Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

2.8 - Desconfianza

Cargando editor
30/09/2016, 17:01
Yngrid

-Bien. Eso demuestra entereza. El norte no perdona a los débiles.

Parece dar la conversación por acabada, porque vuelve a centrarse en sus pieles, a pesar de que las dos sabéis perfectamente que ha acabado con ellas hace rato.

Cargando editor
01/10/2016, 00:40
Bedelia

Yngrid no era la clase de persona que se andaba con rodeos, así que Bedelia no los ofreció.

-¿Tu también sufriste un aborto?

La voz de la sureña sonaba firme, pero también había un matiz delicado, compasivo.

Cargando editor
01/10/2016, 01:39
Yngrid

-...

Cargando editor
02/10/2016, 00:58
Bedelia

Bedelia miró a Yngrid, entendiendo. Las palabras sobraban para afirmar. Se destapó para acercarse hasta la mujer, sentándose a su lado.

-Mi madre es una mujer firme, pero dulce-Comenzó con voz suave mirando al fuego-Sabía cuando debía usar la vara, pero también cuando merecía un beso. Muchas veces a lo largo de mi vida me he fijado en ella y me he hecho las mismas preguntas. ¿Cómo seré yo cuando tenga un hijo? ¿Tendré sus mismas virtudes? ¿Y sus defectos? ¿Seré sabia? ¿Podré con ello?

Al ser consciente de mi embarazo sentí un miedo terrible, pero también una inmensa felicidad, jamás imaginé que pudiera tener el pecho tan lleno de sentimientos contradictorios. "¿Por qué?", pensaba una pequeña parte de mi, "no es nada todavía, no puede ni respirar por si mismo". Supongo que era mi forma de mantener los pies en el suelo y no volar demasiado cerca del sol, pero sabía que no era así...ambas sabemos que no es así.

Una pequeña lágrima rodó por la mejilla de Bedelia, reflejando las llamas de la chimenea.

-Todos los proyectos, la ilusión, los planes de futuro y los calcetines diminutos, todo se volvió contra mi tras el aborto. Todo se convirtió en sogas amarradas a mi cuello y puñales de hielo en mi corazón. ¿Por qué tenía que haber sido yo?

Me culpé, por supuesto. Pensaba que no fui lo suficientemente fuerte y que ni siquiera dentro de mi había conseguido proteger a mi hijo. Si una madre no puede cumplir lo más básico, ¿qué le queda?

Se enjugó la mejilla y esbozó una sonrisa velada.

-Tardé mucho tiempo en comprender que aquello no había sido culpa mía, y tardé aún más en plantearme que aceptar el dolor no era la forma correcta de rendir culto a su vida perdida. Siempre formará parte de mi, siempre, pero acurrucarme en una cama sintiendo pena, rabia, amargura o sencillamente nada hasta quedarme dormida no es el camino.

Miró a Yngrid a los ojos.

-Vive a través de nosotras, porque nosotras jamás olvidaremos. Hay demasiadas cosas buenas en el mundo como para perdérselas. Hay magia en un amanecer, en el canto de los pájaros, en una cerveza fría y en una risa despreocupada. Quizás no podrá verlo, pero nosotras, de alguna manera, podemos mostrárselo.

Sonrió, agarrando a la mujer de la mano.

-Puedes encontrar luz incluso en la más completa oscuridad, sólo tienes que aprender cómo.

Cargando editor
02/10/2016, 11:27
Yngrid

Yngrid escucha tu historia con sorprendente atención, y cuando le pones la mano sobre la suya no hace ademán de apartarla.

-Encontrar la luz... -Repite, en tono distante, un por un instante crees ver una grieta en su muro de piedra.

Luego aparta la mano y se levanta, y el muro de piedra vuelve a estar allí.

-Te engañas a ti misma -No parece enfadada, pero su tono es frío y despiadado-. Un niño muerto no vive a través de nadie, está muerto y punto. Es una mentira cómoda que has decidido abrazar, y en cierta medida lo respeto. Pero el mundo es una mierda, y por cada cosa bonita que encuentres siempre habrá otras diez realidades horribles con las que tendrás que lidiar. Los que se niegan a verlo acaban muertos. Hay que ser realista.

Suspira y baja la mirada, cansada. El silencio se asienta entre los dos un par de segundos.

-Perdona, no he querido ser tan brusca. A veces... Me cuesta, tratar con la gente. Pero no pienses que somos parecidas, que puedes verte reflejada en mí o que puedes ayudarme. No tenemos nada que ver la una con la otra.

Vuelve a alzar la mirada, y frunce el ceño.

-Mi aborto no fue involuntario.

Notas de juego

Estoy teniendo un dejá vù, he de decir. Creo que mis personajes (pjs y pnjs) deberían dejar de ponerse bordes con los tuyos XD

Cargando editor
02/10/2016, 20:16
Bedelia

-Involuntario o no, te está afectando. Eso es lo importante.

Bedelia no se levantó de la silla y siguió hablando con todo suave.

-No soy tan ilusa como para pensar que tengo la verdad en mis manos o un manual para superar pérdidas, pero estoy convencida de que hay muchas formas de afrontar lo que nos ha pasado. Encontrar la adecuada depende de ti.

Miró a Yngrid a los ojos.

-Porque, en última instancia, eres tu quien decide si seguir adelante o tirarlo todo, y no creo que seas la clase de persona que lo tira todo.

Notas de juego

No mientas, tu corazoncito malvado disfruta con esto.

Cargando editor
03/10/2016, 11:42
Yngrid

Yngrid te devuelve la mirada en silencio, sin decir nada. Luego se gira y avanza hacia el arcón que hay en la esquina, el mismo que te llamó la atención. Se inclina junto a él y lo abre con cuidado, mostrando una delicadeza de la que, hasta ahora, no la habías creído capaz. Tras mirar dentro con expresión inescrutable, mete la mano y saca algo. Cuando vuelve a sentarse junto a ti, puedes ver de qué se trata.

-Lo hice para él -Dice Yngrid, acariciando el ciervo con los dedos-. Lo tallé durante el segundo mes del embarazo. Dos meses después me encontré con la puerta de la cabaña abierta, y la casa sola.

Su mano se cierra sobre el juguete, apretándolo con rabia.

-¿Tirarlo todo? -Dice, con voz distante-. No, elijo seguir adelante. Siempre lo he elegido. Igual que elegí sobrevivir al invierno. Igual que elegí acudir a esa vieja.

Te mira, y en sus ojos se puede distinguir una extraña furia, un fuego que arde desde muy dentro.

-Porque volveré a encontrar a ese bastardo. Porque tengo una flecha preparada para él.

Cargando editor
03/10/2016, 12:29
Bedelia

-Porque sólo así podrás superarlo-Completó Bedelia, concentrada en sus propios pensamientos.

Yngrid había elegido su propia forma de lidiar con todo aquello, pero a ojos de Bedelia no era la correcta. Seguía adelante por la fuerza del odio, por sed de venganza, no por esperanza.

Miró el ciervo una vez más. Había ternura en él, paciencia y dedicación. Eso, por extensión, también existía en Yngrid, pero estaba asfixiado y Bedelia no podía sacarlo a flote simplemente chasqueando los dedos. Arreglar un corazón roto requería tiempo y comprensión.

-¿Cómo se llama?-Preguntó, refiriéndose al hombre que la había abandonado.

Cargando editor
04/10/2016, 01:51
Yngrid

Yngrid se encoge de hombros.

-Qué más da.

Se frota los ojos con los dedos, cansada.

-Deberías intentar dormir un poco, antes de que amanezca. Descuida, te despertaré con el alba.

Cargando editor
04/10/2016, 11:50
Bedelia

Bedelia sonrió, agradeciendo el gesto, pero negó con la cabeza.

-Yo ya he dormido un poco en el turno de Saga, pero tu pareces agotada. ¿Por qué no te echas un rato? Tranquila, cuidaré la casa.

Cargando editor
04/10/2016, 13:22
Yngrid

Yngrid niega con la cabeza.

-Sigo sin fiarme de vosotras, sureña. Veremos el alba juntas, pues.

Afuera, la tormenta sigue rugiendo, aunque a estas alturas el ruido ya se ha convertido en una música de fondo que todos ignoráis.

-No te conozco de nada, pero algo me dice que eres buena gente. En cuanto a ella... -Mira a Saga, que se remueve inquieta entre sus pesadillas-, quiero creer en sus palabras. Pero nadie con la conciencia tranquila duerme así de mal -Vuelve a mirarte, y esboza una media sonrisa. Quizás es la primera vez que la ves sonreír desde que os encontrasteis-. Espero sinceramente que encuentres lo que sea que estés buscando. Si salimos de esta, claro.

Cargando editor
04/10/2016, 14:11
Bedelia

Las dudas sobre Saga resurgieron nuevamente, pero la sureña las apartó de su pensamiento. No les prestaría atención, al menos por ahora.

Le devolvió la sonrisa.

-Y yo espero que tu encuentres paz.

Se levantó, colocó la silla y volvió a acurrucarse en su manta, cogiendo el volumen de historias una vez más.

-Todavía tenemos mucho que hacer-Dijo, incluyendo a Yngrid en su plural-No vamos a morir aquí

Notas de juego

Por mi saltamos al alba directamente, no queda nada más por hacer (a no ser que Yngrid quiera emborracharse y hablar con más soltura)