Partida Rol por web

Nieve y Hambre, capítulo 1: La silueta entre los árboles

3.5 - Las cartas sobre la mesa

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25/10/2016, 12:41
Director

La aldea de Sultünge es, como ya habías podido ver la noche anterior, bastante escasa en habitantes, y eso se traduce en un círculo no demasiado grande. El thing, que en este caso parece consistir en una simple asamblea en la explanada central del pueblo, parece haber empezado hace un buen rato, por las caras de cansancio que muestran algunos. El frío es intenso, pero parece que el cielo ha decidido dar un pequeño respiro a los habitantes de la aldea. Una suerte, porque el ambiente sería mucho más cargado si la reunión se realizara en un sitio cerrado.

Aunque no os da tiempo a contarlos a todos, dudáis que el número de personas allí presentes llegue al medio centenar. Casi parece más una reunión de vecinos, aunque la naturaleza solemne y casi sagrada del evento se respira en el ambiente, puede que debido a las expresiones serias que tienen todos en la cara, o quizás al silencio que reina mientras os acercáis a ellos. Todos os miran con curiosidad, pero entre todas las caras, apenas si tienes tiempo de buscar algunos rostros conocidos, que te llaman la atención.

Renmo, por ejemplo, parece haber asistido a pesar de sus heridas, bastante graves. Lleva toda la cara vendada, y se sitúa al lado de otro hombre que, a pesar de tener el rostro intacto, parece haber sufrido heridas más graves aún por el resto del cuerpo, pues a diferencia de Renmo apenas si puede mantenerse en pie. Los dos deberían estar descansando, guardando reposo para poder recuperarse del daño causado. Ni siquiera apostarías porque vayan a recuperarse del todo: A veces, un mal corte puede desembocar en una enfermedad mortal, y el cuerpo humano tiene un límite. Que, a pesar de ello, hayan decidido asistir, solo refuerza la idea de que aquella reunión es más decisiva de lo que parece. Y como no: Es muy probable que el destino de Sultünge quede sellado según las decisiones que se tomen esa mañana.

Ashe está a no mucha distancia de ellos, acompañada por el incansable Dag, que te observa con curiosidad. Mientras que la actitud de la primera es fría y seria, no más que una máscara pétrea que no deja pasar los sentimientos, sean cuales sean, que haya por debajo, la del niño es un verdadero poema. Habló contigo el día anterior, y parece que le caíste bien. Para él, debe ser extraño verte aparecer de nuevo, esta vez como una posible fugitiva y como el centro de atención. ¿Qué estará pensando en estos momentos?

Frigda también está en el círculo, con las otras dos mujeres que constituyen el resto de su familia femenina. Os dirige una mirada seria y firme, aunque carente de connotaciones. Quizás está herida por vuestro robo, la noche anterior, o puede que sus sentimientos tiendan más hacia la compasión, o la ira. Poco puedes deducir, la verdad, aunque estás segura de que no estará exactamente encantada de haber descubierto vuestra argucia. También te llama la atención, en otro lado del círculo, un hombre bastante mayor, probablemente el más anciano de la aldea, que parece sentarse en una de las pocas piedras y troncos que hay repartidos por el círculo. Ni siquiera os está mirando, si no que tiene la vista clavada en el suelo, como si los gusanos y piedrecitas que hay entre la hierba fueran más interesantes que vosotras. Sin embargo, la gente a su alrededor parece dejarle cierto espacio, y no dejas de detectar miradas que se clavan en él, de reojo. Tiene toda la pinta de que es él quien está dirigiendo el thing, probablemente debido a ser el que más tiempo ha vivido dicha tradición, con diferencia.

Luego están los forasteros, cuyo número ahora aumentado por vuestra presencia resalta en un grupo tan reducido como es la comunidad de Sultünge. Allí presentes están Add, Ahmel, Ingur y Resmit. El primero tiene los ojos entrecerrados y cara de sueño, y no parece entender nada de lo que está ocurriendo. Ahmel, el tayahar, sin embargo, se ha sentado en una roca apartada y no deja de escribir notas con una energía bastante admirable. Os mira de reojo cada pocos segundos, mientras lo hace, y podrías decir que incluso parece bastante contento de que todo este follón haya ocurrido. Ingur, que os dirige una sonrisa que no augura nada bueno, se apoya contra un árbol cercano, observando la reunión a poca distancia con los brazos cruzados. La ausencia de Hadar, por otro lado, es bastante inquietante. Los tres se han situado fuera del círculo, al igual que Resmit, que va a situarse justo a unos pasos de distancia de la familia del tal Thaldein. A vosotras, sin embargo, os hacen un hueco, casi obligándoos a situaros en un punto destacado, en el que todos puedan veros. Parece que no vais a libraros de tener que contar vuestra historia.

Pero la persona que más resalta, aquella cuya mirada se clava en ti como un par de cuchillos afilados, es la de Jostein. El joven parece nervioso, y lo oculta fatal. Se muerde el labio, e intenta disimular, y solo gracias a que nadie le presta atención se salva de las sospechas. Porque tú y él sabéis que, la noche anterior, os ayudó, aunque fuera solo por inacción. Porque, si eso se llega a descubrir, estará tan metido en ese lío como vosotras. Vuestros ojos se cruzan por unos segundos, antes de que él aparte la mirada.

La cosa no pinta muy bien.

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25/10/2016, 13:03
Director

La aldea de Sultünge es, como ya habías podido ver la noche anterior, bastante escasa en habitantes, y eso se traduce en un círculo no demasiado grande. El thing, que en este caso parece consistir en una simple asamblea en la explanada central del pueblo, parece haber empezado hace un buen rato, por las caras de cansancio que muestran algunos. El frío es intenso, pero parece que el cielo ha decidido dar un pequeño respiro a los habitantes de la aldea. Una suerte, porque el ambiente sería mucho más cargado si la reunión se realizara en un sitio cerrado.

Aunque no os da tiempo a contarlos a todos, dudáis que el número de personas allí presentes llegue al medio centenar. Casi parece más una reunión de vecinos, aunque la naturaleza solemne y casi sagrada del evento se respira en el ambiente, puede que debido a las expresiones serias que tienen todos en la cara, o quizás al silencio que reina mientras os acercáis a ellos. Todos os miran con curiosidad, pero entre todas las caras, apenas si tienes tiempo de buscar algunos rostros conocidos, que te llaman la atención.

Renmo, por ejemplo, parece haber asistido a pesar de sus heridas, bastante graves. Lleva toda la cara vendada, y se sitúa al lado de otro hombre que, a pesar de tener el rostro intacto, parece haber sufrido heridas más graves aún por el resto del cuerpo, pues a diferencia de Renmo apenas si puede mantenerse en pie. Los dos deberían estar descansando, guardando reposo para poder recuperarse del daño causado. Ni siquiera apostarías porque vayan a recuperarse del todo: A veces, un mal corte puede desembocar en una enfermedad mortal, y el cuerpo humano tiene un límite. Que, a pesar de ello, hayan decidido asistir, solo refuerza la idea de que aquella reunión es más decisiva de lo que parece. Y como no: Es muy probable que el destino de Sultünge quede sellado según las decisiones que se tomen esa mañana.

Ashe está a no mucha distancia de ellos, y mantiene una fría, seria, no más que una máscara pétrea que no deja pasar los sentimientos, sean cuales sean, que haya por debajo ¿Qué estará pensando en estos momentos? Frigda también está en el círculo, con las otras dos mujeres que constituyen el resto de su familia femenina. Os dirige una mirada seria y firme, aunque carente de connotaciones. Quizás está herida por vuestro robo, la noche anterior, o puede que sus sentimientos tiendan más hacia la compasión, o la ira. Poco puedes deducir, la verdad, aunque estás segura de que no estará exactamente encantada de haber descubierto vuestra argucia. Gerdah, a su lado, te mira con cierta preocupación, mordiéndose el labio. Ayer parecía bastante apegada a ti... ¿Qué opinará de lo que ha ocurrido? ¿Se sentirá decepcionada, sospechará de que no eres más que una mala actriz? ¿O quizás está inclinada a creer tu versión, a darte un voto de confianza? Haber intimado con ella la noche anterior puede resultar en una posible ventaja, en el segundo caso, aunque dudas que el voto de una chiquilla de su edad tenga demasiado peso, si es que tiene alguno. También te llama la atención, en otro lado del círculo, un hombre bastante mayor, probablemente el más anciano de la aldea, que parece sentarse en una de las pocas piedras y troncos que hay repartidos por el círculo. Ni siquiera os está mirando, si no que tiene la vista clavada en el suelo, como si los gusanos y piedrecitas que hay entre la hierba fueran más interesantes que vosotras. Sin embargo, la gente a su alrededor parece dejarle cierto espacio, y no dejas de detectar miradas que se clavan en él, de reojo. Tiene toda la pinta de que es él quien está moderando el desarrollo el thing, probablemente debido a ser el que más tiempo ha vivido dicha tradición, con diferencia.

Luego están los forasteros, cuyo número ahora aumentado por vuestra presencia resalta en un grupo tan reducido como es la comunidad de Sultünge. Allí presentes están Add, Ahmel, Ingur y Resmit. El primero tiene los ojos entrecerrados y cara de sueño, y no parece entender nada de lo que está ocurriendo. Ahmel, el tayahar, sin embargo, se ha sentado en una roca apartada y no deja de escribir notas con una energía bastante admirable. Os mira de reojo cada pocos segundos, mientras lo hace, y podrías decir que incluso parece bastante contento de que todo este follón haya ocurrido. Ingur, que os dirige una sonrisa que no augura nada bueno, se apoya contra un árbol cercano, observando la reunión a poca distancia con los brazos cruzados. Los tres se han situado fuera del círculo, al igual que Resmit, que va a situarse justo a unos pasos de distancia de la familia del tal Thaldein. A vosotras, sin embargo, os hacen un hueco, casi obligándoos a situaros en un punto destacado, en el que todos puedan veros. Parece que no vais a libraros de tener que contar vuestra historia.

La ausencia de Hadar es bastante inquietante.

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25/10/2016, 13:09
Thaldein

Mientras estáis volviendo a la aldea, Thaldein se aparta un momento para decirte algo al oído.

-Atento, amigo. No me fío de ellas, quizás han tramado algo. Ten los ojos bien abiertos...

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25/10/2016, 13:34
Thaldein

Thaldein da un paso al frente, reclamando la atención de los suyos.

-Estas dos mujeres -Dice, mirando a Saga y Bedelia de reojo-, han regresado aquí, desarmadas y por su propia voluntad, para ayudarnos. Os pido a todos que escuchéis su historia con atención, antes de realizar ningún juicio de valor.

Nadie dice nada, lo que Thaldein interpreta como una confirmación. Inmediatamente da un paso atrás y, mirando a las dos mujeres, asiente con la cabeza, invitándolas a intervenir.

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25/10/2016, 15:19
Saga Olrik

Aquella era el tipo de brecha que si uno sabía apreciar, podía usar a su favor. Thaldein, aparentemente en sucesión de Einar, parecía ser la clase de líder que escucha antes de juzgar. Eso era un rallo de luz dorada en medio de aquella tormenta, y Saga esperaba poder volverlo a su favor.

Caminó erguida, regia, la vista al frente con una inquietante calma que enmascaraba el horror de los acontecimientos. Y si bien evitó mirar a otros, no pudo ocultar breves vistazos entre rostros familiares, formando en su mente el discurso que llevaba fraguando durante todo el camino

La hedense asintió, miró brevemente a Bedelia como pidiendo permiso y avanzó. Mientras lo hizo desabrochó su capa doblándola cuidadosamente.

-Gracias, Thaldein. Sé que nuestras palabras van a levantar susurros, dudas y disputas, pero por favor, os ruego escuchéis atentamente hasta el último momento. Todo lo que voy a mencionar tiene un por qué. -Dejó la capa a sus pies y oteó entre la gente juntado las manos a la altura del pecho, quizá buscando palabras o un valor extraviado en el transcurso de los hechos.

-Mi nombre es Saga Olrik. Me dirigía con mi skalmo hacia el clan Thurizung cuando la caravana en la que viajaba fue asaltada. Ese hombre, Ingur, venía en la misma comitiva. Escapé en medio de la lucha gracias a mi fiel skalmo, pasé la noche vagando en el bosque y ayer por la mañana Yngrid me encontró y me guió aquí, sana y salva. No conocía a ninguno de los forasteros. Sigo sin conocerlos.

Cuando Einar nos ofreció su hospitalidad y los Yormef abrieron su bocaza, intenté interceder por ellos. ¿Por qué? Porque el invierno ya es demasiado cruel y devastador sin que nosotros pongamos de nuestra parte, pero Einar decidió echarlos y yo acepté esa decisión. Después de todo, no los conocía. Pero sí ofrecí, y no me arrepiento de ello, ayuda a Thorir si en algún momento deseaba limpiar su nombre. Me pareció que bajo su orgullo estaba desesperado de verdad.

Más tarde, durante la fiesta, me enteré por Ingur de que mi skalmo probablemente ha fallecido. Abandoné la casa, acongojada, y Einar vino a mi encuentro. Me cedió su capa. -Extendió la mano señalando la capa que permanecía plegada a sus pies-. Hablamos brevemente, justamente de Thorir y Drunfo y su comportamiento, y entonces escuchamos un ruido. Él corrió hacia el cobertizo; yo entré a buscar ayuda, como recordaréis.

Fue justo al regresar junto al granero, tras aparecer Renmo, cuando divisé algo a lo lejos. Eran los Yormef, y me pareció tremendamente estúpido e ilógico que si ellos habían prendido fuego al cobertizo, estuviesen regresando al lugar de los hechos… así que me escabullí en busca de una explicación antes de dar la alarma.

Thorir montaba su corcel y Drunfo, el gigante, estaba inconsciente. Ambos gravemente heridos pero sin signos de quemaduras. Les habían atacado y buscaban ayuda desesperadamente, tanto que habían vuelto a suplicarle a vuestro jarl. No parecían los culpables y supe que si en aquel preciso momento daba la voz de alarma, no habría juicio ni argumento posible para evitar que Einar los degollase allí mismo, así que le dije que fuese al vé. Al volver, ya estaba formada la partida de caza. Pensé en intervenir, pero no lo hice. En vez, hablé con Bedelia para que me ayudase ya que ella conocía a Drunfo previamente, y supuse que estaría dispuesta a ayudar y a creer en su inocencia.

Sí, les asistimos. Traté sus heridas, robamos un caballo y huimos en busca de un lugar donde ponerles a salvo. Lamento profundamente haber traicionado de forma tan terrible vuestra confianza, en especial la vuestra, Frigda y Gerdah. No es justificación y lo hice porque si ellos no eran los que habían prendido fuego al cobertizo, alguien más había sido y si Einar les daba muerte, no habría forma posible de convencerle de que el culpable estaba en otra parte. También dejé un mensaje en el vé, pues no era huir mi intención sino ponerles a salvo y después regresar, como hemos hecho. Si nadie lo ha encontrado, debería seguir allí: un broche hedense con forma de dragón, un mensaje y dos mechones de pelo.

Lugo, Bedelia escuchó gritos y signos de pelea… Temí que fuesen bandidos o algo incluso peor. Así que nos fuimos y dimos con Yngrid, quien accedió a regañadientes a cobijarnos hasta el alba. Una vez a salvo pude examinar su grave estado. Han sobrevivido de milagro, y me gustaría hacer notar que fueron atacados por la espalda, no en combate singular.

Tan pronto ha amanecido, hemos regresado, pues en ningún momento pensamos en ofender o traicionar vuestra hospitalidad. Sé que no hemos actuado de la forma más correcta y, créanme, lo que menos me apetece es ser ajusticiada o expulsada en pleno invierno. Pero actué de la forma que considero honrada para hacer justicia. Los Yormef ofendieron a Sultünge y por ello se les denegó ayuda, ¿pero muerte sin juicio? Eso no me parece correcto y actué en consecuencia. Me hago cargo de mis actos, por eso estoy aquí. Si ellos no nos acompañan ahora mismo es porque no pueden ni levantarse. Gracias por escucharme.

Notas de juego

Este post es un resumen de mi partida, básicamente xD

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25/10/2016, 16:02
Bedelia

Bedelia recorrió el pequeño camino en completo silencio y con cara seria. Al llegar al thing, repasó todos y cada uno de los rostros que allí se encontraban, pero sin detenerse especialmente en ninguno. Estaba nerviosa, aunque decidida al mismo tiempo. Agradeció en silencio que Saga comenzase el discurso. Ella tenía más experiencia en aquel tipo de situaciones y le dejaba tiempo para serenarse, respirar profundamente y poner en orden las ideas que quería transmitir.

Cuando la intérprete terminó de hablar, Bedelia la miró y asintió, reforzando sus palabras. Había llegado su turno.

-Me llamo Bedelia-Comenzó, impostando la voz-y llegué a Sultünge junto con Drunfo por completo azar, sin conocer al gigante. Nos cruzamos por el camino e intercambiamos unas cuantas palabras antes de que el tiempo nos obligase a apretar el paso y llegar hasta aquí lo más rápido posible. Después de venir nos dirigieron al gran salón, donde nos encontramos con el resto de viajeros, y durante las presentaciones fue cuando Drunfo discutió con Thorir, alterando el ambiente pacífico y forzando que Einar les echase.

Hizo una pequeña pausa que aprovechó para humedecerse los labios.

-Mi papel en esta historia comienza poco después del incendio. Como ya ha relatado Saga, entró corriendo en el gran salón para advertirnos y me uní a las tareas de contención. Fue entonces cuando llegó Renmo, herido, y nos informó de que los Yormef habían vuelto. Aquella situación era tan confusa para mi como lo era para cualquiera, pero aquí es donde mi historia y la de Saga confluyen. Como ya os ha dicho, habló conmigo para intentar esclarecer lo que estaba ocurriendo. Les había visto detrás del granero, malheridos, y por mi conversación con Drunfo sabía que algo no cuadraba. El gigante es transparente, alguien que no necesita ocultar su personalidad. Irreflexivo y obstinado, si, pero capaz de cometer una venganza tan desproporcionada no.

Fue entonces cuando se formó la partida de caza, y entendí con completa claridad que teníamos dos opciones. Interceder por Drunfo y Thorir, protegiendo de la ira de Einar a unos fugitivos, o dejar que la partida les encontrase y ejecutaran a dos hombres inocentes sin defensa posible. Debo añadir, remarcando lo que Saga ya ha dicho, que si morían el verdadero culpable quedaría exento.

Dejó que sus palabras calasen antes de continuar.

-Me adjudico la autoría del robo del caballo, las mantas y la comida. Devolveré las dos primeras cosas, y repondré como pueda la tercera, pero tuve que hacerlo para que hubiera una mínima posibilidad de supervivencia, porque de otra manera habrían muerto sin juicio ni defensa posible. Habría sido una ejecución nacida de la venganza, no de la justicia.

Tragó saliva, preguntándose si debía añadir algo más.

-Siento que vuestra confianza y hospitalidad se viera asaltada de esta manera, pero creímos que la verdad valía la pena. Gracias por la oportunidad de explicarnos.

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26/10/2016, 15:10
Eskol

Tras las palabras de Bedelia, el silencio que inunda Sultünge parece haber cobrado forma propia. Como algo que se respirara, se sintiera, se pudiera palpar y mirar. Un silencio tenso, un silencio que podría acariciarse con los dedos, que inunda cada una de las mentes allí presentes, mentes que intentan asimilar aquella oleada de detalles a sus propias experiencias. La historia contada no parece tener fallos, no parece falsa. Las dos mujeres han hablado con aplomo y determinación, han mantenido la voz firme, han mostrado una expresión decidida. En sus ojos parece leerse la sinceridad. Quizás muchos quieran creerlas. Quizás otros estén buscando fallos en la versión que han dado. La mayoría, simplemente, se limita a contener el aliento. Esperando. Pues todos parecen saber que, a continuación, llegará el veredicto.

Y el veredicto llega.

Un hombre da un paso al frente, tambaleándose. No es Thaldein, ni tampoco alguno de los guerreros que fueron a escoltar a las dos mujeres al thing. Tampoco es el anciano, que tiene los ojos cerrados, pensativo. El que avanza es uno de los dos heridos, aquel que se situaba cerca de Renmo. Muchos de los rostros ya se habían girado hacia él antes siquiera de que empezara moverse. Su voz, débil y temblorosa, no es más que un susurro, pero la calma que parece reinar en el lugar, interrumpida solo de forma ocasional por algún graznido lejano, hace que todos oigan claramente lo que quiere decir.

-Mi nombre… Es Eskol. Soy el hijo de Einar… Y el jarl de Sultünge –Mira a las dos durante unos segundos, recuperando el aliento. La presentación, innecesaria quizás para el resto de los asistentes, es un detalle por su parte al tener en cuenta que, al no haber estado presente la noche anterior, es la primera vez que se encuentra con ellas-. He escuchado… Vuestras palabras… Y creo que… O bien mentís… O bien habéis sido… Engañadas…

Se levantan murmullos, pero cuando Eskol vuelve a hablar, todos se callan.

-Renmo… Por favor… Cuenta lo que ocurrió… En realidad…

Notas de juego

Nada de postear hasta que papá Kyra lo diga, ¿ok? Que tengo más cosicas

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26/10/2016, 15:24
Renmo

El otro herido, da un paso adelante ayudado por otro de los hombres que están con ellos. Al hablar, su voz suena ronca y débil, pero al menos él puede alzar la voz.

-Como estas dos forasteras han dicho, y como muchos ya sabéis, ayer se expulsó a los Yormef de Sultünge. No fue solo por su comportamiento, como ellas afirman, aunque sin duda tuvo algo que ver. Lo que quizás algunos no sabéis, y ellas se han preocupado de omitir en su explicación, es que los dos son fugitivos buscados por su propio clan.

No parece que todo el mundo estuviera enterado, aunque nadie dice nada al respecto. Probablemente ya se imaginaban, después de lo que oyeron la noche anterior, que no eran trigo limpio.

-Einar –Continúa Renmo-, era un gran líder, como todos sabéis. Él nunca habría condenado a alguien a una muerte segura solo por faltarle al respeto. Era orgulloso, sí, pero… ¿Qué buen líder no lo es? Y no era tan obcecado como para decidir el destino de un extraño tan a la ligera –Hace un gesto de dolor. Es fácil imaginar que no debe de ser agradable hablar tan alto con esas heridas en la cara. Cada movimiento de sus labios desemboca en una mueca que deja intuir lo mal que lo debe estar pasando, aunque él en ningún momento se queja-. Si expulsó a esos dos bastardos fue por seguridad. Por nuestra seguridad.

Hace una pausa, para mirar a sus paisanos.

-Sí, amigos. Einar nos reunió más tarde, a Eskol, a Halki, a Poika y a mí. Confiaba en nosotros, y nos contó lo ocurrido. Nos explicó que dar cobijo a dos fugitivos podría desembocar en la ira del clan Yormef. Nos dijo que consideró la posibilidad de hacerlo igualmente, mostrando piedad, si ellos se comprometían a mantenerlo en secreto. Pero desde el primer momento en el que entraron en el salón, demostraron ser personas inestables, violentas, desafiantes. Dos lobos, enfrentados entre sí, capaces de traer la tragedia a nuestros hogares. No estuve allí, no pude verlo. Pero Einar así lo juzgó, y yo me fío de su palabra. Si eso no os vale, confiad al menos en el juicio de uno de los nuestros.

Se gira hacia Ashe.

-Tú estuviste allí, Ashe. Creo que aquí nadie pone en duda tu honradez. ¿Qué viste?

Notas de juego

Wait for it...

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26/10/2016, 15:27
Ashe

Ashe parece meditar la respuesta. Cuando habla, su voz suena fría, desprovista de emociones.

-Negaron los crímenes de los que se les acusaban… Pero podría llegar a creer que los cometieron. Sin embargo, también es posible que dijeran la verdad, y les perdiera su arrogancia. Su comportamiento fue horrible, de eso no cabe duda… Pero no creo que pueda esclarecer si realmente eran una amenaza, o no.

Notas de juego

Wait for iiiiiiit....

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26/10/2016, 16:00
Renmo

-Ya lo habéis oído –Continúa Renmo, satisfecho con la respuesta-. Ni siquiera Ashe fue capaz de leer sus intenciones. Einar, sin embargo, debía tomar una decisión. ¿Arriesgarse a cobijar a dos posibles peligros para nosotros, que podrían suponer un futuro conflicto con un poderoso clan? Sé que muchos todavía podríais guardar dudas respecto a su decisión. Si puedo decir  algo más para justificar su decisión, añadiré que Einar, decidido a no convertirse en su verdugo, se limitó a expulsarles. Un jarl menos compasivo les habría prendido y los habría entregado al clan Yormef. Porque la ley es la misma en todos lados, y el mismo juicio que ahora estas dos forasteras reclaman para ellos es el que debería celebrarse… ¡En su propio clan! Pero no, Einar no buscaba enemigos. Suficiente tenemos ya con sobrevivir a los inviernos en esta zona del mundo, como para estar preocupándonos por ganar más amenazas.

Cierra los ojos, probablemente abrumado por el dolor. Sin embargo, sabe que tiene la atención de los suyos. Que todos le están escuchando. Así que sigue hablando.

-Que se fueran, que nos dejaran en paz. Sí, ser expulsados allí afuera –Señala al bosque con su mirada-, podría haber supuesto su muerte… Pero también podrían haberlo cruzado, con algo de suerte. Esa, al menos, era la intención de Einar… Hasta que el bastardo se despidió. “Volveremos a vernos”. Esas fueron sus palabras. ¡Volveremos a vernos! Una amenaza, en toda regla. Y aun así, Einar se negaba a creerlo. Nos reunió, nos dijo que tuviéramos los ojos bien abiertos. Que vigiláramos, por si acaso volvían con intención de vengarse. ¿Y a que no os imagináis lo que encontramos?

Esboza una sonrisa, carente de todo humor.

-Tenía razón. Porque, aun habiendo sido expulsados poco después del mediodía, decidieron acampar a las afueras del pueblo. ¿Por qué tan cerca de nosotros, si tenían todavía muchas horas de luz para recorrer el máximo camino posible? ¿Por qué a esa distancia, suficientemente cerca como para vigilarnos de cerca pero lo suficientemente ocultos para que no se les viera a primera vista? ¿Por qué arriesgarse a perder tiempo en este lugar, cuando podrían haber recorrido varias millas antes de que oscureciera, en dirección a otro pueblo o refugio en el que protegerse del frío?

Cruce de miradas. Nadie dice nada, pero la respuesta comienza a hacerse obvia.

-Si no lo habéis adivinado, yo os lo diré. Porque no tenían pensado irse. Nadie que bosque dejar atrás Sultünge tomaría esas decisiones, a menos que sea realmente estúpido. Y yo digo que no eran estúpidos, no. Lo que yo creo, y es lo mismo que creía Einar, es que tenían pensado volver. Por la noche, cuando estuviéramos dormidos, indefensos. Puedo llegar a entenderles, incluso. Puede que pensaran que no tenían ninguna otra alternativa. Puede que creyeran que Einar se confiaría, y que podían cogerle por sorpresa, quizás para matarle, quizás para exigir caballos y provisiones a cambio de dejarle con vida. Quién sabe. Pero Einar no era ningún idiota. Así que decidimos actuar antes que ellos.

Mira a Saga y Bedelia, con una expresión dura.

-Y en este punto de la historia es donde, simple y llanamente, habéis mentido. Porque no fueron atacados por la espalda. ¡Porque, a pesar de todo, Einar estaba dispuesto a darles una oportunidad más! –Parece furioso, tanto que alza la voz. Las vendas de su rostro empiezan a mancharse de rojo, pero le da igual. El recuerdo de lo ocurrido parece dolerle más que sus heridas-. ¡A esos dos hijos de puta! ¡No quería matarles!

Intenta calmarse, pero su respiración se ha vuelto agitada.

-Fuimos hasta su refugio, les exigimos que salieran, que depusieran las armas. Nuestro objetivo era prenderles, encerrarles en la casa del propio Einar, asegurarnos de que no nos causaban ningún daño. Luego, cuando pudiéramos permitírnoslo, les llevaríamos a Lagerat en nuestros caballos, apresados, para dejarles en manos de los líderes de nuestro clan. Ellos decidirían su destino. Sería el clan Baldisung, en conjunto, el que tomaría la decisión. Y, si les entregaran al clan Yormef, tendrían derecho a un juicio. ¡Como dicta la ley!

Recupera el aliento, y luego baja la mirada.

-Pero ellos no aceptaron. Aquella… Bestia. El grande. Se lanzó contra nosotros como un oso enfurecido. Intentamos defendernos. Éramos cuatro contra dos, estábamos seguros de nuestra victoria. Ni siquiera queríamos matarles, incluso en ese momento, solo herirles, reducirles para poder traerles de vuelta. Pero ellos… No eran humanos. Nos destrozaron. Nuestras armas se rompían al entrar en contacto con las suyas. El grande partió a Halki por la mitad, como si fuera mantequilla…

Varias personas se remueven, inquietas. Renmo se toma unos segundos antes de volver a hablar. Cuando lo hace, tiene un tono más bajo. Parece que las heridas, reabiertas, están empezando a hacer mella en él.

-El resto ya lo sabéis… Solo yo conseguí volver. Poika, el único que quedaba entero, se quedó para cubrir mi huida. Cuando Einar y los otros fueron a buscarles, solo Eskol seguía vivo.

Mira a Bedelia.

-Insinuar que les atacamos por la espalda, que intentamos asesinarles como a perros… No es solo ofender a nuestra hospitalidad, hedense. Es ofender mi honor, y el de mis compañeros.

Notas de juego

Uno más

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26/10/2016, 16:00
Eskol

Eskol vuelve a intervenir.

-Ya basta, Renmo... Puede que ellos... Las engañaran.

Os mira, con expresión inmutable.

-Habéis escuchado... La verdad... ¿Qué decís... Al respecto...?

Todo Sultünge clava sus ojos, de nuevo, en las dos mujeres.

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26/10/2016, 16:07
Saga Olrik

Saga permaneció de pie, rígida y procurando no dejar que las palabras de los norteños atravesaran su pálido semblante. Se estaban desviando del tema principal adrede y, aunque no podía poner la mano en el fuego por ellos, sabía lo que había visto.

-Pensaba que la razón de su expulsión era de dominio público. Error mío, me disculpo, pero en cualquier caso me posiciono como Ashe. No tengo nada que añadir respecto al ataque. No pretendo ofender vuestro honor ni el de nadie, pero si fue un combate singular, estaría bien explicar cómo terminaron con dos enormes tajos en la espalda. Podéis ir a casa de Yngrid y examinar sus heridas como yo lo hice. Al final nosotras no tenemos nada que ver, es vuestra palabra contra la suya: los hechos están grabados en vuestros cuerpos y en las muertes que causaron. En cualquier caso, eso me parece irrelevante en lo que concierne a nosotras ya que ni Bedelia ni yo tuvimos nada que ver. La razón por la que siguen vivos es simplemente porque ellos no fueron los que causaron el incendio, y entregarlos en ese momento habría supuesto una muerte inmediata por la razón equivocada. Si se les quiere ajusticiar, juzgar o entregar a su Clan por los crímenes de los que se les acusan, podéis ir a buscarlos. No los estamos escondiendo, sólo buscamos justicia.

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26/10/2016, 17:53
Renmo

Eskol asiente. Renmo niega con la cabeza.

-Nos atacaron, nosotros nos defendimos. Todo fue muy caótico, no recuerdo las heridas que mencionas. Pero incluso en un combate singular, es posible herir al oponente en la espalda, si se aprovecha un ataque fallido para rodearlo. No pretendo hacerlo pasar por un combate singular, sin embargo. No contra esos perros rabiosos. Les habíamos rodeado antes de ordenar que depusieran sus armas. Entonces fue cuando...

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26/10/2016, 17:59
Eskol

-Renmo.

Es solo un susurro, pero Renmo se calla, dejando paso a Eskol. Este último clava la mirada en Saga.

-Te creo... Hedense. Creo que... Dices la verdad... Y que tus intenciones... Son nobles.

Cierra los ojos, cansado.

-Habrá un juicio, sí. Pero no... Hasta que me recupere. Hasta entonces...

Se calla, y se tambalea. Parece a punto de desmayarse. Un hombre corre a socorrerle. Eskol le susurra algo al oído.

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26/10/2016, 18:12
Saga Olrik

Saga mostró las manos, ambas vendadas.

-Gracias, Eskol. Y mis disculpas, Renmo. Soy entendida en muchas cosas pero el combate no es una de ellas. Lamento mi error...

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26/10/2016, 18:40
Godwin

El hombre asiente, y luego repite las palabras de Eskol en voz alta.

-Eskol deb... Nuestro jarl -Se corrige, frunciendo el ceño-, necesita descansar. Thaldein, quedas al mando.

Eskol vuelve a susurrar.

-Las dos forasteras permanecerán en la sala común de Einar, vigiladas y desarmadas -Mira a Bedelia y a Saga-. Habéis traicionado nuestra confianza, pero no os juzgaremos por ello, al menos no ahora. Hay asuntos más importantes que tenemos que atender. Es solo una medida de seguridad, hasta que se demuestre que lo que habéis dicho es cierto, y el jarl tenga tiempo de reflexionar sobre lo ocurrido.

Más susurros.

-Los dos Yormef, sin embargo, quedarán apresados hasta que pueda celebrarse un juicio. Eskol garantiza que no se les ejecutará... Por ahora. Thaldein, debes asegurarte de que les traen desde casa de Yngrid, y de que quedan a buen recaudo.

Eskol no dice nada más. El hombre le acompaña hasta la sala común. Ashe va con ellos.

Notas de juego

Se van a ir Eskol y el tipo este que está haciéndole de portavoz, con Ashe. Luego volverán Ashe y el tipejo este, en un par de minutos. Hasta entonces, murmullos y silencio. Luego, cuando ya estén todos de nuevo (menos Eskol, que no ha aguantado más), seguirá el thing.

Digo todo esto por si alguno quiere intervenir entre medias de estos sucesos, que no tienen demasiada relevancia.

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26/10/2016, 23:50
Bedelia

Bedelia escucha la parte faltante de la historia con semblante inerte, y sólo cuando Renmo finaliza su intervención se permite cerrar los ojos un par de segundos, abstraerse del mundo, encontrar algo de paz. Pero al abrirlos, la sureña rescata su pasado como mercenaria una vez más. Firme, decidida, no deja que ningún rictus traspase su cara. Todavía hay cosas que esclarecer.

Faltaba escuchar la versión de los Yormef, pues la verdad se encontraba en algún punto intermedio entre las dos historias. Sin embargo, el punto que había marcado Renmo les dejaba en tan mal lugar que, por mucho que insistieran en su defensa, estaban heridos de muerte. Literalmente. Podrían ser inocentes de los crímenes cometidos en su clan, pero habían matado a dos vecinos de Sultünge. Incluso aunque lo hubiesen hecho en defensa propia ese aspecto no cambiaba.

Bedelia se obligó a frenar aquella línea de reflexión. Necesitaba descansar, pensar con tranquilidad. Pondría en orden sus ideas, y sólo entonces decidiría.

-Esta información es nueva para nosotras, pero colaboraremos como hemos hecho hasta el momento-Se preguntó si estaba bien hablar en nombre de Saga, pero siguió haciéndolo. No tenían más opción que colaborar-No podemos añadir nada más a lo que ya hemos dicho. Justificamos nuestros actos desde lo que creímos que era correcto en aquel momento, con lo que sabíamos y con lo que dedujimos que iba a pasar. Aceptamos vuestra decisión de esperar en la sala común de Einar y contestaremos las preguntas que juzguéis necesarias hacernos para arrojar luz sobre este tema.

Terminó su discurso con aquella postura conciliadora. No podía añadir nada más sin entrar en el terreno de la especulación, y por el momento decidió dejar de lado esas arenas movedizas.

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27/10/2016, 03:08
Resmit Kruik

Estoy atento a las mujeres por si intentaran algo, pero simplemente se limitan a contar una historia bastante fantástica sobre los Yormef, cuando digo que son como animales y que no tienen honor no lo hago por nada. Ese clan a llegado a donde está mediante engaños, mentiras y traiciones, por ello llevamos enfrentados a ellos durante siglos. En la historia que cuentan las mujeres no terminan de dejar claro que hacían los yormef cerca del pueblo, justo después del incendio. 

¿¡Heridos!? Claro, y siendo sus atacantes la gente del pueblo vuelven a éste en su estado para que... para que los curen cuando los habían expulsado esa misma tarde, desde luego no solo son mentirosos sino idiotas.

Después, con la intervención de Renmo el asunto queda algo mas esclarecido, no tengo nada en contra de las mujeres, pero lo que está claro es que los yormef lucharon con el grupo de Eskol. 

Aunque donde los encontramos no había ningún campamento, simplemente había signos de combate y fue cuando la bestia apareció. Y es cierto, en la reunión los Yormef se mostraron hostiles, uno huyó del ritual de las 10 espadas y el otro es buscado por su clan por asesinar a su rey por ambición ¿como pueden estas mujeres defenderlos? Cada vez tengo menos claro quien empezó el incendio la verdad...

Yo estaba con Thaldein y Halki cuando Renmo se acercó a éste último, pero yo acababa de salir de la casa del jarl, no es posible que Renmo se enterase de la reunión tan pronto, además la cara que puso Halki. Debo informar a Thaldein cuanto antes.

¿Quien atacó a quien? Eso en realidad es irrelevante, el asunto es que han matado a dos guerreros del pueblo y atacado al hijo del jarl, además son sospechosos del incendio. Eso los convierte en culpables, pero hay algo de Eskol que no me termina de convencer, ademas está actuando como el jarl, cuando hace un rato se decidió que Thaldein sería el jefe hasta que se recuperara.  Miro a mi amigo para ver como reacciona a las intervenciones de Renmo y Eskol.

Después de que Eskol se retire espero en silencio a que Thaldein dictamine que va a suceder.

Notas de juego

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27/10/2016, 23:30
Saga Olrik

Saga movió la mano para apretar con suavidad el antebrazo de Bedelia en signo de agradecimiento. Incluso esbozó una leve sonrisa que apenas tardó unos segundos en desvanecerse. Después, con la valentía y las ganas recobradas, decidió encarar la situación.

-Eskol, mi señor, por favor -intervino la hedense adelantándose varios pasos. Se agachó y recogió la capa de Einar para después mirar al jarl y sus acompañantes-. Soy buena curandera. He mantenido con vida a los Yormef y he tratado mis propias heridas sin disponer de material. Por favor... Permitidme ser de ayuda y asistiros, por supuesto, bajo supervisión.

Su mirada se volvió hacia Ashe, quien había examinado su propio estado la tarde anterior. Además, se llevó la mano al pelo para tirar el estilete a la nieve y también se descolgó la mochila extendiendo después los brazos para mostrar que no portaba nada más salvo varias bolsitas de cuero atadas al cinto. No pudo evitar tiritar al hacerlo, expuesta a las bajas temperaturas y sin pieles que la resguardasen del frío invierno.

Y es que, sin puñal ni filo que la resguardase, Saga poseía un tipo de valentía y bravura que en pocos lugares se encontraba. De la clase que arriesga el pellejo hasta el final por un ideal, una frase o una palabra bien puesta. Y poco le importaba si en aquel instante lo mejor que podía hacer era callarse y asentir. No. No mientras ella pudiese hacer algo por aquella gente.

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02/11/2016, 16:33
Ashe

Thaldein mira a Saga con el ceño fruncido cuando esta muestra el estilete, pero no dice nada. Ashe, sin embargo, es la que interviene para responder a la hedense.

-Luego se os escoltará junto a él, si así lo deseáis. Yo misma le he tratado, y está fuera de peligro.

Cuando Eskol ya ha desaparecido de la escena, suceden unos cuantos minutos de silencio enturbiados por ciertos murmullos, por lo bajo, entre los distintos grupos allí presentes. La gente está incómoda, y la mitad de las miradas están clavadas, todavía, en las dos forasteras. La otra mitad parecen estar fijas en Thaldein, que tiene la mirada baja y parece pensar en qué hacer a continuación.

Notas de juego

Venga, vamos a darle un poco de vida a esto.