Partida Rol por web

-¡Pero tú mismo lo has dicho! -Dice el chico joven que estuvo la noche anterior con vosotros-. Eres el único que has visto a la bestia. Eres el mejor cazador. En estos momentos necesitamos a alguien que nos ayude a luchar contra esa cosa. ¿Quién mejor que tú?

De nuevo, voces. El caos continúa durante un cuarto de hora más, en el que las opiniones, en contra de Thaldein o de Eskol, o a favor de cualquiera de ellos, se suceden sin orden aparente. El turno de palabra se respeta, a veces, pero otras veces es solo una ilusión. Thaldein intenta explicar por activa y por pasiva que el no tiene intención de usurpar el puesto de Eskol, pero algunos de los norteños parecen haber decidido que él es la única opción que tiene el pueblo, con Eskol en el estado en el que se encuentra, de poder salir victorioso a la hora de combatir a esa bestia. Poco a poco empiezas a divisar dos bandos, aunque más bien se podría definir como una escala de grises, pues hay varios indecisos.

Durante todo el debate, el hijo del jarl permanece en silencio, observando la discusión aunque sin llegar a intervenir. Qué está pensando, solo puede imaginártelo, porque en ningún momento se ve en su expresión más que un simple movimiento de cejas o un gesto extraño al torcer el labio.

Sin embargo, llegado a cierto punto, susurra algo al oído del hombre que está con él, que pide silencio. Parece que, en esta ocasión, ha decidido hablar por sí mismo, y para hacerlo se encara directamente a Thaldein. El resto del círculo se calla, expectante.

-Dices... Que no quieres... Liderar Sultünge -Hace una pausa, en la que se aparta momentáneamente de su apoyo, para dar un paso adelante, no sin dificultad, y erguir su postura en actitud digna-. Júralo. Júralo... Por los dioses. Por tus hijos... Por Marja. Por tu honor.

Es inevitable que la descripción de Thaldein me resulte familiar y que me recuerde el frío y pesar de la noche anterior, no es algo agradable de recordar puesto que masacraron frente a mi a dos guerreros sin que pudiera hacer nada, como aquella vez cuando emboscaron a mi grupo de caza.

Ojala la noche de ayer no hubiese sucedido y ahora mi amigo esta en esta situación tan incomoda. Pero no puedo parar de preguntarme por que Eskol quiere cargar de culpa a los Yormef ¿Acaso está enemistado con ellos este clan? Al igual que Einar su primer instinto es el de culparlos y cargarlos con las culpas, aunque empiezo a pensar que Eskol ha tenido algo más que ver en esto de lo que dice. Porque si no a visto al monstruo ¿Quien fue el que lo hirió anoche? ¿Y a Renmo?

Pero Ashe tiene razón no estamos aquí para discutir culpables, sino para que elijan un jarl.

Fredrick tiene razón, Eskol no está en condiciones para liderar a nadie, y mucho menos contra ese monstruo.

Cuando el hombre trasmite las palabras de Eskol, perguntando por el candidato miro al gentío buscando posibles candidatos, permanezco ansioso esperando al candidato, aunque se me abren los ojos como platos al es cuchar el nombre, "Thaldein". Mis oídos han debido traicionarme, el hombre que conozco de hace un día es posiblemente el mejor candidato a jarl de Sultünge. No es descabellado y miro al resto del pueblo para ver como se toman esta candidatura que hasta a mi amigo piya por sorpresa, parece que tiene más apoyos de los que él esperaba.

Que más da que no quiera ser jarl, no es el lider que mecere, sino el lider que necesita, y como ellos mismos han dicho, sería algo temporal.

Durante los murmullos y opiniones comienzan a surgir e intento enterarme de los argumentos que que da cada uno y por lo que parece la única baza de Eskol es la linea de sangre, sangre que derrama ahora mismo por su estado muribundo, así no puede liderar nada.

Por muy hijo de Einar que sea ¿Quien se cree que es para pedir que jure que no pretende usurpar nada a Thaldein?

Asi mismo, espero impaciente la respuesta de Thaldein, quien parece que se ha metido en un lío sin quererlo.

Todo el mundo se gira hacia Thaldein, que da un paso adelante. Tras desenvainar uno de los cuchillos de su cinturón, lo alza en el puño derecho, frente a sí mismo, con el filo mirando al suelo. Luego habla, con voz firme.

-Juro por mi honor, frente a los dioses, que no tengo intención alguna de usurpar tu puesto.

Un corte en la palma izquierda, y unas gotas de sangre caen al suelo. Se oyen murmullos, algunos de indignación, otros de alivio. Thaldein se gira hacia el chico que le defendió, que le observa en silencio, con expresión de derrota.

-Lo siento, Jostein. No soy el guía al que estáis buscando.

El chico baja la mirada, avergonzado. Thaldein vuelve a clavar la suya en Eskol.

Eskol asiente, lentamente. Luego espera a que los murmullos cesen, y tras inspirar profundamente, vuelve a dirigirse a los suyos, aunque no sin realizar un gran esfuerzo.

-Amigos... No soy ningún necio. No voy a dejar... Que Sultünge caiga... Por haber sido arrogante... -Se gira hacia Thaldein, pero antes de poder decir nada más se tambalea. El hombre que le estaba brindando apoyo antes da un paso adelante, y le sujeta a tiempo. Sin embargo, Eskol se sobrepone al dolor y continúa-. No estoy... En condiciones de lideraros... No por ahora... Thaldein será mi voz... Pues así lo habéis pedido.

Un silencio sepulcral. La expresión de triunfo, en algunos, de resignación, en otros.

Eskol, que parece exhausto, continúa susurrando al oído del hombre que le ofrece apoyo, el cuál retransmite sus palabras al resto del pueblo.

-Thaldein será el encargado de liderar las partidas de caza para acabar con esa criatura, y con los Yormef, hasta que Eskol esté en condiciones de tomar las riendas. Thaldein, te reunirás con Eskol después del thing, en privado.

Se oyen voces de protesta, pero Thaldein se apresura a asentir y a dar un paso atrás, lo que acalla cualquier intento de debate posterior. Parece que la decisión final ha sido tomada: Thaldein será, de forma provisional, el líder del grupo, y actuará según lo que dicte Eskol, hasta que este último esté en condiciones. No es el peor resultado, pero no hay más que echar un vistazo al resto del círculo para ver que aquella situación ha creado más problemas de los que ha resuelto. Y es que un pueblo dividido es un pueblo vulnerable.

A un lado, los partidarios de Eskol, que desde el primer momento han denunciado incluso la mera propuesta de poner a alguien en su puesto, aunque sea de forma provisional. Entre ellos se encuentra, como no, Rorar, que aunque no ha intervenido demasiado a lo largo de la discusión, al parecer ha decidido rendir homenaje a la memoria de Einar apoyando a su hijo con convicción las pocas veces que lo ha hecho. El hombre que está sujetando al propio Eskol, así como Renmo, también han hablado en su defensa con cierta seguridad. Por último, el hombre que intervino primero después de que Ashe recordara la necesidad de elegir jarl también parece ser un férreo defensor de la causa del heredero de Einar. En su caso, sin embargo, da la sensación de que esta convicción es debida más bien a un fuerte sentido de la justicia y de lo que "debería ser" antes que a un apoyo ciego, una amistad con Eskol o algún tipo de intento por ganarse el favor de este.

Al otro lado, los partidarios de Thaldein, que en todo momento defendieron la necesidad de buscar a alguien fuerte que pudiera dirigir Sultünge provisionalmente. Fredrick, por ejemplo, que en todo momento ha defendido la legitimidad de Eskol, pero que al mismo tiempo parece ser lo suficientemente sensato como para ver la necesidad de una solución temporal. Los dos chicos jóvenes que intervinieron al principio, que parecen apoyar a Thaldein sin reparo alguno, y cuyas palabras han llegado incluso a insinuar de forma indirecta, en más de una ocasión, que su posible mandato no debería limitarse al tiempo que tarde Eskol en recuperarse, sino que debería perdurar en el tiempo al ser el más capaz de todos. Por último, la matriarca de la familia exclusivamente femenina, que en todo momento ha defendido el buen corazón de Thaldein y sus capacidades como guerrero y posible líder, tanto por su iniciativa como por su capacidad de inspirar a los demás.

Entre medias, el resto. La mayoría, a decir verdad. Algunos han llegado a hablar a favor de un bando u otro en algún momento, solo para añadir un par de argumentos para el bando contrario más tarde. Otros se han mantenido callados, otros han comentado puntos neutrales o a favor de alguno de los dos, pero sin mucha convicción. Te sorprende ver que Ashe, que tenía una relación estrecha con Einar, permanece en una postura relativamente neutral durante gran parte del debate.

Quizás se ha llegado a una conclusión, que todos han aceptado. Pero, tras esta dura decisión, da la sensación de que, más que haber alcanzado un consenso, Sultünge está más dividida que nunca. Si dicho ambiente traerá problemas o no en el futuro, nadie puede asegurarlo.

Quizás son solo imaginaciones tuyas.

La reunión continúa con el problema de la criatura. Thaldein rescata tu idea de intentar atraerla al pueblo y utilizar el fuego en su contra, plan que no parece acabar de convencer al resto de guerreros del pueblo. Fredrick propone la posibilidad de salir a cazar a la bestia, en grupo, aunque la perspectiva de dejar a las mujeres y a los niños indefensos en el pueblo no parece agradar tampoco demasiado. Se discuten también soluciones alternativas, como la posibilidad de abandonar el pueblo en masa o esperar hasta que la criatura decida marcharse. Como no se llega a ningún consenso, se decide que Thaldein será el que dicte el curso de acción.

En cierto momento, se mencionan varios hechos que te llaman la atención. Ocurre cuando está hablando la mujer que parece dirigir la familia enteramente femenina.

-Habláis de esa cosa como si hubiera aparecido ayer. No podemos descartar la posibilidad de que lleve aquí un tiempo ya, y no la hayamos descubierto hasta ahora.

-¿A qué te refieres, Frigda?

-¿No es obvio? Las desapariciones. Ayer, Jontüm no volvió a la aldea por la noche. Según dijeron Halki y Thaldein, se había quedado cazando en el bosque, pero no era ningún necio. ¿Y si la criatura ha dado con él?

-Mi hijo no es ningún necio -Dice Fredrick, con expresión sombría-. Me niego a creer que ha perecido. Se le habrá hecho de noche y habrá buscado un refugio. No tardará mucho en aparecer...

A pesar de todo, en su voz hay cierto tono de preocupación.

-Puede... -La mujer no parece estar muy segura, pero lo deja correr-. Pero no es la única desaparición. Hace unos días, Jorik. Dijisteis que probablemente se le había llevado el frío o los lobos, pero... ¿Y si fue esa criatura?

Muchos se miran, incómodos. Lo que Frigda propone parece cada vez menos ilusorio, más real y aterrador.

-Y hace un mes -Mira al hombre que está sujetando a Eskol-. Godwin, tu esposa...

-Frigda, te lo advierto -El hombre ha fruncido el ceño en actitud poco amistosa-. No vayas por ahí.

Detectas murmullos y miradas. Parece que, sea quien sea la esposa de Godwin, parece ser un tema tabú.

-¡Pero piénsalo! ¿Por qué te iba a abandonar, de forma tan repentina? Quizás se adentró en el bosque, y...

-¡Brunhi es una zorra desagradecida! -Dice Godwin, interrumpiendo a Frigda a gritos-. ¡Se marchó como una rata, por la noche! Si esa cosa la atrapó, entonces se lo merecía.

Un silencio sepulcral se asienta en el lugar tras las duras palabras pronunciadas.

Thaldein se aclara la garganta, mirando a Godwin.

-No queríamos tocar este tema, amigo. Sabemos lo que te afecta -Godwin se cruza de brazos, con la cara roja de la ira, pero no dice nada más-. Pero la teoría de Frigda no es una estupidez. Es posible que esa criatura lleve unas semanas con nosotros...

Frigda, que no se ha visto intimidada por la reacción de Godwin, interrumpe a Thaldein.

-Unos meses, quizás. Thaldein, hay alguien más. Sé que la posibilidad te asusta, pero es posible que...

-No -Interviene Thaldein, tajante, con un tono que no deja lugar a réplicas-. Esa posibilidad ni siquiera existe.

Su mirada ha cambiado, su actitud es fría y firme. Casi no parece él. Frigda le observa con tristeza durante unos segundos, luego baja la cabeza y no dice nada más. El tema no vuelve a tocarse, aunque la idea de que la criatura lleva un tiempo rondando la aldea empieza a darse por hecho a partir de entonces.

Parece que a Eskol lo que más le interesa es el trono, pero al menos ha accedido a que Thaldein sea el jarl, temporalmente. Aunque con esto han conseguido que el pueblo esté divido, un jarl debe conseguir exactamente lo contrario, unirlos, no sé como acabará esto.

Hay dos bandos claramente diferenciados y unos cuantos indecisos, que por lo que parece solo quiere ser oídos y montar alboroto, seguramente en busca de algún favor de alguno de los candidatos. Obviamente yo me decanto por el bando de Thaldein, no solo por que sea mi amigo, sino por que aún no he esclarecido mis dudas sobre Eskol. Observo a éste último con curiosidad, es curioso como alguien como él pueda contar con tantos apoyos, Rorar lo apoya, pero yo diría que es más por la fidelidad a Einar y su desprecio por Thaldein - En verdad es suficiente motivo - Aunque la verdad, la mayor parte de sus apoyos serán por fidelidad a Einar, Rorar no será un caso aislado.

Es entonces cuando la conversación se torna en cuanto a la bestia, un enemigo más peligroso que el hijo del difunto jarl y que me afecta más directamente, puesto que sino quedaré atrapado aquí en Sultünge, y tengo mis propios asuntos que atender. No pierdo detalle de las distintas estrategias y argumentos de los presentes y por lo que parece, Frigda tiene toda la razón, el monstruo puede llevar aquí mucho tiempo.

Ha habido varias desapariciones a lo largo de este mes y Hadar dijo que encontró un cadáver por aquí.

Einar no le dio gran importancia, supongo que culparía a los bandidos que asaltaron a Saga, pero bajo este haz de luz, esto es lo más probable, el monstruo lleva aquí más tempo del que creíamos.

La enumeración de victimas no para, hasta llegar a una que parece afectar a Thaldein. - ¿Quien es amigo? - No obstatne eso es algo que tengo por que saber asi que doy un paso al frente y pido la palabra.

- Por lo que parece, lleváis mucho tiempo sufriendo los ataques de esta criatura, eso ahora mismo es irrelevante, lo importante es actuar ante el problema. No queremos que Sultünge tenga más muerte, no contamos con muchos guerreros, pero si luchamos unidos - agito mi puño cerrado frente a mi - podemos acabar con el monstruo y vengar a Einar. Salir del pueblo en masa puede ser una solución, pero ¿y si el monstruo ataca en la noche, mientras nos encontramos en el bosque? ¿Cuanto caerían en la primera noche? ¿Y en la segunda? Una partida de caza estaría bien, pero el pueblo estaría indefenso ¿Os queréis arriesgar a eso? Yo creo que lo más oportuno frente a esta bestia es tenderle una trampa, luchar donde tengamos ventaja y donde no pueda atacar por sorpresa. Al igual que Thaldein, yo tambien luche contra el monstruo y es realmente fuerte. Debemos actuar, pero con cabeza, este pueblo ya ha visto suficiente sangre  derramada por ese demonio blanco.

Tu comentario hace asomar varios murmullos de afirmación, pero al final acaba perdiéndose entre muchas otras propuestas. Sin embargo, ves como Thaldein asiente, conforme... Y que se decida que él será el que tome la decisión, más adelante, es un punto a tu favor. Estás seguro de que no desoirá tus consejos.

El siguiente tema del que se habla es la comida. Al parecer, entre lo que se pudo rescatar del granero y lo que han aportado los vecinos de sus reservas personales, se han podido reunir provisiones suficientes para dos días o tres días, si se racionan de forma adecuada. Bastante poco, en realidad. Los cazadores pueden intentar conseguir algo más en el bosque, alargando el tiempo de supervivencia a una semana, con suerte, o un par de días, en el peor de los casos. Claro que eso supondría internarse en los bosques, donde mora la criatura.

La situación, por tanto, no es demasiado esperanzadora.

De nuevo, se proponen varias soluciones. Mandar una comitiva a Lagerat, a dos días de camino, para intentar comprar algunos víveres. Cabalgar hacia Hermagor, a una semana, para conseguir un buen cargamento de provisiones. Realizar partidas de caza, para intentar conseguir todas las piezas posibles a pesar de lo avanzado del invierno. Buscar los restos de la comitiva de la que hablaba la traductora, para intentar rapiñar algo de comida. Abandonar la aldea. Según avanza la discusión, los rostros se van volviendo más sombríos. Todos han empezado a darse cuenta de lo crítica que es la situación.

Es entonces cuando se oyen los cascos de un caballo, acercándose a la aldea.

De repente, todo el mundo guarda silencio. Todos miran en la dirección del sonido, y Thaldein, Fredrick, Rorar y un par de hombres más se dirigen hacia allí para echar un vistazo. El thing parece haber llegado a un punto muerto, por lo que, si hay que hacer un alto, ese momento parece el más indicado. Casi como si hubiera sido elegido adrede.