Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

3.10 - El nuevo Jarl

Cargando editor
15/11/2016, 23:45
Rorar

-Bien has pagado esa hospitalidad -Escupe Rorar, con tono acusador.

Cargando editor
15/11/2016, 23:48
Eskol

-Rorar... -Eskol se muestra severo, al menos todo lo severo que puede mostrarse en ese estado-. Ya hemos... Hablado de ello. Esta mujer... Hizo lo que creía... Correcto. Así que... Cállate.

Cargando editor
15/11/2016, 23:49
Rorar

-Esta mujer -Responde el norteño, apretando los puños-, traicionó a tu padre. Y ahora tú la escuchas como si fuera una amiga de toda la vida, cuando no has recibido a nadie más desde esta mañana. Estás faltando al respeto a su memoria.

Eskol parece no inmutarse, pero notas que su respiración se ha detenido. Ashe, por su parte, se limita a cruzar las manos, reflejando la tensión que el resto de los presentes no parece advertir en el ambiente. Cuando parece que por fin el jarl va a responder, Rorar le interrumpe de forma brusca.

-Bah, ni lo digas. No hace falta que me eches, me voy por mi propio pie.

Antes de salir, se detiene un segundo junto a ti.

-No te quito el ojo de encima, forastera.

Cargando editor
16/11/2016, 11:04
Saga Olrik

Saga permaneció inmóvil con la mirada clavada en sus manos y la certeza de que allí no tenía voz ni voto. Aunque había que admitir que el norteño tenía cierto grado de razón en sus argumentos. Por un lado, había desairado la confianza de Einar, aunque hablar de traición era algo cuestionable. Y donde sí tenían peso sus argumentos era en la familiaridad, a falta de una palabra mejor, con la que Eskol la estaba recibiendo. Entendía su disgusto y la naturaleza de su desconfianza, pero estaba bien lejos de compartirla.

Cuando Rorar desapareció de la escena, Saga volvió su mirada hacia el jarl casi temerosa de su reacción. No dijo nada; segundos después volvió a centrarse en terminar de vendar su brazo.

Cargando editor
17/11/2016, 22:06
Eskol

Eskol espera a que termines con su brazo, dando lugar a un rato de silencio más que incómodo. Luego gira la cabeza hacia Ashe.

-Déjanos...

Ashe alza una ceja, pero no dice nada. Tras unos instantes, sale de la habitación, dejándoos solos. Solo cuando sus pasos ya se han dejado de oír, Eskol vuelve a dirigirse a ti.

-Si eres una... Traidora. Como dice Rorar... Ya me tienes... A tu merced.

Cargando editor
17/11/2016, 22:10
Saga Olrik

Ocultó su estupor cuando el joven jarl le ordenó a Ashe dejar la habitación, mirándola en todo momento como si hubiese algo que debía demostrar. En el fondo se sonrió, pues había logrado exactamente el tipo de intimidad que derivaba en esa peculiar confianza entre dos completos desconocidos. No habría puesto la mano en el fuego por su pellejo, todavía, pero podía estar segura de que contaba con el beneplácito de Eskol.

Ante su comentario no pudo reprimir una sardónica sonrisa. Sus ojos empequeñecieron y alzó el mentón el busca de las palabras adecuadas para hacerle saber que, aunque hubiese podido, no había razones suficientes para ello.

-Con todos mis respetos, vos lleváis a mi merced desde que me habéis permitido sentarme a vuestro lado. En vuestro estado puedo decir con bastante seguridad que no me harían falta armas de filo y acero. Conozco el cuerpo humano. -Se pasó las manos por el pantalón para limpiarse los restos de sangre y echó en falta la nieve. Después escudriñó en el rostro de Eskol, queriendo leer más allá del dolor y el tormento que ahora mismo padecía. Le intrigaba de forma punzante qué opinión tenía de Einar, pero sobre todo de lo que rondaba en la penumbra del bosque-. No soy ducha en el combate. Soy diplomática. Viajo. Estudio... Estoy sola en un remoto lugar de los páramos helados con aproximadamente cuatro o cinco largos meses hasta que los caminos sean medianamente transitables y pueda irme. ¿De qué me serviría matar a un jarl que a penas puede respirar?

Cargando editor
19/11/2016, 13:25
Eskol

-¿Diplomática, eh?

Eskol sonríe. Parece encontrar la situación divertida.

-Seguro... Que tú puedes... Encontrar la respuesta... A tu pregunta. Piensa... En Thaldein. La gente... Le apoya. Muchos... Preferirían seguirle... A él.

Sin esperar a que digas nada, señala con la mirada a la puerta por la que se han ido Ashe y Rorar.

-Esos dos... Con toda su censura... Son mis dos... Últimos apoyos.

Se ríe otra vez, aunque esta vez ni siquiera el dolor que llega a abordarle parece ser suficiente para que se detenga.

Cargando editor
19/11/2016, 16:37
Saga Olrik

Saga sólo tenía una pregunta:

-¿Por qué?

Cargando editor
20/11/2016, 23:03
Eskol

-Bueno... -Eskol sonríe. De nuevo, parece que la situación le hace gracia-. Renmo está... Tan mal como yo. Poika y Halki... Muertos. Mi padre...

No termina la frase. Se limita a fijar en ti sus ojos oscuros, como evaluando tu reacción.

-Oh, habrá otros... Que me apoyen... Pero no hasta... El final. Ashe y Rorar... Bueno. Su relación... Con Einar... Les ata a mí. En cierta... Medida.

Hace un ademán con el brazo, ahora vendado, como un acto reflejo debido al dolor. Notas que está bastante cansado.

-Thaldein... Puede que todavía... No lo sepa. Pero su ambición... No tardará... En mostrarse.

Cargando editor
21/11/2016, 14:29
Saga Olrik

Saga tuvo la corazonada de que, de alguna forma -una indirecta y rebuscada- buscaba ayuda. Era una situación cuanto menos inusual y dolorosa de todas las maneras posibles, y no pudo evitar una punzada de compasión que se esmeró en ocultar. Pena era lo último que necesitaba un guerrero al borde de la muerte que apenas podía encargarse de las responsabilidades que le tocaban.

Probablemente Eskol nunca se habría planteado que aquella sucesión se daría tan pronto ni en aquellas circunstancias, y tenía razón para temer. Thaldein tenía derecho a reclamar el puesto bajo su condición de hombre libre y capaz, y aunque sería una decisión que levantaría disputa en el pueblo, ante las austeras circunstancias, Eskol no gozaba con ningún tipo de ventaja. Separó los labioso para decir algo, buceando en sus ojos, pero las palabras murieron incluso antes de ser escuchadas. Ciertamente, no necesitaba escuchar toda esa retahíla de argumentos insulsos de los que él mismo era consciente.

-Eso ya se verá. Por ahora deberíais descansar... -dijo con suavidad, alzando la mano hacia su brazo para ajustarle el vendaje, que no necesitaba arreglo alguno. Dejó las yemas de los dedos sobre su piel a la altura del hombro y tras un leve titubeo le retiró varios mechones de pelo rubio y trenzado- ... Recuperad fuerzas y... Si hay algo que pueda hacer por vos, hacédmelo saber. Gracias por recibirme.

Dicho aquello, inclinó la cabeza con respeto e hizo ademán de levantarse para dejarle descansar.

Cargando editor
22/11/2016, 22:02
Eskol

Eskol sujeta tu mano con firmeza, aunque sin brusquedad, antes de que la apartes.

-Cuida tus palabras... Hedense. Si ofreces ayuda... A un extraño... Puede que la reclame.

Suelta su presa y luego vuelve a cerrar los ojos, recostándose de nuevo con una expresión de dolor que ya empieza a ser la norma en su rostro.

-Volveremos... A hablar.

No es una amenaza, ni tampoco un ofrecimiento. No intenta predecir el futuro, ni parece reafirmarse en un deseo. Parece, simplemente, constatar un hecho.

Notas de juego

Cuando quieras chapo