aina? Vas a tener mucho trabajo, demasiados objetivos entre la gente que sabe la verdad sobre Miriel, que pueden descubrir tu complicidad o que son demasiado pinteligentes para ti.

El ceño de Aina se arrugó ligeramente cuando Míriel empezó a explicarles lo que le había ocurrido en manos de Lassa. Se mantuvo en silencio, escuchándole y mirándole fijamente. - Chris dijo que él es el que se encargaba de cambiar los votos. Le ha pedido disculpas a Kammy porque en la prima noche hizo que se votara ella misma -. Le explicó y arqueó una ceja cuando la voz de Vanya resonó nuevamente entre aquellas paredes.

Le cargaba aquella mujer. Con todos aquellos intentos de hacerla quedar mal, sus mentiras y sus impertinencias... Aina levantó ligeramente una mano y con los dedos hizo como si fuera un muñeco de ventrílocuo, mientras sus labios se movían, imitando a Vanya y poniendo los ojos en blanco.

Cuando la fata se calló, Aina volvió a mirar a Míriel. - ¿Y qué fue lo que viste en el francés? - Le preguntó, incitándole a que les explicara lo que sabía. - ¿Puedes decirnos al menos si es de los que quieren la paz... O de los que buscan la guerra? - 

No puedo evitar soltar una carcajada ante la falta de justificación de Aina -Siempre haces lo mismo, cuando alguien apunta vuestras incoherencias y mentiras tratáis de tirar la pelota a otro lado para desviar la atención, atacando a otro y evitando respuestas. Pero no te hagas la tonta, Aina, aquí estamos todos muertos, puedes responder sin miedo, contarnos la verdad ¿o pretendes cargarte al francés si Miriel dice que no es de los tuyos? Me pregunto como lo estarás maquillando allí fuera, teniendo en cuenta que todos saben que tu amigo Miriel es culpable.

Mi muerte había sido tejida por el duo pero en este lugar no tengo miedo de hablar, al igual que ellos no tienen miedo al despreciar mis argumentos y justificaciones. Mi intención es tratar de hacer ver al resto la verdad, dejando en evidencia a Aina y Miriel, pues la primera ha tejido una red de mentiras en este lugar demasiado férrea.

Míriel sabía que la vida era complicada, pero el problema es que la muerte también lo era... desde que puso sus pies en aquel sitio no había echo otra cosa más que sufrir... y todo por ser él mismo. Terminar con Vanya le había costado morir dos veces, la primera de ella a manos de su "fan" preferida... Lassa, la segunda a manos de un envenenador silencioso que le había costado estar agonizando durante el día entero en el espacio de tortura que su querida "fan" le había preparado... pero lo mejor no era eso, sino que encima tenía que estar aguantando el parloteo de aquella "adorable" Fata llamada Vanya... Si él fuera Roger probablemente la invitaría de buenas maneras a darse una vuelta por el palacio, acompañándola él mismo de manera galante a un lugar agradable y hasta es posible que la invitara a un coctel para tratar de que la chica se relajara un poco, puede que hasta incluso terminaran siendo amigos... pero en aquel momento él era Míriel, la personalidad de Roger se había ido junto con su carcasa humana... mala suerte, lo mismo hasta hubiera tenido éxito y hubiera conseguido que Vanya dejara de ser tan irritante.

 En su lugar, se contento con mirarla de soslayo para ignorarla deliberadamente y contestar a las preguntas de Aina.

- Lo lamento, pero sólo puedo hacerlo después de las votaciones... no tuve tiempo de centrarme en nadie... ¿Creeis que Lassa es culpable? Yo no me atrebo a señalarla sin algo más conciso, es cierto que me mató por la noche, pero quizás sea a su sed de venganza contra mí... de todas formas, debería de ser vigilada y a ser posible hacer hablar a todos aquellos que observan sin aportar nada, es muy fácil juzgar a un bocazas como yo, pero es mucho más complicado hacerlo contra alguien que no habla y sólo emite juicios contra los demás.

- Pues a mí me da igual lo que hayan hecho Miriel o Aina ahora mismo- dijo, hastiada, tras escuchar de nuevo a Vanya- Creo que ser tan pesada como tú es peor que cualquier otra cosa que hayan podido hacer ellos- añadió, con una mueca de fastidio- Estábamos muy a gusto aquí hasta que viniste. ¿Por qué tuviste que morirte?-le reprochó, como si de verdad aquello dependiese de la propia Vanya- Seguro que te escogieron todos porque no sabes callarte y los volvías locos con tus graznidos de grulla cabreada. -finalizó, con una sonrisa a medio lado en los labios, denotando que encontraba súmamente gracioso lo que acababa de decir- Eso no es una ironía, ¿no?- le preguntó a Loth, algo confundida- He tratado de ser algo más directa.-aclaró, expectante, como si esperase su aprobación. 

Entonces dirigió su atención hacia Miriel- Me temo que todos somos culpables de esto de una manera u otra. Lassa tiene las manos llenas de sangre, tú también. E incluso Aina, y yo, y quizá el propio Loth. Y por supuesto, Vanya. Nadie está excento de cierto grado de implicación en este asunto de la Guerra, pero supongo que hay quien se lo toma de una manera más drástica y belicosa- concluyó, encogiéndose de hombros- Lo que está claro es que si Lassa en un principio es capaz de hacer lo que sospechamos, debemos considerarla como un peligro para el interés común, pues esclavizando la voluntad de otros puede desequilibrar la balanza a favor de sus propios intereses, que pueden ser perniciosos o no, pero sin duda no son provechosos para nadie.- puntualizó- Y eso por no hablar del supuesto en el que decidiese tomar los dones de quien es capaz de acribillarnos de manera cruel y violenta durante la noche. De seguro tomó alguna de estas ventajas para acabar con Miriel. Quizá de Falmari. Y nada nos garantiza que no pueda volverlo a hacer en cuanto descubra bajo qué piel se encuentra Celebia.

Silenciosamente, Loth asintió ante la pregunta de Elendire, para luego seguir escuchando.

Míriel observó atentamente a Elendire, aquella Fata contaba con la mayor de sus simpatías, sabía hablar de una manera clara y concisa y además confiaba plenamente en ella.

- Tienes razón... no me atrebí a señalarla al principio por temor a señalar a un inocente... pero durante mi cautiverio ha mostrado mucho interés en saber quien es Celebia, si la encuentra la matará. Además, es muy posible que me haya sometido a mí no sólo para saber lo que se, sino para quedarse con mi poder y si ella me ha copiado podrá ver a quien quiera.

Míriel de repente pareció acordarse de algo más, se puso el dedo en el labio y añadió.

- Tampoco sabía nada de las llamas... creo que todos estamos perdidos en eso... pero sí sé, que al llegar al lugar donde Lassa me tenía encadenado el reloj estaba en el número XII. Parece ser que está relacionado con los lugares dominados por algún Fata en concreto... no lo sé- Míriel se sentía cada vez más inútil quería aportar y ayudar pero los juegos de los detectives se le daban muy mal.

- Las llamas...- dijo, ligeramente distraída, sonriendo- Las llamas son sólo representaciones de lo que algunos han decidido sobre su destino. O sobre lo que el destino ha decidido sobre ellos.- miró hacia el reloj, abstrayéndose- Me lo explicó una anciana, en un sueño perdido. 

Míriel abrió los ojos cuando volvió a escuchar a Elendire volver a recitar aquello... terminó por enarcar una ceja... nada, que no le veía el sentido.

- Ah...- dijo solamente, y comenzó a mirar algún lugar para ir a sentarse, llevaba unos días muy ajetreados, eso de morirse, resucitar y volver a morirse era muy estresante...
 

La sirena contemplo a todos primero divertida y luego con aversión y excepticismo, desde luego a ellos les iban las drogas duras..