Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

7.6 - Destino

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21/06/2017, 17:58
Susurros

-Jegbe klager

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21/06/2017, 21:46
Bedelia

Bedelia se congeló en el sitio, con el corazón en un puño. No sabía lo que era, pero algo había susurrado. Miró a Yngrid y le hizo un gesto.

-No te entiendo. ¿Hablas Arkes? ¿O latín? Tal vez ailish...

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22/06/2017, 09:01
Yngrid

La única voz que responde es la de Yngid.

-Qué... ¿Cómo?

Tarda unos segundos en entender lo que ocurre, momento en el que se gira para mirar a la construcción con aprensión.

No vuelves a oír esa extraña voz.

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22/06/2017, 11:10
Bedelia

-¿Hola?-Probó en todos los idiomas que conocía, sin demasiada esperanza-Soy amiga. Por favor...

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22/06/2017, 20:22
Director

Silencio.

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22/06/2017, 22:19
Bedelia

Bedelia suspiró decepcionada.

-Lo he escuchado, pero no lo he entendido. Ha dicho algo así como Jegbe klager-recitó, con acento del sur y un deje de confusión-No se a qué se refería, y no me ha vuelto a contestar.

Pero entonces otra posibilidad floreció. El espíritu del símbolo había hablado en un idioma que Bedelia había reconocido, si la naturaleza de la criatura era la misma, tal vez se tratase de dos entes diferentes. ¿Eran aquellos lugares ecos del mundo donde vivían aquellas cosas? ¿O tal vez todos habitaban en el mundo lugar, pero en planos diferentes? ¿Significaría eso que en ese mismo instante se había fragmentado el velo que separaba lo vivo de lo muerto?

Sintió un escalofrío. Conjeturas, simples conjeturas, pero las preguntas nacían en la mente de la sureña descontroladas, como un manantial. La curiosidad se había mezclado con algo más, y sintió la necesidad  de volver a escribir a Frederick. Todavía guardaba todas esas cartas en su mochila. No sabía dónde estaba, así que no las podía enviar, pero redactarlas era una buena forma de poner en orden sus ideas y aclarar su corazón.

De repente fue consciente de llevaba un rato mirando sin ver las piedras. Se giró hacia Yngrid.

-¿Conoces más sitios así?

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23/06/2017, 08:41
Yngrid

-No. El resto es bosque.

Y por alguna extraña razón, sabes que es cierto. Es sólo un instante, apenas un segundo, en el que te invade la extraña sensación de que todo está conectado. Una cadena de eventos entrelazada que se remonta unos días atrás, con diez extraños llegando a un pueblo perdido, o más lejos aún en el tiempo: Gente desapareciendo en Sultünge, una sureña decidiendo embarcarse en un viaje hacia el norte para purgarse por dentro, una maldición que se remonta siglos atrás, la pérdida de una vida, un grupo de misteriosos bandidos, una niña que sueña con ser soldado... En ese diminuto instante crees atisbar un patrón, como si contemplaras el más bello cuadro en una habitación sin luz y no pudieras entender lo que representa. Un cuadro terrible y bello, que recoge todo lo que ocurrió y todo lo que ocurrirá, un cuadro que os contiene, en el que estáis atrapados. De alguna manera, sientes que aquella construcción es la última de las piezas del rompecabezas... Y que sólo queda encajarlas.

Luego el momento desaparece, y sólo queda la duda de si ha sido real o producto del cansancio acumulado y el frío

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23/06/2017, 15:42
Bedelia

¿Éste es mi...destino?

La confusión golpeó a Bedelia con tanta fuerza que le obligó a retroceder unos pasos. Su presencia allí no era casualidad, toda su vida se había tejido formando un camino que la llevaba hasta ese lugar, hasta ese instante. Hasta un pueblo y una bestia. Y no sólo a ella, a diez personas más. Sus vidas habían sido guiadas a través de un sendero invisible y demasiado intrincando para poder observarlo a simple vista.

Nunca había creído en el destino, no le gustaba pensar que sus decisiones, sus errores o sus aciertos dependiesen de un plan prefijado y que todos sus esfuerzos por alterar cualquier mínimo aspecto de dicho plan resultaran fútiles. Se negaba a pensar que la muerte de su hijo hubiese sido el punto de inflexión que, a la larga, culminaría con su llegada al pueblo.

Sintió rabia. Una rabia tan intensa que casi le resultó ajena. No podía pensar que el universo, los dioses o cualquier otra casualidad cósmica hubiesen decidido sin consultar arrebatar la vida a algo tan pequeño, tan puro. No podía ser. Creía en el karma. Creía en la redención. Creía en un equilibrio natural que armonizaba, pero, ¿dónde quedaba eso bajo la aplastante revelación de que todo, todo cuanto había vivido estaba planeado? ¿Qué importancia tenían sus pensamientos, sus ideas, sus valores o sus convicciones si no eran capaces de marcar diferencia alguna?

No podía ser. Una parte de si misma se resistía a aceptarlo, y esa parte se nutrió de la rabia para crecer y tomar el control de sus pensamiento. No podía ser, ELLA había decidido llegar a Sultünge, ELLA se había pateado media Gaïa buscando consuelo, ELLA había decidido ser mercenaria y casarse con Frederick y ELLA había perdido un hijo como una desagradable casualidad que no dejaba de ser eso, un evento aleatorio. Se negaba en rotundo a aceptar que fuera algo más, se negaba a pensar que podría haberse evitado, porque parte del camino lo había construido perdonándose a sí misma, asumiendo que no era su culpa y admitiendo ese hecho como parte de un duro y largo duelo que todavía continuaba.

Su cuerpo le pareció extraño cuando empezó a moverse, como si hubiese perdido la sensibilidad en las extremidades y luchara por recuperar el control. El mundo también parecía cubierto de una fina bruma que no había advertido hasta entonces. Cuando habló, su voz sonó excesivamente grave; tenía la boca seca.

-Voy al símbolo.

Comenzó a andar. Bedelia iba a conseguir respuestas, independientemente de lo que el universo tuviera previsto para ella.