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Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

C2 - A mi querido Fredrick

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04/02/2017, 19:58
Bedelia

A mi querido Frederick.

He cambiado; creo que los dos lo hemos hecho. No ha sido un cambio abrupto, como cabria esperar con su muerte, sino algo sutil.

Mi metamorfosis se perfila nítida ahora que miro hacia atrás, a nuestro pasado como mercenarios. ¿Recuerdas aquellas sesiones de entrenamiento? Entonces no nos conocíamos, pero los veteranos se lo comentaban a todos en una especie de ritual de bienvenida. Tu primera muerte la recuerdas siempre. Pase lo que pase.

En efecto, recuerdo mi primera muerte. Ni siquiera tenía rasgos especiales que recordar, era un muchacho como nosotros, apenas pasada la veintena. No tenía nada peculiar y sin embargo lo recuerdo tan nítido como veo mis manos ahora, escribiendo esta carta. Lo recuerdo tan nítido como te recuerdo a ti. Lo maté y apenas me tembló la mano a pesar de que también dicen que el primero es el más complicado. Lo fue, pero no tanto como esperaba. Simplemente sabía que era un trámite, algo que tenía que ocurrir y que una vez hecho me perseguiría durante unos días, tal vez una semana, pero no más.

Como te digo, he cambiado. Antes eso no sólo era normal, sino que se trataba de algo que debía hacer. Oh, Frederick, que jóvenes éramos...

Pero su muerte alteró todo, incluidas las facetas que creía más arraigadas. Cambio nuestras vidas, a nosotros e incluso nuestra forma de pensar. ¿Quienes somos para quitar una vida? ¿Por qué nos creemos con derecho a destruir una existencia, por acción u omisión? Ahora lo entiendo, al matar, no nos llevamos sólo un enemigo, nos llevamos también por delante una familia, unos sueños, unas esperanzas, unos proyectos de vida, una historia y tal vez algo más, algo que no podamos comprender.

Por eso temo mi propia debilidad. No puedo pretender ser invencible, pero debo estar preparada para proteger lo que quiero, pues poca gente acepta este conocimiento, y menos gente aún está dispuesta a seguirlo. Su muerte no sólo me ha dado la perspectiva necesaria para entender ésto, también me ha dotado de responsabilidad. Mientras yo pueda impedirlo no morirá nadie, es una decisión dura, pero me preocupa más otro aspecto. Es una decisión imposible de cumplir.

Por eso, mi Frederick, debo estar preparada para caer, porque cuando lo haga me hundiré en un profundo y oscuro lago. Porque, cuando caiga, no veré las cosas tan claras como las veo ahora.

Con amor, Bedelia.