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Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

E11 - Almas errantes

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15/10/2017, 12:52
Saga Olrik

Por unos instantes pareció confundida.

-Oh, no, no. -Volvió a sonreír-. Me refiero a cuando encontramos los restos del chico, antes de la persecución. Eso de soy un hijoputa pero no merece la pena... Bedelia estaba muy tranquila y centrada.

Escudriñó su rostro con aquella mueca divertida, enarcando una ceja. No estaba muy claro si sencillamente era Saga en confianza, con una actitud bien diferente, o parte del alcohol que ya no estaba en la botella. En cualquiera de los casos, parecía estar disfrutando de todo aquello.

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18/10/2017, 08:41
Ingur

-Mírala, qué observadora...

Se acerca un poco más a ti, buscando tu calor. Sus caricias se detienen en algún punto de tu nuca, antes de que sus dedos aparten tus cabellos y dejen la parte lateral de tu cuello expuesta. Con todo el descaro del mundo, se inclina y deposita un beso en la curva que lo une con tu hombro.

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18/10/2017, 14:40
Saga Olrik

Saga se estremeció, sorprendida con agrado al ir descubriendo de a poco que hasta sabía provocar con cierta gracia.

-Mm… Me gano la vida leyendo a la gente, Ingur, averiguando qué hay detrás de la máscara; qué es lo que realmente quieren. -Deslizó una caricia por su espalda de hombro a hombro, rodeando después el cuello con el brazo mientras la otra mano se perdía en su cintura. Y se quedó ahí, cerca, dejando que el momento se construyese solo-. Son los detalles los que nos delatan. A mí… y a ti también. Aunque sean sólo silencios o evasivas.

Lo miró largamente en el corto espacio que los separaba, acariciando la posibilidad de empujarlo más en la conversación. Pero el goldariano ya había dejado claro que no era del tipo hablador, y menos cuando se trataba de sí mismo. Y aunque Saga quería seguir ahondando, todavía estaba aprendiendo a navegarlo en la privacidad. Pensó que era como doblegar un caballo salvaje, tirando y soltando cuerda, tratando de dar con el punto exacto en el que la confianza dejaba de volverse una tensión quebradiza. Así que no dijo nada más, relajando el brazo que rodeaba su cuello por si decidía que ya había tenido suficiente de ella indagando en sus pensamientos.

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18/10/2017, 20:34
Ingur

Ingur recibe tus caricias con otras tantas, respondiendo a tus movimientos con otros simétricos, acercándose a ti lentamente, sin precipitarse, como si disfrutara del momento.

-No más evasivas, pues -dice, en voz baja-. Todos nos preocupamos, hedense, sino seríamos rocas. Pero te daré un consejo: no te equivoques conmigo. Antes que todo, me preocupo por mí mismo.

Notas como sus ojos recorren tu cuerpo de manera poco disimulada, y al volver a mirarte distingues el brillo del deseo en sus pupilas.

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18/10/2017, 23:49
Saga Olrik

-Oh, de eso no tengo dudas. Goldariano -añadió con sorna y una sonrisa afilada que parecía preguntarle sin palabras.

Empezaba a notar esa liviana sensación en la cabeza que solía acompañarse de un juicio cuestionable, embriagada por el alcohol, el sofoco del fuego y también el particular olor a sudor, a él y a todo lo que habían compartido.

-Me gusta esto. Es agradable... -Susurró buscando su boca sin llegar a besarle, quedándose allí, bebiendo de su aliento y de la anticipación-. No quiero problemas. Ahora aquí y luego… tú por tu lado; yo por el mío. No soy más que una parada en el camino. ¿Hm?

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19/10/2017, 08:24
Ingur

-Me parece un plan perfecto.

Acto seguido, se lanza a por tus labios como un ave de presa. Su aliento sabe a alcohol, y probablemente el tuyo tampoco es mucho mejor. No parece importarle lo más mínimo.

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19/10/2017, 17:31
Saga Olrik

Respondió con la misma ferocidad, como saboreando un bocado que había demorado demasiado. Y no dijo nada más, enredándose en su cuerpo movida por un instinto latente, casi animal, que yacía bajo la piel, apretándose contra él como si aquella fuese la noche más fría de todo el invierno y no existiesen llamas ardiendo a su espalda. Parte alcohol, parte soledad, parte necesidad. No eran amantes ni amigos, sino dos desconocidos convergiendo en un punto extraño de aquella historia. Tampoco tenía importancia, al menos no mientras lo buscaba sin tacto ni dulzura, a tientas, haciendo y dejándose hacer con la urgencia de quien había visto la muerte muy de cerca y deseaba huir a toda costa.

Lo mantuvo junto a ella entre jadeos, besos y empujones, aquella noche y algunas otras más en las que volvió a recorrer su rostro y después sus cicatrices con los labios y la punta de los dedos, reconociendo algo cada vez más familiar en él. Aquella, sin embargo, en algún momento perdido montada sobre él, lo miró largamente y quiso decir algo; algo importante. Y buscó en sus ojos enturbiados por el deseo algo que le diese seguridad, encontrando en cambio un destello singular que no pudo pasar por alto. No supo decir qué era, pero fue en ese instante donde tuvo la certeza de que aquel hombre, en algún momento, le iba a traer problemas.