Partida Rol por web

Falmari se acostó frente a la fuente, pasó la mano por la superficie y sus aguas cristalinas se transformaron en en un enorme Daikiri, Licor 43, platano, malibu, piña, Jager maister, granadina y un par de bebidas alcoholicas. su mirada de angustia se transformó en placer cuando contemplo el paso de estados. sin pensarlo mas se tiró hacia la piscina.

La sirena bebía avidamente del glorioso contenido del estanque poco a poco su mirada se fue relajando y entono una canción

"we are the chosen ones,

we sacrificed our blood

we kill for honor...."

"we are the holy ones

our armours stained with blood

we killed the dragon..."

"in glory we return... 

our destination's end

we slayed the dragon!

(we are the chosen ones)

no more living in fear 

it's time to raise our king.

we made it happen 

we're the chosen ones!

"Riding through thunder...

and lighting once again...

we slayed the beast 

we brought an end"

now we have left the kingdom of the damned
heroes of the day, legends forever!....

It seems to me like a journey without end...
so many years, too many battles

we've finally arrived, 

now we're standing at the gates

heroes of the day,

legends forever

La fata nadó hasta la orilla y miró al grupo, cada vez venian mas a la fiesta.

Como por arte de magia, una vez que la canción de Falmari terminó la esencia de uno de los vuestros empezó a deshacerse, desapareciendo poco a poco... Míriel se marchaba de vuestro lado.

Tan sólo un instante después todos pudisteis ver de nuevo en la fuente - a pesar de que ya no era agua lo que la bañaba - lo que sucedía al otro lado, observando a Roger volver a la vida.

Y tan sólo unos segundos más tarde todos pudisteis ver cómo sobre el reloj aparecían un nuevo par de llamas. Tal y como las que bailaban sobre el número XI, esta era otra pareja de colores opuestos que danzaba sobre el XII.

Las palabras de Tarma dejaron pensativa a Aina. Estuvo un rato sin hablar, contemplando el agua cristalina de la fuente, hasta que ésta cambió su color. La fata arrugó el ceño y pestañeó, apartando la mirada del oscuro líquido y volviéndose a mirar a Falmari. 

Pero antes de llegar a decirle nada, el cuerpo de Míriel se desvaneció, volviendo a la vida en el otro lado. Aina hizo un gesto brusco con una mano y la fuente desapareció, dejando a la sirena tirada en la tierra del jardín. Los labios de la fata de palacio se curvaron en una sonrisa cínica. Apartó la mirada de Falmari e hizo otro gesto con la mano y de la tierra salió un enorme espejo ovalado, donde podría contemplar su imagen sin que nadie estropeara su superficie. Y donde podrían proyectarse las imágenes que venían de la ciudad oscura, si es que éstas seguían viniendo.

Se giró, para acercarse de nuevo al mantel y coger unas pocas frutas, cuando de repente se detuvo y su rostro palideció. 

- ¡Noooo! - 

Cubrió su rostro con ambas manos y empezó a temblar. Nuevas llamas aparecieron en el reloj y Aina levantó la mirada para contemplarlas, mientras empezaba a explicarles lo que acababa de ocurrir.

- Nu-Taur-Dunat acaba de mirar en el interior de Míriel y asegura que nos ha engañado a todos. Tardó en encontrar la respuesta y cuando lo hizo... Míriel ya estaba de vuelta - . Las palabras salieron amargas y sus ojos brillaron. 

Rais resopló ante las palabras de Aina.

Nos estamos luciendo, ¿eh? Pues nada, vamos acondicionando este lugar, que van a venir muchos más en los próximos días...

El macho cabrío cogió una manzana y empezó a pegarle mordiscos de mala, hasta que se dejó caer de hombros y volvió a mirar a Aina.

Perdona, aún no he terminado de digerir mi muerte y la de Tarma. - hizo un esfuerzo de poner una cara algo más amable - Has mencionado un nombre que imagino que es de Fata. ¿Podrías ponerme al día de los nombres de Fata que se conocen, y a quien pertenecen? - finalizó, mirando de reojo a las otras Fatas que también se encontraban allí.

Y cuando el nuevo día llegó y las agujas del reloj indicaron que era la hora del amanecer muchos esperasteis que frente a vosotros hicieran aparición nuevos Fata... Sin embargo no fue así.

Por fortuna el espejo que Aina había hecho aparecer no tardó en revelaros la verdad: en este amanecer no había muertos, sólo una persona herida.

Aunque mostraba cierta seguridad, a Loth le mordió la sensación de cierta molestia al comprobar que había Fatas con el poder de resucitar a los muertos, y que él no era uno de los elegidos. En cierto modo lo comprendía: su piel, al igual que él mismo durante siglos, era invisible y prefería vagar por el mundo aprendiendo de unos y otros. No era una llama en la oscuridad, era la sombra que te acompañaba cada día y en la que no reparas.

Sin embargo, sentir cercana la presencia de su amada le hacía olvidarse de esa amarga sensación, y dedicaba una suave caricia a la joven siempre que sus cuerpos se cruzaban. Para él, no había más que infinito ahora, ¿para qué preocuparse de lo que sucedía más allá?

- Alguien se habrá escudado durante la noche, o quizás alguien ha decidido proteger a uno de los que iban a ser asesinados. Aún hay espíritus valientes en ese mundo sombrío.

Los acontecimientos se sucedían deprisa alrededor de Aidane, y ella no entendía demasiado, constantemente tenía la sensación de ser demasiado inocente, crédula o ajena a todo aquello, y cada vez estaba más convencida de que aquel no era su juego, ni nada en lo que hubiera deseado verse involucrada. Como un cero a la izquierda. Cuando creía entender una cosa, esa cosa se revolvía y se convertía en otra, justo la contraria. 

Le resultaba complicado ocultar su incomprensión y confusión. Escuchaba hablar a los demás fata y no era capaz de sacar conclusiones de ningún tipo. El final de esa aventura nunca le había parecido tan incierto. 

Elendire observó a través del espejo con un brillo de admiración en el rostro, comprendiendo- ¿No lo ves Loth? Algo extraordinario, algo tan fuerte como lo nuestro las une- musitó, acariciando el rostro de Anastasia a través de la superficie del espejo- Oh, qué hermoso... Pero amar en estos tiempos es aciago sin lugar a dudas. -dijo, suspirando- Lo siento amor mio, pero es la verdad. Amar en tiempos de guerra siempre trae consigo demasiado sufrimiento, a pesar del refugio que supone el ser querido.

Miró a Aina entonces- ¿De qué forma nos ha engañado Miriel? Si Nu-Taur-Dunat ha vislumbrado su alma, tal y como supuestamente es capaz de hacer, debería poder daros más detalles. Hay muchas formas de implicarse en la Guerra, y no todas implican matar a alguien. Puede que incluso nos ofreciese a Vanya en bandeja como chivo expiatorio, para demostrar una supuesta inocencia propia. - se encogió de hombros- Dio tantos detalles sobre ella que me extrañaría que absolútamente todos fueran mentira.

Aina miró a Rais y una suave sonrisa se dibujó en sus labios. - Pueden presentarse ellos - . Dijo, haciendo un gesto con la mano para abarcarlos a todos. Escuchó a Loth y a Elendire y arqueó una ceja. - ¿Estás diciendo que son... novias? - Preguntó y una suave risa cantarina salió de sus labios. Pero enseguida ésta se amortiguó y su rostro se volvió serio. 

- Le acabo de preguntar a Paul que diga exactamente qué vio dentro de Roger. Lo que dijo fue que había visto como en verdad mató a los hijos de Lassa con maldad, que disfrutó haciéndolo. Pero él sigue negándolo y ahora es una palabra contra la otra y pretenden que yo me posicione - . Dijo, formando un pequeño mohín con los labios y cruzándose de brazos. Suspiró y volvió su mirada celeste hacia Rais. 

- Rais, Anya me ha dicho que se siente mal por la muerte de Jane. Dice que nos avisó, que si la votábamos ella usaría su poder y entonces moriría otra persona. Asegura que no quería que ella muriera, pero que tenía que usar su poder. Y Roger sigue insistiendo en que ella puede proteger a los asesinos y a sí misma - Al decirle aquello, sacudió suavemente su larga melena dorada y una suave mueca se formó en sus labios. - Yo ya no sé quién miente. Creí a Míriel ciegamente y ahora tengo muchas dudas. No sé si Nu-Taur-Dunat se ha aliado con los malos o algo y por eso le ataca, o es que él nos mintió desde el principio... Es horrible... - Se sentía desolada ante tantos engaños.

- No creo que nadie aquí sea bueno, o malo... - dijo, suspirando- Símplemente tenemos intereses diferentes, y formas radicalmente opuestas de solucionar los problemas que se nos presentan en el camino.- se acercó entonces a Aina y le dedicó una sonrisa conciliadora- Nadie dijo que esto sería fácil. Hemos pasado demasiado tiempo lejos de casa como para que volver sea cuestión de chasquear los dedos-añadió, haciendo el mismo gesto del que hablaba- Cuando me enteré de que nos pondrían a prueba antes de dejarnos regresar, me sentí tremendamente insultada y ultrajada. Pero ahora lo entiendo. Tantas mentiras, y tanta sangre... Si esto llegase a ocurrir en Fäe, habríamos sido los responsables de su inevitable marchitar. 

Tomó una copa de vino afrutado, y mientras lo degustaba, miró de nuevo a través del espejo- No sé si son novias. Quizá ellas no lo llaman así. Pero está claro que están muy unidas. Tanto como para morir la una por la otra. 

Aidane dio un paso alante y miró directamente a Rais antes de hablar.

- Yo soy Aidane, mi nombre humano era Niba - Informó sin ningún temor ni dudas ¿Qué importaba ya? Estaba muerta, luego sus ojos se dirigieron a Aina y también al resto- Yo puedo hablar de Vanya, la conocí en el pasado, pero después de todo lo visto, lo que os voy a contar no creo que siente ningún precedente, de todas maneras, y por si sirviera de algo, mi palabras solo pueden hablar en su favor, puesto que fue una gran ayuda y guía para mí. Cuando abandoné mi hogar y llegué a un sitio extraño donde todos me daban la espalda y me miraban como si fuese algo a lo que exterminar, Vanya me acogió como a una hija, me ayudó en todo lo que pudo y me enseñó muchas cosas. Para ella solo tengo gratitud. Es lo que puedo decir si he de hacer honor a la verdad y a mis sentimientos. 

Guardó un momento de silencio.

- Puede que mis palabras lleguen tarde o que no sirvan más que para crear más incertidumbre, no me he caracterizado por ser muy útil ni participativa, pero ya es tarde para lamentaciones - Volvió a fijar su atención en Aina- Eres un puente tendido entre ellos y nosotros, así que supongo que algo de sincera información no puede venir mal, sobretodo ahora que dudamos de todo y no estamos seguros de nada.

Ese fue el final de la intervención de la fata. Era la primera vez que decía más de dos frases seguidas desde que entró en aquella estación abandonada y para la gran mayoría su voz (y sus nombres) se dejaban oír por vez primera.

Al escuchar a Elendire, los labios de Aina formaron una pequeña mueca. Ella lo tenía claro, aquellos que la habían asaltado por la noche y habían estampado cruelmente su cara contra el suelo, cuando no había hecho nada a nadie, esos eran los malos. Pero lo siguiente que dijo la hizo suspirar. 

- ¿Morirían la una por la otra? - Preguntó, volviendo también su mirada hacia el espejo. Pero en ese momento, lo que éste reflejaba era su imagen y la de la otra fata. Se quedó mirándose, pensativa. Soy bonita, dicen que era de las más bonitas de Palacio. ¿Por qué nunca he conocido un amor como el que ella describe? Se preguntó y apartó la mirada del espejo, con una mueca triste en sus labios.

Cogió de nuevo la copa y pestañeó, mirando a las fatas que se encontraban en aquel lugar, junto a ella. - Roger dice que le han envenenado y que se muere - . Murmuró y sacudió suavemente la cabeza. Tras eso se llevó la copa a los labios y le dio un buen trago.

Pero en ese momento, como un suave murmullo, escuchó la voz de la fata que parecía muda. Se volvió a mirarla, atendiéndola con los ojos como platos. - Tienes una voz muy bonita, deberías usarla más... - Fue lo primero que le dijo y una sonrisa se dibujó en sus labios, borrando la expresión triste que había mostrado hasta hacía un momento. - ¿Quieres que le diga algo de tu parte? No es santo de mi devoción, quizás estos años fuera de Fäe la han vuelto pretenciosa e inaguantable. Pero si lo deseas, le haré llegar tu mensaje - .

Encantado Aidane - respondió Rais cortesmente.

Luego terminó de escucharla, y tras meditar las palabras habló directo a Aina.

No sé si lo que diré ahora es de lo poco de sentido común que se ha dicho hasta el momento, o será un tontería más que sólo sembrará más dudas y problemas. Pero quienes no quieren que la paz regrese a Fäe, atacan por las noches, y temen las campanadas. Hoy hemos visto como se protegían de los asesinos esta noche, ayer vimos como alguien se protegía de las votaciones. - haciendo referencia a Ayna - Está claro que aquí alguien miente, pero o Míriel nos la ha jugado pero bien, para forzar a Ayna usar su poder porque estadísticamente, tenían más números de pillar a los inocentes, o Nu-Taur-Dunat es quien nos la está jugando ahora. - Rais se encogió de hombros - Siento si no soy muy de ayuda con los razonamientos, pero si los poderes son algún tipo de indicativo, apostaría por la culpabilidad de Ayna. Y no, no tiene nada que por su culpa Tarma esté muerta. - dijo mientras su mirada se desviaba hacia Tarma. 

Antes de que ninguno de vosotros llegase a dar respuesta a las palabras de Rais su figura empezó a volverse incorpórea poco a poco. Al mismo tiempo, en el espejo, podíais ver los dados de Chris empezar a reaccionar aún en el bolsillo de Misty.

Alguien más volvía a la vida.

Sólo un instante después de que Rais desapareciera de vuestro lado pudisteis ver que una nueva llama había aparecido en la gran torre, uniéndose a las que había hasta el momento: llamas negras sobre los números III, IIII, VIII, IX, XI y XII y blancas sobre el I, VII, XI y XII.

Ahora una nueva, negra y desafiante, danzaba junto a la que ya se encontraba sobre el número VII. 

Aina observó con sorpresa como la figura de Rais se desvanecía, para regresar al otro lado. Una sonrisa se dibujó en sus labios, aunque ésta no tardó en borrarse y su ceño en fruncirse.

- Paul se está haciendo demasiado la víctima. Sólo le he preguntado qué vio y he dejado claro que no sabía a quién de los dos creer y ya está lamiéndose las heridas y diciendo que morirá por culpa de nuestra incredulidad. Es patético - . Suspiró y se volvió a mirar a los presentes. - Cada vez estoy más segura de que nos ha engañado y Roger ha sido nuevamente la víctima. ¡Está escupiendo sangre! - Sus labios se torcieron en una pequeña mueca. - Si dices la verdad y eres inocente, quieres que la gente la sepa y la defenderás, ¿no?  - . Les preguntó arqueando suavemente una ceja.

- Yo ya no sé qué creer - confesó Loth - Nunca fui muy amigo de las intrigas palaciegas, y he de reconocer que durante estos días estoy viendo más maldad y rencor que en siglos. Además, aún no quepo en mi asombro: pensé que la capacidad de traer a alguien de la muerte era un poder limitado, y sin embargo, ya ha sucedido varias veces...

Aquello seguía yendo demasiado deprisa para mí. Cuando quise darme cuenta, muchas cosas habían pasado, entre ellas las llamas nuevas del reloj, y la resurrección de Rais.

Lo despedí con una sonrisa cuando su cuerpo comenzó a volverse translúcido, y, finalmente, desapareció. Sentí un poco de envidia, porque me hubiera gustado mucho poder ser yo quien marchara en su lugar, pero debía de aprender a acostumbrarme a aquel lugar sombrío, y ajeno.

—Los Fatas del Bosque no entienden de ese tipo de cosas— terminé diciendo, mirando a Loth—. Yo tampoco soy de intrigas palaciegas ni de nada de eso. El mundo es mucho más sencillo entre plantas, y árboles.

Suspiré, y miré aquel reflejo de la vida que nos quedaba. Ladeé la cabeza, pensando quién de aquellos nos acompañaría dentro de poco.